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(212c-222b) - Bibliografía
El presente artículo ofrece una lectura
alegórica del Banquete de Platón en tanto
que ejercicio yóguico y de trabajo con los chakras.
"(…) una vida sin examen no tiene
objeto
vivirla para el hombre (…)"
APOLOGíA DE SÓCRATES, 38a.
Durante mucho tiempo la investigación del mundo interno
del alma ha sido un terreno reservado al ocultismo. Algunas
religiones -en especial las orientales- emprendieron una tarea
parecida, aunque limitadas, por una revelación original
que impide el libre empleo del método científico.
En tiempos relativamente recientes, algunas escuelas de
psicología han orientado su atención hacia esta
misma área, desarrollando sus técnicas peculiares
en talleres de crecimiento y desarrollo, sesiones de terapia y
experiencia personal, y que curiosamente se parecen mucho a los
métodos arcaicos que solemos denominar ocultos o
mágicos.
La práctica de ejercicios espirituales se remonta a
tradiciones de tiempos inmemoriales[1], y es sin duda
la figura de Sócrates en los diálogos de
Platón la que la hace emerger en el pensamiento occidental
en forma de diálogo. Influidos por las obras
filosóficas modernas basadas en la exégesis
de textos, tendemos a pensar que la filosofía de
Platón -como la de otros filósofos antiguos-
tenía como objetivo transmitir determinados contenidos
conceptuales. Sin embargo, en la mayoría de los casos
estas filosofías no son otra cosa que ejercicios
espirituales o de meditación, destinados a formar almas
(psicagogía), que el autor práctica sobre
sí mismo y hace practicar a su interlocutor. Tienen un
valor psico-educativo. De ahí que toda afirmación
deba ser comprendida desde la perspectiva del efecto que produce
en el pensamiento y el alma de un individuo y no como una
proposición perteneciente a un sistema.
Este hecho es fácilmente observable en los diálogos
de Platón. En ellos la filosofía aparece descrita
explícitamente como un ejercicio que produce una
modificación en el ser de aquel que lo lleva a cabo. El
acto filosófico no se sitúa aquí solamente
en el orden del conocimiento sino también en el orden del
yo y del Ser: se trata de un proceso que nos hace ser mejores.
Hace pasar de un estado de vida inauténtico, oscurecido
por la ignorancia y las preocupaciones materiales, a un estado de
vida inauténtico en el que el hombre alcanza el
conocimiento de sí mismo y la visión exacta del
mundo, junto con la obtención de un buen sentido
común (eudaimonia) y realización interior.
Para Platón la principal causa de sufrimiento, de desorden
y de ignorancia para el hombre son las pasiones en cuanto deseos
desordenados y creencias exageradas que impiden vivir la vida de
forma auténtica. La filosofía aparece, pues, como
una terapia de las pasiones (therapeia). Terapia que se
concibe como una transformación profunda de la manera de
ver y de ser del individuo. Este cambio de visión es
difícil y es precisamente aquí donde intervienen
los ejercicios espirituales[2], con el fin de obtener
poco a poco la indispensable transformación interior. Lo
cual libra a los diálogos de Platón de ser una
exposición teórica y dogmática, y los
convierte en un ejercicio concreto y práctico que conduce
al interlocutor a una cierta actitud psíquica que hace
posible el darse cuenta espiritual (synesis) o
sabiduría.
Esto es precisamente lo que Platón nos propone como
ejercicio práctico (epitedeumaton) en el
Banquete. Diálogo que puede ser interpretado como
un camino de autodescubrimiento y autocuración, muy
semejante al que se realiza en la terapia con los chakras. Si
Platón conoció o no estas teorías en alguno
de los viajes que realizó tras la muerte de
Sócrates, y si las actividades que se realizaban en el
interior de la Academia estaban relacionadas directamente con la
práctica de la de meditación, es algo que
desconocemos. Pero lo que no podemos negar es que el hecho
de enfocar e interpretar los discursos que componen el
Banquete desde esta perspectiva permite abordar desde un
nuevo punto de vista los problemas clásicos que
desde antiguo viene suscitando la filosofía de
Platón. Así, la relectura que planteo aquí
desde el trabajo con los chakras permite:
- Centralizar la explicación de los distintos
discursos que aparecen recogidos en el Banquete, por el
hecho de poderlos referir a un elemento común y
esencial en toda manifestación psíquica del
ser humano: la energía vital psico-física. - Manejar los discursos de un modo más directo,
concreto y definido. Sin necesidad de recurrir a
interpretaciones y especulaciones sin una base concreta y
objetiva, y por ello más cercanas a la
interpretación literaria que a la investigación
filosófica o científica.
TRABAJANDO CON LOS
CHAKRAS
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