Tecnología versus desarrollo humano
Tecnología versus desarrollo
humano
Las seres humanos deben conocer con un nivel de
profundidad razonable el componente tecnológico de su
vida. Se sentirán así más seguros y en
consecuencia serán más libres. Podrán
defender mucho mejor sus derechos como usuarios y
como consumidores. Pero, aún más importante,
podrán decidir con mayor fiabilidad qué es lo que
desean para ellos y para su comunidad. Por
extensión, e íntimamente relacionado con el
contenido del presente trabajo, podrán entender qué
modelo de
sociedad
quieren para sí mismos y, por coherencia y honestidad,
sólo tratarán de transferir a otros colectivos una
tecnología
que consideren proporcionada, sostenible y justa.
La tecnología puede
estar al servicio del
ciudadano. ¿Estamos preparados para aceptar los cambios
que todo ello conlleva en medio de un mundo que avanza a una
velocidad
increíble dando apenas tiempo a los
miembros de la sociedad activa a
adaptarse a estos nuevos cambios?.
El uso y difusión de las tecnologías en
los diferentes lugares se utiliza como una variable para medir el
ritmo de desarrollo que
alcanza una región, país o localidad determinada,
ocasionando innumerables diferencias entre los países
pobres y ricos y beneficios para unos y riesgos para
otros en detrimento de la vida de los seres humanos.
En las últimas décadas, el desarrollo
tecnológico le ha ganado espacios cruciales a nuestra
capacidad para imaginar y visualizar como será el futuro y
lo que ayer por la noche parecían sueños hoy por la
mañana se han convertido en realidades concretas y
objetivas.
Esta es una época de profundas innovaciones, la
dinámica de este proceso ya no
sólo nos exige adaptarnos a los cambios
tecnológicos que se han producido sino también a
los que están por producirse a muy corto plazo.
Prácticamente, en todas las áreas del conocimiento
se han dado y se seguirán dando pasos formidables en
múltiples procesos que
han modificado en todo sentido nuestra calidad de
vida.
Todo hace pensar, sin embargo, que sólo estamos
en los umbrales de este proceso y que
las alteraciones que provocará en la vida individual y
colectiva serán mucho más profundas de lo que por
ahora podemos imaginar. Por primera vez en la historia, la humanidad tiene
la capacidad tecnológica para poner en peligro el sentido
y la existencia de la vida. Este hecho en la medida en que
comienza a ser admitido, genera desplazamientos culturales de
enorme significación que contribuyen a la
redefinición de las relaciones entre la ciencia, la
tecnología y la sociedad, sin la cual no son posibles los
procedimientos
democráticos donde la información está controlada por un
círculo estrecho de científicos y burócratas
quienes determinan qué será dado a conocer al
público.
En campos como en la microelectrónica, las
telecomunicaciones y la biotecnología, – por solo aludir a tres
fuentes de lo
que con toda precisión se ha llamado la segunda revolución
industrial– los progresos son espectaculares y
anticipan horizontes de bienestar, de actividad y de
interdependencia entre los seres humanos que no resulta
fácil de dimensionar, además generará
grandes dificultades para la vida de los seres humanos. Decimos
esto ya que las ventajas de esta segunda revolución
industrial. Es solo para los países ricos que impulsan
comercialmente estos sectores estratégicos vinculados al
dominio
tecnológico, disfrutando de enormes ventajas en el
mercado
.
Cuando se tiene en cuenta que las conquistas de la
microelectrónica parten desde 1971, año en que se
inventó el microprocesador,
y cuando se considera que en sólo quince años las
funciones
microelectrónicas que este tiene han alcanzado la
extendida difusión que tienen en la actualidad, es posible
apreciar la velocidad con
que se han producido estas transformaciones. El campo de la
aplicación de estas funciones es cada
vez más amplio. Los equipos que la hacen posible son cada
vez más reducidos. La tecnología deja de ser
privativa de la gente poderosa y es incorporada a la actividad
social, cultural, educacional, comercial y doméstica de
los sectores mayoritarios de la población creando ventajas para unos y
desventajas para otros.
Por ejemplo: donde eran necesarias un sinnúmero
de secretarias para elaborar los documentos y las
informaciones de una poderosa empresa,
actualmente estos puestos de trabajo se han reducido en un 60 por
ciento y debe reducirse aún más, lo que acarrea el
aumento del desempleo y
además retroceso de la capacidad intelectual de este
sector. En este ejemplo solo aumentan su conocimiento y
sus riquezas los dueños de las poderosas redes de la
microelectrónica. Ellos mismos afirman que sus programas y
equipos son para personal de poco
conocimiento.
Está en marcha también una verdadera
revolución
de la vida cuya punta de lanza es la biotécnología.
Se están obteniendo avances espectaculares en la lucha
contra enfermedades,
frente a las cuales la medicina
tradicional tiene muy escaso margen de acción. La agricultura
comienza a tomar nota de productos y
cultivos cuyo rendimiento sobrepasa con creces los promedios
tradicionales de productividad
gracias a modificaciones de carácter
genético en las especies. El sólo hecho de que
comiencen a debatirse los problemas
morales, asociados a la posibilidad de alterar la
composición genética
de la especie humana, da cuenta de los extremos a que este
desarrollo podría conducir si llega a ser manejado al
margen de la ética.
Las vacunas son
las tecnologías más eficientes en relación
con los gastos en la
atención de salud, son capaces de
prevenir la enfermedad con una dosis que se administra por una
sola vez, pero producen pocas ganancias. Son relegadas respecto a
medicamentos que requieren aplicaciones reiteradas y generan
ganancias mayores. Simplemente ocurre que quienes más las
necesitan son precisamente las poblaciones de los países
atrasados, donde la insalubridad y la falta de alimentación son un
elemento constante que provoca múltiples enfermedades y que el atraso
no les permite tener una educación sanitaria
capaz de resolver estos problemas.
Sólo los nuevos medicamentos, las mejores
semillas y en general las mejores tecnologías, convertidas
en mercancías, tienen un precio
sólo al alcance de los países ricos. Pongamos como
ejemplos como más de 30, 000 niños
mueren diariamente a causa de enfermedades que en su
mayoría podrían evitarse, o los 18 millones de
personas mueren cada año por enfermedades transmisibles,
muchos de los cuales viven en zonas marginales .
En el sector de las telecomunicaciones, la revolución es tanto
o más profunda y prácticamente ha terminado por
anular los conceptos de proximidad y distancia. En Estados Unidos se
están vendiendo unas 60 mil antenas
parabólicas al mes, con la cuales los televidentes pueden
captar emisiones de los satélites
de forma directa, por encima de cualquier frontera y de cualquier
monopolio de
hecho o de derecho que los gobiernos quieran imponer sobre este
medio de comunicación. Situación que
contrasta con los países de América
Latina, donde se cambia por completo la esencia de la
realidad del hombre ante su
medio.
Los países desarrollados, con el 15 por ciento de
los habitantes del planeta, concentran el 88 por ciento de los
usuarios de Internet. Sólo en
Estados Unidos
hay más computadoras
que la suma de las existentes en el resto del mundo. Estos
países controlan el 97 por ciento de las patentes a nivel
global, reciben más del 90 por ciento de los derechos de licencias
internacionales, mientras que para muchos países atrasados
el uso de los derechos de propiedad
intelectual es inexistente. Ellos imponen patrones de consumo,
gustos, manera de pensar, idioma, cultura etc.
que desvirtúa lo autóctono de una nación.
El lucro se impone por encima de las crecientes
necesidades en la investigación privada. Los derechos de
propiedad
intelectual excluyen del conocimiento a los países
subdesarrollados, y la legislación de patentes no reconoce
los conocimientos ni los sistemas
tradicionales de propiedad, que son tan importantes en los
países subdesarrollados.
Las industrias
culturales introducen nuevos estilos de vida, ya desde los
impactos de la primera y la segunda revolución
industrial se dejan sentir. en países como Argentina,
Brasil o
México se
constituyen los mercados
nacionales con una dimensión considerable, alcanzando un
cambio
estructural: un desarrollo
económico más amplio y diversificado, cuya base
se apoya en el crecimiento industrial y en las tecnologías
más avanzadas, de ampliación del mercado de
bienes
culturales, sobre todo de las grandes aglomeraciones urbanas, que
con la introducción de nuevas
tecnologías de comunicación, particularmente la
televisión, se observan estas transformaciones en las
diferentes niveles de la sociedad, logrando que los países
latinoamericanos se distancien así de su pasado y se
imponga un producto
industrial articulado a sus estrategias de
mercado.
Estos nuevos estilos de vida entran en competencia con
otras instancias: la familia, la
religión,
la vida en las regiones rurales, etc. donde la
escolarización de los sectores populares es muy
deficiente. Los índices de analfabetismo
y las barreras que existen para el paso de la enseñanza primaria a la secundaria, sin
dudas, certifican la realidad de este proceso de discriminación social.
Hacen que las escuelas del continente latinoamericano,
no puedan competir seriamente con las industrias
culturales que se imponen. Estas por su capacidad abarcadora,
difunden sin grandes obstáculos gustos, maneras de pensar,
concepciones de vida que rápidamente echan raíces
en los hábitos populares. Las industrias culturales
redefinen, por lo tanto, el panorama cultural latinoamericano.
Son modernas en su configuración, pero en su
difusión contrastan con la idea de una América
Latina rural, oligárquica "atrasada".
Muchos de los problemas que históricamente han
afectado a la región subsisten: la pobreza, la
marginación de las clases populares del acceso a los
servicios
educacionales y de salud, la desigualdad
regional, y sin embargo se habla de modernidad dentro
del continente, tradición en la que se encuentran patrones
y referencias técnicas y
sociales que orientan la conducta y las
aspiraciones de los individuos. Es una modernidad
problemática, controvertida, pero sin duda parte
integrante del día a día, donde los aparatos de
televisión, automóviles,
aeropuertos, las televisiones por cables, la publicidad, etc.
se comparten con otras tradiciones locales, que son seguidas por
millones de marginados que no tienen posibilidad de aspirar a las
primeras.
Razón tiene nuestro presidente Fidel Castro
cuando planteó en la sesión inaugural de la Cumbre
Sur, en abril del 2000, que "Las maravillas tecnológicas,
han hecho más pequeño al planeta en términos
de comunicaciones
y distancias, coexisten con la enorme y cada vez mayor distancia
entre riqueza y pobreza, entre
desarrollo y subdesarrollo"(Castro Ruz,1999)
En cambio,
sectores como la agricultura y
los textiles, como producciones básicas de gran importación para los países del sur,
no han logrado siquiera eliminar las restricciones a que son
objeto por parte de los poderosos que no comprenden los intereses
de los países manufactureros, que son el eslabón
más débil en el comercio
mundial. Para 67 países del Sur estas producciones
representan no menos del 50 porciento de sus ingresos por
exportación.
Así en el mundo globalizado, donde el
conocimiento es la clave del desarrollo, la brecha
tecnológica entre el norte y el sur se aborda más
en condiciones de creciente privatización de las investigaciones
científicas y de sus resultados.
La ciencia crea
nuevos seres técnicos, la técnica crea nuevas
líneas de objetos científicos, llegará el
momento en que no sabremos deslindar sus límites.Se
trata de cancelar las identidades de la ciencia y
la tecnología, por ello debemos tomar conciencia clara
de la naturaleza de la
actividad científica y la tecnología
contemporánea, que está implantando métodos y
mecanismos nuevos para poder
determinar hasta donde llevar el desarrollo y como se
interrelaciona este con los hombres en su acontecer diario, para
poder
colocarlos en primer plano por encima de la
tecnología.
Las tecnologías, entendidas como prácticas
sociales, que involucran formas de organización social o gestión
de recursos,
están integradas en sociosistemas dentro de las cuales
establecen vínculos e interdependencias con diversos
componentes de los mismos. En consecuencia, la transferencia de
tecnologías, los procesos de
difusión tecnológica que se producen en los
países pobres pueden generar alteraciones sociales en los
sociosistemas por reducción de los salarios y de
puestos de trabajo, alterando todo el equilibrio
existente.
Por ejemplo, el intento de controlar la natalidad en
países carentes de hábitos, cultura y
sistemas
sanitarios apropiados a través de la transferencia de
dispositivos intrauterinos de amplio uso en sociedades,
donde las condiciones sanitarias y culturales son bien distintas
con el consiguiente costo de vidas
humanas, es un ejemplo claro de la pertenencia de la
noción de sociosistema. No importa solo la técnica
utilizada, sino que hay que tomar en cuenta las interrelaciones
sociales donde deberá funcionar para lograr su éxito
final.
Tan necesaria es la relación existente entre la
tecnología y la sociedad, que hay que detenerse en las
características intrínsecas de las
propias tecnologías y ver como ellas influyen directamente
sobre la
organización social y la distribución de poder: Un simple puente
puede estar cargado de política, "tal como
muestra
Langdon Winner en su conocido ejemplo de los puentes de Long
Islands, Nueva
York".(Núñez Jover,2000) el cual tenía
un claro propósito al diseñar los doscientos pasos
elevados de Long Islands. Se trataba de reservar los paseos y
playas de la zona a blancos, acomodados, poseedores de
automóviles . Los autobuses de transportar a pobres y
negros, con su altura, no eran capaces de llegar a la zona, por
lo que los derechos de los pobres quedaban reducidos.
Así el uso de las tecnologías se ve como
un asunto político, desde una óptica
mucho más simplista contra los derechos de los oprimidos y
se convierte en un problema de la discriminación racial y social, que viene
desde mucho antes de desarrollarse la segunda revolución
industrial Por eso es importante a la hora de introducir una
novedad tecnológica, contar con la participación
pública y la reacción de las personas afectadas
para prever los efectos secundarios e imprevistos que pueda traer
su implantación dentro de la sociedad.
En fin, todas estas manifestaciones de las
potencialidades que la tecnología está abriendo en
todos los planos del saber y de la actividad productiva, son
parte de la segunda revolución industrial que estamos
viviendo y no es posible circunscribir las modalidades del
pensamiento y
las diferencias de vida cada vez más amplias de la
población.
La pregunta que en el fondo plantea este complejo
fenómeno social, económico, político,
cultural y mental, no debe ser: Hasta dónde llegará
la tecnología? – cosa que es imposible de responder –
Debemos preguntarnos: ¿ Qué vamos a
hacer?.
Esta pregunta es pertinente para cada individuo, pero es
también pertinente para cada sociedad y para cada estado. Se
deben definir la actitud que
deben adoptar los estados frente a realidades que están
presentes y que reclaman de la población una
posición clara, y en lo posible inteligente. No se puede
volver la espalda a este problema ni ignorarlo, es necesario
aprovechar las oportunidades que el desarrollo científico
y tecnológico brinda para alcanzar mayores niveles de
bienestar social y de libertad
política.
El estado, como
principal responsable, tiene que hacer todo lo posible por
eliminar la pobreza
mediante la adopción y
ejecución de políticas
apropiadas , y es preciso defender el cumplimiento de la responsabilidad en términos de la
ejecución de las políticas.
Existen elementos de política
económica que tienen importancia decisiva para
establecer la erradicación de la pobreza y la
realización de los derechos humanos,
como son el procurar el desarrollo tecnológico en
beneficio de los pobres, reestructurar los presupuestos
en esta función,
garantizar la participación ciudadana, eliminar la
discriminación y garantizar los derechos de cada
uno.
La tecnología, debe convertirse en el pilar
fundamental del desarrollo
económico, es la principal fuente de crecimiento como
elemento medible del PIB de un
país determinado. Es lamentable no reconocer como algunos
países latinoamericanos están mejor preparados para
conectarse a esta revolución industrial de lo que estuvo
para conectarse a la primera. A diferencia de aquella, esta
segunda revolución industrial es más intensiva en
capital humano
que en capital
físico. En ella cuenta más el talento, el
conocimiento y la imaginación que .la cantidad de
máquinas o las minas de carbón que
se posean Para esta revolución se necesitan más los
niveles de calidad
científica y profesional de la sociedad que los ahorros o
los capitales que tenga a su disposición cada país.
Cuba realmente
es uno de los pocos países que cuenta con un capital humano
suficiente como para enfrentar los retos a las nuevas
tecnologías, pero nos falta el capital
necesario para adquirirías en medio de un mercado mundial
controlado por las grandes compañías.
El individuo necesita de una sociedad libre para poder
generar de acuerdo a sus potencialidades y capacidad de innovación, que cada cual pueda
desarrollarse según sus propias habilidades y
posibilidades, que sea capaz de respirar en medio de un ambiente de
libertad
intelectual y cultural, que privilegie el espíritu
creador, el trabajo
imaginativo, la innovación, la crítica y la
confrontación de ideas. Un ambiente
así no sólo crea un espacio receptivo a la
expansión del conocimiento sino que además la
estimula.
Hoy la alianza entre ciencia y
tecnología es realmente fuerte, por lo que el estado debe
aportar recursos a la
investigación
científico–tecnológica. Las economías
de mercado prevalecientes dentro de América
Latina no pueden satisfacer plenamente estas necesidades,
sólo buscan su participación en aquellas
áreas donde su intervención sea necesaria por
razones de bien común o porque desbordan las posibilidades
de acción de los particulares. Por eso la
investigación científico y tecnológica es un
elemento dentro de la sociedad que requiere mayor compromiso y
asistencia social para que pueda satisfacer las crecientes
necesidades que tiene toda la población, fundamentalmente
aquella que carece de los recursos necesarios para poder resolver
sus problemas desde afuera.
RETOS DE CUBA DENTRO DE
LA INFLUENCIA TECNOLÓGICA MUNDIAL.
Para Cuba, lograr su propia concepción del
desarrollo no ha sido una tarea muy fácil, primero las
constantes agresiones por parte del imperialismo y
la contrarrevolución exterior, después el derrumbe
del campo socialista. El estado es
el único encargado de dirigir la política
social, lo que permitió la concentración y
distribución de los recursos disponibles en
función
de esta política, ha mostrado elevados índices de
desarrollo
humano favorables al ubicar la evolución del ser humano en su
condición de sujeto social activo como objetivo
supremo del modelo de
desarrollo.
La evolución económica del país
ha mostrado un crecimiento promedio anual del 4,3% y del producto por
habitante de 2,8 %, con un incremento estimado de la productividad del
trabajo del 2%. Tales resultados se basan en una inversión bruta estatal de 62 250 millones
de pesos donde el desarrollo científico y
tecnológico ha desempeñado un rol fundamental y
priorizado desde los primeros momentos.(Castro
Ruz,2000)
Estos resultados superan, en general lo alcanzado por
América
Latina entre 1960 y 1985. En la región el PIB per
cápita creció a una tasa media anual de 1,8%,
mientras en Cuba lo hizo al 3,1%.( Castro Ruz, 2000)
A partir de 1989, la situación cambio en la
medida que las tensiones provocadas por los acontecimientos
externos generaron limitaciones en general en el país. Aun
en estas circunstancias, la distribución racional de los
recursos disponibles ha disminuido el costo social de
la actual crisis.
En 1990 se observó una caída generalizada
de todos los indicadores
económicos. El PIB descendió al 34,8% en 1993. Por
lo que se hace una reformulación dentro de la estrategia del
desarrollo económico cubano. En 1994 se inicia un lento
proceso de crecimiento donde las investigaciones
cobran el papel
fundamental como una de las soluciones
más urgentes a desarrollar para resolver todas las
necesidades, se observo cierto crecimiento en sectores
estratégicos y algunas producciones no tradicionales, como
es el caso de la biotecnología.
Sólo con la adecuada calificación de los
recurso humanos que existe en Cuba se ha logrado alcanzar tal
propósito, lo cual redunda en rendimientos crecientes de
los niveles de productividad de sus recursos
humanos disponibles para todas estas tareas
científicas y tecnológicas al contar ya desde antes
con una adecuada educación, salud y
una fuerte capacitación. Se puede lograr mejor una
adaptación y uso de los procesos tecnológicos
modernos, que sean capaz de contribuir a la optima
combinación de los factores productivos, lo cual amplia
todas las posibilidades individuales de los cubanos en cuanto a
la disposición adecuada de acceso a todos los bienes y
servicios que
brinda el Estado.
Esta oferta de
recursos
humanos que existe a nivel nacional con un adecuado nivel de
calificación acepta el cambio tecnológico y conduce
a la formación y consolidación de las capacidades
locales e incrementa la producción y también mejora las
condiciones de vida de la población, solo un país
donde el cambio tecnológico es profundamente
revolucionario puede lograr tales fines.
La actual revolución
científico–tecnológica dentro de Cuba ha sido
posible en gran medida, gracias a la eficiencia del
sistema de
educación
superior en conjunto con los países del mundo
desarrollado. Ellos dan respuesta a las necesidades
científicas que tiene la sociedad en función del
desarrollo logrando un sistema
universitario competitivo en la calidad de la
formación profesional y de la investigación que es
fundamental para lograr todo este propósito.
También, se logra con la conveniencia de una
mayor integración entre las empresas y las
universidades. Precisamente una de las características de las áreas
líderes en materia de
innovación tecnológica es la conexión entre
el aula y las empresas, donde
el futuro profesional comprende la necesidad de utilizar las
tecnologías siempre en beneficio del hombre. La
capacitación se convierte así en un
elemento clave para medir el nivel de aplicación de las
tecnologías.
Por el contrario, dentro de América Latina es muy
común la fuga de cerebros, que es necesario detenerlo y
alentar así su retorno para poder incrementar los
índices de desarrollo interno. Ocurre que desde hace
muchos años, la falta de perspectiva económica
dentro del continente ha determinado la salida de valiosos
profesionales que pudieran dar todos sus conocimientos al
servicio del
desarrollo económico y social, local como regional en
función de incrementar la tasa de crecimiento, el nivel de
desarrollo y la esperanza de vida de toda la
población.
El PNUD, según insistió el representante
Mark Malloch Brown en la Cumbre Sur de Abril del 2000, ha urgido
a los estados asistentes a avalar el compromiso contraído
de reducir a la mitad la pobreza para el año 2005, aunque
reconoció, que "para ello es imprescindible elevar el
desarrollo económico, lo que es igual a triplicar la tasa
de crecimiento actual de los países pobres".
Pero como se va a incrementar el desarrollo si los
países del centro controlan las mejores
tecnologías, se roban los mejores cerebros y sólo
transfieren a los países de la periferia aquellas que son
altamente contaminantes, obsoletas, y que en el mejor de los
casos no tienen la seguridad
necesaria para garantizar el trabajo de
los obreros.
El progreso económico que se ha convertido en el
principal beneficio de la
globalización no ha sido compartido equitativamente y
la distancia que separa a ricos y pobres crece en lugar de
reducirse. El desarrollo tecnológico debe ser la mayor
aspiración para todos los países atrasados, porque
servirá para resolver todos los problemas que afectan hoy
a la población, esta variante como un paso más,
dentro del desarrollo a largo plazo. La decisión es
amarrar el futuro de América Latina a la revolución
científico y tecnológica.
La manera de cómo cada país responda a
esta revolución servirá para ver si han entrado por
una ventana o por la puerta ancha, que sólo hasta ahora
está reservada a las naciones que han tenido el coraje y
la sabiduría de enfrentar correctamente los
desafíos de su época.
Ese nuevo orden al cual aspiran todos y cada uno de los
países pobres, debe tener en cuenta que la riqueza del
norte industrializado no debe ser constituida sobre la pobreza
del sur, ellos que cuentan con gran ventaja científica y
tecnológica, deben brindarle a los pobres asistencia en
recursos financieros y transferirles tecnologías de punta
que respondan a las exigencias actuales y eleven su bienestar
social.
Por eso nunca antes la humanidad tuvo un potencial
científico–técnico tan formidable, una
capacidad de generación de riqueza y bienestar tan
extraordinario y nunca antes el mundo fue tan desigual y la
inequidad tan profunda.
Una mirada al mundo desde "el Sur", es decir los
países pobres no será mirar "desde abajo" a "los
del Norte", los países desarrollados. Será una
mirada de igual a igual. Compartimos el mismo planeta y
respiramos el mismo oxigeno. Guste
o no a los del Norte, el Sur existe por más
incómoda que
resulte a algunos la realidad.
El Sur, es además la mayoría, ha ganado
mayor conciencia acerca
del origen de las enormes desigualdades que sufre la humanidad y
para la cual resulta inaceptable la locura de un "orden" que
sitúa en el centro a un mercado próspero de algunos
cientos de millones de personas, donde están los
dueños de las finanzas, de
las tecnologías, de las armas más
poderosas y sofisticadas, en medio de un "resto del mundo"
condenado a la pobreza y al castigo por medios
económicos o militares si se rebelan. Son abundantes los
datos que
atestiguan el abismo, basta señalar que solo la cuidad de
Nueva York consume más energía
eléctrica que toda África Subsahariana,
mientras 800 millones de seres humanos padecen de
hambre.
Los países del norte deben tomar conciencia a
medida que aumenta el desarrollo de la ciencia y la
tecnología y no desarrolle la sociedad en su conjunto,
más se irán acrecentando las diferencias y si hoy
hablamos de la población del Sur, mañana
serán ellos también los afectados ya que si no es
democrático el desarrollo Ciencia–
Tecnología–Sociedad, esta última tiende a
perecer y todos en general somos seres humanos.
Nuñez Jover, Jorge.: De la Ciencia a la
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2000.
Fotocopia.
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América Latina: de la modernidad incompleta a la
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Revista Innovación y Transferencia de
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CENDOC/DH. http://www.promudeh.gob.pe/
AUTORA:
Msc. Luisa Rodríguez
Domínguez
Cátedra CTS + I.
Universidad de Cienfuegos, Cuba.
La autora es Profesora Asistente de la UNIVERSIDAD DE
CIENFUEGOS "CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ", Cuba.
FACULTAD DE CIENCIAS
ECONOMICAS Y EMPRESARIALES
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS ECONOMICOS.