- El
agua alimento imprescindible - Fuentes de eliminación del
agua - Tomar
agua en abundancia - La
deshidratación y sus
síntomas - Creencias falsas
- En
resumen - Bibliografía
Hace unos años que escribiera, en
forma de un artículo, un estudio del agua como recurso
vital. Se lo entregué a un primer magistrado que, entonces
ocupara el solio presidencial de este país. Me dio las
gracias, me sentó a su mesa de desayuno. Me trató,
como de costumbre, muy bien.
Comí yautía por vez primera
en mi vida. Nos vimos dos veces más — No, no la
yautía. (Véase mi artículo: Agua
Petróleo Blanco Oro Líquido: Bálsamo de
Todos en monografías.com).
Gracias al agua nuestro organismo realiza
funciones vitales, como es la de regular la temperatura corporal
o la de transportar alimentos y gases, a través de sistema
circulatorio.
Tres meses de gestación
La vida es agua, sin agua no hay vida. El
hecho de que el agua constituya alrededor del 60% del peso
corporal en los hombres y cerca del 50% en las mujeres prueba
ampliamente su importancia para existir. Dado que el tejido graso
o adiposo contiene cantidad escasa de agua, el porcentaje total
de agua en el individuo, con sobrepeso, es inferior al que
presenta el de peso adecuado. La relación entre el peso
corporal total de agua y el peso corporal libre de grasas, que se
denomina como peso magro, es bastante constante: en un adulto el
peso total del agua representa alrededor del 72% de la masa magra
corporal. Este espacio acuoso se distribuye en tres
compartimentos: el líquido dentro de las células o
espacio intracelular, el fluido intersticial (situado entre las
células) y los humores que circulan por dentro de los
vasos sanguíneos y linfáticos. Como curiosidad hay
que señalar que el líquido extracelular tiene una
composición iónica similar a la del agua del mar,
aunque más diluida. Estos tres compartimentos acuosos
están en continuo intercambio para mantener un equilibrio
correcto dentro del organismo. (Véanse mis
artículos acerca de la talasoterapia).
El agua alimento
imprescindible
El agua es un elemento verdaderamente
extraordinario y esencial para la vida: los nutrientes y los
gases, que ingerimos o derivamos de nuestra nutrición, se
transportan en medio acuoso. Los productos de desecho se expulsan
del cuerpo mediante la orina y las heces. El agua regula nuestra
temperatura, lubrica nuestras articulaciones y contribuye de
forma decisiva a dar estructura y forma al cuerpo mediante la
flexibilidad que proporciona a los tejidos, debido a que este
preciado líquido no es frágil.
Además de lo dicho; una correcta
hidratación contribuye a mantener la piel tersa y con
constitución juvenil, ya que la deshidratación
aguda o crónica provoca que la dermis se arrugue y quiebre
con facilidad — algo que las cirugías plásticas
no pueden remediar. (Véase mi artículo: Las
cirugías plásticas: Belleza enlatada para aliviar
nuestras faltas repudiadas en Psikis).
Aunque la pérdida de agua puede
exceder a menudo al consumo, su contenido en el cuerpo permanece
relativamente estable a lo largo del tiempo. En caso de
desequilibrio, una nueva ingesta de líquido permite
ajustar en breve el nivel de agua que nuestro cuerpo
precisa.
Desnudo por la silla de mimbre por E.
Munch
Un adulto sedentario, en un ambiente sin
exceso de calor y humedad, requiere unos dos litros y medio de
agua al día, que obtiene de tres fuentes: del
líquido que ingiere (alrededor de 1200 cc), de los
alimentos que consume (aproximadamente 1000 cc), y del que se
genera dentro del organismo como consecuencia del metabolismo,
que equivale a cerca de 350 mililitros. Las frutas y vegetales
son los alimentos que más agua contienen.
Fuentes de
eliminación del agua
El agua del cuerpo se pierde a
través de la orina, la piel, la respiración y la
defecación. Por la orina excretamos algo más de un
litro diario, y este camino resulta fundamental para disponer de
ciertos productos resultantes del metabolismo, especialmente de
la urea, producto final de la degradación de las
proteínas. Cuantas más proteínas incluya una
dieta, más agua se requerirá para expulsar los
desechos que se generan.
Otra pequeña cantidad de agua se
pierde por la piel, en forma de transpiración producida
por las glándulas sudoríparas y de la
convección o sudoración imperceptible. A menudo
esta última sudoración es invisible, pero en
condiciones normales se secretan entre 0.5 litros y 0.7 litros,
cantidad que se multiplica cuando la temperatura exterior o la
actividad física aumentan. La sudoración es el
sistema de refrigeración más importante que tiene
el organismo y el que protege nuestros enormes cerebros.
Permitiéndonos dejar por detrás, en una carrera, a
cualquier otro animal. Por último, la pérdida de
agua a través de la respiración y de las heces
asciende aproximadamente a 0.4 litros.
Tomar agua en
abundancia
Con el sol y el calor sudamos más y,
consecuentemente, la pérdida de líquidos se
incrementa. Si a esto se le añade que cuanto más
fluidos se pierden, con ello disminuye la capacidad del organismo
para regular la temperatura, se entiende lo fundamental que
resulta reponer esta agua. Pero no debemos esperar a sentir sed
para tomar agua: la sequedad de la boca es indicación de
que puede desencadenarse la deshidratación progresiva. Por
ello, no hay que confiar en la sed y conviene beber regularmente
de 8 a 10 vasos a lo largo del día. Y cuanto más
humedad, mayor cantidad de agua ingeriremos. Calor, humedad y
ejercicio físico son las condiciones idóneas para
que aparezca un cuadro clínico de deshidratación
— hay que recordarlo cuando se vive en zonas tropicales. Una
pérdida del 2% del agua corporal supone la pérdida
del 20% de la energía física, el agotamiento se
acelera con la pérdida de líquido y cuando se
pierde el 20% del agua del organismo se eleva el riesgo de sufrir
complicaciones serias.
Asimismo hay que recordar que el uso
ciertas medicaciones psiquiátricas se acompañan de
la sed, debido a la sequedad de las mucosas. (Véanse mis
contribuciones al respecto en monografías.com).
Pero aparte del sol, el calor y el
ejercicio, otras circunstancias requieren el aporte
extraordinario de líquidos: la fiebre, la
menstruación excesiva y, especialmente, la diarrea y los
vómitos, auto-provocados en el caso de las
bulímicas; acompañadas de brotes de enfermedades
infecciosas — cuya incidencia aumenta en verano — son razones
para incrementar el consumo de líquidos. (Véase mi
contribución: Complicaciones Bucales de las
Disorexias en monografías.com).
Al Gore. Recipiente, bien merecido, del
Premio Nobel de la Paz. Parado frente al Mundo que desea
rescatar… ¡A ti te saludamos!
La
deshidratación y sus síntomas
Sed, sequedad de las mucosas y de la piel,
sensación de ardor y acidez gástrica, somnolencia,
fatiga extrema, y si es más grave, ojos hundidos, pulso
acelerado, descenso de la tensión arterial, fiebre,
retención de líquidos — por lo que algunos
órganos, como los riñones, comienzan a fallar,
pudiéndose llegar al colapso y la muerte — son algunos
de los síntomas de la deshidratación.
Para combatirlo
Tome de 1.5 a 2 litros diarios de agua,
y si es verano y hace ejercicios, ingiera una cantidad extra
de líquidos sin esperar a que la sed le
informe.Las dietas ricas en grasas, melazas,
azúcares y proteínas requieren más
líquidos para eliminar sus residuos
metabólicos, ya que estos alimentos contienen menos
agua que otros productos.El calor, la humedad y el ejercicio
físico aumentan notablemente los requerimientos de
agua por nuestro organismo.Quienes padecen cálculos de
riñón, arenillas o infecciones urinarias deben
beber más líquido.Café, alcohol, te y otras
bebidas similares, con azúcar añadida, son
diuréticos e incrementan la eliminación de
líquido por la orina. Cuidado con ellos ––
especialmente la miel, los azucares y el HFCS.
(Consulte mis artículos al respecto en
monografias.com).Infecciones, fiebre, vómitos y
diarrea ocasionan una rápida pérdida de
líquidos, a la que los ancianos y niños son
más sensibles, que hay que reponer de inmediato. Un
preparado de farmacia o jugos naturales ayudarán a
restituir de inmediato el líquido
necesario.El envejecimiento va asociado a la
desecación, a la pérdida de agua, que afecta a
todos los tejidos del organismo, pero especialmente a la
piel. Una óptima hidratación desde la infancia
ayuda a mantener una piel de apariencia joven.
Creencias
falsas
Muchas personas se preocupan porque piensan
que retienen líquidos y no quieren beber agua. Otras
porque, como algunas anoréxicas, creen que les hace ganar
de peso. Pero una persona sana no retiene líquidos en
exceso. El organismo se las arregla perfectamente para mantener
el equilibrio y si hay exceso de líquido aumenta la
eliminación por orina. Es lo contrario, el la falta de
fluidos, lo que debe preocuparnos, ya que es más que
probable que como consecuencia padezcamos estreñimiento y
problemas articulares y tendinosos, que la piel parezca
más arrugada y que la orina aparezca más
concentrada y densa, lo que favorece la formación de
cálculos, arenillas y hasta infecciones urinarias.
Sólo en caso de enfermedades renales, hepáticas,
cardiacas o varices muy desarrolladas se puede, por
indicación médica, disminuir la ingesta de
líquidos.
Otro error frecuente es acudir a la sauna
para bajar de peso. En la sauna perdemos única y
exclusivamente líquidos que hay que reponer de inmediato.
Además, mediante ese líquido se pierden
también electrolitos y sales que debemos reponer. Lo mejor
para ello es el jugo de frutas, especialmente el de naranja, rico
en potasio y vitamina C.
No hay que tomar diuréticos para
perder peso. Es práctica médica iatrogénica,
por las complicaciones que puede inducir, y hábito
frecuente en algunas anoréxicas y bulímicas —
determinadas a sacar todo lo que puedan del cuerpo. Los
diuréticos no se pueden ingerir sin la expresa
indicación del médico, ya que provocan efectos
secundarios que hay que controlar. (Véanse mis ponencias
acerca del Abuso de Laxantes en
monografías.com).
El agua no engorda: su exceso se elimina.
Pero, además, ¿ha pensado que la ingerimos a 14
grados y la eliminamos a 37 grados y que esto supone que hemos
utilizado energía para subir su temperatura? Cabe pensar,
pues, que el agua no sólo no engorda, sino que adelgaza
— dicen algunos inclinados a ser insensatos.
En
resumen
Originalmente venimos del agua, desde donde
emergiéramos para colonizarlo todo.
La Naturaleza, no ha efectuado cambios
adaptivos para prescindir del todo de nuestro origen
acuático, precisando que para nacer; nuestro medio
ambiente original, dentro del útero materno, fuera un
medio en el cual viviríamos inmersos en el líquido
amniótico.
Para respirar; necesitamos cambios de gases
que se efectúan en una ambiente osmótico
hídrico — somos agua, aún cuando no estamos
dentro de ella. Usémosla con juicio y en
abundancia.
Y no permitamos que nuestros gobiernos
corruptos, siempre irresponsables, la
desperdicien…
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca