El estilo de vida de este siglo ha gestado nuevas
enfermedades
relacionadas con el Stress laboral y la
Desocupación, una de ellas adquirió
la denominación de Burn Out ( quemado ) o síndrome
de Tomas.
El síndrome de Tomas lleva su nombre por el personaje de
la novela "La
insoportable levedad del ser", del director checo Kundera, donde
el protagonista "Tomas", era un individuo que había
perdido su autoestima, su
actitud
evidenciaba desánimo, tedio en la labor diaria y ausencia
de expectativas de mejoría.
El índice de desocupación en nuestro país toca
cifras históricas, pero no solo los sin trabajo sufren las
consecuencias de los cambios de la
globalización, un alto porcentaje de gente con trabajo
sufren enfermedades
psicosomáticas causadas por la falta de adaptación
a las nuevas reglas del mercado.
El Burn-out es un estado de
agotamiento físico, emocional y mental, causado por el
involucrarse en situaciones emocionalmente demandantes, durante
un tiempo
prolongado, ( extraído de Pines and Aronson, 1989)
La feroz competitividad
e inseguridad
que rigen en el ámbito laboral, las
exigencias del medio, los cambios trascendentales en los enfoques
de la vida y las costumbres, condicionan un ritmo vertiginoso,
que genera angustia, agotamiento emocional, trastornos en los
ritmos de alimentación, actividad física y descanso,
con dolencias físicas, psíquicas y factores de
riesgo que
ponen en jaque a la salud de los individuos del
nuevo milenio.
El Hombre,
como entidad compleja, que puede habituarse a circunstancias
adversas, pero al verse superados los procesos de
adaptación, se origina un desborde que ocasiona trastornos
orgánicos y psicológicos; el individuo superado por
sus circunstancias laborales, agotamiento físico y
emocional comienza a generar situaciones autodestructivas.
Quienes trabajan en profesiones que se encuentran en
íntima relación con el sufrimiento humano (tales
como psicoterapeutas, médicos, enfermeros, personal de
rescate, etc.) son igualmente vulnerables al desgaste por
empatía y al Burn out, dado que la empatía es un
recurso importante en el trabajo con
poblaciones traumatizadas o sufrientes
La vocación por el trabajo
puede ser un arma de doble filo: brinda satisfacción si se
crece profesionalmente, pero también puede ocasionar
desilusión y apatía si la propia tarea es percibida
como intrascendente. En este último caso, el estrés
crónico puede producir algunos síntomas como:
resistencia a
concurrir al trabajo, culpa y pérdida de la autoestima,
miradas frecuentes al reloj, pérdida del interés e
indiferencia, insomnio, dolores de cabeza, problemas
conyugales y familiares, entre otros. Cuando varias de estas
señales se combinan, hay que replantearse la forma de
trabajar, incluida la extensión de la jornada y la
relación con pares y superiores.
Las fuertes presiones a que se ven expuestos muchos
profesionales, cuyas caras mas visibles son el empeoramiento de
las condiciones laborales, la caída salarial , el aumento
de las exigencias por parte de las instituciones
y la falta de expectativas de solución, se manifiestan a
través de vivencias de vacío existencial y stress prolongado
que van minando las defensas y debilitando las técnicas
de respuesta.
Al personal
jerárquico lo estresa tener que lidiar con
responsabilidades que exceden lo que ellos definen como el rol
profesional. Esto se acentúa en los jefes de oficina, si bien
consideran que la jefatura implica un reconocimiento y ascenso en
su carrera, dándoles la posibilidad de ser creativos e
introducir cambios, también reciben el embate de los
factores humanos del rol, como algo que se aparta de la verdadera
función, que sería la atención del trabajo.
Se genera un verdadero estado de
agobio y desprotección, donde el oponerse a la estructura del
sistema crea la
impresión de luchar contra imposibles, en el que cada
intento frustrante va debilitando al individuo hasta que este
resigna su capacidad de perseverar.
Muchos profesionales en relación de dependencia, en el
ámbito estatal o privado, desempeñan tareas en
condiciones impropias, con horarios excesivos, inseguridad en
el cargo, remuneración insuficiente y carencia de recursos materiales o
humanos indispensables para una correcta labor, ellos, integran
el universo de
personas en riesgo de
contraer el síndrome de agotamiento laboral .
Este síndrome es un cuadro polifacético y
evolutivo, con un desarrollo
histórico de enfermedad, conocido por los médicos
desde la década del ’70, puede comenzar con cambios
psicológicos que van incrementando su intensidad desde el
descontento y la irritabilidad hasta estallidos emocionales,
afectando los sistemas
físicos y psíquicos fundamentales para la
supervivencia del individuo.
Los efectos del Burnout son:
Afecta negativamente la resistencia del
trabajador, haciéndolo más susceptible al desgaste
por Empatía (Compassion Fatigue).
Favorece la Silencing Response o Respuesta Silenciadora (
Danieli, 1984, Baranowsky 1997) que es la incapacidad para
atender a las experiencias de los consultantes, que resultan
abrumadoras.
Gradualmente el cuadro se agrava en relación directa a la
magnitud del problema, inicialmente los procesos de
adaptación protegen al individuo, pero su
repetición los agobia y a menudo los agota, generando
sentimientos de frustración y conciencia de
fracaso, existiendo una relación directa entre la
sintomatología , la gravedad y la responsabilidad de la tareas que se realizan.
El concepto mas
importante es que el Burn-out es un proceso
(más que un estado) y es progresivo (acumulación de
contacto intenso con consultantes).
El proceso
incluye:
1. Exposición gradual al desgaste laboral
2. Desgaste del idealismo
3. Falta de logros
Los síntomas observados pueden evidenciarse
como:
1. Físicos: fatiga, problemas del
sueño, dolores de cabeza, impotencia, gastrointestinales,
etc.
2. Emocionales: irritabilidad, ansiedad, depresión,
desesperanza, etc.
3. Conductuales: agresión, actitud
defensiva, cinismo, abuso de sustancias, etc.
4. Relacionados con el trabajo: ausentismo, falta de rendimiento,
robos, etc.
5. Interpersonales: pobre comunicación, falta de
concentración, aislamiento, etc.
Síntomas:
Baja de la autoestima
Abandono
Melancolia
Tristeza
Neurosis
Psicosis
Ideación de suicidio
Síntomas:
Irritabilidad
Cinismo
Aburrimiento
Perdida del idealismo
Frustración
Incompetencia
Autovaloración negativa
El sentirse usado, menoscabado o exhausto debido a las
excesivas demandas de energía, fuerza o
recursos
personales, crea además intensas repercusiones en la
persona y en
su medio familiar.
Estados de fatiga o frustración son el resultado de la
devoción a una causa , estilo de vida, o relación
que fracasó en producir la recompensa esperada.
La progresiva perdida del idealismo, de
la energía y el propósito que experimentan muchos
profesionales que trabajan ayudando a otras personas son el
resultado de sus condiciones de trabajo.
El síndrome de agotamiento, es el último paso en la
progresión de múltiples intentos fracasados de
manejar y disminuir una variedad de situaciones laborales
negativas.
La lista de síntomas psicológicos que puede
originar este síndrome es extensa, pudiendo ser leves,
moderados, graves o extremos.
Uno de los primero síntomas de carácter
leve pero que sirven de primer escalón de alarma es la
dificultad para levantarse por la mañana o el cansancio
patológico, en un nivel moderado se presenta
distanciamiento, irritabilidad, cinismo, fatiga, aburrimiento,
progresiva perdida del idealismo que convierten al individuo en
emocionalmente exhausto con sentimientos de frustración,
incompetencia, culpa y autovaloración negativa.
Los graves se expresan en el abuso de psicofármacos,
ausentismo, abuso de alcohol y
drogas, entre
otros síntomas.
Es la repetición de los factores estresantes lo que
conforma el cuadro de crónico, que genera baja de la
autoestima, un estado de frustración agobiante con
melancolía y tristeza, sentimientos de impotencia,
pérdida, fracaso, estados de neurosis, en
algunos caso psicosis con
angustia y/o depresión
e impresión de que la vida no vale la pena, llegando en
los casos extremos a ideas francas de suicidio.
Muchos expertos dicen que es una enfermedad de la sociedad moderna,
donde el trabajo deja de ser una fuente generadora de bienestar,
para transformarse en un causal de desilusión y que es la
sociedad quien
debe deshacer el camino mal transitado.
El diagnóstico precoz, la terapia
médica y psicológica, cambios en la calidad de
alimentación y la distribución del tiempo de
sueño- trabajo- esparcimiento, permiten revertir muchos
cuadros.
Lo más positivo para estos estados es gestionar técnicas
de recursos
humanos y materiales
para humanizar la relación laboral y gratificar al
individuo en el sentido amplio del término con lo cual se
actuaría previniendo el primer eslabón que encadena
a estas dolencias y mejorando la CALIDAD DE
VIDA.
Autor:
Dr. Alejandro Néstor Rivera