- Introducción
- Marco
teórico - Condiciones de vida
- Cálculo de la canasta alimentaria y las
líneas de pobreza extrema y absoluta para el
2004 - Indicadores de pobreza
- Perfil
de los hogares en el Perú: 2003 - Análisis de brechas y su
evolución en el tiempo - Pasos
para el cálculo de la pobreza - La
pobreza como expresión de desorden social
(criminalidad) - Factores de riesgo asociados a la pobreza y
extrema pobreza - Análisis
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografía
- Anexo
Introducción
Múltiples y complejos son los problemas que
laceran a nuestro país y afectan a la población
peruana entre ellos la grave situación económica y
social, lo que origina el aumento significativo del índice
de familias inmersas en la pobreza y extrema pobreza. El
Perú de hoy ha heredado una grave crisis institucional, de
valores y liderazgo, así como social, política y
económica; elementos necesarios para una sociedad mejor.
En este contexto, el ciudadano promedio ve con fundada
preocupación el aumento de la pobreza.
Es muy complejo encarar este problema que a todos nos
compete como integrantes de la sociedad; puesto que la pobreza y
extrema pobreza es un factor determinante para que se den
manifestaciones de violencia y delincuencia, circunstancias que
afectan directamente al orden interno, la seguridad
pública y el desarrollo socioeconómico del
país.
La pobreza es un fenómeno que tiene muchas
dimensiones, por lo que no existe una única manera de
definirla. Para efectos de su estudio práctico, la mayor
parte de las veces, la pobreza se ha definido como la incapacidad
de una familia de cubrir con su gasto familiar una canasta
básica de subsistencia. Este enfoque metodológico
clasifica a las personas como pobres o no pobres.Similarmente, en
el caso de que el gasto familiar no logre cubrir los
requerimientos de una canasta alimentaría, se identifica a
la familia como de extrema pobreza, de acuerdo a ambas
definiciones, una familia puede ser no pobre, pobre o pobre
extrema. Si bien existen otras aproximaciones
metodológicas muy importantes, ésta es la
más extendida.
Atacar el problema de la pobreza es una necesidad, no
sólo por razones humanitarias, sino también por
razones netamente sociales. La pobreza es un círculo
vicioso que, además de tener efectos graves sobre la
calidad y niveles de vida de los peruanos pobres, afecta las
posibilidades de crecimiento económico y estabilidad
social y política.
CAPITULO I
Marco
teórico
A. LA POBREZA EN EL PERU
1. La pobreza
De acuerdo a los datos del INEI el Perú tiene
aproximadamente 28 millones de habitantes, pero para desarrollar
el tema haremos un cuadro comparativo desde 1993.
Según el censo de población 1993, existe
en el país más de 12 millones de habitantes en
condición de pobreza del total de 22'639 mil personas2 .
En el país más de 6 millones de peruanos
vivían en extrema pobreza, es decir, que poseen más
de dos carencias o bien que no satisfacen las necesidades de
alimentación (INEI,1994b). Es decir, que el ingreso
familiar no alcanzaba para cubrir el gasto de la canasta
básica de alimentos. Según CUANTO, 1996, de cada
cinco personas en el país, una padecía de hambre.
Los más pobres se ubicaban como hasta hoy en el
área rural (comunidades campesinas y comunidades nativas).
La evolución de la pobreza según el método
de la línea de pobreza, del 2002 y 2003, la pobreza se ha
incrementado del 41.2% a 44.2% respectivamente (Medio de Cambio,
NOV 03).
En la década de los ochenta, la región
latinoamericana experimento serios problemas de deuda externa,
altas inflaciones, fuga de capitales y crisis de balanza de
pagos. El Perú no ha sido ajeno a estos problemas, pues
las políticas aplicadas -similares a la de los otros
países- durante dicha década ocasionaron, por
ejemplo que al iniciar la última década que paso
(1990), se tenga una inflación de 7,650%, el Producto
Bruto interno (PBI) de 1981 a 1990 cayo a una tasa promedio de
1.2% anual, la Inversión Extranjera sólo
representaba en 1990 el 3.6% de nuestro PBI.
En los años 90, la mayoría de los
gobiernos latinoamericanos -unos antes y otros después-
reorientaron sus políticas hacia la economía de
libre mercado. Los resultados son evidentes: la región
creció desde 1991 a una tasa promedio de 3.3%, la
inflación descendió de 199.6% en 1991 a 10.2% en
1998, el flujo de inversión extranjera hacia la
región prácticamente se quintuplicó (paso de
US$ 10,955 millones en 1991 a US$ 53,195 millones en 1998).Si
observamos el comportamiento de las variables anteriores podemos
afirmar que la tendencia negativa de crecimiento de la
región, generada por políticas equivocadas, ha sido
revertida. Pero se debe evidenciar también que los
últimos años de la década de los 90, el
crecimiento en la región se redujo debido a dos shocks de
origen externo. El primero, fue el fenómeno de El
Niño que afectó seriamente la producción
agrícola y la pesca, así como también
ocasionó destrucción de viviendas y obras de
infraestructura. El segundo, las crisis financieras iniciadas
en el Asia que se trasmitieron hacia América Latina
por la vía del comercio, las finanzas y las
políticas para hacer frente a dicha crisis.
Sin embargo, en la década actual, pese al
comportamiento favorable de las principales variables que
determinan el crecimiento económico, tenemos que el
problema social expresado en la pobreza y extrema pobreza
disminuye a tasas muy lentas. Es decir se podría estar
dando una falta de armonía entre el crecimiento
económico y la reducción de la pobreza, ya que
dicho crecimiento no estaría generando las oportunidades
laborales necesarias para el creciente número de personas
por lo que podemos afirmar que el problema social esta
estrechamente relacionado con el desempleo y
subempleo.
La pobreza en el Perú ha sido medida siguiendo
diversos métodos, entre las que podemos
mencionar:
El método de la línea de la pobreza o
método indirecto. En este método la pobreza
estaría representada por un sólo indicador que
puede ser el nivel de ingreso o el gasto.El método de las necesidades básicas
insatisfechas o método directo. Este método
permite captar la disponibilidad y el acceso a servicios
básicos que son ofrecidos fuera del ámbito de
mercado.El método integrado que combina los dos
anteriores
Los estudios del Ministerio de Trabajo del Perú
revelan que la problemática actual del empleo tiene como
causa los siguientes factores:
a. La explosión demográfica registrada en
la década del 70, 80, 90 y que aún continúan
aunque en franca disminución, cuyos efectos se sienten
porque todos ellos requieren incorporarse al mercado laboral para
poder cubrir sus necesidades básicas.
b. Las equivocadas políticas económicas
instrumentadas en las décadas pasadas y la
actual.
c. La rigidez de la legislación laboral de
nuestro país que en la mayoría de los casos
desincentivan la generación de puestos de trabajo
estable.
El imperativo para las empresas de lograr la
competitividad, han ocasionado que éstas se desplacen
a otras zonas donde el costo de la mano de obra sea
aún menor.
2. La Pobreza Extrema
Como se sabe, se consideran pobres extremos a
quienes aún destinando todos sus ingresos a la compra
de alimentos, no alcanzan a comprar la canasta
básica alimentaría. Un ejemplo pone de relieve
lo absurdo de esta propuesta: una persona que invierte todos sus
ingresos en la compra de alimentos, tendría que comerlos
crudos. Generalmente, se sabe que incluso los más pobres
de los pobres, a nivel internacional, dedican un 30 por ciento de
sus ingresos para el consumo de otras cosas que no son alimentos.
De hecho, todos sabemos que para no ser pobre es necesario
también tener recursos para poder vestirse, lavarse,
cocinar, tener un techo y una cama, educarse y cuidar su
salud.Siendo el concepto de pobreza extrema una absurdo
imposible, se le suele dar validez en el sentido de considerar
a aquellos que están lejos de superar su
condición de pobreza. El problema es que la distancia
entre la línea de pobreza extrema y la línea de
pobreza, es variable, debido a que las necesidades y patrones de
consumo entre las regiones son distintas. En ese sentido, es una
medida que no mide a todos por igual.
1. Pobreza extrema por actividad
económica.
El análisis de la extrema pobreza por sector
económico ha sido realizado a partir del comportamiento de
la población económica activa (PEA) ocupada. De el
se deriva lo siguiente. Los sectores en los que aumenta el empleo
en condiciones de pobreza extrema son hoteles y restaurantes,
comercio al por menor, transportes y comunicaciones, actividades
inmobiliarias y el sector agrícola. De todos estos
sectores, el agrícola es el de mayor relevancia
cuantitativa ya que contribuye con ¾ partes de todo el
empleo en situación de extrema pobreza, siguiéndole
el sector comercio al por menor que concentra el 9.8% de dicha
categoría.
Por su parte los sectores en los cuales se reduce el
empleo en dicha condición son: el de reparación de
vehículos automotores, la administración
pública, electricidad–agua, comercio al por mayor y la
construcción. De todos estos sectores, el rubro de la
administración pública es quien ha concentrado
cuantitativamente la mayor reducción de trabajadores en
esta condición.Comparando Lima con el resto del
país se aprecia que para el primer caso, han sido los
sectores de transportes y comunicaciones junto con el de
restaurantes y hoteles quienes han concentrado el incremento del
empleo en condiciones de pobreza extrema mientras que para el
resto del país los sectores con tales
características han sido los de comercio al por menor y
aquellos denominados de actividades inmobiliarias. Aunque
habría que señalar que en el caso del departamento
de Lima, las actividades que concentran el 83% del empleo
en estas condiciones – pobreza extrema– son el comercio
al por menor, los servicios personales y el rubro de
restaurantes y hoteles. Para el resto del país, por su
parte, el sector agrícola concentra por sí solo el
77.8% del empleo en situación de pobreza extrema. Le sigue
el comercio al por menor y la manufactura.De otro lado, en el
caso del departamento de Lima, aparecen sectores como el de
reparación de vehículos automotores y el del
comercio al por mayor como aquellos en los que la
disminución del empleo en condiciones de pobreza extrema
se habría reducido en su totalidad. Para el caso del resto
del país no se aprecia sector alguno en el cual se haya
observado un comportamiento similar.
4. La pobreza extrema en las zonas urbana y
rural
En el ámbito urbano, la pobreza extrema
representa 9.3% del total de la población. En las zonas
rurales, en cambio, este porcentaje se eleva a casi el triple:
24.5%. Hay, sin embargo, una mejoría: en 2000 este
indicador llegaba 12.9% en el ámbito urbano, y a 29.5% en
el rural.Aun así, la situación en las zonas rurales
es dramática. Actualmente, casi uno de cada tres
habitantes en estas zonas es pobre extremo. Su pobreza
está relacionada con la falta de activos productivos
(tierra, ganado, tecnología y crédito), así
como con los bajos niveles educativos y con una familia numerosa,
según un estudio de Escobal, Saavedra y Torero., hecho en
1998 y 2000.
Ahora bien, ser pobre extremo en el Perú
significa subsistir con S/. 3.60 diarios para comer,
transportarse, vestirse, curarse etc. (108.00 soles por
persona). Esta desesperante situación no es marginal:
afecta a unos 3.7 millones de peruanos. Es decir, al
15% de la población. El libre mercado, al menos en
el corto plazo, no muestra resultados alentadores.
Debido al rápido crecimiento urbano y a la
migración, actualmente hay también más
pobres en la ciudad. Sin embargo, es en el campo donde
están los pobres entre los pobres, especialmente en las
provincias alto andinas de la sierra sur y en las zonas rurales
más alejadas de la Amazonía.
En un estudio del CIES, hecho por Cecilia Lévano
y Pedro Llontop del IEP (Instituto de Estudios
Peruanos) señala que son especialmente las poblaciones
indígenas y las de la sierra rural las que menos se
han beneficiado del crecimiento del PBI y la
reactivación económica. El gasto social per
cápita, asimismo, se ha elevado, entonces surge una
interrogante a la cual muchos no tienen respuesta: ¿Por
qué, si esto es cierto, no se ha reducido la pobreza
más rápidamente?.
Existen varias razones:
El ritmo de crecimiento económico ha mostrado
muchos altibajos. No ha permitido que los ingresos fiscales (y
por lo tanto, la capacidad de gasto) sean estables.
El marco institucional muestra aspectos positivos, pero
también negativos. Simplificando, puede sostenerse que el
gobierno ejecuta dos tipos de programas sociales:
De alivio de la pobreza, que son de corto
plazo y tienen naturaleza temporal. Se dan vía
diversos programas de ayuda social tales como el Vaso de Leche,
apoyo alimentario, a trabajar, etc, agrupados en los ministerios
de la Presidencia y de la Mujer. De superación de la
pobreza, con una óptica de largo plazo y que
involucran inversión en capital humano y a
ministerios como el de Vivienda y Construcción,
Salud y el de Educación.
Debido a este esquema algunos programas se duplican y,
en general, se reduce la eficiencia. Prueba de lo anterior es la
forma cómo se ha distribuido el gasto social. En los
rubros más importantes, como agua potable, electricidad,
atención en salud y educación, hay un sesgo pro
urbano, a pesar de que la mayoría de los más pobres
son rurales.En promedio, entre los años 2000 y 2003, el
63% del gasto social se ha dirigido a sectores urbanos y
sólo el 37% a sectores rurales. Como señalan
Jorge Agüero y Ursula Aldana de GRADE, en un estudio
apoyado por el CIES, superar la pobreza en los hogares rurales
pasa por mayor y mejor educación, (en especial, para
la mujer adulta, que en el campo cumple importantes labores
productivas) y por una inversión que permita elevar la
productividad (riego, semillas mejoradas, fertilizantes, acopio y
distribución). Adicionalmente, el 20% más pobre de
la población se ha beneficiado con el 20%, en promedio,
del gasto social del gobierno. Mientras, el 20% más rico
del país también ha recibido, aproximadamente el
20% de este gasto. La distribución no ha sido lo
suficientemente progresiva. En el sector Educación se
aprecia la regresividad. Del total de gasto público
educativo en educación primaria, el 19.4% se ha dirigido
al 20% más rico de la población; en secundaria, el
porcentaje sube a 36.9% y en educación superior llega a
53.1%.
El 20% más pobre recibe sólo el 14.1% del
gasto total en educación primaria, el 7.0% en
educación secundaria y sólo el 2.5% en superior. El
mismo patrón se observa en Salud, según estudios de
E. Vásquez, R. Cortez y C. Parodi del CIUP (Centro de
Investigaciones de la Universidad del
Pacífico).
Lo anterior no debe llevar a pensar, ni remotamente, en
un retorno al populismo. No hay que olvidar que los gastos en
Educación y Salud disminuyeron en más de
15%, en términos reales, entre 1995 y 2000.
Los equilibrios sociales no pueden lograrse a costa de los
desequilibrios macroeconómicos, como señala Carlos
Parodi de la Universidad del Pacífico.Tampoco deben
ponerse en marcha programas asistencialistas (pan y
circo), que sólo incrementan la dependencia del Estado. Lo
recomendable es aumentar la capacidad de los pobres, para que
ellos mismos cambien su situación. Estudios recientes del
CIUP muestran una gran heterogeneidad entre los pobres
extremos, en cuanto a sus carencias y prioridades. Se necesitan
programas flexibles, que en su diseño, ejecución y
evaluación incorporen a estos ciudadanos siempre
ninguneados.
Condiciones de
vida
El Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI) viene impulsando una política
orientada al uso intensivo de la información que produce
mediante el desarrollo de investigaciones socioeconómicas.
En este contexto y en el marco del programa Mejoramiento de
Encuestas y de la Medición de las Condiciones de Vida en
los Hogares del Perú (MECOVI-PERU), proyecto patrocinado
por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial
(BM) y la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), desde 1998 hasta el año 2003,
ha venido convocando a investigadores nacionales, quienes
año a año han desarrollado investigaciones sobre el
tema Condiciones de Vida y Pobreza en el Perú;
vinculados al tema de la pobreza y las condiciones de vida de los
hogares, que para el desarrollo del presente trabajo, lo vamos a
tomar como referencia para entender mejor el grado de pobreza y
extrema pobreza que aqueja a muchas familias de nuestro
país.
El resultado de los seis trabajos desarrollados (de 1998
al 2003), lo han venido plasmando en un documento denominado
Condiciones de Vida y Pobreza, el cual contiene un
análisis de la situación de la pobreza en el
Perú y de los cambios ocurridos en las condiciones de vida
durante los diferentes periodos estudiados; se a tomado como base
para estos estudios la Encuesta Nacional de Hogares. Sin embargo,
la pobreza es un concepto multidimensional, es decir no
depende de una única variable. Ello implica la necesidad
de realizar el análisis de otras variables relacionadas
con las condiciones de vida de la población.
Lo que interesa en este último caso, es no
sólo conocer los niveles absolutos de éstas
variables (traducidas en indicadores) sino las brechas
existentes, y los cambios en éstas. Ello recogería
una de las características principales de la pobreza
extrema en el Perú: la heterogeneidad. Es necesario por
consiguiente trabajar con variables que tengan variaciones de
corto plazo.
La metodología utilizada para calcular los
indicadores e índices de pobreza durante los periodos
señalados es de la Línea de Pobreza empleada por el
INEI. Dado que se realizaron comparaciones en el tiempo, se
debió previamente replicar y validar la
metodología. Los cálculos se hicieron utilizando
tanto el gasto como el ingreso. Se partió de tres canastas
alimentarías "Reales" (endógenas a la muestra) para
la costa, sierra y selva, las cuales deberían de cumplir
con los requerimientos nutricionales mínimos de cada
zona.
Se procedió luego a calcular el valor de las
canastas alimentarías del año anterior al estudio
para siete dominios geográficos: costa urbana, costa
rural, sierra urbana, sierra rural, selva urbana, selva rural y
Lima Metropolitana. Para la valorización se utilizó
dos aproximaciones de precios: la mediana de los precios
implícitos correspondiente a la población de
referencia de cada dominio geográfico del año
anterior al estudio, y los precios implícitos obtenidos de
la misma manera vía el ingreso per cápita de las
principales ciudades de la costa, sierra, selva y Lima
metropolitana.
Respecto a la estructura de la canasta
alimentaría del año estudiado, se usó los
promedios de consumo por tipo de bien calculada para año
anterior del estudio. De manera alternativa se calcularon los
promedios correspondientes al año del estudio; sin
embargo, los resultados mostraron que no existen diferencias
significativas entre los dos años comparados. El paso
siguiente fue calcular el coeficiente de Engel
correspondiente a la población de referencia para cada
dominio. Con este dato, se calculó el valor de las
canastas de pobreza absoluta. Para el cálculo de este
coeficiente se utilizó la propia información de la
encuesta del año estudiado.
Con los valores de las canastas se calculó los
índices de pobreza para año estudiado. Los
siguientes pasos fueron calcular indicadores básicos de
las variables relacionadas a las condiciones de vida de la
población. Estos se calcularon tanto para el nivel como
para los diferenciales (brechas), dado que importaba conocer la
evolución no sólo de los niveles absolutos sino
también de las brechas, pues podía darse el caso de
mejora en los niveles con incremento de los diferenciales o
inequidades.
El trabajo termina con una sección breve de
formulación de políticas dirigidas a mejorar las
condiciones de vida de la población.
En el anexo metodológico del cálculo de la
línea de pobreza se tiene paso a paso la manera en que se
ha calculado la pobreza, además de comentarios y
recomendaciones destinadas a contribuir en la mejora de la
metodología y el cálculo de la pobreza en el
futuro.
Algunos resultados del estudio demuestran que los
niveles absolutos de pobreza y pobreza extrema del año
2003, se mantuvo con respecto al año 2002.
Se presentaron ligeros aumentos en los niveles de brecha
y desigualdad de la pobreza en las zonas urbanas y de manera
especial en Lima metropolitana.
Las donaciones (públicas y privadas) han
amortiguado más los efectos sobre la pobreza extrema que
sobre la pobreza en el 2003, en relación al
2002.
Existe una fuerte correlación inversa entre los
niveles de pobreza y de educación.
Entre los pobres no extremos los hogares manejados por
hombres están en mejor situación que los manejados
por mujeres, en lo que respecta a la acumulación de
activos (hogares que tienen TV,
etc.).
Cálculo de la
canasta alimentaria y las líneas de pobreza extrema y
absoluta para el 2004
1. Estructura y composición
Para el 2003 se utilizo la misma composición o
los mismos ítems de la canasta de 2002. El supuesto
detrás es que en términos generales la demanda y
elección de los bienes a consumir por un determinado grupo
poblacional no vario ni varía en el corto plazo (o de un
año a otro). Debemos, asimismo, señalar que la
composición de la canasta alimentaría obedece a una
"canasta real" representativa del país, por lo que se
espera que la demanda de la mayoría de estos bienes sea
inelástica, en cuyo caso para que las personas los
eliminen de su consumo o dieta tendría que darse un
incremento muy fuerte de su precio.
Con los ítems de la canasta identificados se
procede a calcular la estructura (consumo por gramo por persona)
de tres canastas regionales: costa, sierra y selva, a partir de
la población de referencia de cada
región.
2. Población de
Referencia
Para el 2003 se utilizó alternativamente dos
grupos como población de referencia. El primero es el
calculado para el año 2002, es decir, los percentiles de
gasto percápita 11 al 40 para la costa (urbana, rural y
Lima Metropolitana), 42 al 71 para la sierra (urbana y rural) y
27 al 56 para la selva (urbana y rural).
El argumento por el cual se pudieron utilizar los mismos
grupos como población de referencia en 2002 y 2003, se
debe a que tal como la evidencia empírica apunta, no hay
argumentos sólidos para manifestar que existe una
diferencia importante en los patrones de consumo alimentario
básico entre quienes componen – en 1997 y 1998 – los
grupos poblacionales que tienen como consumo mínimo la
ingesta calórica percápita diaria de 2318
kcal.
El segundo grupo que se utilizo como población de
referencia es el calculado para el año 2003 de la ENAHO
98.4. Los resultados en este caso son los siguientes: 11 al 40
para la costa, 35 al 64 para la sierra y 24 al 53 para la selva.
Aun cuando las diferencias con respecto a lo obtenido en el 2002
es mínima, éstas se dan especialmente en la sierra.
No obstante, el argumento para utilizar estos nuevos grupos como
población de referencia se dan a fin de obtener resultados
endógenos a la muestra.
La metodología general asume que la
población de referencia es representativa de cada
región y que por lo menos "ingiere los requerimientos
nutricionales mínimos para la sobrevivencia
humana".
3. Precios
Los precios implícitos (al igual que el
coeficiente de Engel) se calculan independientemente a partir de
la población de referencia de cada uno de los siete
dominios geográficos: costa (urbana, rural y Lima
metropolitana), sierra (urbana y rural) y selva (urbana y
rural)
Sin embargo, una desventaja del método de los
precios implícitos es que puede en algunos casos tener
variaciones erráticas debido a que son sensibles a muchos
factores incluidos los sicológicos, lo cual no sucede con
el IPC, y ello podría eventualmente llevar a conclusiones
erróneas. Debido a ello, se valorizaron las siete canastas
alimenticias de tres maneras: utilizando los precios
implícitos del 2002 (con la canasta "real" del 2002),
utilizando los precios implícitos del 2002 indexados
vía IPC (manteniéndose la canasta del año
2202), y utilizándose una combinación de ambas, la
canasta "real " del 2003 con los precios implícitos del
2002 indexados. Con los tres métodos se obtiene el valor
de la canasta alimentaría o línea de pobreza
extrema.
Para obtener el valor de la canasta total
(alimentaría y no alimentaría), o línea de
pobreza absoluta, se multiplicó el valor de la canasta
alimentaría por la inversa del coeficiente de Engel. El
supuesto en este caso es que el valor de la canasta no
alimentaría es un porcentaje del valor de la canasta
alimentaría.
4. El Coeficiente de Engel (CE).
Es el cociente del gasto en alimentos con respecto al
gasto total. Se calcula para la población de referencia de
cada uno de los siete dominios geográficos
utilizados.
En todos los dominios (excepto selva rural) el
comportamiento del coeficiente de Engel es similar en los dos
años, especialmente en los deciles menores, y se observa
también que siempre el coeficiente correspondiente al
año 2003 está por encima del 2002, lo cual es un
argumento a favor de que el incremento en el valor de los
coeficientes de Engel de un año a otro se debería a
nuevas especificaciones en la variable gasto alimenticio
más que a factores de tipo económico o a que se
haya producido algún cambio en los patrones de consumo de
la población durante el período.
Lo que sí es cierto, es que el incremento del
valor del coeficiente de Engel hace necesariamente que el valor
de la línea de pobreza absoluta sea menor a la que se
hubiera dado si los coeficientes hubieran tenido valores
similares o no hubieran cambiado.
Aun cuando el efecto sustitución podría
verse atenuado por el hecho de que la canasta incluye a los
bienes sustitutos (ya sea en un mismo ítem como el
té y el café o por separado como la carne de res y
pollo), el efecto ingreso podría darse, sin embargo cuando
esto sucede no es ocioso pensar que la persona o el hogar de que
se trate dejó de pertenecer a la población de
referencia involucrada en la canasta "real".
Indicadores de
pobreza
Se sabe que uno de los principales indicadores del nivel
de pobreza de la población está dado por el
ingreso o gasto percápita, por lo que en los
estudios realizados respecto a la pobreza y extrema pobreza en el
Perú, se analizó la situación a
través de la metodología de la línea de
pobreza y los indicadores Head-count, de brecha y de severidad de
la pobreza, utilizando tanto el gasto como el ingreso. Sin
embargo, la pobreza es un concepto multidimensional, por
lo que requiere un análisis más fino de otras
variables relacionadas con las condiciones de vida de la
población.
Conocer el perfil de los hogares, así como
analizar la evolución de brechas específicas nos
permitieron explorar una de las características
principales de la pobreza en el Perú: La
heterogeneidad.
1. Metodología de trabajo
La metodología de trabajo consistió, en
primer lugar, en calcular los valores absolutos para el
año 2003 de 12 indicadores seleccionados, con el fin de
determinar el perfil de los hogares. Ello se hizo en todos los
casos diferenciando por niveles de pobreza y para los dominios:
Total Nacional, Area Urbana, Area Rural, Lima Metropolitana,
Costa urbana y rural, Sierra urbana y rural y Selva urbana y
rural. En segundo lugar, para analizar los cambios de corto plazo
se utilizó, en algunos dominios seleccionados, un
análisis de las brechas existentes donde la
diferenciación se hizo, según el caso, por niveles
de pobreza, sexo o ubicación geográfica.
a. Características del Hogar
Para el efecto, se utilizaron varios
indicadores:
De la familia
– ingreso percápita del hogar
– Gasto percápita del hogar
– Número de miembros del hogar
– Abastecimiento de agua por Red Pública dentro
de la vivienda
– Servicios Higiénicos por Red Pública
dentro de la vivienda
– Consulta por enfermedad o accidente
– Razones de No Consulta por enfermedad o
accidente
Del Jefe de Hogar
– Edad promedio del jefe de hogar
– Años promedio de estudios del jefe de
hogar
– Sexo del jefe de hogar
– Estado civil del jefe de hogar
– Ocupación principal del jefe de
hogar
b. Variables utilizadas para el análisis de
Brechas y su evolución en el tiempo
Educación
Tasa de Asistencia Escolar
Pobreza extrema/ No pobres
Pobreza extrema: Hombre/ Mujer
No pobres: Hombre/ Mujer
Urbano/ Rural
Activos del Hogar
Hogares que tienen TV
Pobres no extremos/ No pobres
Pobres no extremos: Hombre/ Mujer
Urbano/ Rural
Empleo
Tasa de Desempleo Urbano
Pobreza extrema: Hombre/ Mujer
Pobreza no extrema: Hombre/ Mujer
No pobres: Hombre/ Mujer
Perfil de los hogares
en el Perú: 2003
1. Total Nacional
A nivel nacional el 15.65% de la población se
encontraba en el año 2003 en pobreza extrema y el 21.69%
en pobreza no extrema.
El ingreso percápita promedio es de 71.65
nuevos soles en los hogares en pobreza extrema, de 149.95
nuevos soles en los hogares de pobreza no extrema y de
482.05 nuevos soles en los hogares no pobres.
Por su parte, el promedio nacional del gasto
percápita mensual es en los hogares pobres extremos de
59.90 nuevos soles y las diferencias frente a los pobres
no extremos y no pobres es ligeramente mayor al caso del
ingreso.
Un hogar promedio en el Perú tiene 6.11 miembros
cuando se trata de pobreza extrema y va disminuyendo a medida que
el nivel de pobreza es menor. Así, en los hogares de
pobreza no extrema el número de miembros es en promedio de
5.48 y de 4.19 en los hogares no pobres.
Con respecto al abastecimiento de agua a través
de red pública dentro de la vivienda, como era de
esperarse el porcentaje relativo es mayor a medida que los
hogares son menos pobres. Mientras que únicamente el 18.7%
del total de los hogares en pobreza extrema, que tienen
abastecimiento de agua, tienen este servicio. El porcentaje es
ligeramente superior al 49% en los hogares de pobreza no extrema
y superior al 68% en los hogares no pobres. Las diferencias son
todavía mayores si consideramos el caso de los servicios
higiénicos con red pública dentro de la vivienda,
pues ahí solo el 4.98% de hogares pobres extremos, que
cuentan con SS.HH, acceden a este servicio, mientras que casi el
34% lo hace en el caso de los pobres no extremos y cerca del 60%
en los no pobres.
Así como en los casos anteriores, cuando se
analizan las variables de salud por niveles de pobreza observamos
que el porcentaje de personas que buscó atención
ante una enfermedad o accidente, en relación al total que
estuvieron enfermos o accidentados, es menor en los hogares menos
pobres. Ello se dio en el 67.82% de los casos en los hogares
pobres extremos, 82.6% en los pobres no extremos y 87.1% en los
no pobres.
La razón principal para la no atención se
encuentra en la falta de recursos económicos en el caso de
los pobres no extremos y los no pobres , obviamente que este
porcentaje es más alto a medida que se es más
pobre. Para los pobres extremos, su principal argumento es que
prefieren curarse con remedios caseros. Más del 40% del
total de personas que declararon haber tenido alguna enfermedad o
accidente y no consultaron se encuentran en este
grupo.
2. Perfil de los hogares considerando la
información del jefe de hogar, encontramos lo
siguiente
El promedio de edad del jefe de hogar es mayor a medida
que los hogares son menos pobres, aunque la diferencia no es muy
grande. La edad promedio de un jefe de hogar del grupo de pobres
extremos es de 45.9 años, 46.7 en los hogares pobres no
extremos y 48.5 en los hogares no pobres. Lo interesante en este
caso es que son las jefas de hogar mayores que los jefes de
hogar, en todos los casos, por cinco años.
El número promedio de años de estudio del
jefe de hogar se va incrementando de 4.09 en los pobres extremos
a 6.1 en los pobres no extremos hasta llegar a 9.17 en los no
pobres.
El número de años de estudio es siempre
mayor en los hombres, pero las mayores diferencias relativas se
dan a medida que se es más pobre (2.59 en los pobres
extremos, 1.58 en los pobres no extremos y 1.29 en los no
pobres).
De otro lado, el porcentaje de mujeres jefes de hogar es
casi el 21% en los hogares no pobres, algo similar en los hogares
pobres no extremos y se reduce a menos del 15% en los hogares
pobres extremos.
El Estado civil del jefe de hogar es de casado en
más del 50% de los casos. En segundo término se
encuentra siempre la categoría conviviente, que es la
mitad de los casos en relación a la categoría
casado en el grupo de los jefes de hogar pobres extremos, algo
más de dos tercios entre los pobres no extremos y la
tercera parte entre los jefes de hogar no pobres.
Finalmente, la ocupación principal del jefe de
hogar es en el caso de los pobres extremos, básicamente de
trabajador independiente. El 79% de los jefes de hogar que
declaran tener ocupación principal dicen ser trabajadores
independientes. Les sigue con un 15% los obreros. En el caso de
los pobres no extremos los mismos dos rubros son los que
predominan, varía, sin embargo la composición, 59%
para trabajador independiente y 25% para obreros. En los no
pobres son cuatro las categorías que dominan,
añadiéndose a las dos anteriores la de empleado y
la de empleador o patrono; siendo de todas formas con 44.5% el
rubro de trabajador independiente el mayoritario, le sigue con
23% el de empleado, 16% de obreros y 13.6% de
empleadores.
3. Area Urbana
Del total de la población urbana, sólo el
4.57% se encuentra en pobreza extrema y el 21.9% en pobreza no
extrema.
Los hogares urbanos tienen en promedio un ingreso
percápita mensual de 87.68 nuevos soles en los hogares
pobres extremos, casi el doble en los hogares pobres no extremos,
y más de 6.5 veces en los hogares no pobres. Las variables
de ingreso son mayores a las variables de gasto. El número
de miembros del hogar es ligeramente superior al del promedio
nacional pero mantiene la misma relación con respecto al
nivel de pobreza (menor número de miembros a menor
pobreza).
En relación a las variables de salud, el
porcentaje de personas que buscó atención ante una
enfermedad o accidente, del total que estuvo enferma o
accidentada, fue de 72.4% en los niveles de pobreza extrema, de
84.37% en los pobres no extremos, y llega al 87.86% en los
hogares no pobres.
Sobre la razón de porqué no consultaron
ante una enfermedad o accidente, al igual que en el total
nacional, el porcentaje mayoritario se lo llevan las razones
económicas (no tuvo dinero). Este porcentaje es menor en
el caso de los no pobres. Los pobres extremos sin embargo, dan
como razón principal el que prefieren curarse con remedios
caseros.
Con respecto a las variables de servicios básicos
de la vivienda, se tiene que en el área urbana el
abastecimiento de agua y de servicios higiénicos por red
pública dentro de la vivienda, se va incrementando, con
respecto al total de hogares que cuentan con estos servicios, a
medida que el nivel de pobreza disminuye. En el caso del
abastecimiento de agua, va de 37.3% en los hogares pobres
extremos frente a 63.63% de los hogares pobres no extremos y de
80.5% en los hogares no pobres. Los porcentajes en el caso de
servicios higiénicos son bastante menores: 24%, 51.6% y
75.9% respectivamente.
Es importante notar que el ratio entre pobres no
extremos y pobres extremos es mayor que entre los no pobres y los
pobres no extremos. Esto sucede tanto para el abastecimiento de
agua como para el de servicios higiénicos. Siendo las
diferencias en términos absolutos superiores en el segundo
caso.
De los datos referidos al jefe de hogar, se tiene que la
edad del jefe de hogar urbano muestra similitud con los del
promedio nacional, e igualmente se va incrementando cuando
disminuye el nivel de pobreza. En este caso se sigue cumpliendo
(a excepción de los pobres extremos) que son los jefes de
hogar hombres menores que las mujeres jefes de hogar.
Los años promedio de estudio del jefe de hogar
son de 6.1 en el caso de pobreza extrema, 7.2 en pobreza no
extrema y 10.24 en los no pobres, en todos los casos superior al
promedio nacional, pero igualmente incremental con la
disminución del nivel de pobreza. En todos los casos el
nivel educativo del jefe de hogar hombre es mayor al de las jefes
de hogar mujeres, y un dato interesante en esta variable es que
en los hogares en pobreza extrema y no extrema el nivel educativo
del jefe de hogar hombre (en años de estudio) es 1.5 veces
el de las jefes de hogar, mientras que en los hogares no pobres
esta diferencia es de solo 1.25.
En el área urbana los jefes de hogar hombres son
la mayoría (aunque ligeramente en menor proporción
que en el total nacional). No obstante, no existe evidencia clara
de algún tipo de relación entre el sexo del jefe de
hogar y el nivel de pobreza.
El estado civil del jefe de hogar en el área
urbana es en primer lugar casado seguido de conviviente (43 y 44
% vs. 33 y 32.5 %, en los hogares pobres extremos y no
extremos).
Estos rubros son igualmente los principales en los
hogares no pobres, en los cuales, sin embargo, las diferencias
entre casados y convivientes (el segundo rubro en importancia) es
más del triple. En los hogares urbanos, el porcentaje de
jefes de hogar casados es mayor a medida que el nivel de pobreza
se reduce.
Con respecto a la ocupación principal del jefe de
hogar, las categorías que predominan son las mismas que en
el caso del total nacional, la diferencia radica en que para el
caso de los hogares pobres extremos y pobres no extremos, el
rubro trabajador independiente se reduce algo a favor del rubro
obreros. En los hogares no pobres esta sustitución se da
con el rubro empleados.
4. Area Rural
En este dominio, el 36.1% de la población se
encuentra en pobreza extrema, el 21.3% en pobreza no extrema y el
42.6% es no pobre.
El ingreso percápita del hogar de los pobres
extremos es de 67.9 nuevos soles, equivalente al 63% del ingreso
de los pobres no extremos y al 34.5% del ingreso de los no
pobres. Ello implica que al interior de los hogares rurales
existen menores diferencias de ingreso que en el caso urbano,
aún cuando los niveles promedio son bastante
menores.
El gasto percápita promedio de los hogares pobres
extremos es de 56.46 nuevos soles y representa el 55.5% del gasto
de los pobres no extremos y el 26.8% del gasto de los no pobres.
Se tiene por tanto que en el área rural las diferencias
entre pobres extremos y no pobres son mayores en el gasto que en
el ingreso.
En el número de miembros del hogar no existe
mayor diferencia en el área rural frente a la
urbana.
En las variables de salud que se están
considerando, el porcentaje de personas que buscó
atención ante una enfermedad o accidente (del total que
declararon haber estado enfermo o accidentado) es menor que en el
área urbana en los niveles de pobreza y pobreza extrema,
siendo similar en el nivel de no pobre.
Sobre el porqué de la no consulta, a las dos
razones de mayor peso consideradas en el área urbana se le
añade el que el lugar de la consulta está
lejos.
Los servicios básicos de la vivienda:
abastecimiento de agua y servicios higiénicos, tienen
porcentajes bastante menores que el área urbana
(especialmente servicios higiénicos),
manteniéndose, sin embargo, el hecho de que estos
porcentajes se incrementan a medida que se reduce el nivel de
pobreza.
En cuanto a los datos referidos al jefe de hogar, la
edad del jefe de hogar rural es en promedio superior al urbano,
siendo la diferencia mayor en el caso de las mujeres. Se
mantiene, sin embargo, el hecho de que la edad del jefe es mayor
en los hogares menos pobres.
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