Consejos de nicolás maquiavelo para el principe
1. “Es necesario ser príncipe para conocer al pueblo y pertenecer al pueblo para conocer al Príncipe”. Consejo uno, Dedicatoria, página 9. 2. “En primer lugar, me parece que es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a unas dinastías, que uno nuevo, ya que basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que puede producirse”. Consejo dos, Capítulo II, página 12. 3. “De modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, porque no puedes satisfacerlos como ellos esperaban, y puesto que le estás obligado, tampoco puedes emplear …ver más…
Consejo Doce, Capítulo III, página 16. 13. “Los romanos vieron con tiempo los inconvenientes, los remediaron siempre, y jamás les dejaron seguir su curso por evitar una guerra, porque sabían que una guerra no se evita, sino que se difiere para provecho ajeno”. Consejo trece, Capítulo III, página 16. 14. “Nunca fueron partidarios de este consejo que está en boca de todos los sabios de nuestra época: ¨hay que esperarlo todo del tiempo¨; prefirieron confiar en su prudencia y en su valor, no ignorando que el tiempo puede traer cualquier cosa consigo, y que puede engendrar tanto el bien como el mal, y tanto el mal como el bien¨. Catorceavo Consejo, Capítulo III, página 17. 15. “Luis cometió, pues, cinco faltas: aniquilo a los débiles, aumento el poder de un poderoso de Italia, introdujo en ella a un extranjero más poderoso aún, no se estableció en el territorio conquistado y no fundó colonias. Y, sin embargo, Estas faltas, por lo menos en vida de él, podían no haber traído consecuencias desastrosas si no hubiese cometido la sexta, la de despojar de su Estado a los venecianos”. Consejo quince, Capítulo III, página 18. 16. “Para evitar una guerra nunca se debe dejar que un desorden siga su curso, porque no se la evita, sino se la posterga en perjuicio propio”. Consejo dieciséis, Capítulo III, página 18. 17. “De lo cual se infiere una regla general que rara vez o nunca falla: que el que ayuda a otro a hacerse poderoso causa su propia ruina.