Endocultura
Concha López Narváez
Española
Pedro ya tiene 7 años y aún no va al colegio. Irá el año que viene sin falta. Se lo ha dicho mamá.
Pedro no va al colegio, porque vive en el campo, en una casa blanca rodeada de una huerta muy grande.
La escuela está en el pueblo, a una hora de camino.
Pedro es todavía pequeño y no puede caminar durante tanto tiempo.
Pedro el año que viene le habrán crecido las piernas.
Pedro tendrá los pasos largos y podrá ir al colegio sin cansarse.
Pedro vive con papá y mamá.
Su casa está muy lejos de otras casas, por este motivo Pedro no puede jugar con otros niños. Pero nunca se aburre. Inventa historias o imagina aventuras.
Además tiene amigos: su perro Bruno, la burra Catalina, la gallina …ver más…
_ ¡Y nos quería comer!_ gritaron los hijitos.
Los pájaros temblaban, tiemblan por cualquier cosa. Temblaban todos, menos los mirlos.
Los mirlos son curiosos y les gusta enredar y llevar la contraria. Además dicen siempre la última palabra.
La señora mirlo miraba a la señora estornino con ojos de duda.
_Pues yo no me lo creo- exclamó.
La señora estornino se enfadó muchísimo.
_ pues váyase usted al huerto, y vea por sí misma. Pero cuide de que el gigante terrible no le robe sus hijos- dijo la señora estornino.
Y la señora mirlo soltó una risa al aire, porque no había creído una sola palabra.
Luego se marchó con sus hijos camino del huerto. Cantaban todos juntos la canción del verano. Los pájaros la cantan con voces de alegría. Porque en verano las frutas están maduras. Y brillan entre las hojas verdes.
Detrás de la señora mirlo volaban muchos pájaros. Había gorriones, grajos, pardillos, luganos.
Todos querían ver qué sucedía en el huerto. Eran curiosos, pero todos volaban despacio y con cuidado. Todos, menos los mirlos. Los mirlos son muy imprudentes.
Pedro los vio marchar y corrió muy de prisa para volver al huerto.
Llegó en el mejor momento. La mamá mirlos vio a Pepón con sus brazos abiertos. Y dio un grito enorme. Hasta lo oyó el sol.
Pedro se rió. Los pájaros huían como locos. Tropezaban y caían en el aire. Volaban en desbandada . Todos iban muertos de miedo. Llevaban las plumas despeinadas, las alas temblorosas y los ojos de espanto.
Por fin, todos