El faro de Artuto Vivante

1645 palabras 7 páginas
Arturo Vivante, uno de los más interesantes cuentistas anglo-italianos, nació en Roma en 1923 y en 1938 se refugió en Inglaterra. Dejó la medicina para dedicarse a escribir cuentos cortos -la mayor parte publicados originalmente en el New Yorker- y novelas en inglés. Entre sus libros de cuentos figuran Run to the Waterfall, English stories y las novelas A Goody Babe y Doctor Giovanni. Es traductor al inglés de Giacomo Leopardi.
Donde terminaba el malecón y empezaba el muelle estaba el viejo faro, blanco y redondo, con una pequeña puerta, una ventana circular hasta arriba y una inmensa linterna. La puerta estaba usualmente entreabierta y se podía ver una escalera de caracol. Era tan invitadora, que un día no pude resistir
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Dijo que podía mirar a través de él. Vi un barco bajar por el Canal de Bristol, una ola rompiendo a lo lejos -su salpicar, la espuma- y escarpados distantes y gaviotas volando. Algunas estaban tan cerca que eran sombras rápidas sobre el campo de visión; otras, muy distantes, parecían apenas moverse, como si descansaran en el aire. Yo descansé con ellas. Aún otras, volando en línea recta, aleteando con firmeza, progresaban muy poco a través del pequeño círculo, tan amplio era el círculo de cielo que el telescopio abarcaba.
``Y esto'', dijo, ``es un barómetro. Cuando la manecilla se hunde, hay una tormenta en el aire. Ahora señala `Variable'. Eso quiere decir que en realidad no sabe lo que va a pasar, como nosotros. Y eso'', agregó, como alguien que está dejando la mejor parte para el final, ``es la linterna.''
Levanté la vista hacia el inmenso lente con su bulbo de muchos miles de bujías en el interior.
``Así es como lo enciendo en el crepúsculo.'' Se dirigió a la caja de controles cerca de la pared y puso la mano en una palanca.
No pensé que lo encendería sólo por mí, pero lo hizo, y la luz apareció, lenta y poderosamente, como lo hacen las luces fuertes. Podía sentir su calor sobre mí, como el del sol. Yo brillaba con aprecio, y él se veía satisfecho. ``¡Chispas, es maravilloso. Súper!'' Exclamé y lancé todas las nuevas palabras elogiosas que había aprendido -las viejas también, como

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