Capítulo 2 El Yo Saturado - Gergen
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Capítulo 2 – El Yo Saturado – GergenDe la Visión Romántica a la Visión Modernista
Para la concepción modernista del Yo, la importancia del funcionamiento humano es llevada por la razón y la observación. Ésta se imprime en las ciencias, en la institucionalidad gubernamental y las actividades empresariales, y también en las relaciones informales. El valor dado a la razón puede rastrearse hasta Descartes, Spinoza, Hobbes y Newton. Se iniciaría en la Ilustración (Locke, Hume, Voltaire), los cuales resaltaron el poder de observación del individuo. Esto podía desafiar la autoridad del “derecho divino”, con la capacidad de discernir la verdad y decidir la acción apropiada. Esta concepción del Yo inspiró las instituciones democráticas, la …ver más…
La concepción positivista de la verdad obtenida a través del método se vio beneficiada por la figura de la máquina; era una poderosa metáfora aplicada a todos los ámbitos, por ejemplo, las “fábricas del saber” por las instituciones educativas.
El Yo auténtico y accesible
La ciencia enseña que el mundo se compone de entidades fijas y reconocibles, lo mismo debiera ser válido para las personas; para el modernista, el interior oculto ya no es determinante, la persona puede ser observada, aplicándoles los poderes sistemáticos de la razón y observación, se puede determinar su carácter. Así, la mente del ser humano podía revelarse por el comportamiento de una rata de laboratorio.
La enorme atención a los procesos cognitivos resalta otra dimensión del punto de vista modernista: la esencia del hombre es racional. Si somos seres racionales, prestamos atención al mundo circundante. No es en virtud de la herencia que seamos como somos, sino en virtud de la observación del medio.
La metáfora de la máquina en la práctica clínica no tuvo mucha repercusión, pero sí adherían a la idea de una esencia básica, única. Los seres humanos tenían una esencia, en el caso de no tenerla quería decir que era un enfermo, la terapia restablecía esa esencia. Por ejemplo, tener un “sentido de identidad” constituía el desarrollo normal