. Bioéticas principialista y personalista:
Indice
Argumento…………..…………………………………3 Parte primera
Capitulo 1…………………………………..………………5 Capitulo 2…………………………………………………20 Capitulo 3…………………………………………………28 Capitulo 4…………………………………………………35 Capitulo 5…………………………………………………47 Capitulo 6…………………………………………………61 Capitulo 7…………………………………………………68 Capitulo 8…………………………………………………88 Capitulo 9…………………………………………..……113
Parte segunda
Capitulo 10………………………………………………133 Capitulo 11………………………………………………141 Capitulo 12………………………………………………150 Capitulo 13………………………………………………161 Capitulo 14………………………………………………175 Capitulo 15………………………………………………187 Capitulo 16………………………………………………207 Capitulo 17………………………………………………224 Capitulo 18………………………………………………234
Parte tercera
Capitulo 19………………………………………………245 Capitulo 20………………………………………………255 …ver más…
Había una guerra en marcha en nuestra casa, una guerra silenciosa en la que no sonaban cañones, y los cuerpos que caían eran sólo deseos que morían, y las balas eran únicamente palabras, y la sangre que se derramaba era siempre llamada orgullo. Aunque nunca había acudido a la escuela y ya tenía siete años y era tiempo de que fuese, me parecía que lo conocía todo acerca de la Guerra Civil. A mi alrededor, la Guerra Civil aún se agitaba y, aunque el futuro pudiera extenderse por delante durante miles de millones de años, era aún la guerra lo que nunca olvidábamos, puesto que nuestro orgullo había sido lastimado, y nuestras pasiones aún subsistían. Habíamos perdido la batalla mejor ganada por el bando contrario. Y tal vez fuese esto lo que todavía nos seguía doliendo. Mamá y mi tía Ellsbeth siempre decían que a los hombres les gustaban las discusiones violentas acerca de las guerras, en vez de sobre cualquier otro tópico, pero si existían algunas otras guerras de cualquier clase e importancia, no discutían jamás de ellas en nuestra casa. Papá leería cualquier libro, vería una película u otra, recortaría cualquier foto de revista que representara la guerra entre hermanos, aunque sus antepasados habían luchado contra los de mi lado materno. Había nacido yanqui, pero era sudista de corazón. Durante la cena contaba, una y otra vez, las intrigas de las largas novelas que había leído acerca del general Robert E. Lee, y nos proporcionaba horrorosos relatos