Federaciones y confederaciones
Ya el Concilio Vaticano II habló de la importancia que tiene la Iglesia con respecto a la Trinidad, de la kénosis que significa el vaciamiento del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sobre la Iglesia. La Iglesia como la imagen de la Trinidad lleva a cada cristiano a la configuración plena con Cristo en el Espíritu Santo. Para acuñar el sentido pleno de comunión, hay que decir que “La santa Iglesia es una en muchos miembros, y aparece toda entera en cada uno de ellos.” (3) Por ello debemos sentirnos felices, porque es Dios quien sigue fortaleciéndonos como Iglesia, haciendo de cada uno el centro de una vida totalmente trinitaria. Hay que resaltar que se vive la communio y también la comunicatio, lo que permite una relación más agradable dada en la interioridad trinitaria entre las personas desde la relación misma interpersonal y comunitaria. La Iglesia tiene que ser cada día la clara esperanza para que se muestre la Trinidad en su esplendor. Se hace necesario volver a la analogía de los primeros cristianos para entender ese misterio trinitario en el que cada persona está unida a las demás. “Todos los creyentes vivían juntos entre sí”, es una clara muestra de unidad de comunicación y ésta sólo Dios la puede dar; el estar juntos, unidos es muestra de una comunicación de unos para con los otros dejando ver así que la Iglesia actual es, de modo alguno, el medio por el cual la Trinidad se manifiesta a cada ser humano que vive su vida