Hasta el momento a través de ineficaces represiones, y rituales, el director del reformatorio intenta con dificultad mantener disciplinados a estos alumnos “problemáticos”, imponiendo su propio sistema educativo llamado de “Acción y Reacción”. Según el director y las reglas del reformatorio sería un método educativo, sin embargo, este “plan educacional” de represión, transgresiones, castigos y violencia no conllevan a ningún resultado auténtico, ya que solo sirve para sembrar rencor, opacar los sueños, expectativas e intereses de los niños allí internados.
Ante todo esto el nuevo preceptor y docente queda completamente sorprendido por la cruda realidad de la rutina del colegio, pero es en ese momento donde comienza a operar un cambio en