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Habilidades sociales



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Justificación
  3. Conceptualización de habilidades
    sociales
  4. Clases
    de habilidades sociales
  5. Modelo
    de habilidades sociales
  6. Modelos explicativos de los déficit en
    habilidades sociales
  7. Habilidades sociales importantes para enfrentar
    la presión y el riesgo
  8. Aprendizaje y desarrollo de las habilidades
    sociales
  9. Entrenamiento en habilidades
    sociales
  10. Conclusiones
  11. Referencias
    bibliográficas

Introducción

¿Conoces a alguien que le cae bien a todo el
mundo?, de seguro que sí, a lo largo de la vida nos
encontramos con personas que se muestran siempre tolerantes y no
hieren a nadie a pesar de que acostumbran decir lo que piensan.
Estas personas que directa o indirectamente son admiradas por
todos, también por lo general resultan ser sensatas,
convincentes y persuasivas sin presentar autoritarismo ni
indiferencia ante las opiniones o emociones de los demás.
Este tipo de personas que manejan muy bien las relaciones
humanas, muchas veces han despertado la envidia de otras personas
quienes muchas veces intentan imitarles.

Por lo general, las habilidades sociales que poseen
estas personas son innatas y las aplican sin mayor esfuerzo
alguno cotidianamente; también existen personas que al no
tener estas habilidades de manera innata se proponen a
aprenderlas y así poder comunicarse mejor. Todas las
personas pueden cambiar satisfactoriamente sin alterar su
personalidad. Partamos de que nuestra salud mental y equilibrio
personal están muy relacionados con la forma en que
vivimos las relaciones interpersonales. La convivencia,
cómo nos sentimos con los demás, puede resultar
reconfortante o convertirse en una pesadilla.

Si cultivamos y dominamos estas habilidades podremos
conseguir satisfacciones en el ámbito de la familia, de
las amistades y en las relaciones amorosas. E incluso nos
ayudarán a la hora de conseguir un empleo, de
relacionarnos con nuestros jefes y compañeros de trabajo y
de convencer de nuestras posturas o planteamientos.

Las habilidades sociales han sido tratadas y estudiadas
por muchos investigadores en diferentes escuelas y áreas
científicas. Uno de los representantes más
importantes es Solter quien es conocido como el padre de de la
terapia de conducta, este autor introduce el término
"Habilidades sociales" en el año 1949 basado en la
necesidad de aumentar la expresividad del ser humano. Desde 1950
hasta la actualidad, han surgido diferentes criterios comparados
con los inicios de estudio.

En un ensayo de habilidades sociales realizado en la
ciudad de Santiago de Cuba se pudo apreciar en un grupo de
jóvenes que existían elementos que
entorpecían o facilitaban el desarrollo de habilidades tan
necesarias para un desempeño satisfactorio en la sociedad,
donde las exigencias de hoy son superiores a las de ayer e
inferiores a las de mañana. Este trabajo tuvo como
propósito valorar elementos que actúan determinando
el desarrollo exitoso o no de las habilidades sociales; como la
autoestima, la asertividad, proceso de socialización, etc.
[Martínez & Sanz. 2001].

Hoy en día, Gran cantidad de investigaciones
recientes han establecido una relación entre problemas en
el desarrollo de habilidades sociales durante la infancia y
desajustes en la edad adulta. Un buen desarrollo de las
habilidades sociales es uno de los indicadores que más
significativamente se relaciona con la salud mental de las
personas y con la calidad de vida. Tienen una estrecha
relación con el desarrollo cognitivo y los aprendizajes
que se van a realizar en la escuela. Es requisito necesario para
una buena socialización del niño y sus
iguales.

Es importante tener en cuenta que aunque muchos autores
distinguen entre habilidades sociales, competencia social y
asertividad. Sin embargo existen autores que utilizan los
términos mencionados como sinónimos.

Justificación

Todos sabemos que existe una gran variedad de
habilidades sociales, unas más básicas y otras
más complejas. Para empezar a aprender estas habilidades
tenemos que conocer primero las técnicas básicas de
la comunicación eficaz y luego incorporar esas conductas
socialmente deseables a nuestra vida cotidiana. Hay quien las
conoce pero no hace buen uso de ellas y hay quien no las conoce y
por tanto no se beneficia de ellas en sus relaciones
interpersonales.

Este será nuestro reto, hacer que las personas
sepan utilizarlas correctamente y que otros las incorporen en su
repertorio de estrategias para comunicarse y afrontar las
distintas situaciones que se le planteen.

Las situaciones que se presentan a lo largo de la vida,
y que se necesita control de emociones y actitudes asertivas y
precisas para afrontarlas, son muchas, es por eso que es
necesario aprender, determinar e identificar nuestras fortalezas
y debilidades emocionales y de las actitudes.

OBJETIVOS

Objetivo General

1. Describir e identificar las
características relevantes que se presentan en las
habilidades sociales.

2. Describir e identificar las
habilidades sociales más importantes para enfrentar la
presión y el riesgo

Objetivos
específicos

1. Describir los modelos existentes
sobre habilidades sociales, teniendo en cuenta lo más
importante de cada una de ellas.

2. Describir los tipos de conducta
que influyen a la asertividad

4. Discutir y describir los
instrumentos para la toma de decisiones debatiendo las conductas
que no ayudan a la toma de decisiones acertadas

MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO I

Conceptualización de habilidades
sociales

I.1. Concepto de Habilidad social

A la hora de definir qué es una conducta donde se
evidencian habilidades sociales ha habido grandes problemas. Se
han dado numerosas definiciones, no habiéndose llegado
todavía a un acuerdo explícito sobre lo que
contribuye una conducta con habilidad social. En 1981
Meichenbaum, Butler y Grudson afirman que es imposible
desarrollar una definición consistente de competencia
social puesto que ésta es parcialmente dependiente del
contexto cambiante. La habilidad social debe considerarse dentro
de un marco cultural determinado, y los patrones de
comunicación varían ampliamente entre culturas y
dentro de una misma cultura dependiendo de factores tales como la
edad, el sexo, la clase social y la educación.
Además, el grado de eficacia mostrado por una persona
dependerá de lo que desea lograr en la situación
particular en que se encuentre.

La conducta apropiada considerada en una
situación puede ser, obviamente inapropiada en otra. El
individuo trae también a su propia situación sus
propias actitudes, valores creencias, capacidades cognitivas y un
estilo único de interacción (Wikinson y Canter,
1982). Claramente no puede haber un criterio absoluto de
habilidad social. Sin embargo, todos parecemos conocer que son
las habilidades sociales de forma intuitiva, esto lo afirma
Trower en el año 1984. Aunque en contextos experimentales
se puede demostrar que es más probable que determinadas
conductas logren un objetivo concreto, una respuesta competente
es, normalmente, aquella sobre la que la gente está de
acuerdo que es apropiada para un individuo en una
situación particular.

De igual manera, no puede haber una manera correcta de
comportarse que sea universal, sino una serie de enfoques
diferentes que puede variar de acuerdo con el individuo.
Así, dos personas pueden comportarse de un modo totalmente
distinto en una misma situación, o la misma persona actuar
de manera diferente en dos situaciones similares, y ser
consideradas dichas respuestas con el mismo grado de habilidad
social. Por consiguiente, la conducta de una persona con
habilidades sociales debería definirse para algunos
autores, en términos de eficacia de su función en
una situación, en vez de en términos de su
topografía. Aunque los problemas con respecto a emplear
las consecuencias como criterio se han hecho notar repetidamente;
las conductas que son evaluadas consecuentemente como no
habilidosas o antisociales pueden ser reforzadas.

Linehan en el año 1984, en su
investigación sobre habilidades sociales, afirma que
existen tres tipos básicos de consecuencias:

1. Eficacia para alcanzar los
objeticos de la respuesta (eficacia de objetivos)

2. La eficacia para mantener o
mejorar la relación con la otra persona en la
interacción (eficacia en la relación)

3. La eficacia para mantener la
autoestima de la persona socialmente hábil (eficacia en el
respeto a uno mismo)

Se considera que las habilidades sociales
son como la conducta que permite a una persona actuar
según sus intereses más importantes, defenderse sin
ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos
honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos
de los demás. Alberti y Emmons (1978).

Anaya, en el año 1991, manifiesta que la
habilidad social es la capacidad de actuar coherentemente con el
rol que los demás esperan de uno. El autor enfatiza al rol
en sus dimensiones de conciencia y asunción del papel y a
la habilidad para percibir, aceptar y anticipar el rol de los
demás interlocutores.

Caballo, entre los años de 1989 y 1993. Luego de
estudiar las conductas asertivas, llega a considerar que la
conducta socialmente útil como un conjunto de conductas
interpersonales que permiten comunicarse con los demás de
forma eficiente en base a sus intereses y bajo el principio de
respeto mutuo; esto implica ejercer los derechos personales sin
negar los derechos de los demás, defenderse sin ansiedad
inapropiada y expresar opiniones, sentimientos y deseos,
arriesgándose a la perdida de reforzamiento social incluso
al castigo. Este mismo autor reformula estos aspectos y define
las habilidades sociales como un conjunto de conductas emitidas
por el individuo en un contexto interpersonal que expresa sus
sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un modo
adecuado a la situación, respetando esas conductas en los
demás y que, generalmente, resuelve los problemas
inmediatos de la situación mientras minimiza la
probabilidad de futuros problemas.

Campbell. y Stanley en su investigación realizada
en el año 1977, define a las habilidades sociales como la
capacidad para interactuar con los demás en un contexto
social dado de un modo determinado que es aceptado o valorado
socialmente y, al mismo tiempo personalmente beneficioso, o
principalmente beneficioso para los demás.

I.2. Origen del concepto:

El origen nace en los estudios de "desempeño
social" que se inspiraron en los trabajos del psicólogo A.
Salter en 1949, reconocido discípulo de Pavlov; Salter
publicó el libro Terapia del Condicionamiento Reflejo. Por
otro lado, en 1950 y 1960 Wolpe, inspirado en el trabajo de
Salter, denominó por primera vez el «entrenamiento
asertivo» como un método para tratar la ansiedad y
facilitar la expresión de sentimientos. Se definía
la asertividad como la expresión de cualquier
emoción libre de ansiedad en la relación con otra
persona. Posteriormente muchos autores han contribuido a
enriquecer el trabajo sobre comportamiento asertivo,
entendiéndolo como la expresión de sentimientos
bien sean negativos o bien sea positivos como el aprecio, el
amor, el respeto, la comunicación, etc. Todos los aportes
parten del modelo operante que se refiere al aprendizaje a
través de las consecuencias, modelo utilizado por la
psicología cognoscitivista.

Ya después de mucho tiempo paralelamente a las
investigaciones en Estados Unidos por Wolpe y otros
investigadores, un nuevo movimiento surgido en la Universidad de
Oxford, en Inglaterra, investigaba sobre el desempeño
social, empezando a utilizar el término "habilidades
sociales".

Es a partir de los años 80" que se comienza a
hacerse conocidos y difundidos los trabajos de estos
investigadores. Desde entonces las habilidades sociales
concentran un gran interés, dado que éstas
comprenden un campo más amplio sobre las relaciones
interpersonales. El comportamiento asertivo es una sub
área de las habilidades sociales.

En síntesis las habilidades sociales es un
conjunto de desempeños que presenta una persona ante las
exigencias de una situación interpersonal dada,
considerando esta situación en un sentido amplio y ubicado
en el contexto cultural en el que se presenta. Estos
desempeños suponen la expresión de los sentimientos
y la defensa de los propios derechos considerando también
los del otro.

I.3. Características de las habilidades
sociales

Mediante los estudios y trabajos de investigaciones
realizados en diferentes ámbitos y circunstancias de la
realidad humana, se llegó a la conclusión de que
existen una serie de características relevantes para la
conceptualización de las habilidades sociales:

? Son conductas y repertorios de conducta
adquiridos
a través del aprendizaje. No son
rasgos de personalidad, se adquieren a través del
aprendizaje y, por tanto, se pueden cambiar, enseñar o
mejorar mediante los mecanismos del aprendizaje.

? Constituyen habilidades que ponemos en
marcha en contextos interpersonales, esto es, requieren
que se produzca una interacción. Constituyen una de las
áreas del comportamiento adaptativo.

? Son, por tanto, recíprocas y
dependientes de la conducta de las otras personas
que se
encuentren en el contexto.

? Contienen componentes manifiestos
observables, verbales y no verbales, y otros
componentes cognitivos y emocionales y
fisiológicos. La habilidad social es lo que la
persona dice, hace, piensa y siente.

? Aumentan el refuerzo social y la
satisfacción mutua
.

? Las habilidades sociales son específicas
de la situación
.
Ninguna conducta en sí
misma es o no socialmente habilidosa, sino que depende del
contexto, de la situación y de sus reglas, de las personas
con las que se interactúa, del sexo, de la edad, de los
sentimientos de los otros, etc.

? Es importante la existencia de metas,
propósitos o motivación social para desarrollar un
adecuado repertorio de habilidades sociales.

CAPÍTULO II

Clases de
habilidades sociales

Las habilidades sociales no es algo estático de
blanco o negro, sino que hay muchos tipos. Alguien no es social o
totalmente anti social, hay varios términos y tipos de
habilidades sociales y es bueno saber en que punto te encuentras
para saber qué habilidades sociales tienes que
cultivar.

Mucha gente se piensa que para tener una vida
socialmente buena hay que convertirse en esas personas que no se
callan ni debajo de la ducha y que hasta hacen amigos cuando
duermen encerrados y aislados en su habitación. No, esto
no funciona así, tu timidez y/o forma de ser
también te aporta cosas buenas, no puedes suprimirlo todo
por completo porque entonces matarías una parte de ti
mismo.

La clave de los tipos de habilidades sociales
está en saber dónde te encuentras y desarrollar las
habilidades sociales para que te permitan poder conversar, hacer
amigos, conocer gente… Pero sin necesidad de ser alguien
que habla constantemente. Tú quieres tener habilidades
sociales pero conservar tu espíritu que es lo que
realmente te hace auténtico.

II.2. Según el tipo de
destrezas

Las habilidades sociales se clasifican según el
tipo de destreza que se desarrollen, en base a esto se puede
encontrar 3 clases de habilidades sociales:

II.2.1. Cognitivas

Son todas aquellas en las que intervienen aspectos
psicológicos, las relacionadas con el
«pensar». Algunos ejemplos son:

– Identificación de necesidades, preferencias,
gustos y deseos en uno mismo y en los demás.

– Identificación y discriminación de
conductas socialmente deseables.

– Habilidad de resolución de problemas mediante
el uso de pensamiento alternativo, consecuencial y
relacional.

– Autorregulación por medio del autorrefuerzo y
el autocastigo.

– Identificación de estados de ánimo en
uno mismo y en los demás.

II.2.2. Emocionales

Son aquellas habilidades en las que están
implicadas la expresión y manifestación de diversas
emociones, como la ira, el enfado, la alegría, la
tristeza, el asco, la vergüenza, etc. Son todas las
relacionadas con el «sentir».

II.2.3. Instrumentales

Se refiere a aquellas habilidades que tienen una
utilidad. Están relacionadas con el «actuar».
Algunos ejemplos son:

– Conductas verbales: inicio y mantenimiento de
conversaciones, formulaciónde preguntas,
formulación de respuestas, etc.

– Alternativas a la agresión, rechazo de
provocaciones, negociación en conflictos, etc.

– Conductas no verbales: posturas, tono de voz,
intensidad, ritmo, gestos y contacto visual.

II.3. Clasificación de las habilidades
sociales según su tipología

II.3.1. Grupo I. Primeras habilidades
sociales

  • Escuchar.

  • Iniciar una conversación.

  • Mantener una conversación.

  • Formular una pregunta.

  • Dar las gracias.

  • Presentarse.

  • Presentar a otras personas.

  • Hacer un cumplido.

II.3.2. Grupo II. Habilidades sociales
avanzadas

  • Pedir ayuda.

  • Participar.

  • Dar instrucciones.

  • Seguir instrucciones.

  • Disculparse.

  • Convencer a los demás.

II.3.3. Grupo III. Habilidades relacionadas con los
sentimientos

  • Conocer los propios
    sentimientos.

  • Expresar los sentimientos.

  • Comprender los sentimientos de los
    demás.

  • Enfrentarse con el enfado del
    otro.

  • Expresar afecto.

  • Resolver el miedo.

  • Autorrecompensarse.

II.3.4. Grupo IV. Habilidades alternativas a la
agresión.

  • Pedir permiso.

  • Compartir algo.

  • Ayudar a los demás.

  • Negociar.

  • Empezar el autocontrol.

  • Defender los propios
    derechos.

  • Responder a las bromas.

  • Evitar los problemas a los
    demás.

  • No entrar en peleas.

II.3.5. Grupo V. Habilidades para hacer frente al
estrés.

  • Formular una queja.

  • Responder a una queja.

  • Demostrar deportividad después
    de un juego.

  • Resolver la vergüenza.

  • Arrglárselas cuando le dejan a
    uno de lado.

  • Defender a un amigo.

  • Responder a la
    persuación.

  • Responder al fracaso.

  • Enfrentarse a los mensajes
    contradictorios.

  • Responder a una
    acusación.

  • Prepararse para una conversación
    difícil.

  • Hacer frente a las presiones del
    grupo.

II.3.6. Habilidades de
planificación.

  • Tomar decisiones.

  • Discernir la causa de un problema.

  • Establecer un objetivo.

  • Determinar las propias habilidades.

  • Recoger información.

  • Resolver los problemas según su
    importancia.

  • Tomar una decisión.

  • Concentrarse en una tarea.

Las habilidades sociales anteriormente citadas
comprenden un extenso conjunto de elementos verbales y no
verbales que se combinan en complejos repertorios conductuales.
Además, de los componentes verbales y no verbales, las
habilidades sociales dependen de procesos cognitivos
(pensamientos, autocríticas, sentimientos, etc.) para su
correcta ejecución. Pero la habilidad social no es
meramente una suma de componentes verbales y no verbales unidos a
procesos cognitivos, sino que supone un proceso interactivo de
combinación de estas características individuales
en contextos ambientales cambiantes.

Asimismo, la destreza para desempeñar una
habilidad social puede no tener ninguna correspondencia con la
desenvoltura de otras (ej: conversar y rechazar peticiones),
incluso considerando el mismo tipo de habilidad la conducta
concreta del sujeto puede variar según factores personales
(estado de ánimo, cogniciones, cambios
fisiológicos) y ambientales (las personas con quienes
esté relacionándose, el tipo de relación, la
situación en la que se encuentre, etc.) (Fernández,
1999).

Un ejemplo de la importancia de los aspectos cognitivos
en la interacción social lo constituye el sentimiento de
soledad. La soledad se ha definido de varias formas. Altman,
1975, la define como un estado desagradable que experimenta la
persona al no conseguir la relación social que desea o al
perder una relación estable que ya poseía. Cutrona
& Russel en 1990, vincula este sentimiento más a la
falta de satisfacción en las relaciones interpersonales
mantenidas por el individuo que a la frecuencia o cantidad de los
contactos sociales. Isidro et al. (Isidro, Vega, & Garrido,
1999) definen la soledad como un sentimiento desagradable
vinculado a un desequilibrio en la percepción de las
relaciones establecidas con los demás, qué
está determinado por la falta de confianza del individuo
en su capacidad para afrontar situaciones que potencialmente
puedan llegar a generarle soledad. Se proponen una teoría
de la soledad basada en la insuficiencia de las provisiones que
el individuo espera le suministre el grupo al cual se ha
unido.

A partir de estas definiciones se puede concluir
diciendo que el sentimiento de soledad es una percepción
individual que puede estar motivado por una falta de habilidades
sociales que provoca la disminución de las interacciones
sociales o hace que estas sean menos gratificantes de lo deseado
por el individuo. Pero también este sentimiento de soledad
puede ser independiente de las habilidades sociales que posee el
individuo y sustentarse más en las creencias o
expectativas que tiene la persona. En este último caso,
más que dotar al individuo de ciertas habilidades sociales
sería más correcto trabajar sobre las expectativas
y pensamientos de la persona con el fin de lograr que estos
fueran más realistas y adaptativos.

CAPÍTULO III

Modelo de
habilidades sociales

III.1. Modelo de aprendizaje social

Se aprende a través de experiencias
interpersonales y son mantenidas por las consecuencias sociales
del comportamiento.

Este aprendizaje está basado en una
situación social en la que al menos participan dos
personas: el modelo, que realiza una conducta determinada y el
sujeto que realiza la observación de dicha conducta; esta
observación determina el aprendizaje, a diferencia del
aprendizaje por conocimiento, el aprendizaje social el que
aprende no recibe refuerzo, sino que este recae en todo caso en
el modelo; aquí el que aprende lo hace por
imitación de la conducta que recibe el
refuerzo.

III.2. Modelo cognitivo

La habilidad para organizar cogniciones y conductas
hacia las metas sociales comúnmente asociadas.

El modelo cognitivo postula que las emociones y
conductas de las personas están influidas por su
percepción de los eventos. No es una situación en y
por sí misma la que determina lo que una persona siente,
sino más bien la forma en que ella interpreta la
situación.

Por lo tanto la forma en que se sienten las personas
está asociada a la forma en que interpretan y piensan
sobre una situación. La situación por sí
misma no determina directamente cómo se sienten; su
respuesta emocional está mediada por su percepción
de la situación."

En otras palabras, el modelo cognitivo se basan en los
siguientes supuestos básicos:

(1) Las personas no son simples
receptores de los estímulos ambientales, sino que
construyen activamente su "realidad".

(2) La cognición es mediadora
entre los estímulos y las respuestas (cognitivas, emotivas
o conductuales).

(3) Las personas pueden acceder a
sus contenidos cognitivos.

(4) La modificación del
procesamiento cognitivo de la información (sistemas de
atribución, creencias, esquemas, etc.) es central en el
proceso de cambio.

En cuanto a su estilo las terapias
cognitivas enfatizan:

(1) La importancia de la alianza
terapéutica y la colaboración y
participación activa del paciente en el
proceso.

(2) Un enfoque orientado al problema
y los objetivos.

(3) El carácter educativo (o
reeducativo) del proceso, capacitando al paciente para enfrentar
por sí mismo futuras situaciones de manera más
saludable y funcional.

III.3. Modelo de precepción
social

Destaca los procesos de selección de la
información en la interacción social y posterior
interpretación.

Es el proceso por el cual el individuo llega a conocer a
los demás y a concebir sus características,
cualidades y estados interiores. En cualquier caso ambas
aproximaciones demuestran la importancia de la formación
de primeras impresiones para el propio proceso de
percepción social.

En definitiva, el término percepción
social incluye todos aquellos procesos de índole cognitiva
mediante los cuales elaboramos juicios relativamente elementales
acerca de otras personas, sobre la base de nuestra propia
experiencia o de las informaciones que nos transmiten terceras
personas.

III.4. Modelo de psicología
clínica

Hace referencia a la capacidad social de expresar lo que
se piensa, siente y cree en forma adecuada al medio, en ausencia
de ansiedad. Se ha denominado asertividad, libertad emocional,
autoafirmación, etc.

Las relaciones sociales son fundamentales en nuestras
vidas. La consecución de nuestros objetivos y la
satisfacción de nuestras necesidades dependen en gran
medida de las habilidades de que dispongamos para relacionarnos
con los demás de una forma cooperativa. Por ello, no
resulta extraño que las personas con problemas de salud
mental muestren dificultades en las interacciones interpersonales
¿ya sea como su antecedente o como su
consecuencia¿. El entrenamiento en habilidades sociales
consiste en un conjunto de procedimientos dirigidos a ayudar a
las personas a mejorar sus estrategias interpersonales de modo
que puedan conseguir sus propósitos en aquellas
áreas de su vida que sean importantes para su
bienestar.

III.5. Modelo Conductista

La capacidad de ejecutar una conducta que refuerce
positivamente a otros o evite que seamos castigados

Los presupuestos del modelo conductual se enfatizan
en:

1. La capacidad de respuesta tiene que
adquirirse.

2. Consiste en un conjunto de identificable de
capacidades específicas.

Además la probabilidad de ocurrencia de cualquier
habilidad en cualquier situación crítica
está determinada por factores ambientales, variables de la
persona, y la interacción entre ambos. Por consiguiente,
una adecuada conceptualización de la conducta socialmente
habilidosa implica tres componentes de la habilidad social: una
dimensión conductual (tipo de habilidad), una
dimensión personal (las variables cognitivas), y una
dimensión situacional (el contexto ambiental).

III.6. Modelo de teoría de
roles:

Las habilidades sociales hacen referencia al papel que
juegan las expectativas dirigidas al propio rol y al de otros.
Consiste principalmente en un conjunto de construcciones. La
palabra "rol" ha adquirido significado por influencia del
inglés "role" que significa función que algo o
alguien cumple.

Toda persona tiene un grupo de pertenencia (al cual
pertenece) y otro de referencia (que puede o no ser al que
pertenece, pero que le sirve para usar sus normas de
comportamient, o bien para rechazarlas: son los grupos de
referencia positiva o negativa, respectivamente).

CAPITULO IV

Modelos
explicativos de los déficit en habilidades
sociales

Es posible encontrar en la literatura sobre el tema dos
modelos explicativos de la falta de habilidad social en la
infancia, el modelo del déficit y el modelo de
interferencia (Monjas, 1992). Según el primer modelo, los
problemas de competencia social se deben a que el sujeto no tiene
un repertorio de conductas y habilidades necesarias para
interactuar con otras personas porque nunca las ha aprendido.
Esto puede deberse a que no ha tenido modelos apropiados o
estimulación adecuada, a la falta de oportunidades de
aprendizaje o a la existencia de una historia inadecuada de
reforzamiento.

Según el modelo de la interferencia, o del
déficit en la ejecución, el sujeto tiene
determinadas habilidades, pero no las pone en juego debido a
determinados factores emocionales y/o cognitivos y motores que
interfieren con su ejecución. Entre las variables
interfirientes se incluyen los pensamientos depresivos, la baja
habilidad de solución de problemas, limitaciones en la
habilidad para ponerse en lugar de los otros, bajas expectativas
sobre sí mismo, ansiedad, miedo, comportamiento motor
deficiente o excesivo, creencias irracionales, y déficit
en percepción y discriminación social.

Es de destacar aquí la reflexión realizada
por Caballo (1993), quien, a partir del esquema propuesto por
McFall (1982), resume los problemas más frecuentes que
pueden encontrar las personas a lo largo de las distintas fases
de puesta en marcha de una conducta socialmente habilidosa. En la
tabla 1 se exponen los problemas incluidos en las distintas
fases.

Tabla 2

Problemas en las distintas fases de
procesamiento de la información

FASES PROBLEMAS QUE PUEDEN SURGIR

Etapa inicial de
motivación,

objetivos y planes

  • Los objetivos pueden ser
    contradictorios

  • Los objetivos pueden estar
    suprimidos

  • Los objetivos se transforman a causa de su
    bloqueo

  • Las habilidades cognitivas requeridas para la
    planificación pueden ser inadecuadas

Fase de habilidades

de
descodificación

  • Evitación perceptiva debida a la
    ansiedad

  • Bajo nivel de discriminación y
    precisión

  • Errores sistemáticos

  • Estereotipos imprecisos o abuso de
    ellos

  • Errores de atribución

  • Efecto de halo

Fase de
decisión

  • Fracaso en considerar alternativas

  • Fracaso en discriminar acciones efectivas y
    apropiadas de las no apropiadas

  • Tomar decisiones demasiado lentamente o no
    tomarlas

  • Fracaso en adquirir el conocimiento correcto
    para tomar decisiones

  • Tendencia a tomar decisiones
    negativas

Fase de
codificación

  • Déficit en habilidades conductuales del
    repertorio del individuo

  • Ansiedad condicionada que bloquea la
    ejecución

  • Distorsiones cognitivas (referentes a algunas
    de las fases anteriores)

  • Carencia de atractivo físico
    (especialmente cuando están implicadas las
    habilidades heterosociales)

  • Carencia de retroalimentación, debida a
    la falta de habilidad, o retirada por alguna
    circunstancia

  • Retroalimentación errónea o poco
    realista

Como se puede observar, distintos aspectos relacionados
con limitaciones en los repertorios conductuales de habilidades
observables y de capacidades personales no observables,
así como otros aspectos relacionados con el contexto,
pueden influir en el adecuado desarrollo de estas fases.
Además, los fallos producidos en cada una de ellas
repercutirán en las siguientes.

CAPITULO V

Habilidades
sociales importantes para enfrentar la presión y el
riesgo

V.1. La Asertividad

La asertividad es una habilidad social que implica a
formarse a sí mismo, defendiendo los propios derechos sin
agredir o violentar los derechos de los demás. Comportarse
asertivamente es comunicar nuestras creencias, sentimientos y
opiniones de manera directa, ho0nesta, adecuada, oportuna,
considerada y respetuosa. Consiste en comportarse conforme al
derecho que cada quien tiene de ser quien es.

La asertividad puede considerarse englobada en el
término más global de habilidades sociales. Es la
habilidad para emitir conductas que afirmen o ratifiquen la
propia opinión, sin emplear conductas agresivas para los
demás. Es un comportamiento de expresión directa de
los propios sentimientos y de defensa de los derechos personales
y respeto por los demás.

La asertividad, al igual que todas las habilidades, es
una conducta que se aprende. Las personas no nacemos siendo
asertivas, pero sí podemos aprender a serlo.

¿Para qué sirve?

Una persona asertiva es capaz de:

Expresar sentimientos o
deseos positivos y negativos de forma eficaz sin desconsiderar a
los demás y sin crear o sentir vergüenza.

Discriminar entre la
aserción, agresión y pasividad.

Discriminar las ocasiones en
las que la expresión personal es importante y
adecuada.

Defenderse sin
agresión o pasividad frente a la conducta poco cooperadora
o razonable de los demás.

Defender una postura personal
frente a una situación o tema sin dejarse presionar para
cambiarla.

Una persona asertiva tiene capacidad de
asegurar con firmeza y decisión cuanto dice y hace. Por
ello podemos equipar asertividad a seguridad en sí mismo,
a autoafirmación.

Para ser una persona realmente asertiva, en primer
lugar, se debe tener en cuenta una conciencia realmente clara de
lo que son los propios derechos. Esto no es tan sencillo, puesto
que es fácil pecar por defecto o por exceso.

V.1.1. Tipos de conducta que influyen a la
asertividad

Una conducta se define como la manera que tiene de
reaccionar un organismo cuando ocurre alguna alteración en
su medio ambiente que le afecta, o dentro de un organismo. Los
unicelulares reaccionan al estímulo de modo directo, los
multicelulares están provistos de células
especializadas con umbrales bajos a las influencias y transmiten
la respuesta a otro punto del organismo.

Estas células son las neuronas, las cuales en los
animales más complejos son abundantes y están
asociadas a otras células y órganos receptores.
Cinesis es el aumento de actividad en un individuo.
Inmovilización cuando la actividad se inhibe con los
estímulos.

Las personas solemos asumir de estos tres tipos de
conducta:

A) Conducta agresiva

B) Conducta pasiva

C) Conducta asertivas

A continuación citaremos algunos casos de la vida
cotidiana.

Caso 1:

Imagina que estás haciendo una
cola para entrar al banco y pagar tus recibos de agua y
luz. Llevas más de 20 minutos esperando. De repente
observas que una persona se acerca a una de las ventanillas
y conversa con el cajero. ¿Qué harías
en esta situación?

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Figura 1.

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Existen diferentes maneras de responder a las
situaciones que no podemos responder de manera agresiva, pasiva o
asertiva.

A continuación citaremos las posibles respuestas
que podemos darle a la situación mencionada.

Respuesta 1.

La persona de la cola hace un gesto de desagrado y
comenta con la persona que está delante suyo "…Es
un fresco, se mete en la cola como si nada…".

Respuesta 2.

La persona de la cola alza la voz y dice "…Oiga,
nosotros estamos haciendo cola hace rato, no sea
sinvergüenza y haga su cola o llamo a seguridad para que lo
saque a palazos".

Respuesta 3.

La persona de la cola dice: "Señor, todos estamos
aquí desde temprano haciendo cola, Ud. También debe
esperar su turno y respetar a los que hemos llegado antes que Ud.
Así que haga el favor y colóquese al final de la
cola."

Caso 2:

Una colega te da constantemente su trabajo para
que la ayudes a terminarlo. Y de tanto y tanto pedir ayuda,
ya resulta ser un poco fastidioso a tal punto de molestar
tu tranquilidad y concentración. Tú decides
acabar con esta situación. Y ese mismo día tu
colega nuevamente viene a pedirte ayuda en su trabajo.
¿Qué le contestarías?

Respuesta 1 (pasiva):

Estoy bastante ocupado. Pero si no consigues hacerlo, te
puedo ayudar.

Respuesta 2 (agresiva):

Olvídalo. Casi no queda tiempo para hacerlo. Me
tratas como a un empleado tuyo, no seas
desconsiderado.

Respuesta 3 (Asertiva):

No colega, no voy a hacer nada más de tu trabajo.
Estoy cansado de hacer, además de tu trabajo, el
mío.

Es posible tratar de actuar o aprender a responder a
situaciones similares asertivamente.

Partes: 1, 2

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