El general griego Ioannis Metaxas
(Ítaca, 1871 – Atenas, 1941) estableció en 1936 en
Grecia un
régimen de tipo fascista que en poco tiempo se
convirtió en una versión griega del Tercer Reich.
La época fascista en Grecia (1936-1941) recibiría
el nombre de "Régimen del 4 de Agosto", por el día
de la subida al poder de
Metaxas.
Metaxas impuso su régimen en parte para combatir
la turbulenta situación social de Grecia en los
años 30, en los que se respiraba una atmósfera inestable
propiciada por la lucha entre las diferentes facciones políticas,
que llegaron a impulsar varias tentativas golpistas, mientras que
el Parlamento se hundía en el
descrédito.
En marzo de 1935, un levantamiento venizelista
fracasó y los comicios de octubre del mismo año
reforzaron la mayoría monarquista, lo que permitió
el retorno del rey Jorge II al trono y reestablecer la monarquía en el país. Pero el
Parlamento, muy dividido en facciones incompatibles, no era capaz
de crear una mayoría clara de gobierno y la
creciente actividad de los comunistas, que en las elecciones de
1936 obtuvieron 15 escaños, provocaron la alarma entre la
burguesía y las clases medias griegas.
En mayo de ese mismo año se dieron grandes
huelgas en el norte del país, lo que decidió al
jefe del gobierno en funciones, el
general Metaxas, a disolver el Parlamento el 4 de Agosto de 1936,
a decretar la ley marcial y a
implementar un régimen de carácter fascista para reestablecer el
orden social y sofocar el crecimiento de los
comunistas.
En una de sus primeras alocuciones, Metaxas
anunció: "He asumido la totalidad del poder que necesito
para salvar a Grecia de las catástrofes que la
amenazan"(1).
Precisamente, uno de los logros más importantes
de Metaxas fue la estabilización de la turbulenta
situación social de Grecia de la época, sobretodo
gracias a su formidablemente eficiente ministro de orden
público Konstantinos Maniadakis.
El propio Metaxas había dicho que el sentimiento
de orden y colectividad era un valor
fundamental de una sociedad
fascista: "Debemos subordinar nuestros apetitos, nuestras
pasiones y nuestro egoísmo a la totalidad del interés
nacional… De ese modo seremos un pueblo que es verdaderamente
libre. De otro modo, la anarquía y la indisciplina
gobernarán sobre nosotros bajo la falsa máscara de
la libertad"
(2).
El "Nuevo Estado"
fascista se inspiraba claramente en la Alemania nazi
de la que era contemporánea, como el general Alexander
Kondylis dejó claro: "Todo conflicto y
todo desacuerdo debe desaparecer en el futuro; nuestro programa de
política
interna no se diferenciará mucho del programa del gran
creador de la nueva Alemania, Adolf Hitler"
(3).
Metaxas recogía la tradición de Mussolini
("la tercera Roma") y de
Hitler ("el
tercer Reich") e invocaba "la Tercera Civilización
Helénica", después de la Antigüedad griega y
del Imperio Bizantino de la Edad Media.
Esta "Tercera Civilización Helénica", debía
"sintetizar los valores
paganos de la antigua Grecia, particularmente los de Esparta, con
los valores
cristianos del imperio medieval de Bizancio" (4).
También en el caso del régimen de Metaxas
se puede hablar del característico "culto al líder"
del Fascismo: Metaxas
se presentó a sí mismo como "el Primer Campesino",
"el Primer Trabajador", "el Primer Atleta" y como el "Padre
Nacional" (5). A imitación del nombre de "Duce" de
Mussolini y "Führer" de Hitler, Metaxas adoptó el
título de "Arhigos" ("conductor").
Al igual que sus contemporáneos regímenes
fascistas italiano y alemán, el régimen del 4 de
Agosto hacía uso del saludo romano o fascista (con el
brazo derecho extendido) y tenía sus propios uniformes,
saludos, canciones y rituales. Como símbolo se
escogió el pelekys, el hacha de doble filo originario de
la civilización minoica y que para Metaxas era el
símbolo más antiguo de todas las culturas
griegas.
Para asegurar el orden público que Metaxas
creó una policía secreta, llamada Asfalia, que
vendría a ser el equivalente griego a la Gestapo
alemana.
La policía política griega se
convirtió en todopoderosa, y los comunistas y los
izquierdistas sufrieron una represión brutal. Más
de 30.000 personas fueron arrestadas y encarceladas, o exiliadas
por motivos políticos, y las torturas se hicieron
habituales para extraer confesiones o acusaciones contra aquellos
que se oponían al régimen. Con tales
políticas, Metaxas ahogó las actividades de los
comunistas y su proyecto
político. Pero no sólo desarmó a los
izquierdistas; también consiguió desmantelar el
viejo sistema de
patronazgo basado en las lealtades de los partidos
monárquico y venizelista.
Metaxas también creó a finales de 1936,
poco después de haber llegado al poder, la Ethniki
Organosi Neolaias (Organización Nacional de Juventudes, EON),
que venía ser una versión griega de las Juventudes
Hitlerianas Hitlerjugend, y que debía prorrogar los
valores del régimen en el futuro. La juventud
debía tener nuevos ideales, nuevas ambiciones y nuevas
esperanzas, y liberarse "de las avariciosas manos de los
plutócratas, los comunistas y de todos aquellos que
querrían abusar de las capacidades de la
juventud".
El objetivo de la
EON era la unión de la juventud, una unión
fundamentada en el amor a la
patria, en el valor y en la creencia en la "continuidad de la
sangre
helénica". La EON unía a la juventud griega de
todos los niveles económicos y sociales en un único
cuerpo, y educaba a los chicos en la disciplina y
el entrenamiento
militar y a las chicas en las labores domésticas. La EON
tenía como himno el Giovinezza ("Juventud") de la Italia de
Mussolini, y publicaba una revista
quincenal llamada E Neolaia ("La Juventud"), que tenía
mucha resonancia tanto en las escuelas como en las
universidades.
El régimen de Metaxas intentó fortalecer
los valores de la patria, la lealtad, la familia, la
religión,
la estabilidad y el orden social y político. Por encima de
todo, sin embargo, estaba el Helenismo, que
debía sacar a Grecia de siglos de decadencia. Por ello,
Metaxas reivindicaba la grandeza del pasado de Grecia y
anunció que "por tanto, tenemos la obligación de
regresar al pasado a fin de redescubrirnos" (6).
Metaxas veía en los griegos una "comunidad de
sangre", un conjunto de individuos emparentados unos con otros a
través del sagrado vínculo de la sangre y de unos
antepasados comunes, y fundamentaba su creencia en la
superioridad de la raza helénica en teorías
tanto culturales como biológicas, pero sin caer en los
desvaríos racistas de Hitler o Himmler. Aún
así, el régimen de Metaxas insistió en las
virtudes raciales del pueblo helénico, virtudes que
residían en la sangre helénica y no dudaba en
hablar de una "raza griega" que se había mantenido pura
desde tiempos inmemoriales.
La raza griega era referida frecuentemente como "la raza
elegida de los dioses", una raza "inmortal" que "vivirá
para siempre" (7).
Es verdad que el régimen de Metaxas
magnificó el peligro comunista para justificar sus excesos
represivos, pero también es verdad que bajo su gobierno
Metaxas se ganó el respaldo del pueblo griego con el
desarrollo de
una política que introdujo abundantes y avanzadas medidas
de protección social por las que hoy aún es
recordado: fundó el Insituto Nacional de la Seguridad
Social (IKA), estableció las dos semanas
mínimas de vacaciones al año, los seguros
médicos y salariales para los trabajadores, la
protección a la maternidad de la mujer
trabajadora, etc…
Muchas de estas medidas, muy avanzadas a su tiempo y
sobretodo a su entorno geográfico, siguen aún hoy
vigentes de una u otra manera en Grecia.
Metaxas, además, mejoró mucho las
condiciones de los trabajadores helenos: fijó un salario
mínimo para los trabajadores y los seguros laborales,
implantó la semana laboral de 5
días laborales y 40 horas semanales, subió los
salarios,
mejoró drásticamente las condiciones laborales en
la industria
aplicando severas medidas para hacer de los lugares de trabajo sitios
seguros, absorbió las deudas de los granjeros e
incrementó los precios de la
agricultura
para mejorar la vida en el campo.
Ya en 1938, sólo 2 años después de
convertirse en el líder de la nación,
la renta per cápita de los griegos había subido de
una manera notable, a la vez que se conseguía rebajar el
paro a un
fuerte ritmo, aunque fuera mediante el desarrollo de una potente
industria armamentística.
Metaxas también inició un gran plan de
infraestructuras y de obras públicas, incluyendo proyectos de
drenaje de tierras. Además, el régimen de Metaxas
consiguió eficiencia
administrativa y una sólida circulación
monetaria.
El régimen de Metaxas, aunque autoritario,
logró efectuar una gran mejora en muy pocos años en
prácticamente todos los campos de la sociedad griega,
aunque fuera a costa de negar muchos de los derechos individuales y
colectivos obtenidos durante la democracia
anterior.
Aún así, hay que decir que a diferencia
del fascismo italiano y alemán, el fascismo griego no fue
nunca un movimiento de
masas. Sin embargo, sí se puede afirmar que gozó de
la creciente simpatía del pueblo helénico, incluso
entre los círculos izquierdistas, incapaces de negar los
evidentes logros de la política del régimen del 4
de Agosto.
A pesar de ser un régimen fuertemente
nacionalista, el fascismo griego no se lanzó a aventuras
expansionistas, a pesar de que apoyaba el concepto de la
Megali Idea, la idea de una Gran Grecia que incluyera,
además del territorio griego, las comunidades
étnicas griegas del Sur de Albania, de la Macedonia
yugoslava, de la Tracia oriental y de la Anatolia occidental.
Metaxas prefirió, sin embargo, concentrarse militarmente
en la defensa del país frente a la guerra que se
avecinaba. Metaxas, como presidente del consejo de la Entente
Balcánica, también intentó reforzar los
vínculos entre los países balcánicos y
acordó un pacto de amistad y no
agresión con la vecina Bulgaria en julio de
1938.
Una de las dedicaciones más importantes del
régimen de Metaxas fue la mejora de las defensas del
país, como por ejemplo la construcción de la llamada "Línea
Metaxas", una línea defensiva en el Noroeste. El
ejército también fue objeto de grandes inversiones,
para aumentarlo en términos cuantitativos a la vez que
mejorarlo tecnológicamente mediante la compra de nuevas
armas para los
tres ejércitos, e incluso con la adquisición de
submarinos para la Marina. Asimismo, también se reservaron
grandes cantidades de recursos
alimenticios para afrontar una eventual situación de
guerra.
Todos estos esfuerzos se revelaron proverbiales para que
Grecia estuviera preparada para resistir con éxito
el ataque italiano con un ejército mucho más
pequeño que el italiano, y, como veremos después,
acabar venciendo a Mussolini en su intento de invadir
Grecia.
Uno de los grandes quebraderos de cabeza del
régimen fue, desde luego, la política exterior. Si
bien Metaxas veía en la Alemania de Hitler y la Italia de
Mussolini sus correligionarios naturales, la seguridad de
Grecia dependía en gran medida de Gran Bretaña, que
dominaba con su flota el Mediterráneo oriental.
Además, los planes de Mussolini de crear un nuevo Imperio Romano
chocaban obviamente con las pretensiones griegas de controlar el
Mar Egeo y las islas del Dodecaneso y de ejercer influencia en
Albania. El expansionismo italiano enfrentó a Mussolini y
Metaxas, y cuánto más fuerte sonaban los tambores
de guerra en Europa,
más cerca se sentía Metaxas de Gran Bretaña
y de los Aliados. De nuevo, Metaxas acertaría, puesto que
Grecia, como miembro de los Aliados, acabaría así
en el bando de los ganadores, recibiendo, precisamente de Italia,
las susodichas islas del Dodecaneso.
Todo ello se desencadenó después del
estallido de la Segunda Guerra
Mundial, de la cuál Metaxas procuró mantener a
Grecia alejada. El 28 de octubre de 1940, no obstante, el
ministro italiano en Atenas Gratzi le comunicó al Arhigos
un inaceptable ultimátum de Mussolini, que había
concentrado a sus tropas en Albania, a la espera de atacar
Grecia.
Metaxas supo sintonizar con los sentimientos de su
pueblo, y la historia cuenta que su
única respuesta al ultimátum fue un tajante y
enérgico "Okhi!" ("No!", en griego), respuesta con la que
ha pasado a la historia. Metaxas se dirigió poco
después a la nación
con estas palabras: "Ha llegado el momento de que Grecia luche
por su independencia.
Griegos, ahora debemos demostrar si somos dignos de nuestros
antepasados y de la libertad que nuestros Padres nos dieron.
Luchad por la Patria, por vuestras esposas, por vuestros hijos y
por las sagradas tradiciones. Ahora, sobre todas las cosas,
luchad!" (8).
Uno de los mayores éxitos de Metaxas en esas
dificilísimas circunstancias fue el conseguir unir a toda
la nación contra el enemigo, olvidando temporalmente las
diferentes ideologías políticas. Así
consiguió que militares de todo tipo político
(realistas, venizelistas, nacionalistas, moderados e incluso
comunistas) se unieran a la causa y, lo que es más,
aceptaran someterse a su mando. Metaxas, que tenía una
larga experiencia militar (había estudiado Ciencias
Militares en Alemania, había combatido en la Guerra
Greco-Turca de 1897 y se había convertido en héroe
de guerra en las Guerras
Balcánicas de 1912 y 1913), decidió así
contestar las provocaciones de la Italia mussoliniana entrando en
guerra.
En medio de un exacerbado sentimiento nacionalista que
poseyó a todos los griegos, Grecia entraba así en
el conflicto, de lado de los Aliados.
La resistencia
griega fue formidable: "En pocos días, las fuerzas de
ocupación italianas fueron devueltas a Albania en una
cruzada por la liberación de lo que los griegos llaman
Epiro del Norte, una área en el sur de Albania con una
importante minoría griega. El espectáculo de David
derrotando a Goliat levantó admiración en todo el
mundo, y durante esta época Grecia e Inglaterra fueron
los únicos países de Europa que resistían
activamente a los poderes del Eje Fascista" (9).
Charles De Gaulle fue una voz más de las que por
todo el mundo se deshicieron en elogios por la bravura del pueblo
griego. En un comunicado coincidiendo con la fiesta nacional
griega del Dia de la Independencia (25 de marzo), De Gaulle
expresó su admiración por la heroica resistencia
griega: "En nombre del atrapado aunque vivo pueblo
francés, la Francia libre
comunica sus saludos al pueblo griego, que lucha por la libertad.
El 25 de marzo de 1941 encuentra a Grecia en la cúspide de
sus heroicos esfuerzos y en la cima de su gloria. Desde la
batalla de Salamina [la batalla de Salamina es la
histórica batalla de la Antigüedad en que unos pocos
miles de griegos derrotaron al inmensamente más numeroso
ejército persa] Grecia no había conseguido la
grandeza y la gloria que hoy tiene". El propio Hitler se
desharía más tarde en elogios hacia el pueblo
griego y su bravura, y llegaría a conceder a los militares
griegos distinciones y privilegios que a ningún otro
pueblo conquistado otorgó.
Aún hoy, el 28 de octubre, día de la
invasión italiana, es una fiesta nacional en Grecia, y
recibe el nombre de "Okhi Mera" (Dia del No), en referencia a la
heroica y decidida respuesta de Metaxas al dictador fascista
italiano.
Durante tres días, en las casas, las oficinas,
las fábricas, las escuelas y los edificios públicos
de toda Grecia cuelgan y ondean banderas griegas en recuerdo a
esta gesta. Durante estos días, las emisoras de radio emiten
canciones patrióticas griegas, especialmente las de Sophia
Vembo, que dieron fuerzas a los jóvenes griegos al luchar
durante la guerra.
Fue precisamente durante la defensa del suelo griego
contra el ejército de Mussolini que Metaxas murió.
Su muerte fue un
episodio muy misterioso, y ha levantado no pocas suspicacias y
teorías entre los historiadores. Oficialmente, Metaxas
murió de una manera natural. Pero lo cierto es que Gran
Bretaña le presionaba para poder tomar tierra en
Grecia y luchar contra Hitler, a lo que Metaxas se oponía
una y otra vez, en su voluntad de mantener a Grecia como
país estrictamente neutral. Su muerte supuso que heredara
el poder Alexandros Koryzis, un hombre de
personalidad
débil al que los ingleses pronto doblegaron, consiguiendo
que autorizara la entrada del ejército
británico.
Evidentemente, las teorías que apuntan que
Metaxas fue en realidad asesinado por el servicio de
inteligencia
británico para poder conseguir así entrar en Grecia
no son pocas, y no mal fundamentadas. Más aún si
tenemos en cuenta que, poco después de haber autorizado la
entrada de los ingleses en Grecia, Koryzis se suicidó
(oficialmente), también en extrañas circunstancias
(10).
La etapa fascista en Grecia no acabó ni con la
misteriosa muerte de Metaxas ni con el suicidio de
Koryzis: el régimen siguió vivo combatiendo a los
alemanes hasta Abril de 1941, cuando el general Tsolakoglou
firmó la rendición de Grecia frente a la Wehrmacht.
Hitler estableció un gobierno títere
colaboracionista que obtuvo las riendas del poder hasta finales
de 1944, cuando finaliza la ocupación alemana.
Bibliografía
(1) P. J. Vatikiotis, Popular Autocracy in Greece,
1936-1941, p.89
(2) Kostas Plevris, Ioannis Metaxas (Biografia),
p.132
(3) Jon V. Kofas, Authoritarism in Greece,
p.54
(4) Richard Clogg, A Concise History of Greece,
p.87
(5) Marina Petrakis, The Metaxas Myth, p.35
(5) Annivas Velliadis, Metaxas-Hitler: Ellinogermanikes
Sxeseis stin Metaxiki Diktatoria
(6) Marina Petrakis, The Metaxas Myth, p.61
(7) Ioannis Metaxas, Logos, Nov. 1938
(8) P. J. Vatikiotis, Popular Autocracy in Greece,
1936-1941, p.144
(9) Richard Clogg, A concise history of Greece,
p.89
(10) Christos Pappas, O periergos thanatos tou Metaxa,
p.2
Andreas Markessinis
Sobre el autor
Andreas Markessinis es un enamorado de la historia
reciente de Grecia, interés por el que ha escrito decenas
de artículos en numerosas revistas. Fue el responsable del
proyecto Studia Hellenica, un proyecto online que ofrecía
artículos, estudios y análisis en profundidad sobre la Grecia
contemporánea. Es también el responsable del
Metaxas Project (www.metaxas-project.com), un proyecto online
sobre Metaxas y el periodo fascista griego. Considerado el mayor
especialista en lengua
castellana sobre la época fascista en Grecia, está
a punto de publicar "La Grecia Fascista", el primer libro en
lengua castellana sobre el periodo fascista en Grecia
(1936-1941).
El libro se puede adquirir en