El Caballero de la Armadura Oxidada
La historia gira en torno a un caballero medieval bueno, generoso y amoroso, que dedicaba su vida a luchar en cruzadas, matar dragones y rescatar damiselas. Este caballero portaba en la lucha una bella armadura, que reflejaba unos rayos de luz tan brillantes que el sol parecía salir de él mismo en lugar del cielo. Con el tiempo el caballero se habitúa a llevar la armadura siempre puesta, sin quitársela ni para dormir. Un día, tras las súplicas de su mujer, decide quitársela y descubre que no puede. Así es como comienza un largo peregrinaje para encontrar ayuda para poder deshacerse de su armadura. En este largo viaje recibirá la ayuda del mago Merlín y de otros personajes un tanto peculiares.
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En un momento de la lectura, el mago Merlín le pregunta al caballero qué haría si logra salir del bosque, a lo que éste responde que volvería a casa con su esposa e hijo; sin embargo Merlín le pregunta: "¿Cómo podrías cuidar de ellos si ni siquiera podéis cuidar de vos mismo?" Esto no podría ser más cierto ya que nadie puede dar lo que no tiene; si no nos conocemos a nosotros mismos no podemos pretender que conocemos a alguien más; si no nos amamos a nosotros mismos no podemos pretender amar a nadie más; si no sabemos cuidar de nosotros mismos no sabremos cuidar de nadie más. Un ejemplo muy cierto que me paso hace algunos meses acerca de esto, fue cuando una amiga se acerco conmigo a pedirme un consejo sobre su relación amorosa, y como en esos momentos yo acababa de terminar una relación, se apodero de mi el coraje y el orgullo, y no le pude dar el consejo adecuado para su situación.
Atravesar el Sendero de la Verdad me enseña a enfrentarme a mi yo interior y aprender a aceptar y conocer lo que me hace diferente de los demás; es necesario llegar al convencimiento que lo importante no es lo que los demás piensen de mí, sino lo que yo sé con certeza que soy, y de qué soy capaz.
Cuando logro desprenderme de las ataduras de la vanidad y la costumbre de pretender que todos me amen y me admiren, es cuando voy a llegar al real conocimiento de mi, defectos y virtudes.
En el Castillo del Silencio