- Introducción
- Joaquín Balaguer Ricardo; Villa
Bisonó, Santiago, 1907 -Santo Domingo,
2002) - Juan
E. Bosch Gaviño; Rio Verde, La Vega, 30 de Junio de
1909. Santo Domingo, República Dominicana, 1 de
Noviembre de 2001 - José Francisco Peña Gómez;
Loma del Flaco, Cruce de Guayacanes, Valverde, 6 de marzo de
1937. Santo Domingo, República Dominicana, 05 de
Noviembre de 1998 - Bibliografía
Introducción
El escenario político dominicano en nuestra
historia reciente ha estado marcado sin lugar a dudas de manera
particular por las ideologías y el accionar
político de los tres personajes que estudiaremos a
continuación.
Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Jose Francisco
Peña Gómez; no solo han sido figuras prominentes en
la vida social y política de la Republica Dominicana; sino
que es aun mas importante observar, que las tres principales
organizaciones políticas del país (PRSC, PLD y PRD)
de donde saldrán los presentes y futuros directores de las
riendas de la patria fueron fundados por estos tres ilustres
políticos y sobre sus ideologías descansan los
simientos de dichas organizaciones.
Sentimientos mixtos se despiertan en el pueblo
dominicano al mencionar estos tres nombres; unos de
admiración y respeto y otros de mucho dolor y sufrimiento;
pero para comprender mejor de que manera cada uno de ellos ha
contribuido a escribir la historia dominicana en las ultima 5
décadas y el impacto que sus legados sigue teniendo hoy en
día, a continuación se presenta un informe completo
y detallado sobre el pensamiento político de estas
ilustres figuras.
El Pensamiento Político Dominicano
(Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Jose Francisco Peña
Gómez)
Joaquín
Balaguer Ricardo; Villa Bisonó, Santiago, 1907 -Santo
Domingo, 2002)
Político conservador dominicano que fue
presidente de la República Dominicana en los
períodos 1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996. Tras obtener el
título de bachiller en Santiago (1924), estudió
derecho en la Universidad de Santo Domingo, por la que se
licenciaría en 1929. Posteriormente viajó a
París para cursar estudios de doctorado en la
Sorbona.
Para fines analíticos podemos dividir el
Pensamiento política de Balaguer en tres etapas. Usando el
título de sus memorias como referencia alegórica,
se puede hablar del Balaguer cortesano de la era de Trujillo,
aquel que supo subordinarse a los dictados del temible dictador.
Del Balaguer artesano de un proyecto político propio que
se inició en 1966 y que aún perdura en el
balaguerismo. Y del Balaguer rezagado de los últimos
años, cuando los avances democráticos y las
presiones económicas han hecho cada vez más
insostenible su proyecto personalista y estatista de
gobierno.
Aficionado a la política y militante
antihoracista, Balaguer participó en la conjura de
Estrella Ureña y de Rafael Leónidas Trujillo contra
el régimen de Horacio Vásquez en 1930. Desde
entonces y hasta 1961, año de la muerte de Trujillo,
ocupó cargos de importancia: subsecretario de la
Presidencia (1936), embajador en varios países
hispanoamericanos y en la ONU (años cuarenta), ministro de
Asuntos Exteriores (1954) y de Educación (1955) y
vicepresidente de la República (1957).
Cuando Rafael Leónidas Trujillo hubo de cesar a
su hermano de la presidencia a causa de su impopularidad en el
interior y en el exterior, cedió el poder a Balaguer
(1960); estrechamente vigilado por el dictador, Balaguer
trató de suavizar el régimen del que se
sentía «prisionero».
A lo largo de las tres décadas de trabajo como
político trujillista, Balaguer fue visto alternativamente
tanto como empleado del régimen y como un distinguido
colaborador cercano a Trujillo. A pesar de que Trujillo
disfrutaba humillando e insultando sus "sirvientes" en
público, el dictador nunca trató de degradar a
Balaguer.
Balaguer reciprocó ese respeto hacia Trujillo
durante los treinta años de dictadura como uno de los
colaboradores más eficiente del régimen, sin
parecer perturbado ni mostrar el menor gesto de disgusto por los
excesos y aberraciones que eran comunes en aquella época.
Balaguer fue, sin duda, un ministro útil de
Trujillo.
El 1 de julio de 1966 Balaguer tomó
posesión de su primera presidencia con mandato popular
directo y por un período cuatrienal, inaugurando uno de
los lideratos estatales más prolongados y controvertidos
en la Latinoamérica contemporánea. Balaguer
encontró una nación severamente golpeada por
décadas de turbulencia, con tiempos cortos de paz, y
prácticamente ignorantes de la democracia y los derechos
humanos. Durante su campaña electoral solía dirigir
sus mensajes propagandísticos a la mujer dominicana y al
campesino, tratando de atar a su proyecto político
personal las fracciones más conservadoras de estos
sectores sociales.
Apoyándose en la oligarquía terrateniente
y en la alta oficialidad militar que, como él,
había servido a Trujillo, estableció un
régimen fuertemente conservador, tradicionalista y de
democracia restringida, que instrumentó con habilidad el
recuerdo de los horrores de la pasada dictadura y de la reciente
guerra civil, el temor a los desórdenes revolucionarios y
las circunstancias internacionales de la Guerra Fría, que
en el área del Caribe no admitían indefiniciones
con respecto a la Cuba castrista. La pacificación del
país facilitó la retirada de la Fuerza
Interamericana de la OEA, cobertura del contingente invasor de
Estados Unidos, en septiembre de 1966.
Su estilo de gobierno, autoritario y drástico con
las cortapisas a la oposición, pero al mismo tiempo
paternalista y alejado de la gestualidad ofuscada o visceral,
conforme a su faceta de hombre de letras y profundamente culto,
le encasilló en una particular categoría del
despotismo ilustrado o del caudillismo populista, si acaso
compartiendo escuela con su coetáneo ecuatoriano
José María Velasco Ibarra, otro maestro de la
oratoria y de las resurrecciones políticas.
No tuvo reparos en enmendar la Constitución que
él mismo había promulgado el 28 de noviembre de
1966 para permitir la renovación indefinida del mandato
presidencial, reflejando el deseo de asirse al poder pero
salvaguardando las formas de la democracia representativa. Libre
de ese obstáculo jurídico, se presentó a los
comicios del 16 de mayo de 1970 y ganó con el 57,2% de los
votos con la ayuda de las intimidaciones y agresiones de la
Banda Colorá (temible milicia del PR organizada
un poco al estilo de los infames Tontons Macoute del
vecino dictador en la parte haitiana de la isla de La
Española, François Duvalier, quien, por cierto,
tenía la misma edad que Balaguer), el boicot de Bosch y,
finalmente, el fraude electoral.
La sensación de que en la República
Dominicana había un híbrido de dictadura y
democracia -y con más rasgos de la primera que de la
segunda- se reprodujo en las elecciones del 16 de mayo de 1974,
cuando el PRD y los otros partidos signatarios del denominado
Acuerdo de Santiago retiraron a su candidato, el latifundista
Silvestre Antonio Guzmán Fernández, por considerar
que no se daban las mínimas garantías y como
protesta por los desafueros de los paramilitares balagueristas.
En estas circunstancias, el aspirante a la reelección
sólo compitió con un rival de escasa entidad, el
contraalmirante Luis Homero Lajara Burgos, del derechista Partido
Popular Demócrata (PPD), y se hizo con el 84,7% de los
sufragios, mientras que su partido ganó 80 de los 94
escaños de la Cámara de Diputados y los 27 del
Senado. La abstención alcanzó el 50%.
Balaguer fue el gran constructor. Concentro el grueso de
las construcciones en los centros urbanos, especialmente la
ciudad capital, a la cual le cambio su fisonomía. Esta
gran concentración del gasto público en inversiones
se produjo a expensas de una virtual congelación de los
salarios de los servidores públicos, así como, del
descuido de una serie de servicios sociales esenciales, lo que
era necesario para paliar la desigual distribución del
ingreso que intensifico el propio modelo de desarrollo adoptado.
Con la reforma de las leyes agrarias trato de eliminar el
latifundio y elevar la productividad del campo, asentó
campesinos a través del Instituto Agrario Dominicano y
concedió préstamos. Sin embargo fue la Industria
Azucarera la que más aporte dio a la economía de la
nación. Otra cosa que no podemos dejar de mencionar es la
política de construcción que llevó a cabo en
todas las provincias. Balaguer procedió a fortalecer el
aparato económico nacional. Su política
económica se basó en el fomento del sector agrario,
incentivo de la producción industrial y estímulo a
la inversión extranjera. El modelo fue aprovechado con los
precios relativamente bajos del petróleo, pero altos para
el café, azúcar, cacao. El grueso de los fondos del
presupuesto estuvo dirigido hacia la agricultura debido a la
necesidad de cubrir la demanda interna y evitar las
importaciones. Se introdujeron las leyes agrarias que
aplicarían una reforma en el sector agrícola; estas
leyes protegían al pequeño campesino por el Estado.
Fueron rechazadas por los latifundistas, y su puesta en
práctica resultó muy limitada. La ley No. 299 de
Incentivo y Desarrollo Industrial y otras facilidades otorgadas
por el Gobierno, respondía al modelo de sustitución
de importaciones que se implemento en la América Latina,
impulsadas por el pensamiento de Raúl Prebisch y otros
economistas de la CEPAL. El incentivo industrial fue uno de los
propósitos fundamentales de los gobiernos de Balaguer.
Mediante la ley sobre Incentivo y Promoción Industrial se
exoneró del pago de impuesto a las maquinarias y a las
materias primas para las nuevas industrias. El problema con esta
ley fue que, como siempre sucede, en nuestro país este
modelo se comenzó a aplicar con un desfase de mas de diez
años y además, se mantuvo por un espacio de tiempo
más largo de lo aconsejable, hasta el punto de que, ya
para finales de ese Gobierno era impostergable la búsqueda
de actividades que pudiesen dar nuevos impulsos a la
economía. En poco tiempo, cientos de nuevas industrias se
instalaron. Ya para el 1975 el gobierno se había
consolidado en el poder con gran estabilidad y crecimiento
económico. Se estableció una clase media que fueron
personas beneficiadas por concesiones y privilegios que les
otorgó el gobierno.
Una coyuntura favorable en los precios internacionales
del azúcar, el auge del turismo estadounidense, las
inversiones privadas foráneas, y los programas de obras
públicas produjeron en estos años una fase de
expansión económica, favoreciendo la emergencia en
la sociedad dominicana de la primera clase media sólida.
Balaguer eludió siempre su responsabilidad en los desmanes
perpetrados por la Banda Colorá y otros
irregulares vinculados con las Fuerzas Armadas, marcando un
antecedente de los escuadrones de la muerte
centroamericanos; él siempre achacó la violencia
política a sectores incontrolados del oficialismo y a la
subversión de izquierdas, cuya verdadera fuerza
exageró enormemente.
Cuando Balaguer anunció su intención de
optar a un cuarto mandato consecutivo en las elecciones del 16 de
mayo de 1978, y con un fondo de deceleración
económica, el repudio popular alcanzó tal calibre
que la derrota en las urnas ante el PRD se antojó
inevitable.
Cuando a las pocas horas de iniciarse el recuento del
voto ese escenario se hizo patente, los milicianos balagueristas
y las fuerzas de seguridad violentaron el escrutinio con la
intención de imponer, bien un escandaloso fraude, bien la
anulación de la consulta. Pero desde Washington, el
Gobierno de Jimmy Carter, que había presionado para que
estas elecciones se celebraran con las debidas garantías
democráticas, advirtió al presidente dominicano de
las serias consecuencias que para las relaciones bilaterales
tendría un golpe de mano electoral; reanudado el
escrutinio, se computó la victoria de Guzmán con el
52,7% de los votos, diez puntos más que
Balaguer.
Balaguer se volvió a presentar como candidato en
1986 aprovechándose de una división en el Partido
Revolucionario Dominicano para ganar la presidencia de nuevo
después de una ausencia de ocho años, donde
derrotó por escaso margen al candidato por el PRD, Jacobo
Majluta. Para entonces, tenía 80 años y casi ciego
por completo (había sufrido de glaucoma durante muchos
años).
El tercer gobierno de Balaguer fue mucho más
liberal que el anterior. En este periodo Balaguer era mucho
más tolerante a los partidos de oposición y los
derechos humanos.
Siguió con sus grandes proyectos de
infraestructura, tales como la construcción de carreteras,
puentes, escuelas, proyectos de viviendas y hospitales. Siguiendo
el estilo de Trujillo, estos proyectos de gran visibilidad eran
muy publicitado en los medios de comunicación controlados
por el gobierno y través de grandiosas ceremonias
públicas destinadas a mejorar la popularidad de Balaguer.
La economía también mejoró
considerablemente.
En este período, Joaquín Balaguer mantuvo
una cierta política de populismo, en lo que se refiere a
la entrega de canastas, dinero y otras "dádivas" al pueblo
dominicano con el propósito de gobernar a base de
demagogia. El Clientelismo político también se
manifestó en gran medida.
En 1990, con una abstención del 40%, Balaguer
logra reelegirse con el 35.1% de los votos, contra el 33.9% de
Juan Bosch del Partido de la Liberación Dominicana, y un
Partido Revolucionario Dominicano que mantenía una crisis
interna. Este proceso se caracterizó por la
expresión de amplios sectores de la vida política y
social, que criticaban la legitimidad de dichas elecciones, a lo
que Balaguer respondió lanzando los militares a la calle y
decretando un toque de queda.
En enero de 1994 Balaguer decidió optar de nuevo
por la presidencia, incluso cuando ya tenía casi 90
años de edad y ciego por completo. Esta vez, su principal
competidor era José Francisco Peña Gómez del
Partido Revolucionario Dominicano.
Esta campaña fue una de los peores de la historia
dominicana. Balaguer con frecuencia utilizaba la ascendencia
haitiana Peña Gómez a su favor, el
dominicano históricamente tienden a desconfiar de
cualquier persona con sangre haitiana. Por ejemplo, Balaguer
llegó a decir que Peña anexionaría el
país con Haití en caso de ganar. Con igual
capacidad de maniobra en las elecciones, se impulsó con un
42.3%, contra un PRD que obtuvo el 41.6% de los votos, donde se
asegura que ocurrieron alteraciones de actas y del padrón
electoral en la misma Junta Central Electoral. Peña
alegó fraude, y llamó a una huelga
general.
Tras más de dos meses de recuentos y de
tensiones, la Junta Central Electoral (JCE) declaró
ganador a Balaguer con el 42,5% de los votos frente al 41,4%
adjudicado a Peña y el 13% a Bosch. En el Congreso, el
PRSC fue superado por el PRD tanto en la Cámara de
Diputados como en el Senado, ganando nueve actas en la primera y
perdiendo dos en el segundo. La agitación en las calles de
los perredistas que se sentían estafados y la negativa
reacción internacional ante lo sucedido -resultó
decisiva la amonestación de Estados Unidos- sumieron al
país en un estado de crisis que no amainó hasta que
el 10 de agosto, seis días antes de la toma de
posesión, el PRSC, el PRD y el PLD adoptaron un Pacto
por la Democracia para asegurar la gobernabilidad del
país. La componenda supuso una rectificación
parcial de Balaguer.El documento estableció varias
reformas a la normativa electoral, entre ellas la
prohibición de la reelección del presidente por dos
períodos consecutivos, la introducción de la
segunda vuelta electoral en el que caso de que ningún
candidato obtuviese el 50% más uno de los votos, la
actualización del censo electoral, la independencia de la
JCE respecto del Ejecutivo y la facilitación de la
observación electoral por monitores nacionales e
internacionales. Asimismo, como medida de transición, se
acordó celebrar elecciones anticipadas el 16 de noviembre
de 1995 (la fecha fue luego postergada medio año con el
acuerdo del PRSC y el PLD), a las cuales Balaguer no se
presentaría por primera vez en tres décadas. Bosch,
no menos acosado por los achaques de la edad (padecía una
aguda arterioesclerosis y un principio del mal de Alzheimer),
también aceptó poner fin al larguísimo
caudillaje sobre su partido.
Las de 1996 fueron probablemente las elecciones
más ordenadas y limpias en la historia del país,
que es lo que certificaron los observadores locales y
extranjeros. Balaguer transmitió el poder por
última vez el 16 de agosto. Dejaba en herencia un
país sumido en el trajín de las obras
públicas, sobre todo en las infraestructuras de
transportes, y con un sector turístico en
expansión. La pujanza de la construcción y el
turismo coadyuvaban a obtener un crecimiento global en torno al
7% anual.
Durante sus últimos años de vida y a pesar
de sus innumerable incapacidades físicas y de estar
retirado de la palestra pública se mantuvo siempre
políticamente activo y sus juicios y opiniones contaban
con mucho peso en el accionar político del país,
recibiendo visitas constantes de los líderes de los
diferentes partidos y sirviendo como consultor y asesor
político de estos.
Su legado en República Dominicana es
contradictorio. Mantuvo una relativa estabilidad política
y económica en el país por muchos años,
centralizó todas las decisiones gubernamentales y
lanzó programas masivos de construcción de
carreteras, puentes, hidroeléctricas y monumentos, con la
intención clara de que su impronta personal quedara
marcada en piedra.
Fue una figura polarizante que podría incitar
tanto al odio como al amor de la población. Era
tradicional en Balaguer facilitarles viviendas a los más
pobres por medio del gobierno donde estos pagaban un
módico precio mensual por las mismas. También
tenía la costumbre junto a su hermana Emma de regalar
juguetes a los niños pobres los Día de
Reyes.
Conclusiones Personales sobre
Joaquín Balaguer:
El fenómeno político, histórico y
social que representa Joaquín Balaguer es uno de matices
contradictorios; ya que por un lado se considera el gran
impulsador del desarrollo y la economía dominicana y por
el otro es el responsable después de la dictadura de
Trujillo de uno de los periodos mas sangrientos de nuestra
historia reciente conocida como "los 12 años" durante los
cuales gobernaba a través de la opresión y el
terror.
Un personaje de una inteligencia, habilidad y astucia
incomparables y con un conocimiento y entendimiento de la
idiosincrasia del pueblo dominicano sin parangón; que
durante décadas le permitió a través de la
manipulación de las masas y el uso desmesurado de los
fondos del estado para costear sus campañas y proyectos
políticos aprovecharse de esas debilidades para mantenerse
en el poder.
Su ideología política era autoritaria y
drástica contra la oposición, pero al mismo tiempo
paternalista y alejado de la gestualidad ofuscada o visceral,
conforme a su faceta de hombre de letras y profundamente culto,
le encasilló en una particular categoría del
despotismo ilustrado o del caudillismo populista; siendo de esta
manera visto hasta el final de sus días como un asesor y
consultor político al que asistían personalidades
de diferentes ideologías políticas en busca de
guía y consejos.
Juan E. Bosch
Gaviño; Rio Verde, La Vega, 30 de Junio de 1909. Santo
Domingo, República Dominicana, 1 de Noviembre de
2001
Desde muy temprana edad se comienza a sentir en Juan
Bosch su amor por la patria, ya que con apenas 7 años de
edad recibe una fuerte impresión, al ocurrir la
invasión norteamericana de 1916 y observar como bajaban la
bandera dominicana para izar la norteamericana, asimismo sus
frecuentes viajes por las zonas rurales del país
despertaron su admiración por el campesino dominicano, es
sobre esta base y a la edad de 8 años que comienza a
escribir sus primeros cuentos.
A la edad de 20 años y como una señal de
su sensibilidad política, en un artículo publicado
en 1929 en el periódico El Mundo plantea que el panorama
político de esa época era favorable para que
emergiera un dictador, en el año 1933 gobernando la
tiranía trujillista publica su libro Camino real donde
cuestiona las condiciones de vida de los campesinos dominicanos y
en 1936 publica La Mañosa, donde analiza el pasado
caudillista del país anterior a 1930.
En los primeros años de la dictadura de Rafael
Trujillo Molina fue encarcelado por razones políticas,
siendo liberado luego de varios meses, sin cargos de ninguna
naturaleza. En 1938, sabiendo que el tirano planeaba designarlo
diputado, logra salir al exilio y se establece en Puerto Rico. En
1939 se trasladó a Cuba, donde dirigió la
edición de las obras completas de Eugenio María de
Hostos, trabajo que termina de definir su vocación de
patriota y humanista.
En 1939, junto a otros exiliados políticos,
fundó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el cual
organizó y dio a conocer en otros países del Caribe
y América Latina. En los años transcurridos entre
1940 y 1945, se destacó como uno de los más
notables escritores de cuentos de la región y
laboró activamente en la formación de un frente
anti-trujillista encabezado por el PRD.
Colaboró con el Partido Revolucionario Cubano y
desempeñó un destacado papel en la redacción
de la Constitución de aquel país promulgada en
1940; siendo uno de los principales organizadores de la
expedición armada que se gestó en "Cayo Confite",
en la cual participaron cientos de ciudadanos cubanos y
centroamericanos con intención de derrocar la dictadura de
Trujillo. Entre ellos se encontraba el joven Fidel
Castro.
Fracasada esa expedición, Bosch se
trasladó a Venezuela y a otros países de
América Central, donde desarrolló una activa
campaña anti trujillista y consolidó su carrera de
escritor, cuentista y ensayista de primera
categoría.
El 1ero de enero de 1959 se produjo en Cuba el triunfo
encabezado por Fidel Castro, que motorizó un
reordenamiento político, económico, y social en los
países del Caribe. Bosch, con instinto certero,
percibió el proceso histórico que se había
iniciado, y dirigió a Trujillo una carta, el 27 de febrero
de 1961, en la cual le advertía que su papel
político, en términos históricos,
había concluido en la República Dominicana, y que
de no dar por terminada su tiranía, "el próximo
aniversario de la República será caótico y
sangriento; y de ser así, el caos y la sangre
llegarán más allá del umbral de su propia
casa…"
Ajusticiado Trujillo el 30 de mayo de ese año,
Bosch regresó a su país luego de veintitrés
años de exilio, cuatro meses después de haberse
establecido en territorio dominicano el Partido que había
fundado en 1939. Su presencia en la vida política
nacional, como candidato a la presidencia de la República,
revolucionó substancialmente la forma de
vinculación entre los líderes políticos y el
pueblo, así como el estilo de realizar campañas
electorales en el país. Su forma directa y sencilla de
dirigirse a la población, tanto rural como urbana,
especialmente a través del programa radial Tribuna
Democrática, le permitió desarrollar una profunda
influencia y simpatías populares, que lo perfilaron como
incuestionable ganador de las elecciones de diciembre de
1962.
Juna Bosch se juramenta como Presidente de la
República Dominicana el 27 de febrero de 1963.
Celebrado el torneo electoral, Bosch obtuvo un triunfo
arrollador sobre sus contendores, alcanzando casi el 60% de los
votos. Combatido desde antes por los sectores más
conservadores de la sociedad, tomó posesión como
Presidente de la República el 27 de Febrero del
1963.
El primer presidente elegido democráticamente en
cuarenta años luego de la larga tiranía de
Trujillo, quiso desde un primer momento establecer cuatro
prioridades fundamentales para su gobierno:
Respeto pleno a la independencia de los tres poderes del
Estado: ejecutivo, legislativo y judicial, Respeto pleno a los
derechos civiles y políticos de todos los ciudadanos,
Respeto pleno a la utilización honrada y eficiente de los
poderes y fondos públicos y Respeto pleno a un
régimen de igualdad de oportunidades para
todos.
Bosch dio inicio a una gestión gubernativa
patriótica, reformadora, de incuestionable honestidad
administrativa y de profundas transformaciones.
La política económica defendida por Juan
Bosch, que tuvo que asumir la herencia catastrófica del
Consejo de Estado, se basó en la prudencia y la
estabilización. El Fondo Monetario Internacional
alabó precisamente esta disciplina en el gasto
público que corrigió las desviaciones tanto en el
presupuesto como en la balanza de pagos. Bosch logró
reorganizar las finanzas públicas pero fracasó en
la reactivación económica. La presión para
que rectificara inmediatamente su política
económica fue agobiante. Nadie quiso darle un
mínimo plazo. En agosto y septiembre las presiones sobre
Palacio fueron constantes. La respuesta del presidente siempre
fue la misma: no habría cambios en la política
económica.
Su gobierno fue derrocado por un golpe de Estado,
estimulado y apoyado desde el exterior. Menos de dos años
después, la insatisfacción generó el
levantamiento militar del 24 de abril de 1965, que tenía
como objetivo el restablecimiento del gobierno constitucional que
Bosch había presidido, y la vigencia de la
Constitución que su gobierno había promulgado el 29
de abril de 1963, la más progresista que ha conocido la
República.
Impedido de regresar al poder por la intervención
militar de los Estados Unidos, apoyada por la Organización
de los Estados Americano (OEA), se vio obligado por las
circunstancias a participar en las elecciones realizadas el 30 de
mayo de 1966, bajo la dirección y el control de las
fuerzas interventoras; tras las cuales se marcha al exterior,
radicándose en España.
Poco después de la ocupación militar
estadounidense y la heroica resistencia del pueblo dominicano en
1965, Bosch introdujo varios conceptos originales en el
análisis de los problemas de la economía,
política y desarrollo de Nuestra América que nos
quedan hoy día como valiosísimas herramientas.
Algunos fueron y siguen siendo controversiales. Dos de
éstos fueron "la dictadura con respaldo popular" y "el
Pentagonismo, sustituto del imperialismo."
Bosch creyó en la democracia, pero una democracia
verdadera con justicia económica y social. Su propia
experiencia política le enseñó que los
trujillistas y neo trujillistas, la oligarquía dominicana,
y su aliado principal del norte, es decir, el imperialismo
yanqui, prohibían una transición democrática
hacia una verdadera democracia. Para "democratizar la
democracia," una creciente demanda de los movimientos sociales
hoy por hoy, hay que establecer suficiente poder popular para
vencer al enemigo y transformar la sociedad. Ese fue el contexto
que confrontaba Bosch cuando elaboró su idea de una
"dictadura con respaldo popular".
A la vez, Bosch entendió y escribió bien
(por ejemplo en su obra "El Estado, sus orígenes y
desarrollo") del papel del Estado en todos aspectos de la
lucha de clases. El Estado siempre representa los intereses de la
clase dominante. Por eso, si las fuerzas populares conquistaran
el poder del Estado habría que fortalecer ese poder en el
interés de las grandes masas. Ese fortalecimiento es
necesario para democratizar la limitada democracia anterior, a
través de la introducción del poder popular, la
llamada "democracia participativa".
En abril de 1970 regreso al país con la
intención de reorganizar y modernizar al PRD. De nuevo fue
recibido de manera masiva por el pueblo dominicano, con la
capital del país prácticamente paralizada. Quiso
convertir a sus miembros en militantes activos, estudiosos de la
realidad histórica y social de su país; sin embargo
ese proyecto fue obstaculizado. Las diferencias y contradicciones
entre Bosch y un sector importante de la dirección de ese
partido, lo llevó a abandonar las filas de esa
organización en noviembre de 1973 y fundar el 15 de
diciembre de ese año el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD); en el cual desplegó toda su capacidad
política, ideológica y organizativa, constituyendo
una organización militante a partir de círculos de
estudios , disciplina y métodos de trabajo, que se
lanzó al trabajo político mediante un grupo de
militantes preparados en las lides políticas a
través de estos círculos y el accionar
político constante en el seno de la población, lo
que provoco que en poco tiempo el PLD se transformara en una
importante fuerza política progresista, al servicio del
pueblo dominicano; con la que acudió a las citas
electorales de 1978, en las que apenas consiguió respaldo
popular, y de 1982, año en el que obtuvo seis diputados en
el parlamento dominicano y el control municipal en más de
veinte ayuntamientos del país. Los comicios de 1986
significaron un nuevo espaldarazo para Bosch y su partido
contabilizó 16 escaños, aunque la victoria
cayó nuevamente del lado de su viejo enemigo
político y líder del Partido Reformista,
Joaquín Balaguer.
Cuatro años más tarde, ambos adversarios
volvieron a competir en las urnas para ocupar el Palacio Nacional
y, una vez más, Bosch quedó apartado de la
presidencia en un proceso marcado por las irregularidades. Su
último intento de tomar el poder llegó en 1994 y
fracasó de nuevo en unos comicios que los observadores
internacionales denunciaron como fraudulentos.
Juan Bosch nunca renunció a su vocación
política y a su lucha por la construcción de una
nueva sociedad, se mantuvo siempre firme y decidido, por encima
de acosos y amenazas; su conducta patriótica,
cívica, honesta, valiente y militante, como gobernante y
líder, lo convierten en un símbolo de la dignidad
nacional, en un orgullo para nuestro pueblo y en un ejemplo a
seguir para las generaciones presentes y futuras de la
República Dominicana. Juan Bosch falleció el 1 de
noviembre de 2001, en Santo Domingo. Sus restos están
sepultados en el Cementerio Ornamental de La Vega, su ciudad
natal.
Conclusiones Personales sobre Juan
Bosch:
Juan Bosch sin lugar a dudas pasa a la historia
dominicana como sinónimo de democracia; ya que tras 30
largos años de dictadura trujillista, este aunque por un
breve periodo le devolvió al pueblo dominicano la
esperanza y la libertad tras ser el primer presidente elegido
democráticamente luego de la muerte de
Trujillo.
Su pensamiento político se basaba en su firme
creencia en la democracia, pero una democracia verdadera con
justicia económica y social; la cual demostró al
establecer como las 4 prioridades de su modo de gobierno el
respeto pleno a la independencia de los tres poderes del Estado:
ejecutivo, legislativo y judicial, respeto pleno a los derechos
civiles y políticos de todos los ciudadanos, respeto pleno
a la utilización honrada y eficiente de los poderes y
fondos públicos y Respeto pleno a un régimen de
igualdad de oportunidades para todos.
A través de sus innumerables obras literarias
describió y denuncio las problemáticas sociales y
gubernamentales de la republica y como producto de su
vocación política y su visión progresista
fundo el PLD convirtiendo a este en una fuerza política
progresista al servicio de los dominicanos que hoy en día
promueve su legado.
José
Francisco Peña Gómez; Loma del Flaco, Cruce de
Guayacanes, Valverde, 6 de marzo de 1937. Santo Domingo,
República Dominicana, 05 de Noviembre de
1998
Para hablar y entender el pensamiento político de
Peña Gómez hay que empezar hablando de sus
origines; nació el 6 de marzo de 1937 en la loma de El
Flaco, Cruce de Guayacanes, sección de Mao,
municipio cabecera de la provincia Valverde. Sus padres fueron
los inmigrantes haitianos Vicente Oguís y
María Marcelino. Peña Gómez fue
adoptado cuando era un bebé por un campesino dominicano
cuando sus padres se vieron obligados a huir de nuevo a
Haití, debido a la masacre llevada a cabo contra los
haitianos en 1937 por el dictador Rafael Leónidas
Trujillo.
La familia crió y educó a Peña
Gómez como su propio hijo dándole su apellido,
acción que se reflejó más tarde en su
interés por los pobres. Como resultado de su crianza,
Peña Gómez se basó en su voraz apetito
intelectual para complementar una educación temprana. En
1952, a los 15 años de edad se convirtió en
instructor en programa de alfabetización para los
niños pobres de su provincia natal y más tarde
trabajó como profesor en las escuelas rurales.
Comprendió, en la plenitud de su juventud a la
edad de 28 años, mientras era asediado por la
discriminación que lo persiguió desde su nacimiento
hasta su muerte y, aun después; que la política
está para solucionar los problemas, no para crearlos.
Aprendió de Mandela, quien utilizó la
política para restañar, unir, tolerar.
Este joven consciente de la conspiración
que auspició y en cumplimiento de su misión
histórica, al ser informado que los militares
patriotas apresaron el Estado Mayor de las Fuerzas
Armadas la tarde del 24 de abril de 1965, se
apresuró a través del programa radial del PRD
Tribuna Democrática convocando "al Pueblo dominicano
a las calles a deponer el gobierno de facto y déspota del
triunvirato e instaurar el gobierno constitucional de
1963…". Esta gesta revolucionaria y sus dotes de
orador de multitudes lo convirtieron en un líder
inigualable.
Ingresó en el Partido Revolucionario
Dominicano (PRD), el 5 de julio de 1961, para luchar contra
los remanentes de la tiranía trujillista. Es un
firme dirigente político al estallar
la revolución civil de 1965, llamando al pueblo a
movilizarse en defensa de la constitucionalidad perdida en 1963.
Fue presidente del Partido Revolucionario Dominicano
desde 1986, vicepresidente de la Conferencia
Permanente de Partidos Políticos de América
Latina (COPPAL), vicepresidente de
la Internacional Socialista (IS) y vicepresidente de
la Asociación Latinoamericana para la Defensa de los
Derechos Humanos, miembro del consejo directivo
del Instituto Latinoamericano de Estudios
Políticos, Económicos y Sociales, miembro del
Diálogo Interamericano.
Debido a la fuerte represión del gobierno de
Balaguer en 1965, Peña Gómez se vio obligado a
refugiarse en Francia; en donde estudió ciencias
políticas y derecho constitucional y ley laboral durante
dos años en la Universidad de París. En el exilio,
también estuvo involucrado en los esfuerzos para obtener
la condena internacional de violaciones de los derechos humanos
en la República Dominicana, y donde estableció
relaciones con grupos internacionales que serían
importantes para el resto de su vida.
Jose Francisco Peña Gómez es considerado
por muchos el más vibrante político dominicano post
Trujillo, de acuerdo a su pensamiento político, la
revolución Dominicana debe ser ejecutada por una alianza
de clases, puesto que los partidos Dominicanos no representan
clases diferentes. Esas clases son el campesinado, la clase
obrera, los intelectuales revolucionarios y los hombres de
negocios nacionalistas a los cuales hay que agregar los militares
democráticos y patriotas de las fuerzas armadas. Hablar de
Peña Gómez es hablar del líder popular
más grande de nuestra historia reciente. Además de
ser el más importante líder de masas de la
República Dominicana, el doctor Peña Gómez
fue un visionario político que se adelantó a su
época al plantear la tesis del Gobierno Compartido y
propugnar por una alianza estratégica con el movimiento
progresista y el liderazgo social.
A fines de la década de los 80, dedicó
gran parte de su esfuerzo como líder del PRD a apoyar a
los trabajadores en sus luchas laborales y promover
entendimientos con sus empleadores del sector privado. En algunos
casos se trataba de empresas extranjeras tales como Falconbridge
Nickel (Canadá), Gulf and Western (EE.UU.) y Metaldom
(España).
Bajo el liderazgo de Peña Gómez, el PRD
ganó las elecciones presidenciales de 1978 y 1982, y este
fue elegido Alcalde de la ciudad de Santo Domingo por el
período 1982 a 1986, siendo reconocido por su honestidad y
eficiencia, en un cargo nunca antes valorado por tales
méritos. Éste sostenía que "Un líder
no puede tener resentimiento ni rencor anidado en el fondo de su
corazón, tiene que ser bondadoso como el buen padre de
familia que recibe en el seno del hogar al hijo descarriado que
salió y volvió. Paciencia y perseverancia, dos
virtudes imprescindibles en cualquier político que aspire
a envolverse en las vestiduras del éxito".
José Francisco Peña Gómez,
ideólogo y líder del PRD, planteó que tanto
el gobierno del Presidente Antonio Guzmán PRD 1978-1982
como de Salvador Jorge Blanco, PRD 1982-1986 eran gobiernos de
transición democrática hacia la consumación
de la visión estratégica del Partido, la
coronación de los objetivos socialistas
democráticos y el afianzamiento de un régimen de
cambios profundos, de transformaciones económicas y logros
sociales de los trabajadores y campesinos.
Esa plasmación del valor estratégico de
sus planteamientos estaba condicionada al buen ejercicio de los
gobiernos perredeístas de transición, entendiendo
que el adecentamiento del Estado, la eliminación de la
corrupción, las libertades públicas, la democracia
formal, las medidas y disposiciones sociales en beneficio de la
población, fomentaba la idea de arribo de una
administración que encarara los problemas de raíz,
las causas subyacentes de la injusticia y la desigualdad
espantosa de nuestra sociedad.
Cuando postuló a la presidencia en 1990,
llegó tercero después de Balaguer y de Bosch,
debido a las desventajas que las personas de raza negra y de
origen haitiano enfrentan en un país que fuera invadido y
ocupado por Haití durante el siglo XIX, y en el cual
todavía queda mucho por hacer para eliminar los prejuicios
raciales.
En 1994 Peña Gómez ganó las
elecciones presidenciales, pero las fuerzas conservadoras de
Balaguer lo despojaron de la victoria. Llamó entonces a
una huelga general que fue ampliamente apoyada por sus seguidores
y, después de una protesta internacional, Balaguer
finalmente anunció su prematuro retiro en 1996, tras haber
ejercido el poder durante siete períodos. En 1996
Peña Gómez ganó la primera vuelta electoral,
pero no logró la mayoría requerida.
En la segunda vuelta Leonel Fernández, un abogado
que representaba al nuevo partido del antiguo líder Juan
Bosch, y quien fue apoyado también por Balaguer y su
conglomerado político, obtuvo un estrecho
triunfo.
En la Internacional Socialist, Peña Gómez
se dedicó a impulsar el Comité de la IS para
América Latina y el Caribe, SICLAC, que presidió
por casi 20 años y que constituyó una voz regional
vigorosa en el seno de la organización. Para muchos
integrantes de la familia de la Internacional Socialista,
él representaba la elocuencia y la pasión
latinoamericanas; siendo así que el Secretario General de
la IS, Luis Ayala, su amigo de muchos años, dijo en su
funeral:" En medio del sufrimiento por la pérdida de
nuestro hermano Jose Francisco Gómez Peña – un
gigante en las batallas por la democracia y por los valores que
compartimos- nosotros, sus amigos y todos los
socialdemócratas, sabremos cómo seguir su decidido
ejemplo en la defensa de los principios
socialdemócratas".
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