La segunda expancion islámica
Esa llamada ruta de las especias (prefigurada por la ruta del incienso en la Edad Antigua) fue esencial para que llegaran a occidente retazos de la ciencia y la cultura de Extremo Oriente. Por el norte, la ruta de la seda cumplió la misma función atravesando los desiertos y las cordilleras del Turquestán. El ajedrez, la numeración indo-arábiga y el concepto de cero, así como algunas obras literarias (Calila e Dimna) estuvieron entre los aportes hindúes y persas. El papel, el grabado o la pólvora, entre las chinas. La función de los árabes, y de los persas, sirios, egipcios y españoles arabizados (no sólo islámicos, pues hubo muchos que mantuvieron su religión cristiana o judía -no tanto la zoroastriana-) distó mucho de ser mera transmisión, como testimonia la influencia de la reinterpretación de la filosofía clásica que llegó a través de los textos árabes a Europa Occidental a partir de las traducciones latinas desde el siglo XII, y la difusión de cultivos y técnicas agrícolas por la región mediterránea. En un momento en que estaban prácticamente ausentes de la economía europea, destacaron las prácticas comerciales y la circulación monetaria en el mundo islámico, animadas por la explotación de minas de oro tan lejanas como las del África subsahariana, junto con otro tipo de