La ley procesal
Era una mañana como cuaquier otra. Yo, como siempre, me allaba de mal humor. Te regañe porque estabas tardando demaciado en desayunar, te grite porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendi porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levante del cabello y te empuje violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a al escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llebabas la mirada perdida. Te despediste de mi timidamente y yo solo te adverti que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regrese a casa despues de un dia de mucho trabajo, te encontre jugando en el jardin. llevavas puestos tus pantalones nuevos y