Lectura: "hombre en la inicial"
Hasta hace unos años los libros fueron custodios de la fe y la ciencia. El cine y la televisión ya se habían apoderado del gran público, pero la reserva del saber seguía en las bibliotecas (las computadoras eran aún aparatos imprácticos, del tamaño de un Aula Magna). Ahora, la cibernética se ha apoderado del último bastión de la letra impresa. Es cierto que cada comunidad religiosa conserva un libro, pero en calidad de talismán. La infancia debería ser el terreno del encuentro con la lectura: sin embargo, al ver a Chepo y Yeyo, eminentes yuppies de 8 años, jugar a las tortugas ninja, cuesta trabajo concebir la alteración mental para que lleguen, ya no digamos al Quijote, sino a Asterix el Galo. ¿Qué prodigio …ver más…
Un infierno de tardes eternas, muchachas inalcanzables, calles que conocía en todas sus cuarteaduras. En aquel marasmo, ocurrió el milagro: sonó el timbre y Jorge Mondragón, cuyo nombre de guerra era El Chinchilín, entró a mi casa ¡con un libro! Los ojos le brillaban como si contemplara la legendaria jugada de pizarrón entre el Yuca Peniche y el Morocho Dante Juárez. El ideal de Mallarmé se consumó en la recámara: para Jorge, el mundo se había convertido en un libro: De perfil, de José Agustín. No le hubiera hecho caso de no ser porque habló con un morbo fascinante. Se quedó viendo la foto del autor y dijo: * Francamente no sé cómo le hizo para ligarse a Queta Johnson. De inmediato quise saber cómo le hizo. Jorge y yo ignorábamos que se pudiera escribir ficción en primera persona, leímos De perfil como trozo de vida. Con la enorme vanidad de la adolescencia, la novela me gustó tanto como si yo la hubiera escrito. ¿Cómo había hecho el autor para conocer hasta mis tribulaciones más íntimas? El protagonista no tenía nombre porque José Agustín quería evitarme el quemón de que me reconocieran en la calle. La novela transcurría en las vacaciones entre la secundaria y la preparatoria y era demasiado semejante a mis días sin brújula. Hasta ese momento decisivo yo creía que un romance era “literario” si el beso