Armas de fabricacion casera por luis rafael sanchez
Escritor
Armas de fabricación casera
Un sector numeroso de la población puertorriqueña contemporánea se quedaría sin vocabulario si no tuviera al alcance la palabra cabrona. Pero, como la tiene se precipita a usarla a cualquier hora y donde quiera y sin pasmarse o ababacharse.
La usa en calidad de agravio frontal y con tono de visceral aborrecimiento. La usa para ordenarle a su hijo, teléfono celular mediante:- Pónme a la cabrona de tu mai. La usa de acera a acera, en plena Avenida Ponce de León, para exigirle complicidad a una condiscípula:- Canto de cabrona, préstame la cabrona asignación.
Tan democrático se ha vuelto aquí el uso de la palabra cabrona, tan fluente su relación con los ricos …ver más…
Al artículo da pie una encuesta donde se contabilizan las malas palabras, groserías o “albures” que pronuncia el mexicano urbano cada día: veinte se calcula, si bien el rigorismo estadístico obliga a divulgar que descuellan las mentadas de madre.
Dije que intento leer, sin demasiado éxito, porque la palabra favorita de un sector numeroso de puertorriqueños raja el aire, segundo a segundo, impidiendo la concentración mínima. Como desayuno en un negocio donde los parroquianos suelen observar una conducta afín con los modales “correctos” me cautiva el manejo estentóreo de la palabra cabrona. Deduzco que sabrá mejor al paladar y el galillo del usante si la grita, recalca, deletrea y semeja a un latigazo.
¿Será porque la primera y última sílaba de la palabra cabrona contienen la vocal más abierta de las cinco vocales, la a? ¿Será porque la a se pronuncia con los labios muy abiertos y los dientes separados un centímetro por lo menos? ¿Será porque el insulto deja de ser efectivo si no se vocea con alma, vida y corazón? Que respondan los fonetistas.
Mientras los fonetistas responden confirmo que el uso de la palabra cabrona trasciende las habituales barreras divisorias de nuestras clases sociales: mujeres con apariencia de damas y hombres con apariencia de caballeros las usan, por igual, en el negocio donde desayuno. Por ello me arriesgo a afirmar que a decir cabrona se apuntan la burguesía, más el proletariado,