Ensayo sobre el cuento el aleph de borges
Para tener paz, hay que creer en algo o en alguien: en el Ser Supremo, en lo infinito, en lo eterno, en el tiempo o como lo llama Borges, uno de los puntos del espacio donde están todos los puntos, es algo que quisiéramos ver, sentir, palpar, y ante esa expectativa, todos queremos pasar por la vida con algún grado de éxito, con alguna sensación de haber hecho lo correcto. Y si otros piensan que conocen una forma de que la vida sea satisfactoria, o aun significativa, al menos vale la pena investigarla. Y aquí bien vale la pena hablar del tiempo y la eternidad. El tiempo pasa y la eternidad permanece. La eternidad no es la extensión infinita del tiempo, es el momento. El momento incluye todo el tiempo. Nunca hubo un tiempo que no fuese en el momento. Tampoco lo habrá. Pero hay una conexión entre el tiempo y la eternidad. Si algo persiste en el tiempo, participa de la eternidad. Cuanto más existe en el tiempo, más se impregna de eternidad. Lo que continúa en el tiempo es más eterno. El concepto de eternidad, es preferido y usado enfáticamente para caracterizar la existencia de Dios, pero precisamente en cuanto él es superior al hombre y a su existencia. Dios existía ya antes de que fuera creado el mundo de los hombres. Por tanto él es el eterno en el sentido del «Dios antiquísimo». Con ello la concepción de la eternidad, cuando ésta es aplicada a Dios,