El Yo Sexual
En la comunicación de mi yo profundo, con todos los aspectos de la totalidad de mi yo para la libertad interior, ocupa un lugar importante la integración consciente de mi yo sexual.
En primer lugar, tendríamos que preguntarnos: ¿Qué es el yo sexual? ¿En qué consistiría la integración de mi yo sexual? ¿Cómo trabajar en la verdadera integración de esa parte de mi ser? Cada uno, en su individualidad, en lo exclusivo de su personalidad tendrá que encontrar sus respuestas, y aquí trataremos de dar algunas "pistas" en el camino de este trabajo interior.
La fuerza del instinto sexual permanece activa y ejerciendo influencia en los sentimientos y en la conducta. Funciona en el inconsciente, el subconsciente y el inconsciente, …ver más…
Aceptación de órganos y funciones. 2. Aceptación progresiva de la práctica sexual como aprendizaje que viene con la vida. 3. Aceptación responsable del fenómeno de la fecundidad. 4. Aceptación generosa de la existencia en cuanto que yo también fui engendrado.
El individuo sólo es PORTADOR de la especie. De allí que una iniciación a la sexualidad consciente desde las primeras etapas de la vida en la integración de los cuatro aspectos sea esencial para lograr una personalidad armónica y una sociedad equilibrada.
ACEPTACIÓN DE ORGANOS Y FUNCIONES
Sabemos que la función sexual celular consiste esencialmente en la división aromática de la célula, formándose el gameto que luego busca a otro gameto para formar la nueva célula o huevo. Luego, por agentes exteriores como las hormonas, el medio, etc., se van formando las glándulas sexuales (gónadas) y el conducto genital, que interviene después en el desarrollo externo de los productos genitales. En todo esto, hecho consciente y orientado en el hombre gracias a las diferencias exteriores del resto del cuerpo, nos encontramos ante la sexualidad humana que en realidad comenzamos por aceptar desde el exterior más observable, como ser hombre o mujer, masculino o femenino, hasta llegar al núcleo de la vida.
Para una aceptación madura se requiere la mirada