¿Quién tiene un libro de Juan Filloy? Informe sobre la obra de un escritor singular
- Breve presentación
biográfica de Juan Filloy - Desde el
olvido y la distancia - La
inspiración literaria y el gusto del
lector - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
El objeto del presente trabajo es
registrar la experiencia de aplicación ?en el caso puntual
de la obra del autor cordobés Juan Filloy?
de los contenidos teóricos considerados durante el
presente año en el Espacio de Definición
Institucional.
Concebido originalmente como un trabajo
monográfico, los ajustes necesarios que se han impreso a
este recorrido fueron definiendo la estructura de
un informe de
lectura. Una
lectura muy particular, si se tiene en cuenta que resulta
imposible, para quien consulta bibliotecas en
Salto, encontrar obras de Filloy. Cabe aquí entonces
intentar una breve reseña del camino andado. Y
desandado.
La idea de investigar sobre la figura y la producción literaria de Juan Filloy surge
durante una clase, cuando
la cátedra presenta su caso como ejemplo de los escritores
prolíficos, inteligentes, creativos, pero que por
algún motivo no están en los topes de venta ni en el
comentario de la gente más o menos lectora.
El paso siguiente, Internet mediante, fue
bucear en algunos de los artículos periodísticos y
literarios que se ocuparon alguna vez de la vida y de la obra del
escritor cordobés. Dado que los diarios argentinos
conservan sus ediciones digitalizadas en Internet desde el
año 1995, los textos encontrados con referencia a la
búsqueda datan de esa fecha o menos.
Quizá sea necesario hacer la salvedad de que al
trabajar con artículos periodísticos ya se
está partiendo desde la parcelación de un discurso
previo, "digerido" y mediado por la intervención de
participantes que, tanto en la ocurrencia efectiva de las
entrevistas
como en la suscripción de ensayos
críticos o de reseñas literarias, ya organizan una
operación de lectura "interesada" del escritor y de su
obra.
La extensión y la complejidad de los fragmentos,
además, obedece no tanto a la propuesta mediadora de
periodistas y escritores, y/o a las intervenciones del mismo
entrevistado, sino al estilo propio de la Red: colores, tablas,
fotografías, poca extensión y casi ninguna claridad
en muchos casos, pero no a causa de la complejidad del discurso
que se exhibe en el corpus de los textos sino, más bien,
por los defectos gramaticales. En todos ellos, sin embargo, puede
leerse una unidad significativa en la evaluación: Filloy es un escritor fuera de
lo común, talentoso, innovador, erudito, trasgresor pero
poco leído. Sirvan estas citas como ejemplo:
"(?) a lo largo de 105 años cultivó una
forma de cultura
atípica y transgresora. Cordobés de pura cepa,
abogado, juez de paz, dibujante, fundador del Club Talleres de
Córdoba y del Museo de Bellas Artes
de esa provincia fue, fundamentalmente, un escritor
prolífico, enigmático y casi secreto. Más
de 50 títulos, todos formados por siete letras, habiendo
utilizado todas las del alfabeto (desde la A a la Z) como letra
inicial, integran su obra. Aunque casi desconocida para el gran
público su influencia llegó a escritores como
Leopoldo Marechal y Julio
Cortázar, quien reconoce en Rayuela matices de
Filloy."
"Con estas novelas
llegó el reconocimiento de la crítica y la revalorización de los
rasgos vanguardistas de su literatura que
en cierta forma anticipan la narrativa de escritores como Julio
Cortázar y Leopoldo Marechal. Su imperturbable
residencia en Córdoba y la posición marginal que
ocupa una escritura a
veces inclasificable y singular han hecho de Filloy una figura
excéntrica pero exenta de devotos lectores. (?) La
posición que ocupa Juan Filloy en la literatura
argentina no es la que merece. No podría afirmarse
que es un desconocido en nuestras letras, pero sí que es
uno de los más notorios enigmas literarios de la
lengua
castellana. De todos modos, actualmente ya es posible hablar
del "mito"
Filloy, un mito que ha sido alimentado por múltiples
factores: la asombrosa personalidad
de este autor; el volumen
(más de 50 títulos) y las características
de su obra; la errática publicación y la
prolongada ineditez de sus libros; el
escamoteado reconocimiento y el olvido generalizado de la
crítica"
Dos preguntas relevantes vertebrarán el
recorrido: ¿cómo se construye un escritor para las
masas?, ¿cómo capta la simpatía del
público un autor talentoso?. Ambos interrogantes
constituyen el núcleo fuerte del trabajo y se resumen en
el último texto
analizado: "Un escritor real. El mito Filloy", aparecido en
Página/12, el 20 de febrero de 1994. La lectura de
este artículo periodístico supuso completar el
círculo y situarse nuevamente en el punto de partida.
Claro que con algunas respuestas para los interrogantes
iniciales.
Por último, corresponde señalar que se
redacta el presente informe sin ninguna pretensión de
ejercer una lectura sobre la obra del escritor cordobés,
sino más bien orientado al análisis de algunos fragmentos textuales
que, sobre la vida y la obra del escritor, circularon
públicamente en diarios argentinos o circulan
todavía en el marco de la Red.
Por lo tanto, el análisis de la obra es
verdaderamente exógeno: no es lo que escribió el
autor sino lo que se dice de lo que escribió, o más
aún: lo que se dice que escribió.
Así, este trabajo no es tanto la lectura de la literatura
de Filloy sino de la figura de escritor y de la imagen de obra
que contribuyen a construir de él los medios
gráficos.
El intento es, por lo tanto, una simple
aproximación, mediatizada por las cauciones que hemos
señalado, a la vida y a la obra de un escritor
singular.
Breve
presentación biográfica de Juan
Filloy
La breve reseña biográfica que sigue es
una síntesis
de lo que circula a propósito del escritor y de su obra en
las páginas de Internet, con la falta de citas
bibliográficas y datos de edición
propios de muchos sitios de la Red. Es interesante señalar
que se puede descubrir que ciertas frases reaparecen vez tras vez
en diferentes páginas, sin poder
determinar a quién pertenece la redacción original. Por ejemplo, "se
enorgullecía de ser "el campeón mundial" de los
palíndromos", "el olvido generalizado de la
crítica" o "el silencio incomprensible de la
crítica".
Escritor argentino nacido el 1 de agosto de 1894 en
Córdoba, en el seno de un matrimonio
formado por Dominique Grange, una francesa que se ganaba la vida
como lavandera, y Benito Filloy, un comerciante español
oriundo de Pontevedra. Compartió la vida y el trabajo con
sus seis hermanos en el negocio de ramos generales de su padre,
hasta conseguir el título de abogado en la Universidad
Nacional de Córdoba. De joven fue también dibujante
caricaturista, además de uno de los fundadores del popular
Club Talleres de Córdoba (aunque jamás jugó
al fútbol), el Golf Club de Río Cuarto, y el Museo
de Bellas Artes de Río Cuarto. Trabajó durante
sesenta años en el diario El Pueblo, en donde tenía
un artículo diario de actualidad, de crítica
teatral, arte,
etc.
A partir de 1931 comenzó a publicar sus obras en
ediciones privadas. Fue, fundamentalmente, un escritor
prolífico, enigmático y casi secreto. Entre sus
características como escritor, llama la atención la costumbre de utilizar siempre
siete letras en todos sus títulos: por lo menos uno de
ellos se corresponde con cada letra del abecedario, de la A a la
Z. También asombra su afición a los
palíndromos, frases que se pueden leer tanto al derecho
como al revés, entre otras. Después de sus primeras
siete obras, y debido a su labor como magistrado, se mantuvo casi
30 años sin publicar (desde 1939 a 1967), aunque no
dejó de escribir ni un solo día.
Aunque casi desconocida para el gran público, su
influencia llegó a escritores como Leopoldo Marechal y
Julio Cortázar, quien reconoce en Rayuela
matices de Filloy. Se refiere a este tema Mempo
Giardinelli:
"Sus relaciones, tanto literarias como personales, con
otros autores han sido ?para decirlo de alguna manera?
curiosas. La influencia de Filloy sobre sus
contemporáneos es mucho más evidente que
admitida. De hecho, algunas de las obras más importantes
de la narrativa argentina de las últimas décadas
tienen deudas con la producción filloyana, aunque en
ningún caso esa influencia ha sido estudiada y mucho
menos admitida. Filloy es un antecedente irrefutable de las
obras de Marechal y de Julio Cortázar, entre otros. Es
obvio que Marechal se inspiró en Op Oloop para su
novela El
banquete de Severo Arcángelo, del mismo modo que es
evidente la deuda que tiene lingüísticamente
Adán Buenosayres con Caterva. Es obvio que Rayuela y
otros textos de Cortázar acaso no se hubieran escrito
sin Caterva y otros textos de Filloy detrás.
Cortázar lo conocía bien: en Rayuela lo menciona
y en cierto modo sus clochards recuerdan a los linyeras de
Caterva. Claro que Cortázar tuvo la delicadeza de hablar
siempre maravillas de Filloy. Como fuere, es una verdadera
lástima que la crítica latinoamericana no haya
estudiado la influencia de Filloy en estos y otros autores. Un
estudio de correspondencias intertextuales entre Filloy,
Cortázar, Marechal, Borges, y
muchos otros, arrojaría resultados
asombrosos…"
"El hombre de
los tres siglos", como se definió en una entrevista
periodística difundida el 1 de enero de 2000, decía
ser "el campeón mundial" de los palíndromos, lo que
se refleja en su novela Karcino. Novelas como
Caterva y La Potra,
entre muchas otras, le ganaron la admiración y
también "el silencio incomprensible de la crítica",
a pesar de los incontables premios y distinciones que le fueron
otorgadas. Filloy fue prácticamente el inventor de la
parodia en la literatura
latinoamericana. Su novela Op oloop, que
publicó en 1934, fue prohibida por las entonces
autoridades de Buenos Aires, que
la calificaron de pornográfica.
Esa no fue la única obra que le deparó
más de un disgusto, pues también otras
publicaciones lo llevaron a ser perseguido por las dictaduras
militares que gobernaron el país. Tenía más
de 80 años cuando, en 1976, en pleno gobierno
dictatorial, fue llevado a comparecer ante jefes militares por la
publicación -el año anterior- de su novela
Vil y vil, aunque sólo estuvo retenido doce
horas, pues aburrió a sus inquisidores hablando de
literatura.
En particular, sostenía que lo que decía
el libro lo
decían los personajes, y que él no tenía
influencia sobre ellos, que hablaban lo que querían. Entre
1967 y 1973 aparecieron sus tres novelas más conocidas en
una importante editorial porteña, Karcino,
Caterva y La Potra, y,
desde 1973 en adelante, volvió a su costumbre de publicar
ediciones de autor. Entre sus obras cabe destacar también
Periplo (1931), ¡Estafen!
(1932), Balumba (poemas, 1933),
Op Oloop (1934), Aquende (1936),
Caterva (1937) y Finesse
(1939).
El escritor argentino Julio Cortázar no
sólo lo consideraba su maestro, sino que llegó a
calificarlo como "uno de los mejores literatos de habla hispana"
pero, pese a ese elogio, las novelas, cuentos y
poemas de Filloy tuvieron más repercusión en el
extranjero que en Argentina. A comienzos de la década de
los 90, cuando ganó el Premio Nacional de Literatura, una
nueva generación de lectores descubrió a Filloy y
la demanda
llevó a varias editoriales a disputarse la
reedición de sus novelas La potra y
Caterva, así como una colección de
cuentos. En 1997, cuando su libro Op oloop fue
editado en Holanda, el crítico holandés Peter
Venmans destacó que el estilo del escritor argentino es de
"una ironía superior, precioso, pedante, lleno de palabras
alambicadas y hallazgos literarios que parecían
imposibles" .
Murió mientras dormía la siesta, en la
tarde del sábado 15 de julio del 2000, tras haber
permanecido una semana hospitalizado por una
descompensación respiratoria.
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