Los 8 monstruos del noviazgo
12 Febrero 2013 Sandra estaba feliz con Juan que era el novio perfecto, atento, caballeroso, siempre dispuesto a pasar tiempo con ella y en apariencia era “un rey”. Sus amigas hasta la envidiaban cuando lo veían todas las tardes pasar por ella para comprarle un dulce y acompañarla a su casa. Atenciones y más atenciones, miel y más miel. Todo lo resolvía José, hasta sus tareas escolares…
Llevaban ya un mes de andar y Juan juraba amor eterno y todo lo que podía hacer para “complacerla” lo hacía… Todo a cambio de algo: de que ella estuviera todo el día, todos los días atenta a él, que contestara en un lapso no mayor a 5 minutos todos sus mensajes (promedio de 100 al día), que subiera todas …ver más…
Nooooooooo…. Sandra caía en ese momento en un abismo de pánico y de terror porque él la dejaría y entonces lo perseguía, lo jalaba, lo acorralaba, se subía a su coche para que no se fuera y la dejara ahí. Ella lo amaba mucho y él nunca lo reconoció. La gente se les quedaba viendo en donde fuera, cada vez que salían era así.
El sexto monstruo y uno de los más letales entró de pronto: LOS CELOS. Juan celaba a Sandra sin razón, le revisaba el celular y sus redes sociales (incluido su inbox) y pobre de ella que tuviera algo que pudiera ser un poquito sospechoso ya que la pondría como “chancla”, para después de haberla humillado terminara diciendo que “sólo la quería cuidar y que había muchos gandayas sueltos”. Pero Juan, por su parte, le daba todo el tiempo motivos a Sandra para estar celosa, coqueteaba con cuanta mujer podía, dejaba señales como olor a perfume y ropa de mujer que la hacían dudar y para acabar pronto todo el día se mensajeaba con “quien sabe quien” y si Sandra osaba preguntar algo, le decía muy molesto que si no iba a confiar en él que mejor terminaban. Siempre la misma amenaza. Obviamente Sandra se volvió una celosa empedernida y obsesionada en descubrir la verdad.
Esto se convirtió con los meses en un círculo