El Quijote de la
Mancha
PERSONAJES
Don Quijote
Sancho Panza
Dulcinea Del Toboso
Rociante
Rucio
El Cura del pueblo
TRAMA DE LA OBRA
Esta obra trata de la vida de un hombre de
50 años que de tanto leer libros sobre caballeros de esa
época se vuelve loco e intenta convertirse en un caballero
como los de sus libros de tanto pensar en ello se da cuenta de
que no era un caballero real pues el no portaba armas blancas
como cualquier otro, la locura lo domina pero su viaje continua
con su fiel acompañante Sancho Panza, por el camino mira a
un hombre maltratando y golpeando a un pequeño y el decide
ayudarlo hace prometer al hombre tratarlo bien y pagarle lo que
le debía.
Al final de la obra Don Quijote entra en
razón y se da cuenta de que no podía ser un
caballero por muchas razones a sí que decide quemar sus
libros entre ellos estaban las Sergas de esplendían,
Amadis de Grecia, Don Olivante de Laura, El caballero de la cruz
etc.
De estos el único libro que no quemo
cuyas razones es porque era su preferido fue el libro de nombre
el amadis de gaula.
AUTOR.
Esta obra fue creada en 1615 por Miguel de
Cervantes Saavedra
BIOGRAFIA.
Este hombre nació el 29 de
septiembre de 1547 Sexto de los siete hijos del matrimonio de
Rodrigo de Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas, Miguel de
Cervantes Saavedra nació en Alcalá (dinámica
sede de la segunda universidad española, fundada en 1508
por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros) entre el 29
de septiembre (día de San Miguel) y el 9 de octubre de
1547, fecha en que fue bautizado en la parroquia de Santa
María la Mayor. La familia de su padre conocía la
prosperidad, pero su abuelo Juan, graduado en leyes por Salamanca
y juez de la Santa Inquisición, abandonó el hogar y
comenzó una errática y disipada vida, dejando a su
mujer y al resto de sus hijos en la indigencia, por lo que el
padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de
cirujano barbero, lo cual convirtió la infancia del
niño en una incansable peregrinación por las
más populosas ciudades castellanas. Por parte materna,
Cervantes tenía un abuelo magistrado que llegó a
ser efímero propietario de tierras en Castilla. Estos
pocos datos acerca de las profesiones de los ascendientes de
Cervantes fueron la base de la teoría de Américo
Castro sobre el origen converso (judíos obligados a
convertirse en cristianos tras 1495) de ambos progenitores del
escritor.
En 1551 la hasta entonces pequeña y tranquila
villa de Madrid había sido convertida en capital por
Felipe II, por lo que en los años siguientes la ciudad
quintuplicaría su tamaño y población y
llevados, nuevamente, por el afán de prosperar, los
Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital. No se sabe
con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, a
pesar de que en sus obras mostró familiaridad con los usos
y costumbres estudiantiles; en cambio, su nombre aparece en 1568,
firmando cuatro composiciones en una antología de poemas
en loa de Isabel de Valais, tercera esposa de Felipe II,
fallecida ese mismo año. El editor del libro, Juan
López de Hoyos, humanista, probable introductor de
Cervantes a la lectura de Virgilio, Horacio, Séneca y
Catulo y, sobre todo, a la del humanista Erasmo de Rotterdam, se
refiere a aquél como «nuestro caro y amado
alumno». Otros aventuran, sin embargo, que en el
círculo o escuela de Hoyos, Cervantes había sido
profesor y no discípulo.
En el año de 1569 un tal Miguel de Cervantes fue
condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano
derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente,
se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de armas en las
proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes
salió de España ese mismo año huyendo de
esta sanción, pero lo cierto es que en diciembre de 1569
se encontraba en los dominios españoles en Italia,
provisto de un certificado de cristiano viejo (sin ascendientes
judíos o moros) y meses después era soldado en la
compañía de Diego de Urbina.
Pero la gran expectativa bélica estaba puesta en
la campaña contra el turco, en que el Imperio
español cifraba su continuidad en el dominio y
hegemonía en el Mediterráneo. Diez años
antes, España había perdido en Trípoli
cuarenta y dos barcos y ocho mil hombres. En 1571 Venecia y Roma
formaban, con España, la Santa Alianza, y el 7 de octubre,
comandados por el hermanastro bastardo del rey de España,
Juan de Austria, vencieron a los turcos en la batalla de Lepanto.
Fue la gloria inmediata, una gloria que marcó a Cervantes
quien relataría luego, en la primera parte del Quijote,
las circunstancias de la lucha. En su transcurso recibió
el escritor tres heridas, una de las cuales, si se acepta esta
hipótesis, inutilizó para siempre su mano izquierda
y le valió el apelativo de «el manco de
Lepanto» como timbre de gloria.
Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes
entró en batalla nuevamente en Corfú,
también al mando de Juan de Austria. En 1573 y 1574 se
encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo
relaciones amorosas con una joven a quien llamó
«Silene» en sus poemas y de la que tuvo un hijo,
Promontorio. Es posible que pasara por Génova a las
órdenes de Lope de Figueroa, puesto que la ciudad ligur
aparece descrita en El licenciado Vidriera, y
finalmente se dirigiera a Roma, donde frecuentó la casa
del cardenal Aquaviva (a quien dedicaría La
Galatea), conocido suyo, tal vez desde Madrid, y por cuya
cuenta habría cumplido algunas misiones y encargos. Fue la
época en que Cervantes se propuso conseguir una
situación social y económica más elevada
dentro de la milicia, con el cargo de alférez o
capitán, para lo cual obtuvo dos cartas de
recomendación ante Felipe II, firmadas por Juan de Austria
y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su
valiente actuación en la batalla de Lepanto.
Con esta intención, los Cervantes se embarcaron
en la goleta Sol, que partió de Nápoles el 20 de
septiembre de 1575, y lo que debía ser un expeditivo
regreso a la patria se convirtió en el principio de una
infortunada y larga peripecia. A poco de zarpar, la goleta se
extravió tras una tormenta que la separó del resto
de la flotilla y fue abordada, a la altura de Marsella, por tres
corsarios berberiscos al mando de un albanés renegado de
nombre Arnaúte Mami. Tras encarnizado combate y
consiguiente muerte del capitán cristiano, los hermanos
cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación salvaron
la vida a Cervantes pero serían, a la vez, la causa de lo
prolongado de su cautiverio: Mami, convencido de hallarse ante
una persona principal y de recursos, lo convirtió en su
esclavo y lo mantuvo apartado del habitual canje de prisioneros y
del tráfico de esclavos corriente entre turcos y
cristianos. Esta circunstancia y su mano lisiada lo eximieron de
ir a las galeras.
Argel era en aquel momento uno de los centros de
comercio más ricos del Mediterráneo. En él
muchos cristianos pasaban de la esclavitud a la riqueza
renunciando a su fe. El tráfico de personas era intenso
pero la familia de Cervantes estaba bien lejos de poder reunir la
cantidad necesaria siquiera para el rescate de uno de los
hermanos. Cervantes protagonizó, durante su
prisión, cuatro intentos de fuga. El primero fue una El
tercer intento fue mucho más dramático en sus
consecuencias: Cervantes contrató un mensajero que
debía llevar una carta al gobernador español de
Orán. Interceptado, el mensajero fue condenado a muerte y
empalado, mientras que al escritor se le suspendieron los dos mil
azotes a los que se le había condenado y que
equivalían a la muerte. Una vez más, la
presunción de riqueza le permitió conservar la vida
y alargó su cautiverio. Esto sucedía a principios
de 1578. Finalmente, un año y medio más tarde,
Cervantes planeó una fuga en compañía de un
renegado de Granada, el licenciado Girón. Delatados por un
tal Blanco de Paz, Cervantes fue encadenado y encerrado durante
cinco meses en la prisión de moros convictos de Argel.
Tuvo un nuevo dueño, el rey Hassan, que pidió
seiscientos ducados por su rescate. Estaba aterrado: temía
un traslado a Constantinopla. Mientras, su madre, doña
Leonor, había iniciado trámites para su rescate.
Fingiéndose viuda, reunió dinero, obtuvo
préstamos y garantías, se puso bajo la
advocación de dos frailes y, en septiembre de 1579,
entregó al Consejo de las Cruzadas 475 ducados. Hasta el
último momento, Hassan retuvo a Cervantes, mientras los
frailes negociaban, pedían limosna para completar la
cantidad y por último, el 19 de septiembre de 1580, fue
liberado y, tras un mes en que para limpiar su nombre
pleiteó contra Blanco de Paz, se embarcó para
España el 24 de octubre.
Cinco días más tarde, después de un
lustro de cautiverio, Cervantes llegó a Denia y
volvió a Madrid. Tenía treinta y tres años y
había pasado los últimos diez entre la guerra y la
prisión; su familia, empobrecida y endeudada con el
Consejo de las Cruzadas, reflejaba, en parte, la profunda crisis
general del imperio, que se agravaría luego de la derrota
de la Armada Invencible en 1587. Al retornar, Cervantes
renunció a la carrera militar, se entusiasmó con
las perspectivas de prosperidad de los funcionarios de Indias,
trató de obtener un puesto en América y
fracasó. Mientras, fruto de sus relaciones clandestinas
con una joven casada, Ana de Villafranca (o Ana de Rojas),
nació una hija, Isabel, criada por su madre y por el que
aparecía como su padre putativo, Alonso
Rodríguez.
Pero en 1605, a principios de año,
apareció en Madrid El ingenioso hidalgo don
Quijote de La Mancha. Su autor era por entonces hombre
enjuto, delgado, de cincuenta y ocho años, tolerante con
su turbulenta familia, poco hábil para ganar dinero,
pusilánime en tiempos de paz y decidido en los de guerra.
La fama fue inmediata, pero los efectos económicos apenas
se hicieron notar. Cuando, en junio de 1605, toda la familia
Cervantes, con el escritor a la cabeza, fue a la cárcel
por unas horas a causa de un turbio asunto que sólo
tangencialmente les tocaba (la muerte de un caballero asistido
por las mujeres de la familia, ocurrida tras ser herido
aquél a las puertas de la casa), don Quijote y Sancho ya
pertenecían al acervo popular. Su autor, mientras tanto,
seguía pasando estrecheces. No le ofreció respiro
ni siquiera la vida literaria: animado por el éxito del
Quijote, ingresó en 1609 en la Cofradía de Esclavos
del Santísimo Sacramento, a la que también
pertenecían Lope de Vega y Quevedo. Era ésta
costumbre de la época, que ofrecía a Cervantes la
oportunidad de obtener algún protectorado. En aquel mismo
año se firmó el decreto de expulsión de los
moriscos y se acentuó el endurecimiento de la vida social
española sometida al rigor inquisitorial. Cervantes
saludó la expulsión con alegría, mientras su
hermana Magdalena ingresaba en una orden religiosa. Fueron
años de redacción de testamentos y contiendas
sórdidas: Magdalena había excluido del suyo a
Isabel en favor de otra sobrina, Constanza, y Cervantes
renunció a su parte de la finca de su hermano
también en favor de aquélla, dejando fuera a su
propia hija, enzarzada en un pleito interminable con el
propietario de la casa en la que vivía y en el que
Cervantes se había visto obligado a declarar a favor de su
hija.
A pesar de no conseguir siquiera (como tampoco lo
logró Góngora) ser incluido en el séquito de
su mecenas el nuevo virrey de Nápoles, el conde de Lemos,
quien, sin embargo, le daba muestras concretas de su favor,
Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas
ejemplares, que aparecieron en 1613; el Viaje al Parnaso, en
verso, 1614. Ese mismo año lo sorprendió la
aparición, en Tarragona, de una segunda parte del Quijote,
por un tal Avellaneda, que se proclamó auténtica
continuación de las aventuras del hidalgo. Así,
enfermo y urgido, mientras impulsaba la aparición de
las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca
representados (1615), acabó la segunda parte del
Quijote, que aparecería en el curso del mismo
año.
A principios de 1616 estaba terminando su novela de
aventuras en estilo bizantino, Los trabajos de Persiles
y Segismunda; el 19 de abril recibió la
extremaunción y al día siguiente redactó la
dedicatoria al conde de
Las fuentes del arte de Cervantes como novelista son
complejas: por un lado, don Quijote y Sancho son parodia de los
caballeros andantes y sus escuderos; por otro, en ellos mismos se
exalta la fidelidad al honor y a la lucha por los débiles.
En el Quijote confluyen, pues, realismo y fantasía,
meditación y reflexión sobre la literatura: los
personajes discuten sobre su propia entidad de personajes
mientras las fronteras entre delirio y razón y entre
ficción y realidad se borran una y otra vez. Pero el
derrotero de Cervantes, que acompañó tanto las
glorias imperiales de Lepanto como las derrotas de la Invencible
ante las costas de Inglaterra, sólo conoció los
sinsabores de la pobreza y las zozobras ante el poder. Al
revés que su personaje, él no pudo escapar nunca de
su destino de hidalgo, soldado y pobre.
El Lazarillo de
Tormes
PERSONAJES:
Lázaro de Tormes
Tome González
Zaide
El ciego
EL escudero
El fraile de la merced
El buldero
El pintor
El capellán
El alguacil
El arcipreste de San Salvador
La criada de Arcipreste de San Salvador
TRAMA:
Tras contar su nacimiento y genealogía anti
heroica, Lazarillo entra a servir con un ciego avaro, astuto y
cruel, de quien se acabará vengando.
Tras vengarse del ciego Lázaro entra a servir con
un nuevo amo que le mata de hambre y con el que solo durara tres
meses.
Después de estar con el clérigo, Lázaro
entra a servir con un amo que es más pobre que él y
que posteriormente le abandonara.
Lázaro se asentía con un fraile y acaba
por cansarse de él.
Lázaro contempla asombrado como un vendedor de
bulas, engaña a unos pobres aldeanos. Harto de ambos, los
abandona.
Lázaro se asentía con un pintor de
panderos, aguador de un capellán.
Lázaro se asentía con
un alguacil pero lo abandona para casarse pero
más tarde se entera del adulterio de su mujer y este lo
consiente.
AUTOR.
Juan de Valdez.
BIOGRAFIA:
(Cuenca, 1499-Nápoles, 1541) Humanista
español. Hermano de Alfonso de Valdés,
sirvió al duque de Escalona. Fue un entusiasta, aunque no
al extremo de su hermano, de la doctrina de Erasmo, con quien
llegó a establecer una relación de amistad.
Posteriormente pasó a vivir en la corte.
Su Diálogo de doctrina cristiana, nuevamente
compuesto por un religioso (escrito anónimo,
1529) fue denunciado a la Inquisición. Estuvo en Roma,
donde fue gentilhombre del papa Clemente VII (1531-1534), y en
Nápoles, donde sirvió al virrey (1534). Allí
comentó las Epístolas de san Pablo y trató
problemas de actualidad religiosa en las sacre
conversación, y expuso la doctrina del
«beneficio de Cristo», que alcanzó gran
difusión en Italia, donde fue recogida por Benedetto de
Manto va, e influyó en España, especialmente en el
beato Juan de Ávila y en fray Luis de Granada. Él
mismo recogió sus exposiciones en Alfabeto
cristiano (1546) y Ciento diez consideraciones
divinas (1550), publicados en italiano. Su obra se
completa con Diálogo de la
lengua, Salterio traducido del
hebreo, Comentario a los salmos, El
Evangelio de san Mateo, traducido y aclarado y
Trataditos.
Ambas obras fueron cambios significativos pues son
grandes obras y de muy grandes escritores sus biografías
son muy buenas pues mencionan las grandes hazañas de estos
grandes personajes que son Miguel de Cervantes Saavedra y Juan de
Valdez.
Autor:
Arturo Beltran