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Manifiesto, cartas, decretos de Simón Bolívar




Enviado por Yibetza Romero



Partes: 1, 2, 3

    1. Juramento en
      el Monte Sacro
    2. Discurso de
      Bolívar ante la Sociedad Patriótica 4 de julio de
      1811
    3. Decreto de
      guerra a muerte
    4. Acta de la
      Independencia
    5. Manifiesto de
      Cartagena
    6. Carta de
      Jamaica
    7. Ley
      de abolición de la esclavitud

    INTRODUCCIÓN

      El pensamiento de
    Simón Bolívar
    pertenece a una época ya desaparecida, y no es
    fácil o siquiera posible entenderlo sin reconstruir el
    contexto ideológico y la realidad social en que operaba.
    Su concepto de la
    palabra más estrechamente asociada con su nombre, libertad,
    dista enormemente del significado moderno de esa palabra. El
    análisis del concepto bolivariano de la
    libertad puede servir de clave a las premisas de toda su ideología política. Esto se
    hará mediante un examen riguroso de la retórica
    bolivariana en sus principales escritos políticos, siempre
    ubicando los textos en el desarrollo de
    las relaciones políticas
    en América
    durante las guerras de
    independencia.

    Los países libertados por el Libertador se
    hallaban arruinados al terminar las guerras de independencia, y
    poco o nada se había hecho para restaurar sus antiguas
    riquezas durante el (último sexenio de su vida,
    años que fueron de relativa paz para estos países.
    Una gran parte de la población había desaparecido, las
    fuentes de
    producción estaban poco menos que
    destruidas, y la producción futura se había
    hipotecado a los bancos ingleses y
    otros prestamistas internacionales. Tras tan enormes sacrificios,
    hechos en espera de una nueva prosperidad que acompañare
    la libertad, los pueblos libertados se encontraban en la miseria
    más abyecta.

    Políticamente, las cinco repúblicas
    (Venezuela,
    Nueva Granada, Quito o
    Ecuador,
    Perú, Bolivia)
    mostraban cuadros variados, correspondientes a las distintas
    relaciones internas de cada cual, pero en todas ebullían
    los conflictos
    originados en las aspiraciones frustradas de las masas y la
    incapacidad de los dirigentes ni de satisfacerlas ni de
    suprimirlas. En ninguna de estas repúblicas se
    podía decir que imperaba la libertad, si por ésta
    se entiende la oportunidad garantizada a todo ciudadano para
    participar en el poder y el
    goce de la riqueza. Sin embargo, los países habían
    sido libertados.

    Para entender este fenómeno, que no es
    propiamente dicho la tragedia de Bolívar sino la tragedia
    de América, partimos del concepto de la libertad tal como
    Bolívar lo recibiera de los grandes escritores de la
    Ilustración. Estos autores elogiaban la razón y
    combatían con todo su espíritu — porque no
    disponían de más armas que el
    verbo –la irracionalidad del poder monárquico, o sea de
    la tradición que sostenía en el trono a un individuo cuya
    ascendencia no tenía ninguna relación con su
    idoneidad.

    Bolívar aparece en la historia cuando ya la
    autoridad real
    está socavada, no solamente por los filósofos, sino también por las
    grandes revoluciones sociales creadas por la colonización
    de América, el creciente mercantilismo
    y los comienzos de una nueva industrialización europea, y
    los demás acontecimientos que simbolizaban el
    desmoronamiento del sistema feudal.
    El joven Bolívar, como es sabido, está
    profundamente influenciado por las ideas de la Ilustración, pero es una influencia algo
    particular, filtrada por su propia experiencia de
    aristócrata colonial–mantuano–y las frustraciones de su
    clase, que
    consideraban el atraso español
    como un estorbo para ellos disfrutar el auge comercial del resto
    de Europa.

    De todas maneras, el concepto de libertad que él
    adopta es una actitud de
    guerra
    más que una piedra angular para una nueva
    república. Libertad quiere decir, mAs que nada, la
    oposición–para Bolívar, específicamente la
    guerra–contra la monarquía. La monarquía se
    identifica con el despotismo, la tiranía, y hay que
    destruirla; después, se puede hacer una
    "república", pero nadie tiene una idea muy clara de
    cómo hacerlo ni que estructura
    tendrá, solamente de que no puede estar gobernada por un
    rey.
    Ahora bien: si no va a mandar el rey, decía la
    ideología absorbida por Bolívar en sus estadas en
    Europa y en sus lecturas de los autores franceses, tiene que
    mandar el pueblo.

    Pero 'pueblo' en Venezuela significaba no solamente
    gente como Bolívar, o sea mantuanos, más los
    comerciantes canarios, sino también las 'castas', las
    personas libres de color (ya sea de
    color cobrizo o café-con-leche o
    chocolate, pero en ningún caso blanco), y los esclavos.
    Por su propia experiencia coma dueño de esclavos e hijo de
    la 4lite, Bolívar asumía que en Venezuela, los
    intereses del pueblo tendrían que ser manejados por la
    gente que sabía, gente culta, como é1. La masa era
    demasiado ignorante para tomar decisiones sobre cuestiones
    complejas.

    Los principales escritos políticos de
    Bolívar son el Manifiesto de Cartagena (1812), las
    Cartas de
    Jamaica (1815), el Discurso de
    Angostura (1819), y el Discurso ante el Congreso Constituyente de
    Bolivia (1825). Cada documento corresponde también a una
    distinta etapa de política y de guerra, así que no
    es precisamente el mismo pueblo al que Bolívar alude en
    1825 y 1812, ni son los mismos problemas
    institucionales que se plantean.

    Sus referencias al pueblo en 1812 son muy
    despectivas–habla de "los pueblos estúpidos que
    desconocen el valor de sus
    derechos" y niega
    explícitamente "la teoría
    de que todos los hombres, y todos los pueblos, gozan de la
    prerrogativa de instituir a su antojo el gobierno que les
    acomode." Sin embargo insiste mucho sobre su tema de la libertad,
    que es el objeto de la lucha contra España. Es
    evidente, tras el examen de cada mención de "libertad",
    que esta palabra no significa aquí otra cosa que la
    independencia
    política, sin ningún cambio en el
    orden jerárquico interno de las ex-colonias. Los criollos
    que antes mandaban seguirán en el mando, pero sin el
    inconveniente de tener que acatar las órdenes del rey. Se
    trata, pues, de una libertad de la oligarquía
    criolla.

    En las cartas de Jamaica, Bolívar–ya
    "Libertador"–pone mucho m4s atención en su análisis del pueblo.
    Consideramos que esto se debe a una lección que le
    enseñó su más temible contrincante, el
    asturiano José Tomás Boves, que junto con otros
    jefes realistas había aglutinado guerrillas compuestas de
    pardos y esclavos, principalmente de los llanos, para arrollar
    los pequeños ej4rcitos patriotas y masacrar a los criollos
    blancos, que eran los principales defensores de la causa de los
    independientes. La Victoria en las futuras campañas
    dependería de la actitud y la acción
    del pueblo común, o sea, los pardos y los esclavos.
    Así que habría que tomarlos en cuenta.

     

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