- El carbono
- El fenómeno del cambio
climático - Impactos sobre la
ecología y el sistema social - La
función de los bosques en las existencias mundiales de
carbono - Flujos del
carbono de los ecosistemas forestales - Estrategias en
relación con el carbono - Absorción
del carbono - Conservación
del carbono - Sustitución
del carbono - Conclusiones
- Referencias
bibliográficas
INTRODUCCIÓN
La existencia de los bosques partiendo de su importancia
no solo se refiere a los motivos medioambientales como la
protección de la biodiversidad;
a su vez, evitan la erosión y
degradación de los suelos, pero
además un objetivo
importante de ellos es que sirven de sumidero de CO2.
Este gas juega un
papel importante en el aire regulando la
temperatura
del planeta comportándose ante la radiación
como el vidrio de un
invernadero impidiendo que una parte del calor que
llega a la tierra se
escape hacia el espacio exterior, como consecuencia de ello
provoca un calentamiento en la tierra y de
las capas de la atmósfera cuyo
proceso se
denomina efecto
invernadero.
Los bosques desempeñan un papel primordial en el
ciclo del carbono porque
almacenan grandes cantidades de carbono en la vegetación y en el suelo, lo
intercambian con la atmósfera a través de la
fotosíntesis y la respiración y son fuentes de
carbono cuando son perturbados por actividad antropogénica
o causas naturales. En los ecosistemas
terrestres el carbono queda retenido en la biomasa viva, en la
materia
orgánica en descomposición y en el suelo; estos
ecosistemas, por lo tanto, desempeñan un rol importante en
el ciclo global del carbono. El carbono es intercambiado de
manera natural entre estos sistemas y la
atmósfera mediante los procesos de la
fotosíntesis, la respiración, la
descomposición y la combustión.
El carbono
En la naturaleza el
carbono se halla por doquier: en el agua bajo
la forma de compuestos carbónicos disueltos (los
carbonatos), y en el aire como dióxido de carbono. Todos
los organismos vivos son compuestos de carbono, que se obtienen
como resultado de los procesos metabólicos durante su
crecimiento y desarrollo, y
que son liberados cuando éstos mueren. Aproximadamente, el
50% del peso seco de cualquier organismo lo constituye este
elemento, por lo que es uno de los más importantes de la
vida (Smith, 1993).
El ciclo del carbono comienza con la fijación del
dióxido de carbono atmósférico a
través de los procesos de la fotosíntesis, realizada por las plantas y ciertos
microorganismos. En este proceso, el dióxido de carbono y
el agua
reaccionan para formar carbohidratos
y liberar oxígeno
en forma simultánea, que pasa a la atmósfera. Parte
del carbohidrato (D- (+) glucosa) se
consume directamente para suministrar energía a la planta,
y el anhídrido carbónico así formado se
libera a través de sus hojas o de sus raíces. Otra
parte es consumida por los animales, que
también respiran y liberan dióxido de carbono. Las
plantas y los animales mueren y son finalmente descompuestos por
microorganismos del suelo, lo que da como resultado que el
carbono de sus tejidos se oxide
en anhídrido carbónico y regrese a la
atmósfera (Schimel, 1995; Smith, 1993).
La fijación de carbono por bacterias y
microorganismos es otra manera de disminuir la cantidad de
dióxido de carbono, aunque cuantitativamente menos
importante que la fijación de carbono por las
plantas.
Cuando los organismos vegetales son comprimidos, no son
atacados por las bacterias, sino que sufren una serie de cambios
químicos para formar turba, luego carbón pardo o
lignita, y finalmente carbón. Los cuerpos de algunos
organismos marinos pueden sufrir cambios semejantes y formar, en
un largo periodo, petróleo. Estos fenómenos significan
la sustracción de parte del carbono al ciclo, pero
más tarde los trastornos geológicos o las obras de
minería o
perforación realizadas por el hombre
llevan a la superficie el carbón o el
petróleo, que será quemado hasta convertirlo en
CO2, volviendo en esta forma al ciclo
inicial.
La mayor parte del carbono de la Tierra se encuentra en
rocas bajo la
forma de carbonatos, como la piedra caliza y el mármol.
Las rocas se gastan poco a poco y con el tiempo los
carbonatos vuelven al ciclo del carbono. Sin embargo, en el fondo
del mar se forman otras rocas a partir de los sedimentos de
animales y plantas muertas, de modo que la cantidad de carbono en
el ciclo permanece casi constante (Sampson,
1993).
El
fenómeno del cambio
climático
El fenómeno del cambio climático se ha
denominado a las variaciones en el patrón del clima por la
intervención humana. Esta alteración ha modificado
el balance de la atmósfera en su capacidad de permitir la
radiación mediante el ingreso de los rayos solares y la
irradiación con la que se expulsa el calor solar al
espacio.
Se ha identificado que la alteración del balance
para la radiación y la irradiación
atmosférica procede de las modificaciones de los gases
denominados gases de efecto invernadero, los cuales intervienen
en esos procesos de atrapar y expulsar el calor solar. Los gases
de efecto invernadero son principalmente el dióxido de
carbono (CO2), el metano
(CH4), el óxido nitroso (N2O), los
clorofluorocarbonos (CFC), el ozono (O3) y el vapor de
agua. (Villalobos, S. F., 2005).
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