Es por eso que los movimientos de los grupos
indígenas de los altos de Chiapas, desde la perspectiva
sociológica, tienen historias continuas que se han
formado, florecido, evolucionado y se han reproducido de un
movimiento a otro debido a su dinámica interna e
intrínseca. En la medida en que los que tienen el poder no
quieren o no pueden conceder las demandas, tratan por todos los
medios de reprimir cualquier movimiento o acción en su
contra. Estos movimientos han desafiado a las normas y a los
valores establecidos, desde un carácter grupal, así
también en formas de nivel inferior de conducta colectiva
(Smelser, 1963:361)
Las redes sociales que establecen, para los efectos de
la identidad colectiva, las prácticas religiosas y las
redes de paisanaje, parentesco y compadrazgo, las crean y adoptan
a las situaciones urbanas y, a partir de ellas, se generan nuevas
redes de intercambio recíproco, de cooperación o de
sobre vivencia y organización. Este es el caso de los
indígenas que se incorporan a la actividad transportista y
que participan en el movimiento social.
El movimiento social de los transportistas no
indígenas en San Cristóbal, desde la perspectiva de
Melucci, lo podemos definir como un sistema integrado de
acción en el que convergen diferentes significados, fines,
formas de solidaridad y organización, que operan en un
"campo sistémico" de posibilidades y límites. Son
sistemas de acción que poseen estructuras, las cuales
están construidas por intenciones, creencias, decisiones e
intercambios que operan dentro de un campo sistémico
(Mith Martins, Durand, 1995).
Dentro de los factores determinantes, estos movimientos
sociales se vinculan fundamentalmente con su dinámica o
acción y en los que inciden diferentes elementos como: las
prácticas colectivas relevantes, los
efectos urbanos y políticos logrados, los
fracasos asumidos críticamente y la acción
integradora de las dirigencias. Donde las identidades colectivas
de los transportistas se reconocen en un proyecto compartido. No
implicando necesariamente homogeneidad ideológica y
política. Este proyecto es factor central de la
formación de la identidad colectiva del movimiento
transportista urbano en San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas. (RAMÍREZ Sáiz, Juan M, 1990:
8-14.)
También nos encontramos que dentro de estos
sujetos y la acción social que generan se encuentra una
lucha de poder, según Hobbes son los medios de
que dispone el hombre en el presente para alcanzar un bien
aparente en el futuro. Este poder les sirvió a los
transportistas, para salir adelante con su voluntad, a pesar de
las resistencias que se generaron al interior de los
grupos.
Un acercamiento
de Arce Carrascoso, acerca del conocimiento y
comunicación: J. Habermas.
Dr. Pascual Escobar
Solar
Arce Carrascoso (1999), la hipótesis de trabajo
que se nos ha confirmado reiteradamente es la teoría del
conocimiento y debe seguir el hilo conductor del lenguaje. Pero
éste puede ser analizado desde tres vertientes
distintas-sintáctica, semántica y
pragmática.
El objetivo principal de una Teoría de la
comunicación es explicar cómo nos entendemos
mediante la realización de ciertas clases de acciones que
posibilitan la comunicación y de qué modo funciona
todo el proceso de producción y compresión del
significado ligado a esas acciones. El modelo que utiliza la
teoría de comunicación es el modelo
semiótico y su concepto central es el código; el
acto de comunicar implica la remisión de una
información codificada o cifrada que en manos del receptor
y gracias a una clave para descifrarlo, es asequible la
compresión.
Considera la sociología del conocimiento que es
preciso analizar las interrelaciones existentes entre la
estructura social y la estructura mental, o dicho con otras
palabras llevar a cabo una reflexión sobre la producciones
mentales en cuanto que se encuentran en conexión con
factores sociales y culturales. Lo esencial para ella es poner de
relieve la influencia de la base social en la formación de
una determinada imagen mental de la realidad, alguien que juega
un papel primordial; como son el factor indispensable y el factor
comunicativo, que se compra como principio medial por el que
puede darse la propia determinación social del
conocer.
El lenguaje no es únicamente el instrumento del
que nos servimos para expresar un mundo. Tampoco es lícito
reducir toda su significación a la de un medio
categorizador de los propios contenidos cognoscitivos. El
lenguaje es, además una condición trascendental por
la cual es posible el entendimiento mutuo, en el que diversos
sujetos religados entre sí en una actividad
dialógica se ponen de acuerdo sobre algo. El lenguaje
justamente, es una instancia por la que se consigue una comunidad
de diálogo en la que cada uno de sus miembros es
coparticipe en una acción de entendimiento, dentro de la
cual se perfila y configura una objetividad pública para
todos y cada uno de los que intervienen en dicha
actividad.
La teoría del conocimiento que se lleve a cabo
desde los aspectos hermenéutico-pragmáticos del
lenguaje ha de servir de contrapunto a aquellos que gravitaban
exclusivamente sobre las cuestiones de la representación
de la asignación y ello no tanto porque puedan ser falsas,
sino por lo que tienen de insuficientes. Es razonable pensar que
mediante la actividad cognitiva nos hacemos una
representación o una imagen del mundo, con el juicio y la
proposición designamos las cosas, pero de esa forma no
atendemos a la totalidad de los caracteres propios del
conocimiento, ni a todas sus dimensiones
constitutivas.
Plantear filosóficamente el problema del
conocimiento desde la pragmática del lenguaje y desde la
acción comunicativa implica tener que considerarlo como
una función que únicamente tiene lugar en el
interior de una actividad racionalizadora de tipo
dialógico. De este modo se puede llevar a efecto las
tantas veces pretendida superación del consciencialismo
monológico, del cognitivismo objetivista y
semántico que había venido desarrollando la
modernidad.
La actividad cognoscitiva se considera en dependencia y
subordinación de un interés rectores de la
razón, como son: el interés técnico, el
intersubjetivo y el emancipatorio, que actúan como
factores aprióricos determinantes de la objetividad propia
de las diversas ciencias empíricas, históricas y
críticas, respectivamente.
El interés es un principio constitutivo de la
objetividad del conocer y tan racional como la misma actividad
cognoscitiva. No puede hablarse en fin de autonomía de la
razón si no es reconociendo su conexión con el
interés en general y básico diferente de los
intereses particulares por los que nos movemos en nuestra vida
ordinaria. Por el contrario, aquí los intereses son
orientaciones y tendencias fundamentales que determinan la
posibilidad misma de que las diversas ciencias adquieran su
exigido nivel de objetividad. Las ciencias de la naturaleza
vienen determinadas por interés técnico. Las
teorías científicas de tipo empírico abren
la realidad bajo la guía del interés por la posible
seguridad informativa y ampliación de la acción del
éxito controlado. Este es el interés cognitivo por
la disponibilidad técnica de procesos
objetivados.
A partir de la publicación de conocimiento e
interés el progresivo interés que J. Habermas
manifiesta por la acción comunicativa, con el subsiguiente
relegamiento y subordinación y los aspectos cognitivos que
se dan en los actos de habla, podría hacernos sospechar
que se está abandonando la problemática
epistemológica y crítica. Sin embargo ello no es
así, por lo que en verdad tiene lugar es una
transformación radical transformación de los
problemas gnoseológicos que comienzan a leerse en un
contexto distinto el de la racionalidad comunicativa, dentro del
cual encuentra su nueva ubicación.
Sus objetivos ahora se dirigen hacia el análisis
de la estructura racional interna de la acción orientada
al entendimiento, con lo que la tematización del lenguaje
en dimensión pragmática, y como actividad destinada
a construir un horizonte de compresión y diálogo,
le sirve Habermas para proceder a una superación
más radical que antes del positivismo y del idealismo
monológico.
El lenguaje no es un simple vehículo transmisor
de contenidos, ni su funcionalidad es la de un instrumento de
expresión. Solo cabe comprender con precisión desde
la construcción intersubjetiva del sentido y del contexto
un mundo humano.
La teoría del significado concebía al
lenguaje teniendo en cuenta sus aspectos semánticos, la
teoría pragmática pone el acento en el hecho de que
al hablar, hacemos algo, realizamos un acto en el cabe distinguir
dos componentes inseparables: el nivel semántico o de
contenido proposicional y la fuerza locutiva, que es el modo que
determina al contenido proporcional, un acto de habla se compone
de una oración realizativa y una oración
subordinada de contenido proporcional. Mientras que la
oración proposicional sirve para establecer una
relación intersubjetiva, la subordinada tiene como
función propia la de expresar objetos o estados de cosas.
Entre ambas se da una singular relación de
subordinación, manifestado, a la vez, la existencia de una
doble estructura en el lenguaje.
Como norma general de interpretación puede
decirse que el uso cognitivo del lenguaje se sitúa en el
ámbito de la experiencia, no pretendiendo otra cosa que
construir objetivamente el mundo. Por el contrario, el uso
comunicativo se dirige hacia el entendimiento mutuo. Hacia la
apertura de ámbitos intersubjetivos de
diálogo.
El establecimiento pleno del lenguaje implica, pues el
conocimiento de dos ámbitos de realidad con los que se
conexiona: mundo objetivo y mundo humano. Pero aparte del estado
de las relaciones que hayan de darse entre los componentes
cognitivo e intersubjetivo de la actividad
lingüístico, también se impone preguntar por
las condiciones de posibilidad de la experiencia del mundo y la
experiencia de la intersubjetividad, o si se prefiere por la
dependencia que las diversas experiencias tienen con sus
respectivos contextos de acción.
El primer nivel, relacionado con la acción
instrumental, es de la experiencia sensible. Este es una
modalidad cognoscitiva monológica de la que J. Habermas
ofrece una explicación solidaria a la vez con ciertos
postulados Kantianos y con principios de la Epistemología
genética piagetiana. Son las ideas de casualidad, espacio,
tiempo y sustancia la que actúan como elementos a priori
determinantes de la objetividad de esa primera modalidad
experiencia: mediante la experiencia sensible, condicionada por
sus principios aprióricos, indicados en ese texto, podemos
constituirlo lo que para nosotros vale como
objetividad.
Arce Carrascoso (1999) "Conocimiento y
comunicación: J. Habermas" En teoría del
conocimiento, Editorial Síntesis España, Pp.
211-233.
Aulas virtuales
presenciales
Dr. Francisco Enríquez Castillo y
Mtro. Gustavo Raúl Zárate Vargas.
Resumen y Abstract.
Es un trabajo de investigación que se
realizó en los salones de clases presenciales en el nivel
Medios Superior y Educación Superior, en la ciudad de San
Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en párrafos
posteriores se describió: el Planteamiento del problema,
el marco teórico, los métodos, técnicas e
instrumentos utilizados en la investigación, así
como también el resultado de la innovación en el
aula.
This is a research project, it was done in the
classrooms sessions in the high school level and higher education
in the city of San Cristobal de Las Casas, Chiapas. Described in
subsequent paragraphs: the approach of the problem, theoretical
frame, methods, techniques and instruments used in research, as
well as the result of the innovation in the classroom.
Palabras claves en español e inglés.
Aula virtual presencial; Enseñanza asistida
por ordenador; Conferencia virtuales;
Aprendizaje-Enseñanza; Ambientes
virtuales.
Virtual classrooms attendance, computer aided learning,
virtual conference, learning-teaching, virtual
environments.
Planteamiento del problema.
Enseñanza presencial en los diferentes niveles
educativos.
En la actualidad la enseñanza se está
impartiendo de forma presencial y a distancia, la
educación presencial se imparte de manera semiescolarizado
y escolarizada en cualquiera de las dos modalidades en el proceso
enseñanza aprendizaje se está utilizando las
Tecnologías de la Información y Comunicación
(TIC).
Las escuelas de nivel básico,
específicamente en los grupos de cuarto, quinto y sexto de
primaria, se están utilizando los pizarrones
electrónicos, y el programa ENCICLOMEDIA como un material
didáctico para el proceso enseñanza-aprendizaje, su
contenido está de acuerdo a los programas de estudio de
este nivel educativo, solo el diseñador de dicho programa
puede modificar los contenidos, los docentes un 70 % no saben
utilizar las TIC.
s importante señalar, que en algunas
primarias de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas
(SCLC), ya tienen laboratorio de cómputo con 30
ordenadores, los educandos y docentes[29]le dan
uso en la práctica educativa.
En las secundaria de SCLC, no se está
utilizado ningún programa con características
similares y metodología de enseñanza a la de
ENCICLOMEDIA, si bien existen uno o dos salón donde
están instaladas 30 a 60 ordenadores, o solo para los
educandos que llevan la materia de computación, los
participantes en el curso desarrollan habilidades y conocimiento,
cuando egresan los educandos el 60 %, no tiene el conocimientos
en el uso de los ordenadores (ENRIQUEZ,
2006).
En el nivel Medio Superior se da un fenómeno
parecido al de las secundarias.
La reforma educativa del sistema de Educación
Media Superior, ha tenido múltiples repercusiones
como son: nuevos contenidos curriculares, que deben incluirse en
los estudios, nuevos entornos de aprendizaje, nuevos recursos
didácticos, que deben estar a disposición de los
facilitadores y educandos, el proceso de
aprendizaje-enseñanza es el constructivismo (MEST,
2004, p. 27).
Hay docentes que en su práctica
educativa utilizan en las clases trabajos en elaborados
PowerPoint y en ocasiones videos.
Uno de los elementos fundamentales, que tiene
contemplado el Modelo de Educación Superior
Tecnológica (2004), define "los docentes deben hacer uso
intensivo de las tecnologías de la Educación,
promover su aplicación responsable dentro y fuera del
aula" (p. 31).
Los educandos no usan programas virtuales, similares a
ENCICLOMEDIA, la información que buscan los alumnos es por
medio de internet, hay docentes[30]como citar un
ejemplo en el CECYT San Cristóbal, que invita a
especialista para que imparta conferencias presenciales con una
duración de una hora o más.
En el nivel superior el usos de las TIC, es muy
irregular, debido a que hay instituciones que no tiene equipo de
cómputo para facilitar a los docentes-alumnos, así
como también se presentan casos donde el docente tienen
LAPTOP, pero en las instituciones no tiene los suficientes
cañones proyectores para facilitar a los
docentes.
Otro escenario es que el docente tiene laptop y
cañón proyector, esta situación se
podría afirmar solo en 3% y 5 %.
La enseñanza a virtual.
Otro aspecto importante que se presenta en la
educación es la enseñanza a distancia por medio
de ambientes o aulas virtuales no presenciales, donde los
alumnos pueden ingresar a estudiar de forma asincrónica y
sincrónica, en estas aulas virtuales hay materiales del
curso en formato PDF, Word, Excel PowerPoint, los educando pueden
hacer uso de esa información que se encuentra en la
plataforma de internet, con solo conectarse desde su casa o
cualquier lugar donde se tenga internet y un
ordenador.
Algunas aulas virtuales o campus virtuales imparten
conferencias pregrabadas o conferencia dictadas de forma
sincrónica donde el educando escucha y se comunica por
medio de un chat.
En este tipo de educación virtual, el educando
tiene que pagar una cantidad económica determinada para
tener derecho a usar la plataforma ya que le otorgan claves de
acceso: usuario y contraseña. El proceso de
aprendizaje-enseñanza es por medio del
constructivismo.
Si, los que enseñan tuvieran acceso a un
ordenador[31]con o sin
internet[32]o intranet[33]o
materiales de multimedia[34]donde contenga
información en formato PDF, Word, Excel, PowerPoint y
video, los educandos estarían en posibilidades de dar uso
para las clases presenciales, en sus casas como tutorías,
o como herramienta, con esto efectuaran las actividades que les
ayudara desarrollar su conocimiento (FIDALGO, 2009).
Otro aspecto, las video conferencias en la
actualidad solo se están realiza en los centros de
investigación, y universidades que tiene la
infraestructura y el equipo, para a poderse enlazar, ellos tiene
que pagar los derechos de uso y a esto hay que sumarle que tiene
que haber un espacio exprofeso para que esté instalado el
equipo, por esta causa no se pueden efectuar conferencias en los
salones de clases de las escuelas del nivel medio superior y
educación superior.
De lo antes descrito se plantea las siguientes
preguntas de investigación:
¿Se podrá elaborar Materiales Educativo
Digital de las asignaturas que se imparten en CECYT San
Cristóbal o en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Autónoma de Chiapas de acuerdo a la
planeación o secuencia didáctica, para que sirva
como material teórico en la construcción del
conocimiento del educando?
¿Podrán dictarse video conferencias en los
salones de clases del el CECYT San Cristóbal o en la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma
de Chiapas con el uso de ordenador, cañón proyecto
y programas libres e internet?
Objetivos generales.
Elaborar Materiales Educativo Digital de las asignaturas
que se imparten en CECYT San Cristóbal o en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas,
para que sirva como material teórico en la
construcción del conocimiento del educando.
Analizar si se pueden dictar video conferencias
en los salones de clases del el CECYT-San Cristóbal, con
el uso de ordenador, cañón proyecto y programas
libres e internet.
Justificación.
En entrevista efectuada con el directores y
académico, han citado que hasta el momento no se
está realizado esta actividad en los Subsistemas de
Educación Media Superior y licenciaturas, ya que hasta el
momento no se ha tenido esa visión.
Debido al rigor metodológico utilizado en esta
investigación la información que se obtenga
podrá ser usada para trabajos posteriores de
investigación.
Objetivos específicos.
Buscar información en formato .pdf de acuerdo
a las secuencias didácticas.
Buscar información en formato .mpg de acuerdo
a las secuencias didácticas.
Buscar información en formato .docx de acuerdo
a las secuencias didácticas.
Buscar información en formato .pptx de acuerdo
a las secuencias didácticas.
Concentrar la información en un CD o DVD,
interrelacionado la información por medio
hipervínculos los archivos en formato: .pdf, .mpg, .docc,
y pptx.
Verificar si en los salones de clases del CECYT San
Cristóbal, se pueden efectuar
videoconferencias.
Marco Teórico
En este marco teórico se explica: Los cinco
componentes de los ambientes de aprendizaje; lo que permite la
interactividad; como se realiza la aclaración que el
internet solo informa; la aplicación de multimedia; se
explicara lo que significa una videoconferencia, se
describirá que es realidad virtual y se citara los
principales teóricos del constructivismo.
En la actualidad hay diversas maneras de concebir un
ambiente de aprendizaje en la educación formal, que
contemplan no solamente los espacios físicos y los medios,
sino también los elementos básicos del
diseño instruccional.
Existen al menos cinco componentes principales que lo
conforman: el espacio, el estudiante, el asesor, los
contenidos educativos y los medios.
Los avances tecnológicos, han dado al ordenador
un protagonismo como instrumento pedagógico ya que permite
el acceso a grandes cantidades de información.
La interactividad permite el desarrollo de
procesos de comunicación e intercambio entre los sujetos
rompiendo barreras temporales y espaciales, por tanto, el medio
está jugando un papel socializador. Entonces, en los
sistemas educativos las computadoras desempeñan
principalmente tres funciones: la función tradicional de
instrumento para que los alumnos adquieran un nivel mínimo
de conocimientos informáticos; la de apoyar y complementar
contenidos curriculares; y, la de medio de interacción
entre profesores y alumnos, entre los mismos alumnos y entre los
propios profesores (FERNÁNDEZ, 2007).
Es importante dejar en claro que el Internet
informa, pero no transforma. El ser humano, es sobre todo
búsqueda; espacio de construcción de amplias redes
interdisciplinarias, entrelazando fragmentos de un todo,
reuniendo lo disperso, elaborando en esa búsqueda su
mensaje, original y único, que implica lectura de la
realidad, interpretación del mundo y construcción
de un sistema de códigos, moldeando con el cerebro,
más que con las fibras ópticas el mensaje
(FERNÁNDEZ, 2007).
El diseño de aplicaciones multimedia
presupone la conjunción de dos partes inseparables: la
pedagogía y la tecnología. De la
pedagogía se tiene en cuenta la selección de los
métodos educativos empleados para lograr la
participación del estudiante como un ente activo y la
utilización de la tecnología implica la
utilización y combinación de las modalidades de la
informática educativa para lograr un producto
informático que cumpla con los objetivos propuestos
(LABORÍ, 2006).
La videoconferencia es un sistema que permite
mantener una comunicación simultánea entre dos o
más puntos habilitados y conectados a las redes de
transmisión de datos o ISDN. Este tipo de
comunicación se caracteriza por ser: Integral, ya que
permite el envío de imagen (personas, video, multimedia),
sonido estéreo (voz de alta calidad, música,
multimedia, etc.) y datos (presentaciones, bases de datos, Web.),
es interactiva, pues permite una comunicación
bidireccional en todo momento, de alta calidad y
definición, al distribuirse la señal a
través de nuevos parámetros de audio y
video.
La realidad virtual (RV) es la
tecnología software y hardware que permite sumergir a un
usuario en un ambiente tridimensional generado por el computador,
de forma interactiva y autónoma, en tiempo
real.
La idea de la RV es también proveer una forma en
la que los usuarios puedan interactuar con el entorno, en cuanto
estén en la capacidad de alterar el ambiente y/o ser
alterados por él, al igual que los elementos del entorno
pueden interactuar entre sí. Adicionalmente, estas
alteraciones deben ser autónomas, es decir, que sea el
usuario quien decida este tipo de interacción.
Esta característica se refiere al hecho de que
las entradas provistas por el usuario en una aplicación de
RV, como es el movimiento, la alteración del ambiente,
realizar acciones sobre un objeto, se reflejan inmediatamente (o
al menos lo más inmediato que puede conseguir un
computador) en los dispositivos de salida al usuario
(UNIVERSIDAD EAFIT, 1999).
En este proceso se están asumiendo teoría
constructivista de Vigostky, Neil Mercer, Cesar
Coll, donde se destaca la importancia que él dio
a los niveles de desarrollo intelectual para el desarrollo de
esta investigación es un apoyo importante que debe
trabajarse de manera implícita en el diseño de esta
propuesta pedagógica – interactiva, además la
postula que el conocimiento se desarrolla y comparte por medio
del lenguaje mediante comunidades de práctica y las
comunidades de aprendizaje que operan en entorno
virtual.
Métodos
Los métodos utilizados es el
experimental y la investigación acción, el
primero. Cuando las clases presenciales se vuelven clases
virtuales presenciales, para esto se utilizar como
instrumentos: el ordenador, cañón proyecto
e internet, y los programas libres.
El paradigma que se utilizo es el cualitativo, la
investigación fue investigación-
acción, ya que la metodología que se
utilizó fue de tres componentes: uno de aplicación
en el campo de la investigación que se inspira de la
perspectiva de la investigación-acción,
cabe señalar hay diferentes modalidades; la que se va
utilizar es la investigación-acción,
emancipatoria (KEMMIS Y MC. TAGGART, 1988), que
busca mejorar la práctica educativa en contextos
específicos, y las condiciones donde se da, así
como generar conocimiento que sea relevante para la
educación en general, más allá del contexto
particular donde la práctica se mejora, y además,
contribuir al conocimiento en la disciplina..
La observación fue participativos, se
utilizó para el registro de la información los
instrumentos: diario de campo, grabaciones, y filmaciones, toda
la información que se obtenga se procesara posteriormente
para comprender de forma teórica el desarrollo cognitivo
de los alumnos, por estar usando los ambientes
virtuales.
En el proceso de planeación se utilizara la
planeación estratégica, considerando fortalezas,
debilidades, oportunidades y amenazas.
Análisis de la información.
El análisis se realizó en tres etapas:
la primera. Es instalar el equipo en los diferentes
salones del CECYT San Cristóbal y Facultad de Ciencias
Sociales de la UNACH, para comprobar si se pueden efectuar las
videoconferencias.
La segunda etapa se consideró con fin de
observar la aplicación un contexto, ésta se
realizara durante y al final del proceso.
La tercera etapa se realizara una vez terminada
la aplicación para descubrir patrones recurrentes EAO,
para sistematizar la experiencia de operación de la
metodología de los grupos de estudio y detectar resultados
no previstos.
Con el uso del internet y dos: ordenadores con
cañón proyector respectivamente en una aula se
pueden realizar conferencias virtuales por: alumnos, docentes y
especialista que radican en alguna parte del estado, nacional, o
del extranjero, podrán realizar enlaces usando programas
de tecnologías libres[35]con esto se
efectuara una
Videoconferencia.
De lo explicado en párrafos anteriores se puede
efectuar una innovación
educativa[36]con el uso del ordenador y
cañón proyector en el salón de clases
presencial, para tal efecto es necesario elaborar y recopilar
información en formato: PDF, Word, Excel, PowerPoint y
video, de las signaturas de las diferentes asignaturas en los
diferentes semestres, esto será un compilación
electrónica[37]estará en un
CD[38]el material se le entregara a los alumnos en
el primer día de clases de acuerdo al nivel educativo,
este instrumento electrónico, servirá para
reconstruir sus conocimientos, previos para que obtengan un
aprendizaje significativo[39]los educandos. Este
material estará estructurado de acuerdo a las secuencias
de la asignatura.
Conclusión
De acuerdo a la metodología planteada, se considera que
hay condiciones para demostrar que se pueden dar
videoconferencias en el CECyT San Cristóbal, en los
diferentes salones de clases, ya que se tiene los instrumentos y
se conoce la técnica, las pruebas realizadas han sido
positivas con los enlaces de Gijón Asturias, España
y Puebla.
Las videoconferencias se pueden ser: del estado,
nacionales o internacionales. Con esto se da respuesta a la
primera pregunta de investigación y se logro la primera
etapa.
Se considera que llevar un semestre responder a la
segunda pregunta de investigación.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Intranet
La región
en la globalización: cambios, ajustes y
continuidades
Mtro. Catarino Ancheyta Rosales
Introducción
La globalización como proceso de
reestructuración económica en el contexto mundial
tiene repercusiones en la definición del papel de los
territorios en el ámbito regional. Así, para los
territorios rurales la globalización constituye
simultáneamente una amenaza y una oportunidad, por lo que
obliga a los territorios rurales a afrontar una nueva forma de
competencia; tales como la identidad territorial, las alianzas
estratégicas y la proximidad, entre otras alternativas que
fortalecen el ámbito regional (territorial).
En ese sentido, el escenario de la globalización
no desaparece el ámbito regional, por el contrario, la
región aparece como el ámbito de
organización en el cuál hay que actuar para encarar
los procesos de globalización. De ésta manera, en
la primera parte se hace una reseña sobre el concepto de
región desde la ciencia regional impulsada en sus
orígenes por W. Isard (1953); para posteriormente
considerar a la región ante el nuevo proceso de
reestructuración económica impulsada por la
política económica neoliberal mejor conocida como
"globalización". El propósito es valorizar a la
región en su justa dimensión, por lo que por
último se presentan algunas consideraciones
finales.
El concepto de región en la ciencia
regional
De acuerdo con García (2006), en el primer tercio
del Siglo XX, la geografía regional moderna o
clásica privilegiaba la identificación,
delimitación y el estudio de regiones. Esto es, la
regionalización era sólo un requisito obligado para
que las políticas pudieran tener un mayor éxito,
porque únicamente el juego de todos los factores
constantes (físicos) y variables (socioeconómicos)
determinarían la región más útil para
valorar lo alcanzado (Bassols, 1990).
Sin embargo, a partir del decenio de 1940 hasta finales
de 1970, inicia una etapa de agotamiento asociado con la
polisemia del concepto de región y culmina por definir a
la región como una herramienta (recurso) conceptual del
investigador para la organización espacial
–entendido el espacio como condición de existencia
de lo real o dimensión (Palacios, 1983 y 1993).
En términos de García (2006), ello
significa que la región es el resultado de la
comprensión de la problemática analizada y no un
envoltorio; dado que una región tiene sentido y existencia
sólo cuando en ella se asienta un conglomerado humano que
es el que le otorga forma y extensión (Palacios, 1983
y 1993).
Posteriormente, la geografía regional
moderna se replantea en la nueva geografía
regional con elementos comunes, tales como entender a las
regiones como estructuras y procesos que se articulan (a distinta
escala). Es decir, para el entendimiento de la región como
construcción social, la escala debe ser vista como red y
como relación (García, 2006). Esto es, la
región se define en su interacción con su entorno y
acorde al proceso analizado, por tanto, es un constructo
social.
En ese sentido, la sociedad (comunidad) mundial puede
ser vista como un sistema, según la tesis que el mundo se
constituye por un sistema de actores o por un escenario en el
cual se movilizan y predominan los actores (Mesarovic y
Pestel, 1974; citado en Lanni, 2002: 49).
Además, los sistemas están siempre sujetos a
presiones del exterior y del interior y deben permanecer siempre
alerta si quieren preservar la propia sobrevivencia a largo plazo
(Laszlo, 1991; citado en Lanni, 2002: 58). En
particular, las decisiones territoriales de las unidades
económicas involucra la interacción de los recursos
con su entorno (Veltz, 1993; citado en Morales, 2004:
62), aplicando lógicas de red y de
articulación inter-territorial (Farrell y Thirion,
2001: 5).
Ahora bien, dentro de la nueva geografía
regional, la perspectiva de la economía
política centrada en el desarrollo desigual
(división espacial del trabajo) propone dos líneas
de investigación para entender la región: los
estudios de localidades y el enfoque del sistema-mundo
(García, 2006), a saber.
En el primero, el territorio (como ámbito de
construcción de recursos específicos) sirve, como
elemento integrador de agentes, mercados y políticas
públicas; de ahí que la meta sea lograr una mayor
cohesión de los territorios rurales –a su interior y
con el resto de la economía-, e impulsar progresivamente
su revitalización y reestructuración para que
estén en mejores condiciones de aprovechar las
oportunidades de la globalización (Sepúlveda et
al., 2003: 5). En el segundo, según Bervejillo
(1999: 14) "la globalización sería una
oportunidad especialmente para territorios en niveles medios de
desarrollo y dotados de capacidades estratégicas
relevantes" (Bervejillo, 1995; citado en Arocena, 1997a: 6;
Arocena, 2002: 47; Arocena, 2004: 8).
En suma, los procesos de re-contextualización y
descontextualización (Rullani, 1997; citado en
Morales, 2004: 63) pueden contribuir a explicar
porqué existen espacios y sociedades distintos entre
sí, pero enfrentados a problemas comunes –así
como W. Isard en 1953 se propuso a través de la Ciencia
regional, saber porqué los procesos económicos
observados en el mundo permiten la concentración desigual
de las actividades económicas. Sobre todo, porque cada
región posee características propias (culturales,
sociales, políticas, económicas, entre otras)
(Boltvinik y Hernández, 1999), que constituyen su capital
relacional. En este sentido, el fenómeno de la
globalización genera varias dinámicas como la
competencia entre los territorios, la desigualdad regional e
introduce nuevas formas de relación
espacial[40]A continuación se hace
referencia a la globalización como proceso de
reestructuración económica que fortalece cada vez
más la dinámica regional.
El fortalecimiento de las regiones en la
globalización
La globalización representa para los territorios
rurales tanto una amenaza como una oportunidad. Así,
según López (2007), el proceso de
globalización debe ser planteado como una incongruencia
entre la teoría y su instrumentación practica en
los países industrializados, en el sentido de que ellos
son quienes más promueven las bondades de la
liberación de la economía, pero quienes menos se
acogen a ellas. Además, la globalización se ha dado
fundamentalmente en los mercados financieros, pero no cabalmente
en los de bienes y servicios y en el de trabajo. Esto es, la
globalización –como símbolo de la era de la
información (Robinson, 2007)- no es completa y abarca solo
una parte del mundo y esta excluyendo a otra. Dicho de otra
manera, en ésta naciente sociedad del trabajo, la
desocupación se convirtió en sinónimo de
exclusión social (Arocena, 2002: 58; Arocena, 1997b:
8). Esto quiere decir que en la sociedad que está
naciendo existen simultáneamente dos fenómenos: hay
cada vez menos trabajo gracias a la robotización y el
trabajo tiende a no generar proximidad (Arocena, 2002: 60;
Arocena, 1997b: 11). Por tanto, desde la perspectiva de la
Economía política mundial (Delgado, Márquez
y Rodríguez, 2009; Delgado y Márquez, 2007), la
globalización representa una amenaza, porque fortalece la
división internacional del trabajo y las disparidades
regionales a causa de la movilidad de la mano de obra,
independientemente de los motivos de emigrar (estructurales,
coyunturales, individuales, familiares, del lugar de origen o de
destino).
Por su parte, en términos de Robinson
(2007), el neoliberalismo global implica dos dimensiones
gemelas: la liberalización mundial del mercado y la
construcción de una superestructura legal reguladora para
la Economía global; así como la
reestructuración interna y la integración global de
cada Economía nacional. Aunque, realmente la
globalización es multidimensional (Arocena, 2002: 54;
Arocena, 1997b: 4); es decir, no sólo se refiere a lo
económico, abarca además de lo social, lo
político y cultural.
Tal como lo señala Coraggio (2007), es
fundamental tener la visión de que la economía no
es sólo la economía del capital y que podemos no
sólo resistir sino ganar en calidad construyendo formas
locales de vida tecnológicamente simples y ahorradoras de
energía pero socialmente ricas en relaciones y
conocimientos, y sabiendo que hay una estrategia de
interconexión global y de formación de grandes
unidades cooperativas en marcha que nos dará la
complejidad sin dominio que necesitamos, algo que implica que el
trabajo, la ciencia y la naturaleza dejan de ser meras fuerzas
productivas del capital (Coraggio, 2007: 9). Sin
embargo, en el ámbito económico, la
(metáfora) "fábrica global" provoca la
desterritorialización y la reterritorialización de
las cosas, gentes e ideas y promueve el redimensionamiento de
espacios y tiempos (Lanni, 2002).
De ésta manera, la globalización asociada
con el tránsito entre paradigmas tecno-productivos, puede
ser vista como una oportunidad para el desarrollo de los
territorios, porque fortalece la identidad territorial.
Además, porque la globalización permite a ciertos
territorios 1) un acceso más abierto a recursos y
oportunidades globales, en relación con
tecnología, capital y mercados; 2) (supone) una
valorización o revalorización de recursos
endógenos latentes de fuerte inscripción
territorial, y les permite reposicionarse en el espacio global
(Bervejillo, 1999: 14). En este sentido, la prospectiva
territorial, juega un rol central en la definición de las
nuevas articulaciones entre lo local o regional específico
y lo global (Bervejillo, 1999). Es decir, (el
territorio) enfrenta el desafío de mantener una apertura
total a lo particular y una capacidad de análisis de las
formas de inscripción de lo universal en lo particular
(Arocena, 2002); de ahí que el desafío
contemporáneo sea la búsqueda de nuevas formas de
articulación entre lo universal y lo particular
(Arocena, 1997b: 18). En este proceso, los agentes
(locales) son los elementos de gestión territorial del
desarrollo (Quiroga y Lira, 2003).
Además, se revaloriza el territorio (como espacio
para las prácticas sociales y como unidad de
análisis) en oposición a lo sectorial
(Barreiro, 2008: 2).
Por tanto, el fortalecimiento del capital territorial,
según Arocena (2002), exige el conocimiento de los
recursos locales, las potencialidades humanas, las herencias del
pasado; es decir, las características específicas
de la sociedad en cuestión (evolucionismo); así
como la capacidad de sus actores para tomar en
consideración la especificidad de cada región
(historicismo), y finalmente, la composición de las
fuerzas productivas, la asignación de los factores de
producción, la distribución de la mano de obra, las
relaciones de clase, porque se están modificando en el
sentido de responder más adecuadamente a una estructura
capitalista de producción (estructuralismo).
En este contexto, la innovación constituye un
factor clave de la reestructuración económica y el
desarrollo económico. Arroyo (1990) considera que
al desarrollar una tecnología local y bajo control de los
grupos de productores organizados que permita aprovechar
productos y subproductos, se podría llegar a revertir de
una manera insospechada la tendencia actual a favor de una
política de desarrollo más endógeno y con
mayor autosuficiencia (agroalimentaria) nacional. Sin embargo,
tal como lo propone Hodgson (1999 y 2002; citado en Morales
Barragán, 2004: 75), es necesario valorar el efecto de las
instituciones sobre los procesos de innovación.
Conclusión
Actualmente los estudios regionales constituyen una
alternativa de análisis ante el proceso de
globalización y reestructuración económica;
dado que permiten revalorizar los recursos existentes en el
territorio (capital territorial), entendido este último
como un agente (factor) de transformación del desarrollo
que aprovecha los espacios dejados por la globalización
para movilizar sus recursos, capacidades y habilidades locales.
Es decir, la globalización en su afán de
homogeneizar los procesos culturales, económicos,
políticos y sociales refuerza aún más la
consideración de las regiones como constructos sociales
(ámbitos de organización), no sólo como
simples delimitaciones en el tiempo y el espacio sino como
verdaderos espacios que lideran procesos de carácter
institucional. Entendidas éstas no como las instituciones
gubernamentales públicas o sociales sino como mecanismos
de concertación (reglas) que permiten normalizar el
comportamiento de los actores implicados durante el proceso de
gestión y negociación.
Por tanto, resulta de vital importancia el trabajo
colaborativo de todos los actores/promotores del desarrollo
existentes en el territorio para actuar juntos en torno a un
proceso común, definido de antemano a través de la
participación democrática tendientes a impulsar
procesos de desarrollo endógeno.
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Fachada Lateral del Ex convento de
Santo Domingo. San Cristóbal de Las Casas,
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Cultura e
identidad
Lic. Santiago Padilla Morales
En esta reflexión me propongo desarrollar la
relación simbiótica que, en mi opinión,
existe entre cultura e identidad. Así formulado, el tema
exige lógicamente definir primero qué entendemos
por cultura e identidad, porque sólo así podremos
precisar sus relaciones recíprocas.
Adelanto desde ahora que si bien defenderé la
indisociabilidad conceptual entre cultura e identidad,
también afirmaré que, si se asume una perspectiva
histórica o diacrónica, no existe una
correlación estable o inmodificable entre las mismas,
porque vistas las cosas en el mediano o largo plazo, la identidad
se define primariamente por sus límites y no por el
contenido cultural que en un momento determinado marca o fija
esos límites.
Por último, si tenemos tiempo abordaré, a
la luz de las grandes teorías previamente planteadas, un
tema más concreto que suele estar muy presente en los
debates contemporáneos sobre la cultura y que puede
interesar particularmente a los promotores culturales: el
multiculturalismo.
Comenzaré explicando los conceptos de cultura e
identidad son conceptos estrechamente interrelacionados e
indisociables en sociología y antropología. En
efecto, nuestra identidad sólo puede consistir en la
apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales
que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o
en nuestra sociedad. Lo cual resulta más claro
todavía si se considera que la primera función de
la identidad es marcar fronteras entre un nosotros y los "otros",
y no se ve de qué otra manera podríamos
diferenciarnos de los demás si no es a través de
una constelación de rasgos culturales distintivos. Por eso
suelo repetir siempre que la identidad no es más que el
lado subjetivo (o, mejor, intersubjetivo) de la cultura, la
cultura interiorizada en forma específica, distintiva y
contrastiva por los actores sociales en relación con otros
actores.
Por consiguiente, para entender la identidad se requiere
entender primero qué es cultura, y eso es lo que pretendo
explicar a continuación.
La Cultura
Como acabo de señalar, los conceptos de identidad
y de cultura son inseparables, por la sencilla razón de
que el primero se construye a partir de materiales culturales. No
puedo desarrollar aquí, por supuesto, todo el proceso
histórico de formación del concepto de cultura en
las ciencias sociales. Diré simplemente que hemos pasado
de una concepción culturalista que definía la
cultura, en los años cincuenta, en términos de
"modelos de comportamiento", a una concepción
simbólica que a partir de Clifford Geertz, en los
años setenta, define la cultura como "pautas de
significados". Por consiguiente, Geertz restringe el
concepto de cultura reduciéndolo al ámbito de los
hechos simbólicos. Este autor sigue hablando de "pautas",
pero no ya de pautas de comportamientos sino de pautas de
significados, que de todos modos constituyen una dimensión
analítica de los comportamientos (porque lo
simbólico no constituye un mundo aparte, sino una
dimensión inherente a todas las prácticas). Vale la
pena recordar el primer capítulo del libro de Clifford
Geertz La interpretación de las culturas (1992),
donde afirma, citando a Max Weber, que la cultura se presenta
como una "telaraña de significados" que nosotros mismos
hemos tejido a nuestro alrededor y dentro de la cual quedamos
ineluctablemente atrapados (p. 20).
Pero demos un paso más: no todos los significados
pueden llamarse culturales, sino sólo aquellos que son
compartidos y relativamente duraderos, ya sea a nivel individual,
ya sea a nivel histórico, es decir, en términos
generacionales (Strauss y Quin, 1997). Así, por
ejemplo, hay significados vinculados con mi biografía
personal que para mí revisten una enorme importancia desde
el punto de vista individual e idiosincrásico a
éstos no los llamamos significados culturales. Y tampoco
son tales los significados efímeros de corta
duración, como ciertas modas intelectuales pasajeras y
volátiles.
A esto debe añadirse otra característica:
muchos de estos significados compartidos pueden revestir
también una gran fuerza motivacional y emotiva (como suele
ocurrir en el campo religioso, por ejemplo). Además,
frecuentemente tienden a desbordar un contexto particular para
difundirse a contextos más amplios. A esto se le llama
"tematicidad" de la cultura, por analogía con los temas
musicales recurrentes en diferentes piezas o con los "motivos" de
los cuentos populares que se repiten como un tema invariable en
muchas narraciones. Así, por ejemplo, el símbolo de
la maternidad, que nosotros asociamos espontáneamente con
la idea de protección, calor y amparo, es un
símbolo casi universal que desborda los contextos
particulares. Recordemos la metáfora de la "tierra madre"
que en los países andinos se traduce como la "Pacha
Mama".
Entonces puedo decir que la cultura no debe entenderse
nunca como un repertorio homogéneo, estático e
inmodificable de significados. Por el contrario, puede tener a la
vez "zonas de estabilidad y persistencia" y "zonas de movilidad"
y cambio. Algunos de sus sectores pueden estar sometidos a
fuerzas centrípetas que le confieran mayor solidez, vigor
y vitalidad, mientras que otros sectores pueden obedecer a
tendencias centrífugas que los tornan, por ejemplo,
más cambiantes y poco estables en las personas,
inmotivados, contextualmente limitados y muy poco compartidos por
la gente dentro de una sociedad.
Pero lo importante aquí, como ya
señalamos, es tener en cuenta que no todos los repertorios
de significados son culturales, sino sólo aquellos que son
compartidos y relativamente duraderos.
Las consideraciones precedentes pueden parecer un tanto
abstractas, pero basta un breve ejercicio de reflexión y
autoanálisis para percatarnos de su carácter
concreto y vivencial. En efecto, si miramos con un poco de
detenimiento a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que estamos
sumergidos en un mar de significados, imágenes y
símbolos. Todo tiene un significado, a veces ampliamente
compartido, en torno nuestro, nuestro país, nuestra
familia, nuestra casa, nuestro jardín, nuestro
automóvil y nuestro perro; nuestro lugar de estudio o de
trabajo, nuestra música preferida, nuestras novias,
nuestros amigos y nuestros entretenimientos; los espacios
públicos de nuestra ciudad, nuestra iglesia, nuestras
creencias religiosas, nuestro partido y nuestras
ideologías políticas. Y cuando salimos de
vacaciones, cuando caminamos por las calles de la ciudad o cuando
viajamos, es como si estuviéramos nadando en un río
de significados, imágenes y símbolos. Todo esto, y
no otra cosa, son la cultura o, más precisamente, nuestro
"entorno cultural.
Pero necesitamos dar un paso más para destacar lo
siguiente: por una parte los significados culturales se objetivan
en forma de artefactos o comportamientos observables, llamados
también "formas culturales" por John B. Thompson (1998. p.
202), por ejemplo, obras de arte, ritos, danzas…; y por
otra se interiorizan en forma de "habitus", de esquemas
cognitivos o de representaciones sociales. En el primer caso
tenemos lo que Bourdieu (1985, p. 86) llamaba
"simbolismo objetivado" y otros "cultura pública",
mientras que en el último caso tenemos las "formas
interiorizadas" o "incorporadas" de la cultura.
Por supuesto que existe una relación
dialéctica e indisociable entre ambas formas de la
cultura. Por una parte, las formas interiorizadas provienen de
experiencias comunes y compartidas, mediadas por las formas
objetivadas de la cultura; y por otra, no se podría
interpretar ni leer siguiera las formas culturales exteriorizadas
sin los esquemas cognitivos o "habitus" que nos
habilitan para ello. Esta distinción es una tesis
clásica de Bourdieu (1985, p. 86) que para
mí desempeña un papel estratégico en los
estudios culturales, ya que permite tener una visión
integral de la cultura, en la medida en que incluye
también su interiorización por los actores
sociales. Más aún, nos permite considerar la
cultura preferentemente desde el punto de vista de los actores
sociales que la interiorizan, la "incorporan" y la convierten en
sustancia propia. Desde esta perspectiva podemos decir que no
existe cultura sin sujeto ni sujeto sin cultura.
Estas consideraciones revisten considerable importancia
para evaluar críticamente ciertas tesis "postmodernas"
como la de la "hibridación cultural", que sólo toma
en cuenta la génesis o el origen de los componentes de las
"formas culturales" (en la música, en la arquitectura y en
la literatura), sin preocuparse por los sujetos que las producen,
las consumen y se las apropian reconfigurándolas o
confiriéndoles un nuevo sentido. Bajo este ángulo,
podemos analizarlo que nos menciona Franz Boas en su libro que
todas las formas culturales son híbridas desde el momento
en que se ha generalizado el contacto intercultural. Es una forma
que suele llamarse "difusionismo" en Antropología. Pero
las formas interiorizadas de la cultura se caracterizan
precisamente por la tendencia a recomponer y reconfigurar lo
"híbrido", confiriéndole una relativa unidad y
coherencia. Con otras palabras, no se puede interiorizar lo
híbrido en cuanto híbrido, ni mantener por mucho
tiempo lo que los psicólogos llaman "disonancias
cognitivas" salvo en situaciones psíquicamente
patológicas.
Analizándolo puedo resumir que la cultura es la
organización social del sentido, interiorizado de modo
relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de
representaciones compartidas, y objetivado en "formas
simbólicas", todo ello en contextos históricamente
específicos y socialmente estructurados, porque para los
sociólogos y antropólogos, todos los hechos
sociales se hallan inscritos en un determinado contexto
espacio-temporal.
La Cultura y la Diferenciación
El siguiente paso es mostrar cómo las identidades
se construyen precisamente a partir de la apropiación, por
parte de los actores sociales, de determinados repertorios
culturales considerados simultáneamente como
diferenciadores (hacia afuera) y definidores de la propia unidad
y especificidad (hacia adentro). Es decir, la identidad no es
más que la cultura interiorizada por los sujetos,
considerada bajo el ángulo de su función
diferenciadora y contrastiva en relación con otros
sujetos. En efecto, ya Immanuel Wallerstein (1992: 31)
señalaba que una de las funciones casi universalmente
atribuida a la cultura es la de diferenciar a un grupo de otros
grupos. En este sentido representa el conjunto de los rasgos
compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos
(o no enteramente compartidos) fuera del mismo.
Ahora podemos entender por qué los conceptos de
cultura y de identidad constituyen una pareja indisociable. Y
también podemos entender que la concepción que se
tenga de la cultura va a comandar la concepción
correspondiente de la identidad. Si soy, por ejemplo,
"posmoderno" y concibo la cultura como esencialmente fragmentada,
híbrida, descentrada y fluida, mi concepción de la
identidad también revestirá los mismos caracteres.
Tal es el caso del sociólogo polaco Zigmunt Bauman
(Liqui Modernity 1996; 2000, 2004), quien en varios de sus
ensayos considera que en la sociedad posmoderna todo es
"líquido" ("globalización líquida",
"sociedades líquidas", "amores líquidos",
"identidades fluidas" etc.), negando de este modo toda
estabilidad a los procesos sociales.
La Identidad como atributo de los actores
sociales
El concepto de identidad es un concepto que se ha
impuesto masivamente en las ciencias sociales a partir de los
años ochenta y más todavía en los noventa.
El problema es que, sobre todo en México, este concepto
tiende a banalizarse, del mismo modo que el de cultura, porque
todo el mundo lo invoca hasta la saciedad sin preocuparse en lo
más mínimo por definirlo o someterlo a cierto rigor
conceptual. Así como se tiende a ver cultura por todas
partes – "cultura de la violencia", "narco-cultura",
"cultura del no pago"… -, parece que todo está
dotado de identidad, desde la "ciudadanía" abstracta hasta
los parques públicos.
En las ciencias sociales, el recurso cada vez más
frecuente al concepto de identidad se explica porque se trata de
un concepto necesario. Por ejemplo, sin el concepto de identidad
no se podría explicar la menor interacción social,
porque todo proceso de interacción implica, entre otras
cosas, que los interlocutores implicados se reconozcan
recíprocamente mediante la puesta en relieve de alguna
dimensión pertinente de su identidad. Ejemplo un
conferencista asume una identidad de rol: la de expositor, y el
público está asumiendo una identidad de rol
complementaria: la de colegas que participan como oyentes en una
de las conferencias organizadas en el marco del foro. Y gracias
al reconocimiento recíproco de nuestras respectivas
identidades de rol podemos establecer una interacción
fructífera y llena de sentido entre nosotros. Este ejemplo
banal nos está indicando que no es posible pensar siquiera
la sociedad sin el concepto de identidad, porque sin
interacción social no hay sociedad.
La identidad se predica en sentido propio solamente de
sujetos individuales dotados de conciencia, memoria y
psicología propias, y sólo por analogía de
los actores colectivos, como son los grupos, los movimientos
sociales, los partidos políticos, la comunidad nacional y,
en el caso urbano, los vecindarios, los barrios, los municipios y
la ciudad en su conjunto.,
Por todo esto considero muy importante este
análisis, la cual la identidad se predica en sentido
propio solamente de los sujetos individuales dotados de
conciencia, memoria y psicología propias, y sólo
por analogía de los actores colectivos.
Lo anterior nos conduce a la reflexión igualmente
fundamental, la teoría de la identidad se inscribe dentro
de una teoría de los actores sociales. No es una
casualidad que la teoría de la identidad haya surgido en
el ámbito de las teorías de la acción, es
decir, en el contexto de las familias de teorías que
parten del postulado weberiano de la "acción dotada de
sentido". En efecto, no puede existir "acciones con sentido" sin
actores, y la identidad constituye precisamente uno de los
parámetros que definen a estos últimos.
Actores Sociales
Todo actor ocupa siempre una o varias posiciones en la
estructura social. Nadie puede escaparse de esto, porque ni los
individuos ni los grupos están colgados de las nubes. Los
actores son indisociables de las estructuras y siempre deben ser
estudiados como "actores-insertos-en-sistemas dicen algunos
sociólogos norteamericanos. En el espacio urbano, por
ejemplo, no podemos ni siquiera concebir un actor que no
esté situado en algún lugar de la
estratificación urbana o de la estructura
socio-profesional urbana. Y eso significa ocupar una
posición en la estructura social.
Todo actor social está dotado de una identidad.
Ésta es la imagen distintiva que tiene de sí mismo
el actor social en relación con otros. Se trata, por lo
tanto, de un atributo relacional y no de una "marca" o de una
especie de placa que cada quien lleva colgado del
cuello.
En estrecha relación con su identidad, todo actor
social tiene también un proyecto, es decir, algún
prospecto para el futuro, alguna forma de anticipación del
porvenir. Un mismo actor social puede tener múltiples
proyectos, algunos son "proyectos de vida cotidiana" (por
ejemplo, ir al cine el próximo fin de semana); otros, en
cambio, son "proyectos de sociedad" (proyectos políticos,
proyectos de desarrollo urbano). El proyecto (personal o
colectivo) está muy ligado con la percepción de
nuestra identidad, porque deriva de la imagen que tenemos de
nosotros mismos y, por ende, de nuestras aspiraciones.
Todo actor social se encuentra en constante proceso de
socialización y aprendizaje, lo cual quiere decir que
está haciéndose siempre y nunca termina de
configurarse definitivamente. Es la experiencia que tenemos
nosotros los humanos, pues nunca acabamos de aprender. Siempre
tenemos que estar al día y mantenernos al corriente de lo
que se está produciendo a diario. Uno nunca puede decir:
"bueno, ya me recibí, tengo mi título de doctorado
y hasta de posdoctorado, y por lo tanto ya no necesito leer o
estudiar más".
En otras palabras, podemos ver que la teoría de
la identidad se cruza necesariamente con la teoría de los
actores sociales.
Identidades individuales
Como acabamos de señalar, la identidad es siempre
la identidad de determinados actores sociales que en sentido
propio sólo son los actores individuales, ya que estos
últimos son los únicos que poseen conciencia,
memoria y psicología propias. Pero ello no obsta a que el
concepto de identidad se aplique también,
analógicamente, a grupos y colectivos carentes de
conciencia propia porque constituyen más bien "sistemas de
acción".
Para ambos casos, el concepto de identidad implica por
lo menos los siguientes elementos: (1) la permanencia en el
tiempo de un sujeto de acción (2) concebido como una
unidad con límites (3) que lo distinguen de todos los
demás sujetos, (4) aunque también se requiere el
reconocimiento de estos últimos.
Por lo tanto, el problema de la identidad puede ser
abordado a escala de los individuos o a escala de los grupos u
otros colectivos. Se trata de puntos de vista diferentes que toda
investigación debe tomar en cuenta so pena de caer en
confusiones lamentables. Comencemos por las identidades
individuales
En la escala individual, la identidad puede ser definida
como un proceso subjetivo y frecuentemente auto-reflexivo por el
que los sujetos individuales definen sus diferencias con respecto
a otros sujetos mediante la auto-asignación de un
repertorio de atributos culturales generalmente valorizados y
relativamente estables en el tiempo.
Pero debe añadirse de inmediato, como
señale más arriba y remacharemos después,
una precisión capital: la auto-identificación del
sujeto del modo susodicho requiere ser reconocida por los
demás sujetos con quienes interactúa para que
exista social y públicamente. Por eso decimos que la
identidad del individuo no es simplemente numérica, sino
también una identidad cualitativa que se forma, se
mantiene y se manifiesta en los procesos de interacción y
comunicación social (Habermas, 1987: Vol. II: p.
145)
Desarrollare brevemente las implicaciones de la
definición inicial. Si aceptamos que la identidad de un
sujeto se caracteriza ante todo por la voluntad de
distinción, demarcación y autonomía con
respecto a otros sujetos, se plantea naturalmente la
cuestión de cuáles son los atributos
diacríticos a los que dicho sujeto apela para fundamentar
esa voluntad. Diremos que se trata de una doble serie de
atributos distintivos, todos ellos de naturaleza
cultural:
1) Atributos de pertenencia social que implican la
identificación del individuo con diferentes
categorías, grupos y colectivos sociales;
2) Atributos particularizantes que determinan la
unicidad idiosincrásica del sujeto en
cuestión.
Por lo tanto, la identidad de una persona contiene
elementos de lo "socialmente compartido", resultante de la
pertenencia a grupos y otros colectivos, y de lo "individualmente
único". Los elementos colectivos destacan las semejanzas,
mientras que los individuales enfatizan las diferencias, pero
ambos se conjuntan para constituir la identidad única,
aunque multidimensional, del sujeto individual.
Por lo que toca a la primera serie de atributos, la
identidad de un individuo se define principalmente por el
conjunto de sus pertenencias sociales. G. Simmel ilustra
este aserto del siguiente modo:
"El hombre moderno pertenece en primera instancia a la
familia de sus progenitores; luego, a la fundada por él
mismo, y por lo tanto, también a la de su mujer; por
último, a su profesión, que ya de por sí lo
inserta frecuentemente en numerosos círculos de intereses;
además, tiene conciencia de ser ciudadano de un Estado y
de pertenecer a un determinado estrato social. Por otra parte,
puede ser oficial de reserva, pertenecer a un par de asociaciones
y poseer relaciones sociales conectadas, a su vez, con los
más variados círculos sociales…" (Citado por
Pollini, 1987: p. 32).
Vale la pena subrayar esta contribución
específicamente sociológica a la teoría de
la identidad, según la cual las pertenencias sociales
constituyen, paradójicamente, un componente esencial de
las identidades individuales. Más aún, según
la obra de Simmel, la multiplicación de los
círculos de pertenencia, lejos de diluir la identidad
individual, más bien la fortalece y circunscribe con mayor
precisión, ya que "cuanto más se acrecienta su
número, resulta menos probable que otras personas exhiban
la misma combinación de grupos y que los numerosos
círculos de pertenencia se entrecrucen una vez más
en un solo punto" (citado por Pollini, ibid., p.
33)
¿Pero cuáles son, concretamente, esas
categorías o grupos de pertenencia? Según los
sociólogos, los más importantes – aunque no
los únicos – serían la clase social, la
etnicidad, las colectividades territorialidades (localidad,
región, nación), los grupos de edad y el
género. Tales serían las principales fuentes que
alimentan la identidad personal. Los sociólogos
también añaden que, según los diferentes
contextos, algunas de estas pertenencias pueden tener mayor
relieve y visibilidad que otras. Así, por ejemplo, para un
indígena mexicano su pertenencia étnica –
frecuentemente delatada por el color de su piel – es
más importante que su estatuto de clase, aunque
objetivamente también forme parte de las clases
subalternas.
Cabe añadir todavía que, ya según
los clásicos, la pertenencia social implica compartir,
aunque sea parcialmente, los modelos culturales (de tipo
simbólico-expresivo) de los grupos o colectivos en
cuestión. No se pertenece a la Iglesia católica, ni
se es reconocido como miembro de la misma, si no se comparte en
mayor o menor grado sus dogmas, su credo y sus prácticas
rituales. Esta observación adicional nos permite precisar
en qué sentido la cultura interviene como nutriente de la
identidad: no, por cierto, en términos generales y
abstractos, sino en cuanto se condensa en forma de "mundos
concretos y relativamente delimitados de creencias y
prácticas" propias de nuestros grupos de pertenencia, como
es el caso de la Iglesia católica en el ejemplo interior.
(Sewell, Jr., 1999: p .52).
Veamos otros atributos: los que se llaman "atributos
particularizantes". Éstos son múltiples, variados y
también cambiantes según los diferentes contextos,
por lo que la enumeración que sigue debe considerarse
abierta, y no definitiva y estable.
Las personas también se identifican y se
distinguen de los demás, entre otras cosas: (1) por
atributos que podríamos llamar "caracterológicos";
(2) por su "estilo de vida" reflejado principalmente en sus
hábitos de consumo; (3) por su red personal de "relaciones
íntimas" (4) por el conjunto de "objetos
entrañables" que poseen; y (5) por su biografía
personal incanjeable.
Los atributos caracterológicos son un conjunto de
características tales como "disposiciones, hábitos,
tendencias, actitudes y capacidades, a los que se añade lo
relativo a la imagen del propio cuerpo" (Lipiansky, 1992: p.
122). Algunos de estos atributos tienen un significado
preferentemente individual (inteligente, perseverante,
imaginativo), mientras que otros tienen un significado relacional
(tolerante, amable, comunicativo, sentimental).
Los estilos de vida se relacionan con las preferencias
personales en materia de consumo. El presupuesto subyacente es el
de que la enorme variedad y multiplicidad de productos promovidos
por la publicidad y el marketing permiten a los individuos elegir
dentro de una amplia oferta de estilos de vida. Por ejemplo, se
puede elegir un "estilo ecológico" de vida, que se
reflejará en el consumo de alimentos (no consumir
productos con componentes transgénicos) y en el
comportamiento frente a la naturaleza (por ejemplo,
valorización del ruralismo, defensa de la biodiversidad,
lucha contra la contaminación ambiental). La teoría
es la que los estilos de vida constituyen sistemas de signos que
nos dicen algo acerca de la identidad de las personas. Son
"indicios de identidad".
Una contribución de Edgar Morin (2001: p.
69) destaca la importancia de la red personal de relaciones
íntimas (parientes cercanos, amigos, camaradas de
generación, novias y novios, etc.) como operadora de
diferenciación. En efecto, cada quien tiende a formar en
rededor un círculo reducido de personas
entrañables, cada una de las cuales funciona como "alter
ego" (otro yo), es decir, como extensión y "doble" de uno
mismo, y cuya desaparición (por alejamiento o muerte) se
sentiría como una herida, como una mutilación, como
una incompletud dolorosa. La ausencia de este círculo
íntimo generaría en las personas el sentimiento de
una soledad insoportable.
No deja de tener cierta analogía con el punto
anterior otro rasgo diferenciador propuesto por el
sociólogo chileno Jorge Larraín (2000: 25): el
apego afectivo a cierto conjunto de objetos materiales que forman
parte de nuestras posesiones: nuestro propio cuerpo, nuestra
casa, un automóvil, un perro, un repertorio musical, unos
poemas, un retrato, un paisaje.
"Está claro que entre lo que un hombre llama
mí y lo que simplemente llama mío la línea
divisoria es difícil de trazar. En el sentido más
amplio posible el sí mismo de un hombre es la suma total
de todo lo que él puede llamar suyo, no sólo su
cuerpo y sus poderes psíquicos, sino sus ropas y su casa,
su mujer y sus niños, sus ancestros y amigos, su
reputación y trabajos, su tierra y sus caballos, su yate y
su cuenta bancaria" (citado por Larraín, 2001:
26).
En una dimensión más profunda, lo que
más nos particulariza y distingue es nuestra propia
biografía incanjeable, relatada en forma de "historia de
vida". Es lo que Pizzorno (1989: p.318) denomina
identidad biográfica y Lipiansky (1992: p.121)
identidad íntima. Esta dimensión de la identidad
también requiere como marco el intercambio interpersonal.
En efecto, en ciertos casos éste progresa poco a poco a
partir de ámbitos superficiales hacia capas más
profundas de la personalidad de los actores individuales, hasta
llegar al nivel de las llamadas "relaciones íntimas", de
las que las "relaciones amorosas" constituyen un caso
particular (Brehm, 1984: p. 169). Es precisamente en este
nivel de intimidad donde suele producirse la llamada
"auto-revelación" recíproca (entre conocidos,
camaradas, amigos o amantes), por la que al requerimiento de un
conocimiento más profundo ("dime quién eres: no
conozco tu pasado") se responde con una narrativa
autobiográfica de tono confidencial
(self-narration).
Para terminar este apartado según las
teorías las cuales la auto identificación del
sujeto tiene que ser reconocida por los demás sujetos con
quienes interactúa para que exista social y
públicamente, porque, como dice Bourdieu: "el
mundo social es también representación y voluntad,
y existir socialmente también quiere decir ser percibido,
y por cierto ser percibido como distinto" (1982: p.142). En
términos interaccionistas diríamos que nuestra
identidad es una "identidad de espejo" (looking glass
self:), es decir, que ella resulta de cómo nos vemos
y cómo nos ven los demás. Este proceso no es
estático sino dinámico y cambiante.
El fenómeno del reconocimiento (la
Anerkennung de Hegel) es la operación fundamental
en la constitución de las identidades. En buena parte
– dice Pizzorno – nuestra identidad es definida por
otros, en particular por aquellos que se arrogan el poder de
otorgar reconocimientos "legítimos" desde una
posición dominante. "En los años treinta lo
importante era cómo las instituciones alemanas
definían a los judíos, y no cómo
éstos se definían a sí mismos"
(Pizzorno, 2000: 205)
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