Cuento de un doctor en medicina
Según Tito Livio, hubo una vez un caballero de gran honor y distinción, rico en amigos y muy acaudalado. El caballero tuvo de su esposa una única hija. Esta hermosa muchacha sobrepasaba a todas las demás en la perfección de su belleza, pues la Naturaleza la había moldeado con un cuidado especial como para pavonearse diciendo: «Mirad. Así es cómo yo, la Naturaleza, puede dar forma y color a una criatura viviente cuando me lo propongo. ¿Quién puede imitarme? Ni Pigmalión, aunque esculpiese, pintase, forjase y martillease eternamente, y me atrevo a decir que si Apeles y Zeuxis2 se atreviesen a intentar falsificarme, trabajarían en vano martilleando, forjando, pintando y esculpiendo. Pues nada …ver más…
Muchos carneros y ovejas han sido destrozados por el lobo, por ser su pastor descuidado y perezoso. Pero un ejemplo es más que suficiente por ahora, debo volver a mi relato.
La muchacha cuya historia voy a contar era su propia salvaguarda y no necesitaba institutriz, pues en la vida que llevaba, otras podían leer como en un libro las palabras y acciones que más convienen a una doncella virtuosa. Tan buena y prudente era, que la fama de su belleza y su extraordinaria bondad se extendieron por todas partes, hasta que por todo el país todos los amantes de la virtud cantaban sus elogios (con la única excepción de la Envidia, que se apena con la felicidad de los demás y celebra alegremente sus penas y desgracias). Este ejemplo es de San Agustín.
Un día la muchacha fue a la ciudad con su amada madre, como suelen hacer las muchachas jóvenes, para efectuar una visita al templo. Sucedió que en aquella ciudad vivía por aquel entonces un juez, gobernador del distrito. Casualmente su mirada se detuvo en la muchacha, que pasaba por delante de donde él estaba, y se fijó en ella. Inmediatamente quedó tan impresionado por su belleza, que su corazón le dio un vuelco y sus pensamientos tomaron una nueva dirección. Dijo para sí:
-Esta chica debe ser mía, no importa cómo.
Entonces el diablo penetró en su corazón en un santiamén y le mostró cómo podría conquistar a la muchacha para sí mediante una estratagema.
Supo desde el principio que ni la fuerza