- La
evaluación aplicada - La
evaluación en el ámbito
educativo - La
evaluación en los enfoques
educativos - Categorías de
evaluación - Evaluación continua
- Evaluación del estudiante y del
docente - Las
actitudes - Los
indicadores - Comunicación de los resultados de
evaluación - Lineamientos de evaluación de los
aprendizajes - Bibliografía
La evaluación
aplicada
Evaluación puede conceptualizarse como un proceso
dinámico, continuo y sistemático, enfocado hacia
los cambios de las conductas y rendimientos, mediante el cual
verificamos los logros adquiridos en función de los
objetivos propuestos, competencias y/o capacidades.
La Evaluación adquiere sentido en la medida que
comprueba la eficacia y posibilita el perfeccionamiento de la
acción docente.
Lo que destaca un elemento clave de la concepción
actual de la evaluación: no evaluar por evaluar, sino para
mejorar los programas, la organización de las tareas y la
transferencia a una más eficiente selección
metodológica.
La evaluación
en el ámbito educativo
Las deficiencias del sistema tradicional de
evaluación, han desformado el sistema educativo, ya que
dada la importancia concedida al resultado, el alumno justifica
al proceso educativo como una forma de alcanzar el
mismo.
La evaluación debe permitir la adaptación
de los programas educativos a las características
individuales del estudiante, detectar sus puntos débiles
para poder corregirlos y tener un conocimiento cabal de cada uno
y como grupo.
No tiene sentido por si misma, sino como resultante del
conjunto de relaciones entre los objetivos, los métodos,
el modelo pedagógico, los estudiantes, la sociedad, el
docente, etc. Cumpliendo así una función en la
regulación y el control del sistema educativo, en la
relación de los estudiantes con el conocimiento, de los
profesores con los estudiantes, de los estudiantes entre
sí, de los docentes y la familia, etc.
La modificación de las estrategias de
evaluación puede contribuir, junto con otros medios, a
avances en la democratización real de la
enseñanza.
La evaluación
en los enfoques educativos
El enfoque curricular de la Educación, centrado
en la formación integral de la persona, mediante el
desarrollo de capacidades, actitudes y la adquisición de
conocimientos válidos para acceder con éxito al
mundo laboral, a los estudios superiores y al ejercicio pleno de
la ciudadanía, exige que repensemos también la
concepción de la evaluación del
aprendizaje.
El enfoque humanista del currículo requiere de
una evaluación que respete las diferencias individuales,
que atienda las dimensiones afectiva y valorativa de los
estudiantes, y que se desarrolle en un clima de familiaridad, sin
presiones de ningún tipo.
Desde un enfoque cognitivo, la evaluación
servirá para determinar si se están desarrollando o
no las capacidades intelectivas del estudiante. Esto nos obliga a
poner énfasis en los procesos mentales que genera el
aprendizaje, en la forma como se aprende y no únicamente
en los resultados o en la reproducción memorística
del conocimiento.
Desde la perspectiva sociocultural se requiere que en la
evaluación participen todos los involucrados en la
actividad educativa, que los estudiantes sean protagonistas
activos en el proceso de evaluación y que asuman
responsabilidades, mediante la auto y la
coevaluación.
En coherencia con el enfoque curricular y el modelo
pedagógico definimos y caracterizamos a la
evaluación del aprendizaje.
Categorías de
evaluación
La evaluación esta determinada en tres grandes
categorías:
La Evaluación Predictiva o Inicial
(Diagnóstica), se realiza para predecir un rendimiento
o para determinar el nivel de aptitud previo al proceso
educativo. Busca determinar cuales son las características
del estudiante previo al desarrollo del programa, con el objetivo
de ubicarlo en su nivel, clasificarlo y adecuar individualmente
el nivel de partida del proceso educativo.
La Evaluación Formativa, es aquella que se
realiza al finalizar cada tarea de aprendizaje y tiene por
objetivo informar de los logros obtenidos, y eventualmente,
advertir donde y en que nivel existen dificultades de
aprendizaje, permitiendo la búsqueda de nuevas estrategias
educativas más exitosas. Aporta una
retroalimentación permanente al desarrollo del programa
educativo.
La Evaluación Sumativa, es aquella que
tiene la estructura de un balance, realizada después de un
período de aprendizaje en la finalización de un
programa o curso.
Sus objetivos son calificar en función de un
rendimiento, otorgar una certificación, determinar e
informar sobre el nivel alcanzado a todos los niveles
(estudiante, padres, institución, docentes,
etc.).
La razón de ser de la evaluación es servir
a la acción; acción educativa debe entenderse desde
el punto de vista formativo, que como profesor le debe
(pre)ocupar antes de cualquier otra
consideración.
Para evaluar hay que comprender. Significa que las
evaluaciones convencionales del tipo objetivo no van destinadas a
comprender el proceso educativo. Lo tratan en términos de
éxito y de fracaso". En su opinión, "el profesor
debería ser un crítico CONSTRUCTIVO, y no un simple
calificador".
Actuando como crítico y no sólo como
calificador, "la valiosa actividad desarrollada por el profesor y
los estudiantes tiene en sí niveles y criterios inminentes
y la tarea de apreciación consiste en perfeccionar la
capacidad, por parte de los estudiantes, para trabajar
según dichos criterios, mediante una reacción
crítica respecto al trabajo realizado. En este sentido, la
evaluación viene a ser la enseñanza de la
autoevaluación".
Evaluación
continua
Durante muchos años la evaluación
educativa presentaba un objetivo único que era la
clasificación (calificación), esto nos obliga, hoy,
a delimitar cuatro problemas:
Establecer la importancia de los conceptos de
sistematización y continuidad de la evaluación,
debido a que es imprescindible conocer y hacer conocer los
niveles alcanzados durante el proceso, como forma de
retroalimentación y optimización del programa y
la tarea docente. Esta adecuación de la
enseñanza al ritmo de aprendizaje de los alumnos
recibe el nombre de evaluación continua.Reconocer la dificultad para el establecimiento de
un sistemas de medidas, que sirve de referencia para
permitirnos emitir un juicio de valor o una
calificación. Para lo cual nos podemos manejar con una
comparación en relación a una norma (tabla,
escala, etc.) o la evaluación en relación a un
criterio fijado de antemano, luego de un preciso
establecimiento de él o los objetivos, estableciendo
el grado de actuación o desarrollo alcanzado por el
alumno.Observar el ámbito de aplicación de la
evaluación, en relación a si está
realizada por personas implicadas directamente en el proceso
educativo (Evaluación interna) o es realizada con
intervención personal o institucional externa
(Evaluación externa).Establecer el grado de responsabilidad y
participación que se le otorga al alumno en el proceso
de la evaluación, entre la heteroevaluación y
la autoevaluación.
La Evaluación Continua surge de la
consideración de la educación como un proceso de
perfeccionamiento y optimización, donde luego de una
situación inicial, se pretende el establecimiento de
cambios permanentes y eficaces en la conducta de los
educandos.
Estos cambios aparecen como fines del proceso, pero para
el acceso a los mismos, se establecen etapas y objetivos, cuyos
logros condicionan el logro final. El conocimiento de los
objetivos parciales nos permite conocer los logros de las
unidades didácticas y establecer correcciones o ajustes en
cada una de las etapas del proceso.
"La evaluación continua ofrece al profesor, con
un concepto dinámico de la perfección, la
experiencia diaria con cada alumno, que beneficiará a los
demás alumnos y a las futuras programaciones. Frente al
sin sentido de marcarse objetivos a largo plazo, disponer de los
medios y lanzarse a la tarea, esperando pasivamente el resultado
final (D. B. Sánchez)."
La
evaluación continua es una fase importante del proceso
educativo, por las condiciones que presupone
(planificación) y por las consecuencias que genera
(individualización y reajuste), resulta un medio eficaz de
perfeccionamiento didáctico, mejorando así el
sistema educativo.
Evaluación del
estudiante y del docente
¿Qué evaluamos?
El estudiante no es el único implicado en el acto
de evaluar, por ello la respuesta a esta pregunta depende de la
función que le atribuimos a la
evaluación.
La evaluación del estudiante
Todos los objetivos educativos, pueden, con más o
menos facilidad, con más o menos éxito, ser
evaluados.
El ámbito cognitivo, la adquisición de
conocimientos, de habilidades y las aptitudes intelectuales:
el saber y el saber hacer.El ámbito afectivo, el desarrollo de
actitudes en relación al contenido pedagógico,
con relación al grupo: el saber ser, ver, sentir y
reaccionar.El ámbito psicomotriz, en el enriquecimiento
de las conductas motoras: las habilidades motoras.El ámbito social, en el relacionamiento
permanente en todos los niveles: cooperar y
competir.
"Esta clasificación analítica, aunque
artificial, nos permite ver los efectos del proceso educativo.
Por ello el objetivo de la evaluación es hacer aparecer
esos efectos, volverlos transparentes, en forma indirecta, por
medio de una metodología adecuada" (B.
Maccario)
La evaluación del docente
"En el papel mediador de la acción
pedagógica, el docente no es neutro, ya que se compromete
por entero en la situación pedagógica, con lo que
cree, con lo que dice, con lo que hace, con lo que es.
Según el tono que adopta, la mirada que emite, el gesto
que realiza, su mensaje adquiere un valor específico, para
el conjunto de los alumnos y una resonancia especial para alguno
de ellos … " (M. Postic)
El docente debe efectuar su evaluación en las
siguientes áreas:
Estudio de sus características personales
(aptitudes, motivaciones, hábitos,
conocimientos)Observación de sus comportamientos (rasgos de
conducta y relacionamiento social)Estudio de los efectos del proceso educativo
seleccionado sobre los estudiantes. (B. Maccario)
El docente debe evaluar su "estrategia
pedagógica", entendida "como la ciencia y/o arte de
combinar y coordinar acciones para alcanzar un
objetivo".
Definición de
evaluación del aprendizaje
En realidad todos tenemos alguna idea sobre
evaluación, quizá aproximada, pero profesores y
estudiantes sabemos que en la escuela debemos evaluar y
también ser evaluados.
De la definición anterior podemos hacer los
siguientes comentarios:
La información se puede recoger de diferentes
maneras, mediante la aplicación de instrumentos,
observando las reacciones de los estudiantes o por medio de
conversaciones informales. Debemos aprovechar cualquier
indicio para darnos cuenta de las dificultades que surjan en
el proceso de aprendizaje.La información que se recoja debe comprender
diferentes aspectos: cognitivos, afectivos, valorativos,
etc., y se referirá tanto a los logros como al proceso
de aprendizaje.La reflexión sobre los resultados de
evaluación, implica poner en tela de juicio lo
realizado para determinar si en efecto vamos por buen camino
o no. Nos preguntamos si los estudiantes están
desarrollando sus capacidades de acuerdo con sus
posibilidades o quizá están por debajo de su
nivel de rendimiento. Buscamos las causas de los
desempeños deficientes y también de los
progresos.La reflexión sobre los resultados de la
evaluación nos llevan a emitir juicios de valor sobre
el aprendizaje de los estudiantes. Este juicio de valor
trasciende a una simple nota. Los estudiantes y los padres de
familia necesitan saber cuáles son las dificultades y
progresos en el aprendizaje, y no un simple número que
acompaña a cada una de las áreas en las
libretas de información.Una decisión es pertinente cuando en realidad
apunta a superar la dificultad detectada. No sería
pertinente, por ejemplo, tratar una deficiencia de coherencia
textual mediante de ejercicios de ortografía. Una
decisión también es pertinente cuando se opta
por continuar haciendo lo mismo porque está dando
buenos resultados. Una decisión es oportuna cuando es
tomada en el momento indicado, sin esperar que el mal se
agrave. De lo que se trata es de evitar el fracaso y no
esperar que éste suceda para que recién
actuemos, de allí que las decisiones se toman durante
todo el proceso de aprendizaje.
Características de la
evaluación
Integral: porque desde el punto de vista
del aprendizaje involucra las dimensiones intelectual, social,
afectiva, motriz y valorativa del estudiante. En este sentido, la
evaluación tiene correspondencia con el enfoque cognitivo,
afectivo y sociocultural del currículo, puesto que su
objeto son las capacidades, los conocimientos, los valores y
actitudes y las interacciones que se dan en el aula.
Procesal: porque se realiza en todo el
proceso educativo, en sus distintos momentos: al inicio,
durante y al final del mismo; de manera que los resultados de
la evaluación permitan tomar decisiones oportunas para
mejorar el aprendizaje. En otras palabras, la
evaluación nos permite evitar que suceda el fracaso.
Cuando no evaluamos en forma permanente corremos el riesgo de
acentuar algunos errores o de pasar por inadvertidas las
deficiencias del aprendizaje.Sistemática: porque responde a los
propósitos educativos, y en función de ellos se
realiza, mediante criterios e indicadores coherentes. Sus
resultados permiten reorientar el proceso, reajustar las
programaciones, incorporar otras estrategias, entre otras
decisiones.
La evaluación se organiza y desarrolla en etapas
debidamente planificadas, en las que se formulan previamente los
aprendizajes que se evaluará y se utilizan técnicas
e instrumentos válidos y confiables para la
obtención de información pertinente y relevante
sobre la evolución de los procesos y logros del
aprendizaje de los estudiantes. El recojo de información
ocasional mediante técnicas no formales, como la
observación casual o no planificada también es de
gran utilidad.
Participativa: porque posibilita la
intervención de los distintos actores en el proceso de
evaluación, comprometiendo al propio estudiante, a los
docentes, directores y padres de familia en el mejoramiento
de los aprendizajes, mediante la autoevaluación,
coevaluación y heteroevaluación. Es importante,
en este sentido, dar oportunidad para que los estudiantes
propongan formas de cómo les gustaría ser
evaluados. De este modo irán asumiendo progresivamente
la responsabilidad sobre su propio aprendizaje.Flexible: porque se puede adecuar a las
diferencias personales de los estudiantes, considerando sus
propios ritmos y estilos de aprendizaje. En función de
estas diferencias se seleccionan y definen las
técnicas e instrumentos de evaluación
más pertinentes. Es bueno que los docentes apliquen
instrumentos diferentes para evaluar los aprendizajes, pues
así se estará atendiendo a la mayoría de
estudiantes. En algunas ocasiones se estila aplicar
únicamente la prueba objetiva; cuando sucede esto, se
podría estar favoreciendo únicamente a un
sector de estudiantes o, por otro lado, se podría
estar evaluando en forma inadecuada determinados
aprendizajes.
Funciones de la evaluación
En la práctica educativa, la evaluación
persigue simultáneamente varios propósitos, los
mismos que pueden ser agrupados en dos grandes
funciones:
La función
pedagógica
Es la razón de ser de la auténtica
evaluación, ya que permite reflexionar y revisar los
procesos de aprendizaje y de enseñanza con el fin de
optimizarlos. Esta función comprende principalmente los
siguientes aspectos:
a) La identificación de las capacidades
de los estudiantes, sus experiencias y saberes previos, sus
actitudes y vivencias, sus estilos de aprendizaje, sus
hábitos de estudio, sus intereses, entre otra
información relevante, al inicio de todo proceso de
enseñanza y aprendizaje, con la finalidad de adecuar
la programación a las particularidades de los
estudiantes.
Es lo que se conoce como función
diagnóstica de la evaluación.
b) La estimación del desenvolvimiento
futuro de los estudiantes, a partir de las evidencias o
información obtenida en la evaluación inicial,
para reforzar los aspectos positivos y superar las
deficiencias. En otras palabras, la evaluación nos
permite determinar cuáles son las potencialidades de
los estudiantes y qué aprendizajes serían
capaces de desarrollar.
También se conoce con el nombre de función
pronóstica.
c) La motivación a los estudiantes para
el logro de nuevos aprendizajes. Estimula y recompensa el
esfuerzo, haciendo del aprendizaje una actividad
satisfactoria. Favorece la autonomía de los alumnos y
su autoconciencia respecto a cómo aprende, piensa,
atiende y actúa. Así el estudiante toma
conciencia sobre su propio proceso de aprendizaje para
controlarlo y regularlo desarrollando cada vez más su
autonomía. De allí que se privilegia la
autoevaluación y la coevaluación.
También recibe el nombre de función
estimuladora o motivadora.d) El seguimiento oportuno del proceso de
enseñanza y aprendizaje para detectar logros o
dificultades con el fin de aplicar las medidas pertinentes
que conduzcan a su mejoramiento; y, para determinar las
prácticas que resultaron más eficaces y
aquellas que, por el contrario, podrían ser mejoradas.
Es lo que se conoce como función
reguladora.e) La estimación y valoración de
los resultados alcanzados al término de un
período determinado, de acuerdo con los
propósitos formulados. De este modo, se hace un alto
en el camino para determinar cuánto se ha avanzado o
qué logros se han obtenido.
Corresponde con la función de constatación
de resultados.
La función social
Pretende esencialmente, asumiendo el compromiso de
desarrollo integral y social, determinar qué estudiantes
han logrado el progreso necesario en sus aprendizajes
(capacidades, conocimientos y actitudes) para otorgarles la
certificación correspondiente, requerida por la sociedad
en las diferentes modalidades y niveles del sistema educativo. Se
trata de constatar o certificar el logro de determinados
aprendizajes al término de un período, curso o
ciclo de formación, para la promoción o no a grados
inmediatos superiores.
Ejemplo de esta función es el diploma con
mención en un área técnica que se
expedirá a los egresados de Educación Secundaria, y
que los habilitará para insertarse en el mercado laboral y
los facultará para acceder a una institución de
nivel superior (art. 35 de la Ley General de Educación
Nro. 28044).
Fases de la evaluación
Dijimos que la evaluación se caracteriza por ser
sistemática y es, precisamente, en este apartado donde
detallamos más el asunto. Toda evaluación
auténtica y responsable debe preverse desde el momento
mismo de la programación de aula, cuando el profesor
establece los indicadores para cada capacidad y
actitud.
El proceso de evaluación comprende las siguientes
etapas:
Planificación de la
evaluación.
Planificar la evaluación implica esencialmente
dar respuesta a las siguientes interrogantes: qué, para
qué, cómo, cuándo se evaluará y con
qué instrumentos. De este modo, la evaluación se
convierte en un acto pensado y ejecutado intencionalmente, libre
del azar y la improvisación.
En la siguiente tabla intentamos dar respuesta a cada
una de estas preguntas:
¿Qué | Se trata de seleccionar qué capacidades y | ||
¿Para qué | Precisamos para qué nos servirá la | ||
¿Cómo | Seleccionamos las técnicas y procedimientos | ||
¿Con qué | Seleccionamos e indicamos los instrumentos | ||
¿Cuándo | Precisamos el momento en que se realizará |
Recojo y selección de
información.
La obtención de información sobre los
aprendizajes de los estudiantes, se realiza mediante
técnicas formales, semiformales o no formales. De toda la
información obtenida se deberá seleccionar la que
resulte más confiable y significativa.
La información es más confiable cuando
procede de la aplicación sistemática de
técnicas e instrumentos y no del simple azar. Serán
preferibles, por ejemplo, los datos provenientes de una lista de
cotejo antes que los derivados de una observación
improvisada. Por otra parte, la información es
significativa si se refiere a aspectos relevantes de los
aprendizajes.
Interpretación y valoración de la
información.
Se realiza en términos del grado de desarrollo de
los aprendizajes establecidos en cada área. Se trata de
encontrar sentido a los resultados de la evaluación,
determinar si son coherentes o no con los propósitos
planteados (y sobre todo con los rendimientos anteriores de los
estudiantes) y emitir un juicio de valor.
En la interpretación de los resultados
también se considera las reales posibilidades de los
alumnos, sus ritmos de aprendizaje, la regularidad demostrada,
etc., porque ello determina el mayor o menor desarrollo de las
capacidades y actitudes. Esta es la base para una
valoración justa de los resultados.
Valoramos los resultados cuando les otorgamos
algún código representativo que comunica lo que el
alumno fue capaz de realizar. Hay diferentes escalas de
valoración: numéricas, literales o gráficas.
Pero, también se puede emplear un estilo descriptivo del
estado en que se encuentra el aprendizaje de los estudiantes. Sin
embargo, según las normas vigentes, el reporte de
período y anual mediante actas o libretas de
información, se hará usando la escala
numérica de base vigesimal.
Comunicación de los
resultados.
Esto significa que se analiza y se dialoga acerca del
proceso educativo con la participación de los alumnos,
docentes y padres de familia, de tal manera que los resultados de
la evaluación son conocidos por todos los interesados.
Así, todos se involucran en el proceso y los resultados
son más significativos, permitiendo tomas decisiones
oportunas y pertinentes.
Los instrumentos empleados para la comunicación
de los resultados son los registros auxiliares del docente, los
registros consolidados de evaluación y las libretas de
información al padre de familia. Sin embargo, la
comunicación de los resultados también se puede
hacer en forma personal, mediante informes orales o
conversaciones sobre la situación de los aprendizajes de
los estudiantes.
Toma de decisiones.
Los resultados de la evaluación deben llevarnos a
aplicar medidas pertinentes y oportunas para mejorar el proceso
de aprendizaje. Esto implica volver sobre lo actuado para atender
aquellos aspectos que requieran readecuaciones,
profundización, refuerzo o recuperación. Las
deficiencias que se produzcan pueden provenir tanto de las
estrategias empleadas por el docente como de la propia
evaluación. Cuando sucede esto último es necesario
que reflexionemos sobre la misma evaluación
(metaevaluación), para corroborar si realmente existe
coherencia entre los aprendizajes previstos y lo que realmente se
ha evaluado.
Para una adecuada toma de decisiones, se debe realizar
un análisis de los resultados obtenidos, aplicando la
media, la moda y la desviación estándar, entre
otras medidas de tendencia central o de
dispersión.
Modelo de Evaluación de los
Aprendizajes.
Las intencionalidades de las áreas curriculares
convergen en el logro de una formación integral de los
educandos; en consecuencia, los procesos de enseñanza,
aprendizaje y evaluación se deben orientar en ese sentido.
El proceso formativo abarca, por consiguiente, todas las
dimensiones del desarrollo del estudiante.
El modelo de evaluación del aprendizaje asume los
conceptos y enfoques vertidos anteriormente, y se describe como
un proceso sistémico cuyo punto de partida es determinar
la situación en que se encuentran los estudiantes respecto
a las intencionalidades del currículo. Durante el
desarrollo de las actividades, el docente, a través de un
conjunto de procedimientos formales, semiformales o no formales,
recoge información sobre el proceso de aprendizaje y
enseñanza con la finalidad de regularlos, mediante
mecanismos de realimentación. Al finalizar un
período determinado, es necesario tener información
sobre el desempeño de los estudiantes respecto de los
aprendizajes esperados
Una de las intencionalidades del Diseño
Curricular Nacional, específicamente en el nivel de
Educación Secundaria, es desarrollar las capacidades
fundamentales de la persona: pensamiento creativo, pensamiento
crítico, solución de problemas y toma de
decisiones. Estas capacidades son un referente para evaluar la
calidad del servicio educativo que se brinda.
El siguiente esquema muestra el modelo de
evaluación:
El esquema anterior presenta tres tipos de
evaluación, de acuerdo con el momento en que se realiza:
evaluación inicial, evaluación de proceso y
evaluación terminal. Cada una de ellas cumple una
función determinada, como ya se detallo
anteriormente.
EL OBJETO DE EVALUACIÓN Y LOS
INDICADORES
EL OBJETO DE LA
EVALUACIÓN
La intencionalidad del Diseño Curricular
Nacional, particularmente en el caso de Educación
Secundaria, es que los estudiantes desarrollen al máximo
sus capacidades intelectivas y los valores éticos, que
procuren la formación integral de la persona. En el caso
de las capacidades, se desarrollan en forma articulada con los
conocimientos, que se adquieren a partir de los contenidos
básicos. Por otro lado, los valores se manifiestan
mediante determinadas actitudes.
En este sentido, el objeto de la evaluación en la
educación, son las capacidades y las actitudes. Ambas
constituyen las unidades de recojo y análisis de
información y de comunicación de los resultados de
evaluación.
Las capacidades fundamentales se desarrollan con mayor o
menor intensidad en todas las áreas curriculares, a partir
de las capacidades específicas y las capacidades de
área. Para el efecto se deberá tomar en cuenta los
rasgos que caracterizan a las capacidades fundamentales. Cada
rasgo está asociado con determinadas capacidades
específicas, como se muestra en el cuadro
siguiente:
CUADRO DE RELACIÓN ENTRE
CAPACIDADES ESPECÍFICAS Y LOS RASGOS QUE CARACTERIZAN CADA
CAPACIDAD FUNDAMENTAL
En la programación de aula los docentes, al
formular los aprendizajes esperados y seleccionar las
estrategias, tendrán cuidado en desarrollar los rasgos de
cada una de las capacidades fundamentales. De acuerdo con la
naturaleza de la actividad programada el énfasis
estará puesto en una u otra capacidad
fundamental.
Las capacidades fundamentales son un referente para
el control de la calidad del servicio educativo que ofrece el
sistema. Las instituciones educativas, por iniciativa propia,
pueden aplicar instrumentos ad hoc para evaluar las
capacidades fundamentales con el fin de controlar la calidad del
servicio que ofrece la institución.
Las
actitudes
Las actitudes son formas de actuar, demostraciones del
sentir y del pensar. Responden a los intereses y motivaciones, y
reflejan la aceptación de normas o recomendaciones. Las
actitudes tienen elementos cognitivos, afectivos y conductuales,
y son el reflejo de uno o más valores.
Las actitudes se desarrollan de manera transversal en
todas las áreas, por lo tanto todos los docentes son
responsables de fomentarlas y practicarlas conjuntamente con los
estudiantes. En Educación Secundaria, las actitudes se
organizan en dos categorías: actitudes ante el área
y actitudes referidas a las normas y a la convivencia
(comportamiento). Ambas se derivan de los valores que la
institución educativa decide desarrollar como parte de su
Proyecto Curricular Institucional.
Actitudes ante el área
Son aquellas que se relacionan con la voluntad para
aprender más y mejor, venciendo las dificultades y los
temores. Por ellas nos superamos cada vez más y logramos
mejores niveles de aprendizaje. Las actitudes ante el área
influyen directamente en el desarrollo de las capacidades, y
tienen que ver con la perseverancia, el empeño, el
esfuerzo, la iniciativa, la participación, el liderazgo,
la organización y cumplimiento en los trabajos,
etc.
Actitudes referidas al cumplimiento de
las normas y a la convivencia
Vinculadas con el cumplimiento de las convenciones
sociales para vivir en armonía con los demás;
mejoran nuestra relaciones interpersonales y constituyen el
soporte sobre el que se cimenta nuestra forma de actuar
individual o socialmente. Tienen que ver con los afectos, la
cortesía, la honradez, la puntualidad, el saludo,
etc.
Ejemplo actitudes
ACTITUDES ANTE EL |
| |
ACTITUDES REFERIDAS AL |
|
El desarrollo de actitudes es un proceso lento, por lo
que el docente debe ser un observador y registrador vigilante de
las actitudes de los estudiantes con la finalidad de reforzarlas
si son positivas o de superarlas si son negativos. Acá no
tienen sentido los exámenes, basta con que el docente de
cada área lleve un registro pertinente de la forma como
actúan los estudiantes. Esta información le sirve
al profesor de área como al tutor para que realicen en
forma adecuada la valoración de la actitud ante el
área y el comportamiento, respectivamente.
Las instituciones educativas establecen el mecanismo
más adecuado para la evaluación de las actitudes,
de acuerdo con las orientaciones generales emitidas por el
Ministerio de Educación.
Los
indicadores
I. DEFINICIÓN.
Los indicadores son enunciados que describen
señales o manifestaciones que evidencian con claridad los
aprendizajes de los estudiantes respecto a una capacidad o
actitud. En Educación Secundaria, las capacidades de
área y las actitudes ante el área constituyen los
criterios de evaluación. En el caso de capacidades de
área, los indicadores se originan en la
articulación entre las capacidades específicas y
los contenidos básicos; mientras que en el caso de las
actitudes, los indicadores son las manifestaciones observables
que las evidencian.
II. ESTRUCTURA DE UN INDICADOR
En el caso de las capacidades de área, los
indicadores presentan generalmente los siguientes
elementos:
Una capacidad específica que,
generalmente, hace alusión a una operación
mental (discrimina, infiere, etc.).Un contenido que hace posible el desarrollo
de la capacidad específica. Responde a la pregunta
¿qué es lo que… (más la capacidad
específica)?. Si el alumno discrimina, "algo"
tiene que discriminar.Un producto en el que se evidencia el
desarrollo de la capacidad específica. El producto
puede ser el resultado que se obtiene al desarrollar la
capacidad específica (una maqueta, un problema) o la
forma como se hace evidente el aprendizaje (explicando,
subrayando, etc.).
Ejemplo:
En el caso de las actitudes, los indicadores son
las manifestaciones observables de la actitud. Ejemplo de
indicadores para actitud ante el área:
Toma la iniciativa al trabajar en equipo
Presenta sus tareas en forma oportuna
Participa permanentemente
Consulta frecuentemente
III. SUGERENCIAS PARA FORMULAR
INDICADORES
En el caso de las capacidades de
área
a) Se selecciona el criterio o la capacidad de
área que se desea evaluar. Por ejemplo, MANEJO DE
INFORMACIÓN en Ciencias Sociales.b) Se articula las capacidades
específicas, involucradas en la capacidad de
área, con los contenidos que se ha previsto
desarrollar en la unidad didáctica. Así se
obtiene los aprendizajes esperados que se consignará
en la programación de dicha Unidad:
c) Cuando los aprendizajes esperados son claros
y precisos, y nos dicen lo que hará el estudiante para
demostrar lo que aprendió, ya constituyen indicadores.
Caso contrario hay que otorgarles precisión. La
precisión se obtiene incorporando un producto al
aprendizaje esperado. Por ejemplo, a los aprendizajes
esperados formulados anteriormente les agregamos su
respectivo producto:
Cap. | Contenido | Producto o | |
Discrimina | las funciones del Gobierno y del Estado | haciendo un cuadro comparativo | |
Discrimina | las causas y consecuencias de los movimientos | elaborando un organizador visual |
d) Recuerda: todas las capacidades
específicas no son recomendables para formular
indicadores. Por ejemplo, interioriza, intuye, imagina, etc.
En todo caso, la precisión se obtendrá cuando
indicamos cómo el estudiante demuestra que
interioriza, intuye o imagina.e) El indicador pertenece a la capacidad de
área de donde proviene la capacidad específica.
Si ésta pertenece a Manejo de información, el
indicador pertenece a Manejo de información; si
proviene de Juicio crítico, el indicador pertenece a
Juicio crítico.
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