Hacia Donde Volaran Los Pajaros- Saúl Schkolnik

19713 palabras 79 páginas
¿ Hacia dónde v olar á n los pájaros: Saúl Schkolnik

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Los acacios

— ¡Eh, chutéala, chutéala! —gritó desesperadamente
Pedro al no poder alcanzar la pelota.
Nancho corrió y dando un fuerte puntapié alejó el peligro de gol. Entonces, aprovechando la pausa, miró hacia la salida del pasaje. Tomás y el Gordo Yáñez estaban con Claudia y Paula.
Un no sé qué de ganas hizo que, sin avisar, dejara el juego y fuera a juntarse con ellos.
Un par de meses atrás no lo hubiera hecho. El fútbol era lo más entretenido que se podía hacer, aunque quizás... también los paseos al cerro con todos los amigos...
—¡Nancho! —oyó que le gritaban—. ¡Hey, no podís irte! Sin embargo, siguió caminando, aproximándose, como quien no quiere
…ver más…

Mira —susurraba Paula—, necesito con urgencia servo. No quiero que nadie me ande diciendo lo que tengo que hacer o decir... —pensó un momento—, quiero librarme de todo lo que me ata.
—Sí, te entiendo—respondía Claudia—.Yo, lo que quiero, es conocer el amor...
Paula comprendió y se sintió comprendida:
—¡Sí! A veces, de repente, yo pienso que iodo está bien, siento que mis caminos están llenos de luz.
—Un entusiasmo loco de vivir...
—Una alegría gigantesca que me llena entera.
Ambas rieron, felices de coincidir, de saberse semejantes, de ser amigas.
Entonces Paula se puso seria:
—Pero, ¿sabes?, de repente, en pocos segundos, cae un gran peso sobre mí. Hay ratos en que parece que me estoy asfixiando cu este mundo que no entiendo. ¡Es terrible! —A mí también me pasa. Siento que no soy nadie, para nadie, ni siquiera para mí misma.
Ambas permanecieron mucho, mucho rato calladas.
A veces el silencio, y eso ambas lo sabían, es más expresivo que cualquier palabra.
Claudia hizo un último comentario:
—Es amargo no tener con quién compartir. Por suerte, estamos las dos, ¿no es así?
Fue entonces cuando Claudia le confesó a su amiga que le gustaba mucho Tomás.
¿Cómo podía imaginar siquiera que sus palabras pudieran ser oídas por dos ruborizados —pero curiosos muchachos a quienes nos les quedó más remedio que escuchar? 3

—Le escribí una poesía al Tomás —dijo Claudia.
—Déjame verla...
—Pero me juras que no se los vas a contar a nadie.
—Te lo

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