La Ultima Visita- Enrique Serna
-No es un milagro. Vengo todos los jueves, como quedamos.
-Quedamos en que no íbamos a mencionar el pacto. Si me lo vas a echar en cara no sé a qué vienes.
-Perdón. Tenía muchas ganas de verte. ¿Así está bien? ¿O prefieres que diga que te extrañaba mucho?
-No me lo creería; nos vimos el martes en casa de tu hermano. Mejor pórtate como una visita normal. Pregúntame cómo sigo del riñón o algo que suene a cordialidad forzada.
-Esas eran las preguntas que te hacía Matilde, la novia del Tato, y si mal no recuerdo la detestabas por hipócrita.
-Tienes razón, pero en ese tiempo creía en la sinceridad de las visitas. Ahora ya no me hago ilusiones. Prefiero el falso protocolo de la gente que …ver más…
-Un primo de Sergio Arozamena. Quería venir a la casa. Le dije que lo sentía mucho pero que ya no recibimos visitas y me colgó muy ofendido.
-Además de ridícula, orgullosa. Me prometiste que ya no ibas a cazar visitas por teléfono. Un día te van a visitar, pero del manicomio
-Seguro que también ahí voy a encontrar conocidos. Por esta casa desfiló medio México. Llamen de donde llamen siempre sale por alguna parte un amigo mutuo.
-Dirás un examigo, mamá.
-Para mí son algo peor: traidores.
-Nadie nos traicionó. Fuimos nosotros los que atosigamos a la gente con tanta hospitalidad. En eso Rodolfo tiene razón.
-Tu hermano ya me tiene cansada con sus teorías. Algún día entenderá que los seres humanos no tenemos remedio.
-Pues díselo en su cara, porque acaba de llegar.
-Déjalo que toque un rato. Es capaz de creer que lo estamos esperando con ansias, como esperábamos a las hermanas Iturralde cuando ya nadie se acordaba de visitarnos. ¿Te acuerdas cuánto sufríamos con sus tardanzas?
-Tú las gozabas. En el fondo eras masoquista. Masoquista y soberbia. Tu corazón de oro necesitaba los desaires de las visitas. Te servían para comprobar que los demás no se merecían el cariño de la mujer tan sencilla, tan desinteresada, tan solidaria con sus amigos. ¿Le abro ya?
-Espérate, hay que hacerlo sufrir un poco
-A lo mejor se cansa de tocar y se va. Ya sabes el genio que tiene.
-Peor para él. Si no me visita, yo tampoco lo visito el martes.
-No hables del pacto.