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Iglesias en Puerto Rico
Introducción
La religión, en
términos generales, es una forma de vida o creencia basada
en una relación esencial de una persona con
el universo, o
con uno o varios dioses. En este sentido, sistemas tan
diferentes como budismo, cristianismo,
hinduismo, judaísmo y sintoísmo pueden considerarse
religiones. Sin
embargo, en un sentido aceptado de una forma corriente el
término religión se refiere a la fe en un
orden del mundo creado por voluntad divina, el acuerdo con el
cual constituye el camino de salvación de una comunidad y por
lo tanto de cada uno de los individuos que desempeñen un
papel en esa comunidad.
En este sentido, el término se aplica sobre todo
a sistemas como judaísmo, cristianismo e Islam, que
implican fe en un credo, obediencia a un código
moral
establecido en las escrituras sagradas y participación en
un culto. En su sentido más específico el
término alude al sistema de vida
de una orden monástica o religiosa.
Es imposible encontrar una definición
satisfactoria de religión o una forma realista de
clasificar los diversos tipos de lo que llamamos religión
a causa de las importantes diferencias de función
entre los diversos sistemas conocidos. Un examen y
comparación general de religiones
sería por lo tanto engañoso si el material a
evaluar fuera asumido en su totalidad como de la misma naturaleza.
Es un accidente histórico que los primeros
estudiosos europeos de culturas extranjeras o primitivas
utilizaran el término religión para
denominar un fenómeno del que sólo tenían un
conocimiento
rudimentario. Llegaron a la conclusión de que las otras
culturas debían tener instituciones
del mismo tipo y papeles que las que tenían el
cristianismo o el judaísmo en sus respectivas culturas.
Afirmaciones y creencias tan arraigadas como prematuras
constituyen el origen de gran parte de tales
discrepancias.
Un examen de las religiones a la luz de los
conocimientos más avanzados debe comenzar por lo tanto
limitando el término religión a aquellas
instituciones para las que ha sido utilizado de forma habitual:
el judaísmo y sus variantes, el cristianismo y el Islam.
Aunque esta limitación resulte algo arbitraria tiene sin
embargo el mérito de facilitar una significación
más clara limitándola a instituciones que tengan
numerosos puntos de coincidencia.
El siguiente paso será examinar las llamadas
religiones identificadas en otras culturas, fijando el grado de
equivalencia con el término en su acepción
más restringida y utilizando después nuevos
sistemas para clasificarlas cuando no se haya encontrado
correspondencia. Dicha correspondencia no es cuestión de
acuerdo o desacuerdo doctrinal, por ejemplo, en cuanto a nociones
de Dios o de conducta moral.
Es cuestión de decidir si las instituciones a las que se
ha llamado religiones tienen la misma función en sus
diversos contextos culturales como, por ejemplo, las que cumple
una institución como el cristianismo en
Occidente.
Otra dificultad que se presenta al intentar examinar las
religiones desde el punto de vista histórico es la
noción común de la denominada religión
primitiva, como forma de sentimiento y práctica religiosa
humana más antigua y elemental. Sin embargo, no es
seguro asumir
que las formas no occidentales de cultura que
carecen de desarrollo
tecnológico sean por ello representativas de los primeros
pasos en la carrera humana hacia las ideas espirituales. Cuanto
más se sabe sobre diferentes criterios de culturas,
más dificultades aparecen para adecuarlas en un sencillo
esquema evolutivo o en un sistema de criterios claro. Se va a
relacionar el tratamiento de la religión con un informe
comparativo de las tres formas principales de conciencia sobre
la relación humana con el universo o la
deidad; una fundada en las religiones primitivas, otra en las
religiones definidas de una forma más común, y la
tercera, en los diversos sistemas orientales de creencias y
prácticas que pueden calificarse como caminos de
liberación.
La religión es por lo tanto fe comunitaria en, y
conformidad con, el modelo que el
pensamiento
descubre o ha sido revelado, como voluntad o mandamiento de la
inteligencia
que se encuentra más allá del universo. La
comunidad se vincula a este modelo como pauta de vida, que
consiste en tres elementos: el credo, el código y el
culto. Credo es la fe en el modelo revelado y en la inteligencia
divina que lo constituyó.
Las religiones surgen en culturas donde sus componentes
han desarrollado un fuerte sentido de diferenciación entre
mente humana y entorno natural, conciencia subjetiva con
sanción y autorización divina, que incluye las
reglas de participación activa en sociedad.
Culto es el ritual de ceremonias o actos
simbólicos por medio de los cuales la comunidad pone su
conciencia en armonía con la mente de Dios, ya sea
mediante danzas ceremoniales o reconstrucciones dramatizadas de
las acciones de
Dios, o por el sacrificio de alimentos
celebrados en común por Dios y su pueblo. (Enciclopedia
Encarta, 2004).
La salvación religiosa es en síntesis
la idea de la incorporación a una comunidad divina, a
través del sometimiento a los deseos de Dios. En fases
posteriores de la tradición semítica, la
salvación comenzó a englobar la idea de la
supervivencia más allá de la muerte,
primero mediante la resurrección milagrosa del cuerpo y
después, como resultado de las influencias griegas, en
virtud de la mortalidad inherente del alma. Sin
embargo, la salvación quedaba subordinada y condicionada
al ingreso en la comunidad divina. Después de la muerte,
aquellos que no se han incorporado son proscritos espirituales
enviados, por ejemplo, a la gehena judaica, al infierno cristiano
o a la bilis islámica. Por otra parte, la salvación
después de la vida mortal es concebida como un estado de
íntima unión con Dios en el que, sin embargo, se
mantiene la
personalidad diferente de cada miembro.
Aunque se considera que salvarse depende del
cumplimiento de una regla de vida, todas las tradiciones
religiosas reconocen que por sus propias facultades las personas
no pueden cumplir las condiciones de salvación.
Las escrituras hebreas, que judaísmo,
cristianismo e Islam consideran de revelación divina,
contienen la idea de una caída inicial, o pecado original,
cometido por el primer hombre y la
primera mujer,
Adán y Eva, y como consecuencia, la voluntad humana
está en esencia pervertida por el egoísmo y la
soberbia. Por lo tanto, la salvación es imposible sin
ayuda divina. Las tres religiones enseñan lo mismo, que
Dios es sobre todo amor y
misericordia y que su objetivo final
es la redención de toda la humanidad. Cuando los
individuos se arrepienten de sus faltas, Dios
ofrece su gracia con generosidad; es decir, la salvación
considerada como un premio para quienes no la merecen. En la
tradición cristiana, el único mediador o dador de
gracia es el Jesús de Nazaret histórico,
considerado como la personificación humana o
encarnación del propio Dios. Jesús ama tanto al
mundo que viene a sufrir su dolor, a soportar su carga, y a
transformarlo desde dentro.
Por lo tanto, en el presente esquema de
clasificación, judaísmo, cristianismo e Islam
pueden llamarse las tres 'religiones mundiales', es decir,
religiones que tienen como ideal la totalidad de la especie
humana.
Otras creencias de carácter más local se adaptan a la
definición de religión, aunque estén
más vinculadas concretamente con determinados esquemas de
cultura. Estas creencias surgen de la comunidad sij en India y el
zoroastrismo, la religión de los persas, en India e
Irán. Entre ciertas formas de religión, que ya no
se practican, figuran los cultos de Ra y Osiris del antiguo
Egipto y los
misterios clásicos del mundo grecorromano.
En Asia existen
ciertos tipos reconocidos de experiencia espiritual que en
Occidente tienen lugar sólo de una forma casual y con un
reconocimiento mínimo de las tradiciones religiosas
oficiales. Estos tipos de experiencia no deberían
identificarse siempre con el misticismo, o el sentimiento de
unión con Dios, que puede producirse en un contexto
teístico y religioso. Por lo tanto parece más
apropiado utilizar un concepto como
'caminos de liberación' para describir estas formas de
experiencia espiritual, ya que todas ellas se ocupan de la
emancipación de la conciencia humana de ideas y
sentimientos provocados por los condicionamientos sociales. Es
decir, por los propios sistemas de convención que
garantiza una religión, en el sentido habitual del
término. Estos caminos, sin embargo, no deberían
ser considerados antirreligiosos, ya que no pretenden destruir la
religión y la convención sino utilizarlas sin verse
condicionados por ellas. Intentan superar el concepto del mundo,
adquirido a través del uso del pensamiento y el lenguaje;
consideran que este concepto favorece divisiones y diferencias y
tiende a hacer que las personas desatiendan su inseparabilidad
del universo total. Entre los principales caminos de
liberación están los que aparecen en el hinduismo
(de forma muy clara en el vedanta y el yoga), el budismo y el
taoísmo.
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