Argumento Literario Maria Jorge Issac
I
Era yo un niño cuando me alejaron de la casa paterna para que estudiara en un colegio en Bogotá.
Esa noche me dormí llorando y experimente como un vago pensamiento de muchos pesares que debía sufrir después.
A la mañana siguiente, ya en la entrada de mi casa, mi padre despegó de mi cabeza, humedecida por tantas lágrimas, los brazos de mi madre. Mi hermana al decirme sus adioses, las enjuagó con besos.
María espero humildemente su turno. Y balbuceando su despedida, junto su mejía sonrojada a la mía helada por la primera sensación de dolor.
Pocos momentos después seguía a mi padre, que ocultaba su rostro a mis miradas.
II
Pasados los años los últimos días de un lujoso mes de …ver más…
Recordé la manera como yo había salido del salón después de mi llegada, convencido ya por el origen de su pena, había dado mil vidas por obtener un perdón suyo: pero la duda vino a agravar la turbación mi espíritu. Dudé del amor de María. * EFRAIN: ¿porque pienso eso? * ¿Que a acaso no soy digno de tanta belleza e inocencia? * ¿Será que solo soy merecedor de su cariño de hermana?
Las dudas no me abandonaron hasta seguir pensando en mi próximo viaje.
X
Al día siguiente partí camino a la montaña, baje la vega montuosa del rio por el mismo sendero por donde lo había hecho mucho, de niño hace 6 años. Luego de mis visitas tome de vuelta el mismo camino por donde venía a través de la montaña.
XI
A mí regresó, a penas llegue a casa me dirigí al costurero de mi madre: María estaba con ella, mi madre se manifestó regocijada por mi regreso. * MADRE: qué bueno que has vuelto Efraín. Braulio había partido ya a buscarte pues ¿porque has tardado tanto? * EFRAIN: Pues he estado entretenido en la montaña, madre,
En ese momento volvió a levantar la vista María y poso su mirada en un ramo de azucenas que traía en la mano, creí comprender que las deseaba, pero un temor indefinible y cierto respeto a mi madre me impidieron ofrecérselas,
Cuando entre a mi cuarto, no vi una flor allí. Si hubiese encontrado en la mesa una víbora arrollada, no hubiera sentido emoción igual a la que me provocó la ausencia de las flores. Entonces volvieron a mis