Familia y desarrollo personal
1.
Definición de familia
2.
Introducción
3. ¿qué es la
personalidad?
5. La familia y la
personalidad
6. El rol de la
madre
7. El rol del
padre
8. Ansiedad ante lo extraño
y ansiedad por la
separación
9. Perturbaciones en las
relaciones familiares
10. Relaciones con
los demás
niños
11.
Hermanos
12.
Sociabilidad
13. El impacto de los cuidados
diarios
14. Desarrollo
cognoscitivo
15. Desarrollo
social
16. Desarrollo
emocional
17.
Conclusión
18.
Bibliografía
1. Definiciones de
Personalidad
Es la
organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos
sistemas
psicofísicos que determinan su conducta y su
pensamiento
característicos.
(Allport)
Formas relativamente estables, características del individuo, de pensar,
experienciar y comportarse.
(Rotter)
Una organización más o menos estable y
perdurable del carácter, temperamento, intelecto y
físico de una persona, lo cual
determina su adaptación única al ambiente.
(Eysenck)
"El carácter de un niño depende en gran
parte de la estimulación efectiva e intelectual de los
primeros tres años de vida".
Bajo esta premisa, la investigación que presentamos a
continuación nos permitirá llegar a plantear que
la familia es
la mayor influencia en el desarrollo de
los niños, siendo éstos también,
influenciados de manera importante por otros miembros de la
familia.
Señalaremos cuan importante es el rol de la madre
con el lactante en sus primeras horas, como también el rol
del padre en establecer lazos estrechos.
Otro de los puntos a tratar será el abuso contra
los niños, incluyendo el abuso sexual y
el descuido de los padres.
Y al finalizar comentaremos la influencia que tienen los
hermanos desde temprana edad, ya sea positiva o negativamente y
cómo las acciones de
los padres pueden ayudar a disminuirla la rivalidad entre hermanos.
3. ¿Qué es la
personalidad?
La personalidad
es una de las categorías más polémicas y
complejas de la Psicología. Si
consideramos que somos análogos los seres humanos
(percepción, aprendizaje o
pensamiento)
debemos analizar cómo nos diferenciamos de los
demás y cómo cada uno posee una personalidad
propia y peculiar.
Comenzaremos analizando la etimología del
término personalidad, distinguiéndola del
temperamento y el carácter que, a menudo, se han tomado
como sinónimos. Después explicaremos diversas
teorías
sobre la
personalidad, cada una con sus partidarios y
detractores.
Entre las teorías
más relevantes hay algunas clásicas, como el
Psicoanálisis de Freund, que otorga
primacía al inconsciente del individuo; las
tipologías de Catell y Eysenck, que subrayan la
importancia de los rasgos de personalidad y crearon tests para
medirlos; y la teoría
humanística de Rogers, que destaca el potencial de
crecimiento humano. También veremos otros modelos
teóricos con notable influencia en la actualidad: el aprendizaje
social de Rotter y Bandura y la teoría
cognitiva de Kelly.
Para finalizar, describimos como los psicólogos
evalúan la personalidad con observaciones de conducta,
experimentos y
tests, y qué alteraciones o desórdenes pueden
presentar.
En la actualidad predomina el cuarto significado. Con
frecuencia, el término personalidad se asocia con un
criterio de atractivo social. Se cree que un individuo tiene
personalidad si posee algunas cualidades que los demás
admiran o elogian. Ser educado, tener atractivo físico,
simpatía o talento pueden ser los factores determinantes
de este criterio.
Sin embargo, entre los investigadores de la
personalidad, que tratan de explicar por qué las personas
se comportan como lo hacen, hay muchos interrogantes sin desvelar
en su totalidad. ¿Qué es la personalidad?
¿Qué variables
internas (rasgos, cogniciones, expectativas) o situacionales son
importantes en su constitución? ¿Cómo se
desarrolla a lo largo del ciclo vital de cada individuo?
¿Qué es lo normal y lo anormal en la
personalidad?
Sabemos que cada ser humano es único y singular,
y también parecido a los demás. Si la Psicología de las
diferencias individuales enfatiza el estudio del individuo
concreto, la
Psicología de la personalidad, si quiere ser una ciencia, tiene
que definir una leyes que
expliquen la conducta de las diferentes personalidades para
poder predecir
sus conductas. Todavía no existe un modelo global
que explique todo lo que sabemos del funcionamiento
humano.
4. Características De
La Personalidad
Para comprender mejor el concepto de
personalidad, es preciso distinguirlo de otros relacionados con
él, como temperamento y carácter.
El temperamento consiste en la herencia
biológica recibida y, por tanto, es difícil de
cambiar o modificar. Millon (1993) lo describe como el material
biológico en bruto desde el cual la personalidad
finalmente emerge. Se puede decir que incluye el sustrato
neurológico, endocrinológico y bioquímico
desde el cual la personalidad comenzará a
formarse.
El carácter es un término derivado de una
palabra griega que significa grabado y se forma por los
hábitos de comportamiento
adquiridos durante la vida. Millon piensa que le carácter
puede ser considerado como la adherencia de la persona a
los valores y
costumbres de la sociedad en que
vive.
La personalidad es la conjunción del temperamento
y el carácter en una única estructura. La
personalidad representa un patrón profundamente
incorporado de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales
manifiestos, que persisten por largos períodos de tiempo y son
relativamente resistentes a la extinción.
Entre las características más relevantes
de la personalidad podemos citar estas:
- No tiene una existencia real, se infiere a partir de
la conducta de los individuos. Es una abstracción que
nos permite ordenar la experiencia y predecir el comportamiento en situaciones
específicas. - Es la forma habitual de comportamiento de cada
individuo. Comprende tanto su conducta manifiesta como su
experiencia privada. No consiste en una suma de conductas
aisladas, sino que incluye la globalidad del
comportamiento. - Se produce por la interacción de la herencia
genética y el ambiente del
individuo, por el aprendizaje
social y las experiencias personales. Se desarrolla y cambia a
lo largo de la vida. - Es individual y social. Somos distintos pero
también iguales, y una tarea primordial es alcanzar el
equilibrio
entre lo que nos une y lo que nos diferencia. Cada persona es
única e irrepetible, sin embargo, cuando nos vemos como
actores en el escenario del mundo, podemos superar la inercia y
los interese mezquinos de ciertas concepciones racistas. Cuando
somos más consientes de nuestras acciones y
reacciones observamos cómo nos condiciona el entorno y
cómo somos nosotros quienes lo construimos.
5. La familia y
el desarrollo de la personalidad
¿Fue planeado y bienvenido su nacimiento?
¿ Qué edad tenían sus padres? ¿
Estaban sanos física y
emocionalmente? ¿Eran ricos o pobres? ¿Cómo
encajó su personalidad con la de ellos?
¿Cuántas personas viven en su hogar?
Estos factores sociales tempranos tienen gran influencia
en el niño que usted fue y en la persona que es.
Además, usted mismo influyó en su familia. Los
sentimientos que sus padres experimentaban y las acciones que
realizaban estuvieron influidas por el sexo, el
temperamento, la salud y el orden en que
usted nació.
La clase de familia en que creció, probablemente
fue muy diferente de la que existió un siglo antes, y se
espera que los cambios en la vida familiar sean mucho más
profundos en el futuro. Es posible que los bebés de hoy
solo tengan un hermano, sus madres trabajen fuera del hogar y sus
padres se hallen más comprometidos en su vida que lo que
estuvieron sus propios padres. En la actualidad, un infante tiene
entre un 40 y un 50% de probabilidad de
crecer con un solo padre, más a menudo con la madre, y
quizás por causa del divorcio.
Estos cambios en la vida familiar están
revolucionando la investigación acerca de la
socialización (cómo aprenden los niños
aquello que la cultura juzga
adecuado). Las relaciones que se forman en la infancia
determinan muchos de los patrones para la socialización
temprana del niño. Anteriormente, las investigaciones
solo tenían en cuenta las relaciones que los infantes
establecían con la madre; hoy se reconoce la importancia
de las que establecen con el padre, los abuelos, los hermanos y
otras personas que los cuidan.
Asimismo, se tiene en cuenta cómo opera el
sistema familiar
en su totalidad. ¿Cómo afectan las relaciones
maritales el trato que cada esposo mantiene con el bebé?
¿Actúan de modo diferente los padres cuando ambos
están con el bebé o cuando solo está uno de
ellos? Preguntas como estas han producido respuestas
interesantes. Por ejemplo, si ambos padres están presentes
y conversan entre sí prestan menos atención a su
hijo. La estrecha relación que se crea entre algunos
esposos puede disminuir la posibilidad para estar más
cerca de los hijos; en otros casos, la paternidad fortalece el
matrimonio o
introduce tensiones en este. Si se toma la familia como una
unidad, puede verse la telaraña de relaciones que se tejen
en su interior.
Los lazos creados durante la infancia
pueden determinar la capacidad para establecer relaciones en la
vida. Ahora se verá como los bebés influyen y son
influidos por quienes se mantiene cerca de ellos.
ASPECTOS DESDE EL NACIMIENTO | |
EDAD APROXIMADA en meses | CARACTERÍSTICAS |
0 – 3 | Los infantes se abren al estímulo. Empiezan |
3 – 6 | Los bebés pueden anticiparse a lo que |
7 – 9 | Los infantes desarrollan "juegos |
9 – 12 | Los infantes se preocupan intensamente por las |
12 – 18 | Los bebés exploran el ambiente, utilizando |
18 – 36 | Los niños que empiezan a caminar se tornan |
FUENTE: Adaptado de Sroufe, |
Hasta años recientes, muchos desarrollistas
parecían concordar con Napoleón en que "la buena o
mala conducta de un niño en el futuro depende de la
madre". Aunque en la actualidad se reconoce que la madre no es la
única persona importante en la vida del bebé,
todavía es un factor esencial en su desarrollo
El Vínculo Madre – Hijo
Algunos investigadores se basan en el enfoque
etológico para explicar cómo y en qué
momento se crea esa intimidad especial entre madres e hijos. Este
enfoque afirma que la conducta está determinada
biológicamente y ligada a las bases evolutivas de los
comportamientos. Se basa en la observación naturalista, centrada en
animales, y
hace énfasis en que existen periodos críticos, o
sensitivos, para el desarrollo del comportamiento. En
relación con estos estudios acerca del comportamiento
animal, el etólogo Konrad Lorenz (1957) caminó como
los patos, movió sus brazos a la manera de aquellos e
imitó su voz, y logró que los patitos recién
nacidos lo siguieran como a la madre pata, y lo quisieran "como a
una madre".
Los polluelos recién salidos del cascarón
siguen el primer objeto que vean moverse, sean o no de su propia
especie, y se encariñan con él cada vez más.
En general, el primer vínculo se establece con al madre,
pero si se altera el curso normal de los acontecimientos pueden
establecer otros (a menudo extraños, como el de Lorenz).
Esta conducta denominada impronta, es una forma instintiva de
aprendizaje en
que el sistema nervioso
de un organismo parece preparado para adquirir cierta información en un periodo crítico en
las primeras etapas de la vida animal. Se dice que la impronta es
automática e irreversible. Lorenz observó que si
los polluelos no encontraban un objeto al cual seguir la impronta
no ocurría. De la misma manera se presentan ciertos
rituales entre cabras y vacas después del parto. Si
estos se detienen o se interrumpen, la madre y el ternero no se
reconocerán entre sí, lo cual puede ser
catastrófico para los terneros, que pueden presentar
debilitamiento físico, desarrollo anormal o morirse. Estos
hallazgos suscitan interrogantes para los seres
humanos.
¿Existe un periodo crítico en el
vínculo madre – hijo?
En 1976 dos investigadores concluyeron que si la madre y
el bebé se separaban durante las primeras horas
después del parto, el
vínculo madre – hijo (sentimiento de relación
cercana de la madre con su hijo y la preocupación por
cuidar al recién nacido) quizás no se desarrolle
con normalidad. Estos estudios fueron la causa de que muchos
hospitales establecieran que la madres y los recién
nacidos permanecieran en la misma habitación. Tales
cambios humanitarios son bienvenidos, aunque la
investigación complementaria no haya confirmado la
noción de un momento crítico en el vínculo
madre – hijo. No se hallaron efectos a largo plazo del
prolongado contacto entre madre e hijo.
En 1982 Klaus y Kennell modificaron su posición
original. En 1983 Stella Chess, psiquiatra e investigadora
escribió "Hasta ahora, el concepto de
periodo crítico ha sido desacreditado en la teoría
del desarrollo
humano". Este hallazgo alivió de preocupación y
culpa a los padres adoptivos, así como a los padres que
habían sido separados de sus hijos poco después el
parto. No obstante, la preocupación por el vínculo
todavía es muy importante y algunos desarrollistas
sostiene que es urgente investigar en los grupos que corren
peligro de establecer vínculos débiles (como padres
y madres pobres, solteros o muy jóvenes) para averiguar
qué factores, diferentes de los primeros contactos,
afectan los vínculos padres – hijo.
¿Qué necesitan los bebés de las
madres?
En un estudio muy conocido, monos rhesus recién
nacidos fueron separados e sus madres entre 6 y 12 horas
después del parto, y criados en un laboratorio.
Los monos fueron encerrados en jaulas junto con una de dos clases
de "madres" sustitutas (una sencilla figura cilíndrica de
malla de alambre o una figura forrada con tela de toalla).
Algunos monos fueron alimentados con biberones conectados a la
"madre" de alambre, otros fueron "criados" por la madre
cálida y suave de tela de toalla.
Cuando se les permitió que estuvieran con
cualquiera de las dos clases de "madres", pasaron más
tiempo
colgándose de la de tela de toalla, incluso si eran
alimentados por la de alambre. Cuando se les llevó a un
cuarto que no les era familiar, los bebés "criados" por
las madres de tela de toalla se mostraron más deseosos de
explorar que los "criados" por las madres de alambre, aún
cuando las propias madres estuvieran allí. En apariencia,
los monos recordaban mejor a las madres sustitutas de tela de
toalla. Después de un año de separación los
monos "criados por las madres de tela de toalla" se apresuraban a
abrazarlas, mientras que los "criados por las de alambre" no se
interesaban en ellas. Sin embargo, ninguno de los monos de los
dos grupos se
desarrolló con normalidad, y tampoco fueron capaces de
criar a su propia progenie.
No es muy sorprendente que una madre simulada no brinde
la misma clase de estímulos y oportunidades para el
desarrollo que una madre viva. Estos experimentos
muestran que (contrario al énfasis psicoanalítico
en la satisfacción de las necesidades biológicas)
la alimentación NO es el acto más
importante que las madres realizan. "Ser madre" implica la
comodidad de un estrecho contacto corporal y, en los monos, la
satisfacción de la necesidad innata de colgarse. Es
seguro que los
infantes humanos también presentan necesidades que deben
satisfacer, o al menos, aliviar, para crecer de manera normal. La
principal tarea de la psicología es averiguar
cuáles son.
En las últimas décadas la
investigación ha dejado a un lado los conceptos
unilaterales de impronta y vínculo madre – hijo, y
se ha centrado en los proceso
bilaterales de los vínculos entre los bebés y las
personas que son importantes en sus vidas.
El vínculo: una relación
recíproca.
Cuando la madre está cerca, su hijo la mira, le
sonríe, le habla, gatea hacia ella. Cuando ella lo deja
él llora; si regresa, grita de alegría. Cuando se
asusta o está triste se cuelga de ella. Entonces el
bebé ha creado su primer vínculo con otra
persona.
El vínculo es una relación activa, de
afecto recíproco y duradera entre dos personas. En
círculos no científicos se denomina amor. La
interacción continua de las dos personas refuerza el
vínculo. Quizás, "una parte primordial del plan
básico de la especie humana es que los infantes
desarrollen vínculos afectivos con una figura maternal",
la cual no necesariamente es la madre biológica; puede ser
una persona que le brinde los cuidados básicos.
Estudio del vínculo
La investigación acerca del vínculo
muestra cuan
fundamental es el trabajo de
los científicos precedentes. A principios de los
años cincuenta, cuando Ainsworth comenzó a estudiar
el vínculo, era un colega junior de John Bowlby (1951). En
parte, Bowlby se convenció de la importancia del
vínculo madre – hijo después de examinar
algunos estudios etológicos del establecimiento de lazos
en los animales y
también al observar a los niños perturbados en las
clínicas psicoanalíticas en Londres.
Reconoció el rol del bebé en el fortalecimiento del
vínculo y previno contra los problemas que
acarrea separar a la madre del hijo.
Los estudios del establecimiento de vínculos en
los monos y la investigación acerca de la conducta de los
bebés en un cuarto que no les era familiar también
influyeron en Ainsworth. Después de estudiar el
vínculo en los bebés ugandeses (1967), trató
de reproducir sus experiencias en Baltimore. Debido a las
diferencias culturales entre los Estados Unidos y
África, se vio precisada a cambiar su método,
basado en observaciones naturales de los bebés en el
hogar, y desarrollar la hoy famosa situación
extraña. Esta técnica de laboratorio,
diseñada para provocar comportamientos de acercamiento
entre adultos e infantes, se ha convertido en el método
más común para estudiar el vínculo.
Normalmente, el adulto es la madre (aunque otros adultos pueden
tomar parte en los estudios) y el infante está entre los
10 y 24 meses de edad.
En la serie de ocho episodios de la situación
extraña (1)la madre y el bebé entran en una
habitación que no les es familiar; (2)la madre se sienta y
a bebé se le permite explorar. Luego (3)entra un adulto
desconocido y, (4)la madre sale y deja al bebé con el
extraño. Después, (5)la madre regresa a la
habitación y el extraño se retira del lugar.
Entonces, (6)la madre deja solo al bebé y (7)enseguida, en
vez de la madre, regresa el extraño a la
habitación. Por último (8)el extraño sale y
la madre vuelve a entrar. La madre anima la bebé para que
explore y juegue de nuevo y lo consuela si es necesario. El
interés
del experimento reside en la respuesta del niño cada vez
que la madre retorna al cuarto (episodios 5 y 8).
Patrones de vínculo
Cuando Ainsworth y sus colegas observaron a niños
de un año de edad, tanto en la situación
extraña como en el hogar, encontraron tres patrones
principales: vínculo seguro (la
categoría más común, 66% de los niños
estadounidenses) y dos tipos de vínculos ansiosos o
inseguros: el vínculo de evitación (20% de los
bebés) y el vínculo ambivalente o de residencia
(12% de los niños).
Los niños que establecen vínculos seguros lloran o
protestan cuando la madre sale y se muestran felices cuando
regresa. La utilizan como apoyo; se alejan de ella y exploran, y
regresan de vez en cuando para reafirmar su seguridad. En
general son cooperadores y de buen genio. A los 18 meses exploran
mejor el ambiente que los niños que establecen
vínculos inseguros. Se desempeñan mejor en espacios
abiertos y pueden alcanzar, sostener los juguetes y divertirse
con ellos. Se tambalean y se caen con menor frecuencia. Debido
quizás a que saben que sus madres están a su
disposición, pueden concentrarse más en los
alrededores que los niños cuyos ojos buscan a sus madres
con ansiedad.
Los niños que evitan casi nunca lloran cuando la
madre sale y no prestan atención cuando regresa. No logran
alcanzar lo que necesitan y tienden a ser de mal genio; no les
gusta que lo carguen, pero les disgusta aún más que
los dejen en el piso.
Los niños ambivalentes (resistentes) demuestran
ansiedad aun antes que la madre salga. Se enojan demasiado cuando
ella sale y cuando regresa adoptan comportamientos ambivalentes,
como dejarse cargar por ella y patearla o retorcerse al mismo
tiempo. Estos niños exploran poco y son difíciles
de contentar.
En un cuarto patrón, vínculo desorientado
– desorganizado podrían clasificarse los
niños que con frecuencia muestran comportamientos
contradictorios e inconscientes. Éstos celebran el retorno
del a madre, pero se alejan enseguida o se acercan sin mirarla.
Parecen confundidos y temerosos; pueden representar el
patrón menos seguro. A menudo, este patrón se
asimila la de los niños resistentes.
Cómo se establece el vínculo
En opinión de Ainsworth, el bebé construye
"un modelo que se
adapte" a lo que él espera de su madre.
Básicamente, cuando la madre actúa de la misma
manera, el modelo funciona, pero si ella cambia su comportamiento
(no una o dos veces, sino con frecuencia), el bebé puede
revisar el modelo y cambiar la naturaleza del
vínculo.
No obstante, la personalidad del bebé
también influye (la tendencia a acurrucarse llorar o
adaptarse a nuevas situaciones). El vínculo se afecta por
los actos de la madre y del bebé y por las respuestas que
se den entre sí.
Qué hace la madre Cuando una madre es afectiva,
atenta y sensible a las señales que emite su hijo, el
vínculo seguro se fortalece,. La cantidad de
interacción positiva es más importante que las
habilidades de la madre para brindar cuidados y que la cantidad
de tiempo que pueda pasar con su hijo.
Ainsworth y sus colegas (1978) encontraron varias
diferencias importantes en la realidad de ser madre, las cuales
se relacionaron con los patrones de vínculo de los
bebés. Las madres de los bebés cuyos
vínculos son seguros fueron
mucho más sensibles frente a ellos en el primer año
de vida. Descifraron las señales que les enviaban los
bebés cuando los alimentaban para que pararan de
alimentarlos, lo hicieran más despacio o con mayor
rapidez. Investigaciones
más recientes también encontraron que las madres de
bebés considerados seguros habían sido más
sensibles a las manifestaciones de los infantes cuando
tenían uno, tres y nueve meses de edad (posiblemente para
calmarlos cuando lloraba, "responder" a sus sonidos y conversar
con ellos cuando se fijaban en las señales faciales de las
madres).
Además las madres de los niños que
desarrollaron vínculos seguros los mantenían
más cerca que las madres de los niños de los otros
dos grupos. Los bebés llevados en cargadores blandos,
antes que en los asientos para niños, desarrollaron
vínculos más seguros a los 13 meses de
edad.
Las madres de bebés que presentaban el
vínculo de evitación eran las más furiosas
de los tres grupos, tenían dificultad para expresar sus
sentimientos y rehuían el contacto físico cercano
con sus hijos. A su vez, los bebés sometidos a ese
distanciamiento físico y a los rechazos se volvieron
agresivos.
En un grupo de
mujeres de bajos ingresos,
solteras en su mayoría, las madres de los bebés que
desarrollaron vínculos seguros eran sensibles y
tenían habilidad para cuidar a sus hijos e infundirles
sentimientos positivos acerca de sí mismas. Las madres de
los bebés con vínculo de evitación se
mostraban tensas, irascibles, carecían de confianza y
parecían no preocuparse por sus hijos. Las madres de los
bebés resistentes eran bien intencionadas pero
tenían menos capacidad, obtuvieron menos puntaje en las
pruebas de Cl
y eran menos recursivas para satisfacer las necesidades de sus
bebés.
El "amor materno"
no es automático ni suficiente para el establecimiento de
los vínculos. Existen muchos factores que afectan la
manera como una mujer
actúa frente a su bebé. Uno de ellos es el estado
emocional de la madre. Por ejemplo, es muy probable que los hijos
de las madres que padecen una enfermedad dad mental o, por alguna
razón, los maltraten, desarrollen vínculos
inseguros. Otros factores son las razones de la madre para tener
el bebé, su experiencia y competencia para
cuidar niños, su visión de la vida, su
relación con el padre del bebé, su interés
en un trabajo o en otras actividades externas, sus condiciones de
vida y la presencia de parientes en el hogar, como una abuela que
apoya o que se entromete.
Qué hacen los bebés Los infantes influyen
de manera activa en las personas que los cuidan. Casi toda la
actividad de un bebé que conduzca a obtener una respuesta
de un adulto puede tomarse como un comportamiento de
vínculo: chupar, llorar, sonreír, colgarse y
fijarse en los ojos de las personas que los cuidan. En las
primeras ocho semanas de vida, los bebés dirigen estos
comportamientos a sus madres, antes que a cualquier otra persona.
Sus propuestas tienen éxito cuando las madres responden
con afecto, expresan satisfacción y mantienen mucho
contacto físico con los niños, a la vez que les
otorgan gran libertad para
explorar. Los bebés aprenden a comprender el sentido de
las consecuencias de sus propias acciones (sentimiento de
poder y
confianza en su capacidad para obtener resultados).
Las primeras características de un infante pueden
tomarse como predictores de la probabilidad de
que establezca vínculos seguros o ansiosos. Por ejemplo,
muchos de los bebés con vínculo resistente han
tenido problemas poco
después del parto, casi la mitad de los bebés que
participaron en un estudio. Algunos presentaron retardo en el
desarrollo, lo cual pudo haberlos convertido en niños
difíciles de cuidar. En Chile, un
estudio realizado con bebés entre 17 y 21 meses, y sus
madres, encontró que era probable que los que nacieron
bajos de peso establecieran vínculos inseguros. La
irritabilidad de los infantes también puede relacionarse
con los vínculos de resistencia. Los
niños que experimentaron ansiedad a los dos días de
nacidos porque les retiraron el chupete de la boca (una medida de
la reacción frente a la ansiedad) mostraron
vínculos inseguros a los 14 meses.
Sin embargo, el vínculo ansioso puede evitarse.
Aun si los niños tienen problemas. En muchos casos, el
comportamiento de la madre es fundamental para la calidad del
vínculo que se establece entre ellos. Con frecuencia las
madres normales pueden compensar las limitaciones físicas
o mentales de los hijos, de modo que los niños desarrollen
un vínculo seguro. Asimismo, el bajo peso al nacer no
parece estar asociado con el deterioro del vínculo. La
comparación de niños que padecen pérdida de
la capacidad auditiva y niños con capacidad auditiva
normal no mostró diferencias en la seguridad del
vínculo ni en la relación madre – infante
entre los dos grupos, lo cual indica que una buena
relación madre – hijo no depende del desarrollo
temprano del lenguaje
normal. "Como en toda relación, las respuestas del
compañero son vitales". En consecuencia, la
interacción entre el adulto y el infante determina la
calidad del
vínculo.
Cambios en el vínculo
Los patrones de vínculo normalmente permanecen
(aunque pueden cambiar con frecuencia). En un estudio realizado
con 43 bebés de clase media, casi la mitad cambió
los patrones de vínculo entre los 12 y los 19 meses de
edad. Los cambios Se asociaron con otras alteraciones producidas
en la vida cotidiana de los bebés, incluso el trabajo de
la madre fuera de la casa y la provisión de otra clase de
cuidados. No todos los cambios se produjeron en una sola dirección: algunos bebés
establecieron vínculos menos seguros, pero la
mayoría estableció vínculos más
seguros.
¿A qué se debe esto? Aunque las
habilidades maternas para brindar cuidado a su hilo son muy
importantes para establecer el vínculo inicial, sus
señales emocionales (la alegría que demuestre al
alimentar o al bañar al bebé) pueden ayudar a la
evolución del patrón del
vínculo, en especial durante el segundo año de
vida. Algunos hijos de madres muy jóvenes e inmaduras, que
en principio pueden mostrar vínculos inseguros, se vuelven
más seguros a mecida que sus madres adquieren experiencia,
habilidad y actitudes
más positivas. Otras personas también pueden ser
importantes en la vida de un niño, lo cual permite crear
vínculos con el padre, la abuela o una
niñera.
Efectos del vinculo a largo plazo
¿Los niños que establecen vínculos
seguros con la madre se convierten en dependientes de los
adultos? Las investigaciones afirman que no. De hecho, cuanto
más seguro sea el vínculo entre un niño y el
adulto que lo cría, es más fácil para el
infante desprenderse de él. Los niños que tienen
una base segura no necesitan estar cerca de sus madres. Su
libertad para
explorar les permite intentar nuevas acciones, enfrentar
problemas de varias maneras y sentirse cómodos en los
ambientes que no les son familiares.
Estos efectos pueden mantenerse algunos años
después del nacimiento. A los dos años, los
niños que tienen vínculos seguros son más
entusiastas, cooperadores, persistentes y más efectivos
que los que tienen vínculos inseguros. A los dos y tres
años se conocen mejor a sí mismos y a sus madres;
es probable que conozcan mejor sus propios nombres, que las
niñas identifiquen como suyos los zapatos de las madres y
conozcan su propio sexo y el de
la madre.
Entre los tres y los cinco años son más
curiosos, competentes, se llevan mejor con otros niños y
es probable que establezcan amistades estrechas. Si han mantenido
buenas relaciones con los padres, esperan mantener (y las
mantienen) buenas relaciones con los demás. Es probable
que sean más independientes en preescolar y
sólo pidan ayuda a los profesores cuando en realidad la
necesitan.
Por otro lado, los niños con dificultades de
vínculo con frecuencia tienen otros problemas. Los
niños de 2 años que habían sido resistentes
a los 14 meses son más inhibidos que los que habían
mostrado un patrón de evitación. El vinculo
desorientado – desorganizado, presente en la infancia,
puede servir como predictor del comportamiento hostil hacia otros
niños de la edad de cinco años.
Crítica de la investigación acerca del
vínculo
Casi toda la investigación sobre el
vínculo se basa en a técnica de la Situación
Extraña. Aunque esta investigación ha revelado
muchos aspectos que ayudan a comprender el concepto de
vínculo, numerosos críticos ponen en duda sus
conclusiones.
La Situación Extraña es extraña y
artificial: establece una serie de ocho episodios de tres minutos
cada uno, pide a las madres que no inicien interacción,
expone a los niños a repetidas entradas y salidas de los
adultos y espera que los niños les presten
atención. El vínculo atraviesa una amplia gama de
comportamientos; por tanto, es necesario un método
más completo que permita medirlo con mayor sensibilidad,
en especial para ver cómo interactúan la madre y el
infante en situaciones naturales y no estresantes.
Además, la Situación Extraña
quizá no sea una manera adecuada de estudiar el
vínculo en determinadas situaciones. Por ejemplo, los
hijos de mujeres empleadas están acostumbrados a las
ausencias rutinarias de las madres y a la presencia de otras
personas que los cuidan, y por eso, quizá, no reaccionen
según "el libreto". Una investigación realizada con
niños japoneses que están menos acostumbrados a
separarse de las madres que los niños estadounidenses,
mostró altas tasas de clasificación en el
patrón de niños resistentes, lo cual puede reflejar
lo estresante que resultó someterse a la Situación
Extraña.
Por último, no se conocen los efectos que a largo
plazo producirían los primeros vínculos que se
establecen. Después de revisar la literatura existente con
relación al tema, M. E. Lamb concluyó que la
asociación entre vínculo en la infancia y
desarrollo en la niñez es débil e inconclusa. Las
diferencias entre los niños mayores pueden provenir de la
interacción Padres – hijo posterior a la infancia.
Es difícil saber cuándo están más
influidos los patrones de comportamiento, puesto que a menudo se
establecen muy temprano y permanecen inmodificables durante
muchos años. Se podrá tener una idea más
amplia del concepto de vínculo cuando los investigadores
utilicen otras mediciones además de la Situación
Extraña, y a medida que introduzcan nuevos patrones de
vínculo en los diseños de
investigación.
Aunque el concepto de vínculo madre – hijo
es importante, no es la única relación que los
bebés establecen. La madre puede ser la única
persona que dé de mamar a los infantes, pero existen otras
(padres, abuelos, hermanos, amigos y personas que los cuidan) que
pueden brindarles apoyo, jugar con ellos e infundirles sentido de
seguridad. Los papás son especialmente
importantes.
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