La Pícara Coraje: Una Representación De La Ideología Del Hombre Barroco
Podemos afirmar, por tanto, que el realismo de la novela de Grimmelshausen, incuestionable en lo tocante a la representación de la sociedad alemana durante la Guerra de los Treinta Años[4], naufraga en la representación del tipo femenino. Esta inverosimilitud contrasta frontalmente con el realismo de las novelas de pícaros masculinos, pues, aunque ellos también ansían medrar en la sociedad, todos fracasan estrepitosamente y, lo que nos parece más importante, se conforman con sus exiguos logros: “el Lazarillo se conforma con su oficio de pregonero de vinos, Pablos (...( se embarca hacia las Indias y Simplicius renuncia a las riquezas y vanidades mundanas para entregarse a la vida eremítica” (Sáinz, 1999: 40).
En contraposición a los pícaros masculinos, Coraje, aunque siempre dentro del obligado marco del matrimonio que le impone la sociedad, sí logra el propósito de su independencia. A pesar de los muchos obstáculos que debe enfrentar (la mala fama que la persigue, las sucesivas viudedades que la obligan a volver a empezar una y otra vez, el terrible episodio de su violación colectiva, su condena a muerte, la pérdida de todos sus bienes o los propios horrores de una guerra que condicionan su existencia), nuestra heroína se sobrepone a todas las adversidades, recurriendo a su astucia y a un tesón y fortaleza inauditos, en una feroz lucha por la supervivencia. Por eso, creemos poder afirmar que Coraje triunfa y alcanza, pese a todo, un