- ¿Quién eres? cuál es tu contexto? cuál es tu visión?
- El aula: espacio sagrado para la generación de hombres y mujeres nuevos
- "Por qué no me gusta este enfoque?"
- La búsqueda de la verdad: horizonte del proceso educativo
(María, joven de educación media relata su experiencia de estar frente a una propuesta que le invita a hacerse cargo de forma protagónica de su desarrollo cognitivo, emocional y espiritual en el Colegio).
El respeto como base de la respuesta
En el otoño de 2011 un facilitador nos planteó en nuestra sala de clases de educación de adultos una mirada interesante que recoge el quehacer de algunos de sus pares. "En primer lugar, dijo, no les pido que en primer término me respeten Uds. A mí, sino que me pongo como primer deber respetarlos yo a Uds. ". Y continuo: "Entendiendo por "respeto" la capacidad de darles una "respuesta" a cada uno de Uds. , de acurdo a sus necesidades de desarrollo, historia propia, experiencias y expectativas que los alimentan e inspiran".
"Si no fuera capaz de lograr este objetivo, significaría que Uds., estimados estudiantes, no representarían ser el centro de mi labor como facilitador de vuestro propio aprendizaje y desarrollo como hombres y mujer capacitados y capacitadas para hacer el bien a todo cuanto les rodea en la vida; y yo estaría apartándome mi misión en la vida si solamente me circunscribiera a pasarles unos contenidos".
En un primer momento nos miramos las caras unas a otras, porque nos parecía bastante extraño este punto de vista, ya que estábamos acostumbradas a ser consideradas y tratadas como una especie de "objetos" recepcionistas de los contenidos curriculares; los cuales -en mi caso- siempre tenía que memorizar para poder "repetir" y obtener una buena calificación. Realmente un esquema muy simple y fácil; pero carente de motivación. Luego, con el paso del tiempo caía en el olvido la mayoría de las cosas así aprendidas, pero no asimiladas ni aplicadas. Entonces, me preguntaba ¿para qué sirve? Y más todavía, ¿a quién o a quiénes les sirve?
El nos siguió explicando el binomio que "respeto significaría respuesta". "Fundamentalmente nos dijo: debo de conocerlos, acogerlos y valorarlos. Es decir, darme cuenta de quienes son las personas que están delante de mí; porque decir "personas" es decir "sujetos" que tienen historia, experiencias, conocimientos. Y esta es la manera que Uds. Sean el centro de mi atención y trabajo; y no sea yo ni mis conocimientos, ni la institución".
"Es una especie de preparación del "locus", enfatiza, lugar personal de quienes tendrían que recibir la facilitación para crear, desarrollar y consolidar cultura, valores y espiritualidad". Y nos mirábamos expresando nuestra extrañeza, haciéndonos preguntas interiormente acerca de qué demandaría de nosotros este enfoque; pero -esta vez- venciendo nuestra acostumbrada desidia, expresada en la reiterativa pregunta: ¿Y eso para qué me sirve? Que era una manera de decir: "no me interesa". Y lo dejo sin más.
Ahora, al reconocernos como estudiantes y no como clientes, significa que dialogaríamos, confrontaríamos ideas, puntos de vista de una manera respetuosa y positiva; es decir buscando la complementación y no la confrontación, como ha sido nuestra tónica. Por lo tanto, esa misma atmosfera de respeto como respuesta tendría que florecer entre nosotros como compañeras y compañeros de curso: valorándonos, aceptándonos y escuchándonos con respeto. Sería una consecuencia del ejemplo que ha empezado dando nuestro facilitador. Y con la particularidad que dicha actitud no se espera que sea fruto del mandato o exigencia, sino como efecto espontáneo de darnos cuenta de nuestra condición de sujetos pensantes y responsables de nuestro protagonismo en el triple aprendizaje: cognitivo, emocional y espiritual.
Así mismo nos damos cuenta de la importancia y necesidad de la información. O sea, informarnos para contar con argumentos para conversar y construir conocimiento local o encarnar en nuestra realidad el conocimiento; ojalá para transformarla. Debo decir, que esta práctica no representa nuestro modus vivendi, es más bien algo nuevo y novedoso para todas nosotras. Pero nos resulta muy atractivo el ejercicio verdaderamente sentimos que nos abre grandes ventanas hacia el exterior, hacia el horizonte infinito de la cultura.
¿Quién eres cuál es tu contexto cuál es tu visión?
María, tu vas comprendiendo muy bien la dinámica de este proceso. Es participativo y comprometido, que requiere una mirada y una dedicación nueva para todos. Y requiere de cada uno lo mejor de nosotros mismos porque la tarea es ardua y con muchas resistencias a lo largo del camino. Muchas de ellas están en nosotros mismos, y muchas también en el sistema. En nosotros, porque generalmente no practicamos un método de estudio adecuado, oportuno y eficaz. Y de parte del sistema, que le importa solamente lo que le sea funcional, y aborta todo aquello que le requiera cambiar o desaparecer.
Efectivamente así es para mí y representa una aventura atractiva e interesante, que no había experimentado antes, por más sugerencias, consejos y hasta castigos que había recibido de mis mayores. Después de un primer momento en que sentí hurgada y sobre exigida, comencé a comprender que era un beneficio grande que me estaba brindando nuestro facilitador; me dio alegría sentir que soy yo la primera que necesito construirme una respuesta que de sentido a mi existencia. No importa que dichas respuestas no sean definitivas; ya comprendo que en esto no debo buscar certezas, sino solamente convicciones que vayan orientado mi caminar.
Y me encanto sentirle el peso a esta afirmación: "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo" del pensador Ortega y Gasset, porque me hace entender la práctica de nuestro facilitador que presta atención al con contexto que nos envuelve y determina; o en el cual nos hacemos o construimos como somos. Cuando llego al Colegio no puedo desvestirme del contexto de donde provengo, y cuando salgo de él tampoco debería olvidarme de llevar a mi ambiente lo que he vivido en el Colegio. Pero esta simbiosis no está funcionando normalmente, sino que predomina la ruptura. Por eso me siento como si fuera un vidrio trisado.
Cada día, provengo de una vivienda básica, que el Estado nos entrega a través de un préstamo que brinda un banco o sea, que nosotros siendo pobres contribuimos al enriquecimiento de Bancos pagando los intereses por periodos de hasta 20 años, al 4 por ciento. Allí, a nuestro alrededor, no solamente estamos rodeados de violencia, sino también de narcotráfico; de alto desempleo y subempleo que alimenta una cultura de periferia con un descuido del hábitat que se vuelve un lugar árido, desordenado y sucio. Allí vivimos hacinados, sin áreas verdes, sin lugares de recreación o deportes, nos marginaron y metieron en lugares invivibles, invisibles e inadecuados hasta para que vivan animales; y menos seres humanos. Lugares que se han convertido en fuentes de delincuencia y violencia domestica y social. De allí todos los días hacia el Colegio donde tendríamos que aprender a ser hombres nuevos para colaborar en la transformación del mundo. ¡Qué contradicción!
El contexto si bien no nos determina, sí nos contamina y nos condiciona. Y si bien a nuestros maestros no les pediríamos que nos solucionen estos problemas, sí esperamos que al menos no acostumbres a esta desgracia nuestra, y que no dejara de cuestionarles. Y esperaríamos una pregunta dirigida a nosotros; es decir, a nuestro contexto, y que esperaran la respuesta portadora de nuestro sentir, y a veces de nuestro dolor, tristeza, premura; y también esperanza y optimismo que con un buen desarrollo humano lograremos salir de esos infiernos en la tierra y así dar un mejor mundo a nuestros hijos.
Esta es nuestra certeza, pese a que en esta realidad que nos toca vivir sea difícil cultivar una visión alta y de largo plazo, que requiere de una base humana firme que la sostenga y alimente. No es casual, por eso, el hecho que más de una decena de compañeros de mi comunidad donde vivo no resistieron este encierro en la pobreza y marginación y optaron por ponerle término a sus vidas. Hemos llorado cada una de sus partidas, y hemos sentido la impotencia y el desconcierto. Así es la realidad con que nos levantamos y acostamos cada día.
Por eso, nuestro mismo facilitador, probablemente no conoce las dimensiones que tiene para nosotros el buen anuncio que nos ha dado en la primera clase del otoño de 2011, que nos abre horizontes hasta ahora desconocidos por nosotros. Son rutas por caminar como personas desde ya; con un desarrollo cognitivo, emocional y espiritual.
Como facilitador, te confieso estimada estudiante, que me sorprende tu capacidad de respuesta y entendimiento de este trato propuesto, que es una manera de situarnos frente al desafío del aprendizaje y de la formación de ciudadanos en el siglo XXI; porque tenemos la certeza que no podemos seguir profundizando el rumbo equivocado que le imprimieron a esta actividad los que se dejaron manejar por una lógica monetarista y comercial que llegó a su grado absoluto y excluyente.
El aula: espacio sagrado para la generación de hombres y mujeres nuevos
El Invierno se fue acercando a pasos agigantados, trayéndonos frío y lluvias a granel. Mientras tanto algunos de mis compañeros y compañeras iban buscando responder a las sugerencias de leer o ver aplicando la matriz de: seleccionar/analizar/interpretar/sintetizar.
En un encuentro siguiente, nuestro facilitador nos siguió planteando la relación "responsabilidad – respuesta". Explicándonos que el aula tiene un carácter trascendente y creacional. Un desafío ineludible porque la demanda ya no es solamente de la sociedad sino también del medio ambiente, de la Ecología en que habitamos.
Porque en los últimos siglos, los científicos han tenido en sus manos la misión de desarrollar el mundo en beneficio del hombre pero al poco tiempo sufrieron el arrebato de esa vocación de parte de los grandes capitales que controlan el desastre de este mundo. Y aquellos se pusieron al servicio de los extraños objetivos de los poseedores de las riquezas de la tierra. Y rápidamente el espíritu de la competitividad paso a ocupar el lugar central de la educación y de la vida. Algo así, como que tienes que estudiar para ser rico, y distanciarte de la pobreza y de los pobres.
Comprendo tus inquietudes y sentir, apreciada estudiante, que recogen el de un buen número de tus compañeros y compañeras tan sensibles e inteligentes como tú. Ellas han de ser la fuente de los cambios que estamos obligados a hacer en nuestra vida y en nuestra actividad cotidiana. No tenemos que tener miedo, porque el temor nos impide salir del enredo en que hemos caído como raza humana y como actividad educativa. Y estas inquietudes no las silenciemos nunca, sino que sean las que guíen nuestro gran empresa de desarrollo humano que tenemos la oportunidad de impulsar en esta aula.
Tenemos que hacer de la "Aula", un lugar del "encuentro de lo Trascendente con lo Inmanente"; del vínculo del presente con la visión de futuro; del reconocimiento de nuestra realidad y de nuestras potencialidades y capacidades ya presentes como la flor hermosa de la primavera en el capullo. Un espacio para el encuentro, el diálogo y las proyecciones como comunidad y no tanto como individuos aislados, desconectados y hasta confrontados.
Bien me parece, estimado facilitador, porque aunque yo venía sólo con la intención de estudiar; entendiendo por esto, el mero hecho de ganarme buenas calificaciones como recompensa de ser una buena "alumna" -ni siquiera "estudiante"-. Es decir, poniéndome en el lugar tradicional de permanecer sentada y casi pérdida en el hacinamiento y bulla de la sala.
Confieso que el término "sagrado" ya había desaparecido de mi universo mental y verbal. Pero me resulta atractivo relacionarlo con mi aula, donde paso buena parte cada día de mi vida en esta etapa. Valorando ese carácter trascendente que tiene el salir de mi misma al encuentro con el otro. Un encuentro singular por su carácter constructivo, creativo y expansivo. Que no nos encierra en nosotros mismos sino que nos abre y comunica con el Trascendente, quien deja de ser lejano y extraño y se vuelve cercano y amigo. Respetando la diversidad y la libertad de cada uno.
Agradezco tanto tu comprensión de este desafío, María, por emprender y no perder más tiempo porque estos principios y esta práctica pueden contribuir sin lugar a dudas a que no participemos en lo que sería un "ecosido".
"Por qué no me gusta este enfoque "
Hemos discutido en varias mesas redondas este tema, e identificamos obstáculos que se encuentran dentro y fuera de nosotras y de nuestros compañeros. Partiendo por nuestra misma debilidad, pero si nos atrevemos podemos comenzar a ser estudiantes distintos, nuevos, genuinos. Porque aunque me cuesta reconocerlo, me había acostumbrado a no pensar, a no comprometerme con eso de "estudiar", y lo tomaba como una obligación impuesta por quienes querían hacer de mí una especie de su doble. Puedo estar equivocada, pero es lo que sentía dentro de mí cuando escuchaba la repetición: "tienes que ser como nosotros o como nosotros pensamos y soñamos". Pero la verdad creo que es otra: Uds. No saben lo que yo sé; y yo no sé lo que Uds. Saben. Y cuando Uds. Piensan que lo saben todo como cuando crea que yo lo sé todo, es cuando caemos en graves errores.
Varios compañeros ha expresado porque no les gusta esta propuesta, y los motivas van desde la falta de habito para leer, la incapacidad reconocida de no comprender lo poco que se lee; casi la incapacidad de estudiar en silencio, el desconocimiento de un método de estudio, la carencia de un sitio para estudiar, etc.
¿Y los padres de familia -cuando se dispone de ellos- apoyarían este enfoque? ¿Cómo? Efectivamente también este eslabón es partícipe y protagónico en esta tarea. En muchos casos ellos y ellas están ausentes; no porque así lo quieran, sino como consecuencia del sistema laboral que los caza y casi esclaviza, debilitando así su apoyo a la familia y a la formación de nosotras y nosotros.
Si bien todo esto es real e importante, siento que puedo centrarme más en las habilidades que se comienzan a desarrollar al poco andar entre nosotras y nosotros, cuando entendemos y creemos en este protagonismo en nuestro desarrollo con el apoyo de Ud. Y de sus pares, y de nuestros padres; pero sobre todo con la motivación e iniciativa de nosotras mismas.
Efectivamente así es. Como lo conversaba con una de tus compañeras de curso (Cfr. http://www.monografias.com/trabajos84/mirada-maria/mirada-maria) desaprender es más costoso que aprender. Conlleva una despojarse de seguridades, costumbres, ritos, creencias; y confiar en nuevas formas de relación y trato con Uds. apreciados estudiantes. Donde el ser sujetos no se hace depender de la llamada "madurez" o edad avanzada, sino a la condición de sensibilidad, afectividad y conocimiento propios de cada ser vivo. Funciones que nos permiten expresarnos como personas y recibir a los otros con esos mismos atributos. De esta manera superamos esquemas de jerarquía y autoridad y ponemos bases para la confianza en la diversidad y complementariedad. Creo que tenemos que ser humildes y transparentes; amables y abiertos a los nuevos aprendizajes, y prontos a los cambios que nos requieren el tiempo que vivimos, donde todos tenemos la responsabilidad y oportunidad de buscar y amar la verdad.
La búsqueda de la verdad: horizonte del proceso educativo
¿Cómo buscar la verdad? ¿Por qué buscar la verdad? Son preguntas que nos hacemos como estudiantes en esta sala de encuentro y dialogo; de práctica de respeto y de responsabilidad. Y entre silencios y diálogos, nuestro facilitador va construyendo las sugerencias de respuesta que nos motivan ante todo a amar la verdad.
Toda búsqueda para que sea exitosa requiere de métodos y estrategias adecuadas. El motor que inicia la búsqueda es el amor a ella. La convicción que la verdad libera y la mentira manipula. Con inteligencia y libertad hay que seleccionar y elegir aquella. Por ejemplo, las mayorías notas de prensa hoy día nos llegan envueltas en los puntos de vista e intereses de los Monopolios mediáticos que dicen sus propias verdades y ocultan, niegan o invisibilizan la de otros. Frente a esa avalancha de domesticación de masas, el desarrollo de la conciencia y mirada crítica del estudiante debe de moverlos a analizar e interpretar lo que se vuelca por los canales públicos que no tienen fuente pública sino privada y comercial.
No me gustaría estar en busca de la verdad, sino poseerla y transmitirla a Uds., apreciados estudiantes. Pero ese es un afán pernicioso; y debo desecharlo. El intento de siglos por imponer ese esquema nos condujo al autoritarismo; fuente a su vez de grandes desaciertos y verdaderas masacres de seres vivos. Instituciones y hombres se endiosaron y esclavizaron a sus semejantes, eliminando también a millones por pensar y actuar de modo diferente. Sin embargo, la verdad nos trasciende a todos. Y la condición para caminar hacia ella es que seamos verdaderamente humanos. La verdad se aleja de lo inhumano.
Aquí, en este lugar de privilegio que es el aula, eso es lo que nos une: que somos seres humanos. Y nos diferencian los accidentes, como edad, color, género, procedencia económica, territorialidad, etc. Al centrarnos en nuestra condición humana no es para considerarnos los dueños de la Tierra ni los señores de todos los seres vivos; sino para poner en primer lugar la necesidad de respetar el Universo en que nos encontramos. Es decir, conocerlo no para dominarlo, sino para amarlo, apreciarlo, valorarlo. La lógica de conocerlo para dominarlo y atesorar sin límites es la aberración más dañina para la humanidad. Nuestro enfoque difiere entonces de otros como el de la siguiente cita, porque nos preguntamos como grupo de estudiantes ¿de qué conocimiento estamos hablando? Y cuál es el tipo de conocimiento que necesitamos para traer salud al mundo en que vivimos.
Si conseguimos que nuestra responsabilidad se convierta en respuesta, estaremos iniciando un camino que nos conducirá a nuevas experiencias de desarrollo humano. Si bien es bastante tarde, tal vez no sea en vano atreverse a dar este salto cualitativo.
"El conocimiento se asemeja a la luz. Su ingravidez
e intangibilidad le permiten llegar sin dificultad a todos los confines e iluminar
la vida de los seres humanos en todo el mundo. A pesar de ello, miles de millones
de personas viven todavía sumidas – sin ninguna necesidad- en la oscuridad
de la pobreza". (http://www.amauta-international.com/Conocimiento.htm)
Autor:
José Leandro Flores
17 de abril de 2011