LA CONQUISTA ERÓTICA DE LAS INDIAS DE RICARDO HERREN

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Moctezuma, el emperador azteca, había sido puntualmente informado de la aparición de los españoles desde que los hombres de Hernández de Córdoba desembarcaran por primera vez. Los datos que le llegaban parecían coincidir con antiguas profecías que, por razones muy difíciles de explicar, se repetirían en las dos grandes civilizaciones americanas.
En lo sustancial, los mitos en ambas culturas, la azteca y la inca, narraban que unos seres superiores, venidos de donde nace el sol, es decir de oriente, en el caso mexica, habían enseñado a sus pueblos las artes de la civilización. Eran venerados como dioses fundadores. Pero enfadados y decepcionados con el mal comportamiento de los hombres, Viracocha en Perú y Quetzalcóatl, la serpiente
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Pero en tierras aztecas, tlaxcaltecas o totonacas, las mujeres van pudorosamente vestidas y son severamente educadas en la total sumisión al hombre dentro una sociedad ascética, militarizada, heroica, pesimista que creía ciegamente en la necesidad de realizar sacrificios humanos para satisfacía a dioses sedientos de sangre humana.
La poligamia de los señores y cierta liberalidad sexual que practicaban ellos no implicaba que no existieran reglas muy rígidas e impiedosas para castigar las conductas sexuales desviadas de una estricta ortodoxia, como el adulterio.
La sociedad azteca, en particular, dejaba muy poco espacio a los placeres instintivos: por el contrario, propugnaba un control férreo de las pasiones. Una sociedad militarizada no podía permitirse que las energías o el entusiasmo se orientasen hacia el placer o hacia un alegre amor a la vida.
Las mujeres eran educadas en el recato y en la modestia, en el silencio y la obediencia a los hombres, en muchos casos dentro de una auténtica disciplina monacal.
En el Códice florentino, parte del trabajo de recopilación de fray Bernardino de Sahagún, un padre azteca aconseja a sus hijos. Cuando le llega el turno de hablar a su primogénita le dice, hija mía, que este mundo es de llorar y de aflicciones, y de

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