Convivencia Armoniosa
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«1. El conflicto que surge de la mera escasez de recursos es resuelto, no pocas veces, de modo pacífico. Tanto es así, que ni tan solo nos percatarnos que existe. El civismo tiene mucho que ver en ello. Así, hacemos cola ordenadamente ante la taquilla de un teatro hasta que se acaban las entradas. (Y reprobamos quien se la salta.) Nos presentemos una y otra vez en unas oposiciones para cubrir vacantes a la administración, sin ofendernos ni querellarnos con los que han sido admitidos. (Aún cuando no aceptamos de buen grado que algunos hagan uso de sus influencias para conseguir plaza.) E incluso entramos en la dura pero pacífica liza de la competencia de mercado, aceptando sin protestar que unos se enriquezcan, los otros sucumban, y los otros vayan tirando.
2. La segunda razón por la que la convivencia civilizada se hace difícil, y por la que se producen enfrentamientos, explotaciones, maltratos y, demasiado a menudo, toda clase de violencias, proviene de nuestra pasión por dominar (y a veces incluso hacer daño) a los otros. Ésta es una cuestión muy delicada. Y muy más difícil de aclarar que la anterior, porque no depende de circunstancias objetivas (escasez constatable de recursos), sino de la misma naturaleza humana. Ni el deseo