El juicio ordinario mercantil
Hace un siglo ya florecía en diversos lugares el canto vallenato. Como sabemos, resulta inútil e imposible atribuirle una sola cuna. La extensión de la gaita por toda la Provincia había abierto ya las puertas a la incorporación del acordeón en el conjunto instrumental vallenato. Incorporación que, como es obvio, no se produjo simultáneamente en todos los puntos, sino de manera paulatina.
El proceso pudo tomar hasta tres o cuatro decenios, pues el acordeón empezó solitario su carrera por la comarca. El propio Emiliano Zuleta Baquero recordaba en entrevista con Tomás Darío Gutiérrez que «antes uno tocaba solo, sin caja ni guacharaca». Zuleta Baquero, nacido en 1912 en la zona central, aludía a las postrimerías …ver más…
«La gota fría» data de 1938, y de la misma época es el reclamo de Moralitos: hablamos de historia antigua. De vez en cuando se presenta algún mano a mano de acordeoneros, pero estos enfrentamientos sólo atienden a su capacidad como intérpretes.
La parranda acabó por transformarse en la ocasión social para cantar y escuchar vallenatos. Se fue despojando de los bailes de la cumbiamba, de los coros y palmas de la tamborera y del bochinche de los merengues --en el sentido de juergas--, hasta quedar convertida en lo que sigue siendo: una reunión que gira en torno a la música para oir.
La parranda ha desarrollado sus propios protocolos. En ella se presta atención primordial al que toca y al que canta, por lo cual están mal vistas las conversaciones y charlas marginales; en la parranda no se baila; no hay horarios, y a lo largo del tiempo de duración, que puede ser de varios días, se come en forma continua-de preferencia chivo y queso salado- y se bebe en forma abundante -de preferencia whisky-; ningún asiento puede dar la espalda a otro; y no se permiten más instrumentos que los tres tradicionales, o, cuando más, se hace la concesión ocasional a una guitarra. Hasta Alfredo Gutiérrez, un acordeonero tremendista capaz de meterle fagot o trombón a un merengue, se pone serio y toca dentro de los preceptos tradicionales cuando acude a una parranda en toda regla.
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