- Humildad, buenos
modales, disciplina y respeto, las tres actitudes
básicas para el comienzo del crecimiento - El
momento de la hybris y el final del miedo a la muerte como
recomienzo de una nueva etapa - Música,
Gimnasia y Filosofía, los tres modos fundamentales del
desarrollo - Agonismo y
semejanza - Rivalidad,
Olimpiadas y formación integral: contra la
especialización extrema - El
pugilismo como ejemplo particular del agonismo educativo en
general
"Hamlet:
¿Qué es un hombre si su
principal bien y la adquisición de su tiempo es
sólo dormir y comer? Una bestia, nada más. Cierto
que quien nos hizo con tan amplio entendimiento para mirar
delante y detrás, no nos dio esa capacidad y esa
razón divina para que se enmoheciese en nosotros sin
usar".
(Shakespeare
Hamlet. Acto IV. Escena IV).
Queridos y odiados adolescentes:
Quisiera recomendaros leer la Carta a los
poderes de Antonin Artaud antes de que leyerais esta misiva que
os dirijo, y así lo haría si semejante lectura
estuviese a vuestro alcance, pero antes tendréis que
madurar un poquito, así que, comenzaremos con lo que sigue
vuestra nueva educación. Se
acabó lo divertido, se acabo el ser igual a quienes te
superan, se acabó el ser absolutamente irresponsables, se
acabó el cristianismo,
¡nenes, nadie os va a salvar!, Papá y mamá
solo podrán manteneros eternamente en la condición
de la infancia.
Todo esto suena reaccionario hoy en día y lo contrario
democrático, pero eso sólo es debido a que el mundo
se encuentra cabeza abajo, en que el fascismo ha
triunfado y usurpado hasta el nombre de su contrario, en que
vivimos momentos de oscuridad en una nueva y renovada Edad
Media.
"Los hombres de antes eran grandes y hermosos (ahora son
niños y
enanos), pero ésta es sólo una de las muchas
pruebas del
estado
lamentable en que se encuentra este mundo caduco. La juventud ya no
quiere aprender nada, la ciencia
está en decadencia, el mundo marcha patas arriba, los
ciegos guían a otros ciegos y los despeñan en los
abismos, los pájaros se arrojan antes de haber echado a
volar, el asno toca la lira, los bueyes bailan (…). Todo
está descarriado. Demos gracias a Dios de que en aquella
época mi maestro supiera infundirme el deseo de aprender y
el sentido de la recta vía, que no se pierde por tortuoso
que sea el sendero".
(Umberto Eco El Nombre de la Rosa. Barcelona, Editorial Lumen,
1982. Prólogo, p.22).
En el mundo en el que vivimos no sois más que carne
para el matadero, material para la explotación y el
deshecho. No sólo depende de vosotros el que os
liberéis de semejante destino sino que tendrá que
ver con el medio ambiente
en el que os haya tocado nacer y vivir. Pues ciertamente, para
alcanzar la virtud hay que contar con la Fortuna, la suerte, la
casualidad, el azar, o el entramado político-social en que
caemos, influirán en nuestro desarrollo o
subdesarrollo.
Pero como ya le decía Epicuro a Meneceo, no hay que
desesperar de que el porvenir no sea del todo nuestro porque
tampoco es del todo no nuestro.
Desgraciadamente, muchos de vosotros no vais a poder entender
esta carta en su
integridad, supera vuestras capacidades de alfabetización,
pero aunque sea un diez por ciento, creo que será
inteligible para cualquiera que sepa leer y escribir. Pero no
pretendo educaros, irrespetuosos y engreídos engendros,
sino que vuestra educación será en todo caso un
derivado secundario de la mía y la de mis iguales, que es
la que me interesa. No soy Teresa de Calcuta, ¿por
qué habría de interesarme directamente por
vosotros?.
Obviamente se desprecia lo que no se entiende, el analfabeto
adolescente despreciará la escritura como
símbolos sin sentido, en lugar de
orientarse hacia el aprendizaje de
la lectura y
de la escritura. Luego, el adolescente meramente alfabetizado, se
creerá que porque sabe leer y escribir, sabrá leer
cualquier cosa y escribir sobre cualquier cosa, sin darse cuenta
de su situación de analfabetismo
funcional, que hoy en día se sitúa al finalizar la
educación
secundaria obligatoria.
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