La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte II (página 3)
2. Reservas internacionales. Hasta ahora, los bancos
centrales de todo el mundo denominaban sus reservas en
dólares, mayoritariamente. Un cambio en esta
política podría llevar a vender muchos billetes
verdes en el mercado, lo que terminar por desplomar su
cotización en favor de otras divisas.
3. Materias primas. Las commodities se negocian en
dólares. Por eso, si esta divisa cae, el precio se rebaja
para quienes compramos en euros. Sin embargo, la caída del
dólar puede encarecer el precio de estas materias primas.
¿Por qué? Los países productores
recortarían la producción para compensar sus
menores ingresos por la caída del dólar.
4. Aversión al riesgo. Otro de los factores que
explican la reciente caída del dólar es la menor
aversión al riesgo de los inversores internacionales, que
han movido sus flujos de dinero a economías menos estables
que EEUU. Si vuelve el miedo, las inversiones volverán a
este país y, por tanto, el dólar se
recuperará.
– Short view – Libra esterlina en caída libre
(Expansión – The Financial Times –
2/3/10)
(Por John Authers) Lectura recomendada
Es hora de repasar la historia política
británica más reciente. La libra esterlina
está en caída libre; el mejor paralelismo que se
puede establecer de la situación de la moneda es con su
época más gris, a principios de 1985, cuando la
libra casi alcanzó la paridad con el
dólar.
Ayer, en cuestión de horas, la
libra cayó un 3% frente al dólar. Antes de
recuperarse, hubo un momento en el que la moneda llegó a
valer 1,47 dólares, lo que supone un nivel un 12,5%
inferior al registrado en noviembre, una evolución
sorprendente, tratándose de una de las monedas de
referencia.
El desencadenante fue el anuncio de la compra por parte
de la aseguradora británica Prudential de la filial
asiática de AIG, ya que la operación implica un
importante cambio de libras por dólares. Sin embargo, la
noticia sólo sirvió para acentuar una tendencia ya
marcada.
Al igual que ocurre con la periferia de
la eurozona, a los mercados les preocupa la capacidad de Reino
Unido de financiar su déficit. La rentabilidad de los
bonos a diez años está ahora 97,6 puntos
básicos por encima de la de los bonos alemanes. En el caso
de los bonos a diez años español e italiano, el
diferencial se sitúa en 72,5 y 82,7 puntos básicos
respectivamente. La política proporciona el elemento
crítico adicional.
Hasta hace poco, las encuestas realizadas con motivo de
las elecciones generales británicas otorgaban una holgada
victoria a los conservadores, pero, según los
últimos sondeos, los laboristas recortan distancia.
Así las cosas, no se descarta una composición
parlamentaria postelectoral sin mayorías absolutas. A
diferencia de otros países, Reino Unido no cuenta con un
buen mecanismo para gestionar una situación de estas
características, ya que no es habitual. Existe el temor de
que el nuevo Gobierno sea incapaz de expresarse de forma
unánime.
En enero de 1985 se produjo una situación
parecida. Margaret Thatcher ganó por mayoría
aplastante, pero la comunicación de su Ejecutivo
resultó un fracaso. Un portavoz puso en duda la defensa de
la libra frente a una venta masiva, y los mercados reaccionaron
en contra de la moneda.
El incidente provocó una subida de los tipos y un
acuerdo internacional para devaluar el dólar, pero en este
momento, sería imposible aplicar una de esas dos
alternativas. Es, por tanto, poco probable que la libra gane
posiciones hasta después de las elecciones.
…"Anteriormente, se pensaba que el Banco
Central Europeo iba a retrasar sensiblemente el aumento de las
tipos de interés ante la preocupación por algunas
de las economías más débiles de Europa. Pero
con la economía alemana estancada, los expertos
están retrasando las expectativas de nuevas subidas de
tipos del BCE hasta finales de este año, o incluso hasta
mediados del 2011. La perspectiva de un ajuste fiscal
considerable en muchas economías de la Unión
Monetaria también actuará como una fuerza
deflacionista en muchos de estos países durante los
próximos meses, presionando al euro y forzando al BCE a
mantener en suspenso la salida de sus medidas excepcionales hasta
al menos el último trimestre de este año, y
posiblemente bastante más tiempo"… El Silencio de
los Banqueros: la retirada de medidas del BCE va a tardar
más de lo que se cree (Expansión –
2/3/10)
(Ampliación de información
anterior)
Se teme que los ajustes fiscales agresivos por parte de
Grecia, España y Portugal pueden hundir estas
economías en una recesión de larga duración.
Quedando todo lo demás igual, esto requiere una
política monetaria mucho más flexible, tanto en la
inyección de liquidez como en los tipos de
interés.
Como dice el estratega de divisas londinense Stephen Jen
"existe una gran discrepancia entre la Fed y el calendario del
BCE…. Esto dará apoyo al dólar frente al
euro".
El euro cayó a 1,34 dólares el 26/2, su
nivel más bajo desde mayo del año pasado, un
día después de que la Reserva Federal
aumentase la tasa cobrada a los bancos para los
préstamos directos por primera vez en más de tres
años. El euro ha bajado un 5 % frente al dólar en
lo que llevamos de año.
Si nos fijamos en el siguiente grafico del Banco de
España podemos ver porqué los inversores
están cada vez más convencidos de que el BCE
tendrá bastante trabajo para salir airoso.
Una política monetaria de "café para
todos" para países con diferentes perfiles
económicos, culturales y demográficos, simplemente
no ha servido para producir una convergencia económica
entre los principales países de la zona Euro. El
gráfico muestra la posición neta de la
inversión externa (PII -o deuda externa-) de estos
países (en comparación con el Reino Unido y los
Estados Unidos), y está claro que mientras la
mayoría del grupo se sitúan con un saldo negativo
pequeño, excepto Alemania, que ha venido ejecutando un
importante superávit, el trío del sur de Europa,
España, Grecia y Portugal, simplemente han ido
hundiéndose cada vez más en el endeudamiento. Y hay
una cierta simetría en todo eso, ya que la economía
alemana sigue estancada porque sus anteriores clientes ya no
pueden pedir prestado para comprar más sus
productos.
Está por ver cómo las instituciones
europeas van a arreglar este lío, y esto es lo que
preocupa más a los mercados y explica el hecho de que cada
vez existen más apuestas en favor de la idea de que los
países del euro no volverán a un fuerte crecimiento
en un futuro inmediato. De hecho, existen pocos precedentes
históricos para los problemas a que se enfrentan los
países del sur de Europa, como Ray Dalio de Bridgewater
Finance ha señalado en su último
informe:
"La deuda externa española se ha
incrementado en gran medida, sin contrapartida en activos
externos. De manera neta, España debe al mundo
aproximadamente un 80% de su PIB. Como marco de referencia, el
grado al cual España ha ido acumulando deuda neta externa
(en una moneda que no controla) tiene pocos precedentes
históricos entre países de un cierto nivel, y es
similar al nivel que Alemania tuvo que pagar tras la Primera
Guerra Mundial en concepto de reparación. No conocemos
precedentes de este tipo de desequilibrios externos que hayan
sido pagados en términos reales".Por otra parte, como
Dominic Konstam, jefe de estrategia de tipos de interés
para el Credit Suisse Group en Nueva York dice: "Los europeos
serían tontos si permitieran que todo esto explotara. El
BCE tendrá que ser relativamente permisivo y flexibilizar
su plan de retirada de liquidez". Me apuesto mi cabeza que va a
ser así.
"Puede que Reino Unido no forme parte
de los pigs (acrónimo en inglés de Portugal,
Italia, Grecia y España), pero sí está entre
los stupid (España, Turquía, Reino Unido, Portugal,
Italia y Dubái)".
Así presentó ayer Hugo
Dixon, ejecutivo de la firma de información financiera
Thomson Reuters, un debate sobre la situación de la
economía británica, celebrado en la City
londinense.
Los presentes sonrieron al escuchar el
juego de palabras sobre los países con mayor riesgo
soberano, pero sin mucho entusiasmo. El temor a que Reino Unido
sufra una crisis fiscal similar a la de Grecia pesa en el
ánimo de los inversores, que en los últimos
días han asistido a fuertes caídas de la libra
frente al euro y el dólar"… Reino Unido, en el club
de los países con más riesgo soberano
(Expansión – 2/3/10)
(Ampliación de información
anterior)
Al mismo tiempo, la prima de riesgo de la
deuda pública británica (diferencia de rentabilidad
frente al bono alemán) ha subido y el coste de los bonos
en el mercado ya es superior al de los
españoles.
El coste para asegurarse ante el riesgo de
impago del Gobierno británico (mediante la compra de
credit default swaps, o CDS) también se acerca
rápidamente al español. El 8 de febrero, los CDS
españoles eran 72 puntos básicos más caros
que los de Reino Unido. Ayer, la diferencia era sólo de 18
puntos.
David Cameron, líder de la oposición
conservadora, manifestó en el citado debate las razones de
la presión de los mercados sobre Reino Unido. "El gran
déficit público es una nube negra sobre la
economía británica, y la posibilidad de que el
actual Gobierno laborista de Gordon Brown siga cinco años
más tiene aterrados a los inversores", dijo Cameron en la
City.
En realidad, lo que asusta a los mercados (más
que una victoria laborista o conservadora) es el espectro de un
resultado ajustado en las elecciones parlamentarias que Reino
Unido celebrará, probablemente, el 6 de mayo. Si
ningún partido consigue una mayoría absoluta, la
necesidad de formar coaliciones podría dificultar la
puesta en marcha de medidas para recortar el déficit
público, que asciende al 12% del PIB (porcentaje similar
al español y el griego).
El 28 de febrero, una encuesta indicó que la
diferencia de conservadores sobre laboristas es del 2%, lo que
arrojaría un Parlamento sin mayoría por primera vez
desde 1974. "Estas encuestas preocupan a los inversores, que
quieren acciones decisivas para atajar el déficit
presupuestario", indica Gavan Nolan, analista de crédito
de Markit.
Las agencias de calificación de deuda
Moody´s y Standard & Poor´s han dado una tregua a
la triple A de Reino Unido hasta las elecciones. Si el nuevo
Gobierno no pone en marcha un plan creíble de austeridad,
podrían rebajar la calificación del país.
Pero algunos inversores creen que Reino Unido sufre problemas
estructurales que no van a cambiar con unas
elecciones.
Bill Gross, director general de Pimco (una de las
principales gestoras), considera que los bonos públicos
británicos están asentados en una base de
"nitroglicerina", por la mezcla de "una elevada deuda con una
progresiva devaluación de la moneda" y compara la
situación fiscal de Reino Unido con la de Grecia, Portugal
y España.
Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha
salido al paso. "Reino Unido tiene varias ventajas sobre Grecia y
otros países: Tenemos un consenso político sobre la
necesidad de realizar ajustes para reducir el déficit
público; el plazo de vencimiento de la deuda del Estado es
más cómodo; la trayectoria histórica del
país da confianza a los inversores; y al tener una moneda
propia (la libra) hemos podido ajustar la
economía".
Sin embargo, el mismo admite que los ajustes en el
déficit público podrían tener que esperar a
que la recuperación económica esté
más asentada. El PIB británico, tras desplomarse un
6% en la crisis, recuperó un tímido 0,3% en el
último trimestre de 2009.
Algunos analistas creen que Reino Unido podría
volver a la recesión en los primeros meses de 2010. Esta
perspectiva también ha roto el consenso político.
Gordon Brown dice que no habrá recortes duros del gasto
público hasta el próximo año para no frenar
la economía, mientras que Cameron promete iniciarlos en
cuanto llegue al Gobierno.
Ante esa incertidumbre, Bill Gross reitera que "no hay
que confiar en ningún Gobierno y hay que verificar donde
se invierte. La capacidad o impotencia de los políticos
para reducir el déficit se está convirtiendo en un
asunto de vida o muerte para los países más
débiles, con consecuencias para los mercados de
crédito y para el valor de los activos en todo el
mundo".
En esa batalla, los británicos quisieran estar en
la lista de los avanzados de la clase. Pero los inversores
están empujando cada vez más a Reino Unido hacia el
reino de los pigs.
– La libra esterlina (Expansión – The Financial
Times – 3/3/10)
(Por Lex Column) Lectura recomendada
¿Quién gobierna Reino
Unido? Probablemente, pronto lo harán los mercados de
bonos. Es posible que el indeciso votante medio sea incapaz de
distinguir un rating crediticio AAA de un andouillette AAAAA,
pero cuando los tabloides claman "la crisis de la libra", algo se
revuelve en los estómagos de los
británicos.
Es el persistente temor a que el país esté
cayendo nuevamente en el ranking de naciones; a que los
días de sexo, sol y sangría pronto sean un lujo
inalcanzable; y a que el alto coste de las hipotecas ponga en
peligro las finanzas familiares.
Reino Unido no se encuentra aún
en esta situación. Es cierto, los mercados se han asustado
ante los comentarios sobre un Parlamento bloqueado. La libra ha
caído a un mínimo de nueve meses frente al
dólar, mientras que el margen de los títulos del
Estado a 10 años sobre los bonos alemanes ha aumentado 21
puntos básicos desde el comienzo del año, llegando
a los 94 puntos básicos. Sin embargo, si analizamos la
situación con más detenimiento, hay pocos motivos
para el pánico.
La libra opera con libertad, por lo que no estamos ante
una situación similar a la crisis del ERM (Mecanismo de
Tipos de Cambio Europeos) de 1992. De hecho, una pequeña
devaluación ayudaría a los exportadores.
Además, el coste real de los créditos es menor
ahora que el uno de enero. Los bonos a 10 años rinden un
4,05%, frente al 4,11% de entonces. Difícilmente pueda
considerarse una catástrofe.
Dicho esto, una fuerte e inesperada devaluación
de la libra podría elevar la inflación y dificultar
la consecución del equilibrio entre una política
fiscal severa y una política monetaria flexible. Las
verosímiles promesas sobre un ajuste fiscal -que
podría retrasar un Parlamento bloqueado- deberían
estimular la economía rebajando los tipos de
interés a largo plazo.
Sin la confianza de los mercados, los
tipos de interés a largo plazo se dispararán,
elevando el coste de los préstamos públicos y
privados y forzando un ritmo mucho más rápido de
consolidación fiscal. Esto no ha pasado aún. Pero
la lección que se extrae de Grecia es que será
terriblemente caro si llega a suceder.
– Razones para el optimismo sobre los bonos
británicos (Expansión – The Financial Times –
5/3/10)
(Por Gillian Tett) Lectura recomendada
Esta semana el drama fiscal de Grecia ha
vuelto a cobrar protagonismo, mientras Atenas intentaba hacer
frente a la crisis con recortes presupuestarios y una
emisión de bonos de 5.000 millones de euros.
No obstante, hay otro país cuyo
mercado de bonos ha generado ahora un intenso debate: Reino
Unido. Por el momento no ha habido ninguna catástrofe en
los mercados de bonos. Al contrario, en las últimas
semanas, los precios de los bonos del Tesoro británico,
han permanecido relativa y sorprendentemente estables, aunque el
Banco de Inglaterra dejara de comprar deuda y los datos fiscales
fueran alarmantes.
El jueves, por ejemplo, la rentabilidad de los bonos a
diez años apenas se movió del 4,02%, aunque el
Banco mantuvo la suspensión de su programa de compra de
bonos. Sin embargo, un cierto ambiente de tensión comienza
a respirarse en Londres, al menos, en la mente de muchos
inversores. Hace seis semanas, el gurú Bill Gross, de
Pimco, llegó a afirmar que Reino Unido "descansaba sobre
un lecho de nitroglicerina", en relación al enorme
endeudamiento acumulado, y advirtió del riesgo de una
fuerte devaluación de la moneda, lo que provocó los
recelos de los inversores. La semana pasada, el grupo de
gestión de fondos Schroders indicó que la
calificación de Reino Unido corría el peligro de
sufrir una rebaja debido a su situación fiscal. Por si
fuera poco, los numerosos foros de inversores manejan cifras nada
halagüeñas. El déficit presupuestario
británico, por ejemplo, se sitúa en el 12% del PIB,
un nivel que no dista mucho del de Grecia. Además, la
deuda bruta del sector público podría alcanzar en
los próximos años el 100% del PIB.
Y, lo más preocupante de todo, según los
últimos sondeos de opinión, ningún partido
alcanzaría una mayoría holgada en las elecciones de
este año, lo que restaría capacidad al
próximo Ejecutivo para abordar problemas como el de la
deuda. En opinión de un gurú de los hedge funds,
"dada nuestra posición fiscal y la situación
política, Reino Unido podría relegar a Grecia a un
segundo plano".
¿Llevará razón? En
algunos aspectos, es posible. Después de todo, Reino Unido
ha cometido numerosos errores en los últimos años y
la situación política parece ahora mismo
desmoralizante. Dicho lo cual, no se descartan más
caídas de la libra. No obstante, antes de que los
inversores se vuelvan demasiado pesimistas, hay un dato que
deberían tener en cuenta, y que prácticamente se ha
ignorado durante todos estos años. Me refiero al
vencimiento medio de la deuda soberana británica. En la
mayoría de los países europeos, la cifra oscila
entre los cinco y los nueve años. En Grecia, por ejemplo,
está en casi ocho años y en Alemania, en seis. En
EEUU, en cambio, la cifra es inferior a los cinco años, lo
que sitúa al país ante uno de los mayores
desafíos de refinanciación del mundo. Reino Unido,
sería, por tanto, un caso atípico.
El vencimiento medio del mercado de bonos se
sitúa actualmente en 14 años, el mayor del mundo.
Es pura casualidad. El Gobierno británico tiene la suerte
de contar con un amplio sistema de pensiones que necesita activos
en libras a muy largo plazo, de ahí la compra de bonos con
altas duraciones. No obstante, la política también
juega un papel importante en este aspecto. En EEUU, las
autoridades del Tesoro han prestado en los últimos
años poca atención a la gestión de la deuda,
al no tener hasta ahora dificultad en vender bonos.
En cambio, sometidas a la presión del FMI, las
autoridades del Banco de Inglaterra y del Tesoro británico
siempre han realizado un exhaustivo seguimiento de la
gestión de la deuda. Y, en los últimos años,
han hecho lo posible para prolongar el vencimiento de la deuda
británica. También han introducido otras novedades
como los bonos vinculados a los índices. Aunque esas
medidas no parecían prioritarias durante el boom
crediticio, en la última década, las autoridades
británicas se dedicaron a emitir deuda a largo plazo
(incluidos bonos a 50 años).
Esta realidad no garantiza que Reino
Unido sea capaz de evitar una crisis. El país necesita
vender 550.000 millones de libras de nuevos bonos en los
próximos tres años, operación que
podría resultar difícil a menos que el Banco de
Inglaterra interviniera y comprara más bonos. Al menos, el
prolongado vencimiento de la deuda británica le concede al
país un respiro. La conclusión que podría
extraerse de esta situación es que, las medidas sensatas
suelen aplicarse, como siempre, después de haber sufrido
una crisis reciente, en este caso relacionada con la venta de
bonos estatales. Las autoridades del Tesoro de EEUU
deberían tomar nota.
"El déficit público de Estados Unidos
llegó en febrero a los 221.000 millones de dólares.
Se trata de un valor récord que no tiene precedentes en la
historia del país. Este agujero entre ingresos y gastos es
"altamente insostenible", según el Tesoro"… Saltan
las alarmas en EEUU: el déficit llega a 221.000 millones
(Libertad Digital – 11/3/10)
"Es todo un récord, una cifra a la que no se
había llegado antes", dijo una portavoz de dicho
departamento. A comienzos del año pasado el Ejecutivo del
presidente Barack Obama anunció un plan de
recuperación económica que asignó a esta
tarea un total de 787.000 millones de dólares.
Durante el mes pasado, el gasto gubernamental fue de
328.400 millones de dólares en tanto que los ingresos
llegaron a 107.500 millones de dólares, según el
informe del Tesoro.
Como resultado, el déficit superó en un 14
por ciento al de 193.800 millones de dólares, registrado
en febrero del año pasado,
señaló.
En un informe emitido la semana pasada, la Oficina de
Presupuesto del Congreso había anticipado que el
déficit fiscal correspondiente a febrero sería de
223.000 millones de dólares. Añadió que ese
ritmo deficitario se mantendrá en el futuro sobre un 4 por
ciento del producto interno bruto (PIB) del
país.
La revista Business Week indicó que las cifras
demuestran que el déficit fiscal de 2010 superará
al de 1,4 billones de dólares, registrado en el año
fiscal que terminó en septiembre pasado.
Por otra parte, el déficit correspondiente a los
cinco primeros meses del actual año fiscal ascendió
a 651.600 millones de dólares, cifra que se compara con el
saldo negativo de 328.400 millones de dólares en el mismo
período del año anterior.
En una declaración ante un Comité de
Asignaciones de la Cámara de Representantes, el secretario
del Tesoro, Timothy Geithner, manifestó que el
déficit es "altamente insostenible", pero agregó
que está ayudando en la recuperación de la
economía.
Según el informe gubernamental, la
recaudación de impuestos y otros ingresos aumentaron en un
23 por ciento en comparación con la de hace un año,
en tanto que los intereses pagados por valores del Tesoro
llegaron a 16.900 millones de dólares. En febrero del
año pasado el pago de esos intereses fue de 10.300
millones de dólares.
"La máxima calificación crediticia de
Estados Unidos, la triple "A" corre peligro a menos que el
país adopte un plan creíble a medio plazo para
frenar el elevado gasto fiscal, según informaciones del
Financial Times. La advertencia proviene de la agencia Standard
& Poor's quien ha dicho que existe riesgo a que "acreedores
externos puedan reducir su holdings en dólares,
especialmente si concluyen que los miembros de la zona europea
están adoptando políticas económicas
más duras"… La triple "A" de EEUU, en peligro, si
no adopta medidas fiscales contundentes (El Economista –
11/3/10)
Según el diario, si esto sucede podría
socavar el estatus del dólar como reserva mundial de
divisas, lo que pesaría sobre máxima
calificación crediticia del país, sin que ello
derive irremediablemente en la pérdida de la triple
"A".
"China vendió deuda soberana estadounidense
en enero por tercer mes consecutivo, aunque mantuvo su puesto
como el país que más títulos acumula,
informó hoy el departamento del Tesoro"… China
vende deuda soberana de EEUU por tercer mes consecutivo
(Negocios.es – 15/3/10)
El país asiático vendió papel por
valor de 5.800 millones de dólares en el primer mes del
año, con lo que sus reservas de "Treasurys", como se
conoce a los títulos de deuda del gobierno estadounidense,
quedaron en 889.000 millones.
En diciembre China también se deshizo de bonos
por 34.000 millones de dólares, una cantidad muy alta, lo
que hizo concluir inicialmente al departamento del Tesoro que ese
país había cedido a Japón el puesto como el
principal tenedor de títulos estadounidenses. No obstante,
unos días después el gobierno revisó las
cifras, tras contar títulos estadounidenses adquiridos por
China en terceros países y dijo que seguía siendo
el principal comprador de sus títulos.
El asunto es delicado en Estados Unidos por las
tensiones comerciales con China, que se han agudizado en los
últimos días. El domingo su primer ministro, Wen
Jiabao, rechazó las peticiones de Washington de que China
permita la apreciación del yuan.
Los analistas temen que los intereses de la deuda de
Estados Unidos se eleven si China decide continuar con las ventas
de bonos del Tesoro y otros países o particulares no
ocupan su lugar, lo que haría más pesada su deuda
pública. Según los datos publicados hoy,
Japón también vendió bonos en enero, aunque
menos que China, y sus reservas se redujeron a 765.700 millones
de dólares.
"Los gestores han vuelto a recuperar su gusto por la
renta variable… pero con cortapisas. Así, la
mayoría de los 207 expertos de más de 50
países que han participado en marzo en la encuesta que
realiza mensualmente Bank of America-Merrill Lynch han dejado o
pretenden dejar de lado Europa, después de todo lo
sucedido en la eurozona, y centran ahora su interés en
Estados Unidos y Japón"… Los gestores le dan la
espalda a Europa y dudan de la solidez de la recuperación
económica (El Economista – 16/3/10)
La pérdida de confianza en Europa se debe a dos
causas fundamentales. Por un lado, la mayoría de los
gestores considera que las perspectivas de beneficio empresarial
de las compañías de la zona es la peor de todas las
regiones. Y por otro, aunque "las preocupaciones sobre el futuro
de Grecia están bastante más calmadas, el riesgo
que rodea a otros países sigue siendo uno de los
principales obstáculos para el optimismo en la
recuperación económica", señala Gary Baker,
estratega jefe de renta variable europea de BoA
Merrill.
Así, "los inversores están más
dispuestos a asumir riesgo corporativo, vía acciones, que
riesgo soberano", sentencia Michael Hartnett, estratega jefe de
renta variable global del banco. Las dudas sobre la estabilidad
de los miembros de la euro zona también ha hecho que los
inversores institucionales se muestren más negativos con
las perspectivas macroeconómicas, pero más
positivos con el sector privado.
– La política de Obama acrecienta las dudas sobre
la solvencia de EEUU (Libertad Digital –
23/3/10)
(Por Ángel Martín) Lectura
recomendada
Como toda familia o empresa sabe, gastar por encima de
tus posibilidades es una práctica peligrosa e imprudente
que inevitablemente suele traer problemas. Y hacer esto durante
un periodo de tiempo relativamente largo es la receta perfecta
para el desastre financiero. El sector privado tiene estos
acontecimientos muy recientes, y debería grabar estas
lecciones con fuego, porque es precisamente lo que sucedió
en la fase expansiva del ciclo.
Ahora, y ya desde que la crisis económica se
hiciera realidad, empresas y familias tratan de ajustarse como
pueden a las circunstancias financieras reales, que estaban
bastante lejos de las expectativas y ficciones sobre las que
actuaban, consumiendo y endeudándose
masivamente.
Sin embargo, las cosas con las finanzas
gubernamentales son un poco diferentes, al menos para
países como Estados Unidos, como muestra el hecho de que
pueda tener una deuda creciente año a año y
déficits públicos casi permanentes en las
últimas décadas (ver gráficos).
Evolución de la Deuda del
gobierno federal estadounidense bruta desde 1970 hasta 2000, en
miles de millones de dólares
Deuda pública total, incluida
la de las agencias federales, hasta 2010
Pero en última instancia, las
restricciones sobre la expansión de la deuda y los
desmanes fiscales existen, y éstos se manifiestan en los
riesgos de impago de la deuda soberana. La capacidad que los
gobernantes tienen para endeudar masivamente a una
economía parece ser menor de la que les gustaría a
ellos.
Aunque, indudablemente, el sistema
fiduciario actual amplía notablemente esta capacidad,
permitiéndoles una manga ancha que otros sistemas como el
patrón oro no permiten. Con todo, lo cierto es que los
estados también quiebran, como se ha analizado desde este
periódico.
Esta es la realidad que transmiten
Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart en un estudio del National
Bureau of Economic Research, donde se muestra que las crisis
financieras más importantes de los últimos ocho
siglos se han llevado por delante a países enteros. En
otras palabras, que las quiebras bancarias suelen derivar,
históricamente, en suspensión de pagos por parte de
Estados y elevada inflación.
Russell Roberts, economista y profesor
de la Universidad George Mason, afirmaba en una conferencia del
pasado diciembre que Estados Unidos ya no puede afirmar que su
riesgo de default (impago) sea nulo, si bien éste sigue
siendo muy bajo.
Nouriel Roubini, profesor de la
Universidad de Nueva York y director del prestigioso portal
Roubini.com, ha alertado en más de una ocasión
acerca del enorme aumento de la deuda pública
norteamericana, y habla de riesgos en la deuda soberana e
insostenibilidad. Aunque su punto de mira está en los
países más débiles de la periferia Europea
(obviamente Grecia, junto a Irlanda y España), advierte
sobre países como Reino Unido e, incluso, la primera
potencia mundial.
Y estas advertencias no son para menos, dado que la
Administración Obama parece empeñada en superar
todos los records históricos referentes al gasto y
déficit públicos. No en vano, ante los
últimos datos de déficit conocidos en EEUU, el
mismo secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha reconocido que son
"altamente insostenibles". El siguiente gráfico ilustra
bien esta realidad, con una línea que parece no encontrar
suelo.
En este contexto se sitúan las
advertencias del Servicio de Inversores de Moody"s, una de las
tres agencias de calificación (rating) a nivel mundial.
Esta entidad, según informa Christian Sciente Monitor, ha
alertado a EEUU de que si no acomete reducciones significativas
en su gasto público, existirán riesgos de perder la
máxima calificación de su deuda (triple A);
calificación que ha permitido en primer lugar su masivo
endeudamiento y su posición de país más
seguro y fiable del mundo.
Estas calificaciones crediticias, que emiten las
agencias Moody"s, Fitch y Standard & Poor"s, se basan en la
seguridad y desempeño de una economía, e indican a
los prestamistas y acreedores cuán probable es que el
deudor o quien pide prestado, como en este caso el Gobierno
norteamericano, vaya a devolver el préstamo. A pesar de
los flagrantes errores en relación a las hipotecas
subprime, infravalorando los riesgos, la opinión de estas
agencias sigue teniendo gran relevancia para los
inversores.
El máximo estatus y seguridad de la deuda
pública norteamericana podría estar en duda si
Obama mantiene su actual política fiscal. La alerta de
Moody"s supone una importante señal para los inversores.
Lo que pocos años atrás sólo habían
podido llegar a imaginar lunáticos y catastrofistas
económicos, ahora ya no se descarta. La crisis actual ha
traído consigo cambios de una magnitud que pocos
podían prever. Para algunos analistas, el mundo
económico y financiero que ha perdurado después de
la Segunda Guerra Mundial ha tocado a su fin.
Efectos de la degradación de EEUU
Las consecuencias que podría
generar una degradación de la calidad de los bonos del
Tesoro norteamericano serían serias e importantes. En
primer lugar, sería una señal inequívoca de
que EEUU ya no es el país más seguro para invertir
el dinero, lo que minaría su capacidad para atraer
capitales y recibir la financiación exterior que tanto
necesita. A buen seguro limitaría su capacidad de
endeudamiento público, obligando a recortes
drásticos en el gasto.
En segundo lugar, muy probablemente, los
inversores, por el aumento del riesgo, exigirían mayores
tipos de interés para los bonos, lo que
incrementaría el coste de la deuda pública,
generando así mayores impuestos futuros y, en el peor de
los casos, una espiral alcista de la deuda pública -debido
a sus mayores intereses- que sería muy difícil
frenar. Ello podría generar el incentivo al Gobierno de
tratar de rebajar de cualquier forma disponible la deuda
pública. Una de estas formas es la de recurrir a la
inflación, lo que traería importantes
riesgos.
No obstante, Moody"s matizó que su alerta no
significa que vaya a rebajar la calidad de la deuda americana, o
que tenga perspectivas de hacerlo. La calificación de
triple A de todos los gobiernos está bien asentada,
aseguraban. Por ello, aún puede ser pronto para caer en
escenarios demasiado pesimistas.
Pero el toque de atención de la agencia de
calificación al Gobierno de Obama es claro: cuidado con lo
que hacéis con las cuentas públicas. De seguir
así, podemos llegar a rebajaros la calificación.
Queda por ver qué es lo que hará la
Administración norteamericana para calmar estas
preocupaciones. De momento, no parecen encaminados a reducciones
sustanciales del gasto, y siguen prometiendo mejoras y aumentos
en los "gastos sociales" relacionados con el Estado del
Bienestar.
El caso de la reforma sanitaria es uno de los más
importantes. De hecho, en parte ha sido concebida por sus
defensores como una reforma que contribuirá a reducir los
costes de la sanidad, y así aliviar las dificultades de
las finanzas públicas. Pero lo cierto es que existen dudas
acerca de que realmente vayan a conseguirlo, como sostiene
William Anderson.
En efecto, este economista afirma que "dado que esta
medida impone nuevos mandatos y requerimientos, va a aumentar los
subsidios de los servicios médicos y ordena a las
compañías de seguros a cubrir a los solicitantes
independientemente de su estado de salud a uno se le hace
difícil encontrar los ahorros en costes".
Está por ver si el Gobierno Obama será
capaz de poner bajo control la deuda pública
estadounidense, implementando los recortes de gasto y reformas
que sean necesarias. Para Bill Bonner, editor del newsletter
financiero The Daily Reckoning, esto se presenta muy complicado.
La razón principal es que "la mayor parte del
déficit no viene por las reacciones de emergencia a la
crisis financiera", sino que se debe a "programas
(públicos característicos del Estado del Bienestar,
como el Medicare y Medicaid en el cuidado sanitario) que ya
estaban funcionando antes de que sucediera la crisis".
Es decir, a pesar de las políticas fiscales
discrecionales de Obama, una parte importante de este
déficit ya venía de atrás, pero era
camuflado por unos boyantes ingresos fiscales
característicos de una fase expansiva. Una parte de la
responsabilidad también habría que
buscársela a la expansión del Estado que ha llevado
a cabo el ex presidente George W. Bush.
Y este tipo de programas públicos a los que se
refiere Bonner "son difíciles de recortar, dado que
requiere importantes acciones de voluntad política para
deshacerse de ellos". Por tanto, la realidad es, según
este analista, que "EEUU necesita pedir prestado cantidades
enormes de dinero simplemente para continuar yendo a la deriva de
la manera como ha llegado a acostumbrarse". Y concluye: "No hay
un final a la vista a los déficits… no hay manera
práctica para reducirlos… y no hay salida para la
espiral de deuda".
La insolvencia de la mayor potencia
económica del mundo ya no sólo es una pesadilla
improbable sino que, se seguir por esta senda, podría
llegar a hacerse realidad.
– Crisis de deuda – ¿Aguantará Estados
Unidos? (Libertad Digital – 24/3/10)
(Por Ángel Martín Oro) Lectura
recomendada
Lo que sí parece cierto es que la probabilidad de
default de la deuda norteamericana ya no es cero.
Esta misma pregunta se formulaba el profesor del IESE
Antonio Argandoña, allá por el 18 de enero de 2003
en La Gaceta del Sábado. Obviamente, la situación
actual, aunque herencia de ese año, no se asemeja
demasiado a la de 2003. Si en esa ocasión tenía
sentido formularse tal pregunta, ahora mucho
más.
A lo largo de los dos últimos años, desde
que comenzó la crisis, se han sucedido las reflexiones en
torno a la fortaleza de la economía norteamericana. Las
respuestas han sido variadas, desde los más optimistas (o
menos pesimistas) que ven una recuperación inminente
más o menos sólida, a los más
catastrofistas, quienes llegan a prever hiperinflación o
colapsos monetarios de primer orden -cayendo en la sensata
crítica que Robert Higgs dedicaba a los agoreros, quien
hace notar que en sus análisis nunca aborden el qué
pasará después.
En el artículo de 2003, el profesor
Argandoña advertía de ciertos fenómenos
preocupantes dentro de la economía norteamericana, como el
hecho de que los norteamericanos estaban viviendo muy por encima
de sus posibilidades -con un gasto muy elevado y un ahorro
ridículo-, endeudándose masivamente con el exterior
y dependiendo totalmente del crédito. Pero esta
práctica tenía un límite: "En cualquier
momento (los países extranjeros, especialmente los
asiáticos y emergentes) pueden decidir reducir su flujo de
fondos hacia Estados Unidos".
Unos años después podemos constatar la
insostenibilidad del crecimiento económico estadounidense
de la última década, basado en una burbuja de
crédito que alimentó y sostuvo una fase de
artificial auge económico. Y unos años más
tarde, no podría ser de mayor relevancia la advertencia
que apuntaba el profesor Argandoña, referida en este caso
a la deuda pública: en cualquier momento los acreedores
del Tesoro de Estados Unidos pueden decidir reducir su flujo de
fondos, o exigir tipos de interés sensiblemente más
elevados.
Las políticas de la administración de
Obama han disparado la deuda pública hasta niveles sin
precedentes, como se muestra en este gráfico. El
déficit público también está
disparado, y las cuentas públicas empiezan a preocupar al
establishment norteamericano, que alerta de un nivel de
déficit "altamente insostenible". Pero puede que lleguen
un poco tarde: la agencia de calificación de deuda Moody"s
lanzó una importante advertencia al Gobierno
estadounidense de que deben recortar gastos y controlar
urgentemente el déficit, si no quieren que acaben
rebajando la calidad de la deuda pública.
Si bien esto parecía impensable hace muy poco
tiempo -y quizás lo siga siendo ahora-, los recientes
acontecimientos nos están enseñando a no descartar
escenarios posibles, por improbables que parezcan
(¿quién hubiera previsto el colapso de Islandia?).
Este toque de atención sugiere que nadie, por muy potencia
económica que se sea, debe confiarse y permitirse el lujo
de gastar y endeudarse -todavía más- como si no
existiera mañana, ni intereses que pagar.
Pero quizás lo más preocupante es que los
escenarios más pesimistas no sólo vienen lanzados
por quienes aprovechan la mínima ocasión para
predecir el colapso y la tragedia más absoluta, sino que
vienen avalados, al menos parcialmente, por datos. Algunos de
estos datos los analizaba recientemente el analista independiente
Charles Hugh Smith.
En primer lugar, dice Smith que en este
año se estima que el Tesoro necesitará encontrar
compradores para alrededor de 1,6 billones de dólares en
bonos estadounidenses, lo que refleja el gran y creciente agujero
fiscal que se proyecta para 2010 y 2011. Esta cifra
superaría la de 1,42 billones de 2009, que a su vez
multiplicaba casi por tres la de 2008. Por poner estas
desorbitadas cifras en contexto, los dos mayores acreedores de
EEUU del mundo, China y Japón, poseen juntos unos 1,65
billones de dólares en bonos americanos. Dicho de otra
manera, estos dos países deberían doblar en un solo
año la cantidad total de deuda norteamericana que poseen
para financiar todo el déficit.
La pregunta, pues, es obvia:
¿existirá demanda para una cantidad tan ingente de
deuda pública? En el último año,
según muestran algunos analistas, el ritmo de compra de
deuda americana por parte del exterior se ha desacelerado,
mientras que las familias norteamericanas han incrementado
notablemente sus préstamos al Gobierno. El restante, que
es una cantidad muy notable, ha sido absorbido por la Reserva
Federal en su programa de expansión monetaria de
"relajación cuantitativa" (quantitative
easing).
Pero, volviendo a lo que decía el profesor
Argandoña, en cualquier momento el público, ya sea
nacional o extranjero, puede decidir reducir su flujo de fondos
hacia la compra de bonos del Tesoro. Así que no
sería improbable ver en el futuro próximo
cómo suben los tipos de interés -con las
consecuencias que ello genera-, como vía para atraer una
demanda que escasea, y quizás unido a una mayor
percepción de riesgo por parte de los
inversores.
Una alternativa a este escenario consistiría en
que la Fed continúe expandiendo su balance mediante la
compra directa de deuda pública. Pero los riesgos
inflacionarios de esta estrategia deben tenerse muy en cuenta, a
pesar de que es una opción atractiva para los
políticos. Tampoco debe despreciarse la posibilidad, mucho
más halagüeña pero quizás poco
realista, de que la economía norteamericana se recupere de
manera inminente, y genere los ingresos necesarios para tapar,
siquiera de manera chapucera, algunos de los agujeros fiscales
más urgentes.
Un riesgo añadido que perciben
diversos analistas es el efecto contagio que se podría
desencadenar si se recrudecen los ya graves problemas de algunos
estados con respecto a su deuda soberana: la Torre de Babel de
deuda estadounidense podría sufrir temblores
significativos.
Entonces, ¿aguantará
Estados Unidos? En estos tiempos pocas certezas acerca del futuro
pueden sostenerse, y esta cuestión no es ninguna
excepción. Lo que sí parece cierto es que la
probabilidad de default de la deuda norteamericana ya no es
cero.
Aunque ciertamente, tampoco le haría
ningún mal la administración Obama el sobreestimar
la posibilidad de impago, si ésa es la única forma
de garantizar una pizca de disciplina fiscal.
– Es más seguro prestar a Buffett que a Obama (El
Confidencial – 26/3/10)
(Por Marc Vidal) Lectura recomendada
Esta semana hemos sabido que es
más seguro prestar a Warren Buffett que a Barack Obama. El
mercado de bonos lo dice bien claro. Resulta que la deuda a corto
que vende la empresa Berkshire Hathaway, propiedad de Buffett,
ofrecía hace pocos días una rentabilidad 3,5 puntos
por debajo de los propios bonos del Tesoro norteamericano con un
vencimiento también de no más de dos
años.
Los 2,59 billones de dólares de
deuda vendida por el Departamento del Tesoro desde principios de
2009 han excedido lo que el mercado está en condiciones
naturales de aceptar. Los inversores están atiborrados de
tanto papel higiénico convertible. Al final sólo
podrán atender a las deudas soberanas los propios bancos
centrales de cada uno de esos países, empaquetar sus
contenidos y repartirlos con el ventilador a máxima
potencia entre jubilados, amas de casa y diablillos de medio
planeta. Como la que anuncié en 2006, una nueva bola de
estiércol avecinándose por el horizonte.
En estos precisos momentos el
déficit del presupuesto de los Estados Unidos está
a los niveles posteriores a las se disparó a la segunda
Guerra Mundial. Pensemos que cuando la primera potencia del
mundo, cuya economía representa un tercio del PIB mundial
tiene un déficit del 10 por ciento, es que lo que se debe
a sí mismo el mundo es tal ingente cantidad de dinero que
parece inasumible. En esas condiciones sólo hay dos
opciones: el no retorno o el encasquetarle el muerto a los de
siempre. Pobres países pobres.
En estas condiciones parece absurdo que
a la deuda emitida por la Reserva Federal se le mantenga la
calificación de AAA en las agencias de rating. Mientras
los demócratas siguen con sus películas sanitarias,
el ciudadano medio busca trabajo, ve recortadas sus opciones y el
país se aboca a un desfiladero cada vez menos
diáfano.
El sueño del presidente Zapatero es parecerse a
Obama. Lo está logrando pero por eliminación. No es
nuestro presidente el que se ha ido acercando al americano, no,
parece todo lo contrario, es el de allí que va tomando un
tono leonés que espanta. El presidente norteamericano
sigue preocupado en confirmar su capacidad para cumplir promesas
de discutible calado y profundidad aun a costa de una
economía que se debilita y una carrera por el gasto
público que los mercados pronto marcarán con velas
negras.
Estados Unidos gasta más del 7%
de su presupuesto a pagar deudas contraídas. Lo peor es
que eso no va a disminuir sino todo lo contrario. A finales de
2013 el presupuesto de la administración Obama
estará utilizando más de un 12% en pagar esa deuda
creciente. Obviamente la triple AAA está
temblando…
Paper –
La era de la
austeridad ("double" Keynes o "full" Weber…
¿qué les apetece?)
(I) (Noviembre 2010)
Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y
mentiras… ¿A quién le interesa conocer la
realidad?
-Acto I: De aquellos polvos…
(hipócritas de todos los países,
uníos)
– Obama nos está convirtiendo en Argentina
(Libertad Digital – 29/4/10)
(Por Richard W. Rahn) Lectura recomendada
Las políticas de Obama
están convirtiendo los Estados Unidos en otra Argentina.
Hace un siglo, los argentinos gozaban del cuarto ingreso per
cápita más alto del mundo porque en su país
funcionaba una economía de libre mercado y se respetaban
los derechos de propiedad. Hoy, el crédito de Argentina
está en el penúltimo lugar (sólo el de
Venezuela es peor), y el Gobierno se niega a pagar a quienes
adquirieron sus bonos.
En los años 30 del siglo pasado, el Gobierno
argentino intervino la economía privada; en 1946, Juan
Domingo Perón llegó al poder y nacionalizó
los ferrocarriles, la marina mercante y el transporte, entre
otros sectores de la economía. Desde entonces, la
Argentina se ha visto lastrada por un excesivo gasto
público y ha padecido inflaciones altísimas; es
lógico, pues, que haya chapoteado en el estancamiento
económico. En el Informe Mundial de Libertad
Económica, Argentina ocupa el puesto 105 (de 141
países); este año, Estados Unidos ha descendido al
número 8.
EEUU tiene un ingreso per cápita
de 47.000 dólares al año, por sólo 14.000 la
Argentina. Las naciones pueden volverse ricas en el transcurso de
unas pocas décadas, como han demostrado Corea del Sur,
Taiwán, Hong Kong, Singapur y Finlandia, aplicando
políticas económicas correctas. Pero igualmente
pueden empobrecerse si hacen las cosas mal -por ejemplo,
saturando la economía de controles y prohibiciones-, como
puede verse en la propia Argentina, Cuba o Venezuela.
El Gobierno de Obama está impulsando
políticas proteccionistas y se ha opuesto a la
ratificación de acuerdos comerciales que ya habían
sido negociados. Mal asunto.
Argentina tiene un IRPF parecido al de EEUU, pero
además impone a sus ciudadanos un impuesto al valor
añadido (IVA) y un impuesto sobre el patrimonio.
Precisamente, los funcionarios de la Administración Obama
y algunos miembros del Congreso norteamericano están
coqueteando con la idea de implantar el IVA.
En la Argentina se instrumentan políticas
monetarias inflacionarias, y se trata de contrarrestar las
consecuencias con controles de precios. En EEUU, la Reserva
Federal ha aumentado considerablemente la cantidad de
dólares en circulación, abriendo así las
puertas a la inflación; en cuanto a los altos cargos del
Gobierno, defienden la imposición de controles de precios
a las compañías de seguros, los proveedores
médicos y las instituciones financieras.
En Argentina, varias entidades bancarias, empezando por
la mayor de todas, son de propiedad estatal. En EEUU, la
Administración Obama ha obligado a varios grandes bancos a
convertirse en bancos gubernamentales. Las dos instituciones
hipotecarias más grandes del país: Fannie Mae y
Freddie Mac, ahora pertenecen en gran parte al Estado.
Los tribunales argentinos son lentos y corruptos.
Allí, los derechos de propiedad son débiles y el
Gobierno deliberadamente no da a la inflación la
importancia que tiene para que los tenedores de bonos pierdan
gran parte de su dinero. Por lo que hace a EEUU, la
Administración Obama eliminó unilateralmente los
derechos de los tenedores de bonos de General Motors y Chrysler,
poniéndole así la mano a lo que pertenecía a
unos para traspasarlo a los sindicatos que apoyaron
electoralmente al mandatario.
La Argentina tiene una legislación laboral muy
favorable a los sindicatos y muy onerosa para los empresarios, a
los que cuesta mucho contratar personal. La Administración
Obama es favorable a unas regulaciones laborales también
muy costosas, y que se traducirán en un aumento del
paro.
La república austral tiene una larga historia de
déficits, y su Gobierno se niega a pagar lo que debe. En
cuanto a EEUU, hay economistas que estiman que, en el curso de
los próximos 30 años, la deuda pública
aumentará entre un 200 y un 500% del PIB. Actualmente se
encuentra en el 60%. Una deuda pública equivalente al 200%
del PIB es impagable.
Estados Unidos todavía no se ha
convertido en una nueva Argentina, pero si no se da marcha
atrás en muchas de las políticas de Obama,
pondremos rumbo a la pobreza, mientras decenas de
disfrutarán de un mejor nivel de vida.
(Richard W. Rahn, presidente del Institute for Global
Economic Growth © AIPE)
– Gran Bretaña, el auténtico PIG de Europa
(Libertad Digital – 10/5/10)
Mientras todos se fijan en Grecia y en los llamados
PIGS, el Reino Unido, inventor del término, está
pasando a solas un verdadero calvario económico. Su deuda
y déficit públicos no tienen nada que envidiar a
los de Grecia.
(Por Fernando Díaz Villanueva) Lectura
recomendada
A mediados de los noventa, en plena expansión
posthatcherista, los periodistas británicos se inventaron
el término PIGS para denominar de manera informal a las
economías del sur de Europa. Las iniciales del
acrónimo hacían referencia a Portugal, Italia,
Grecia y España, con la desafortunada coincidencia de que
esa palabra en inglés significa "cerdos". Eran otros
tiempos, a mediados de los años noventa el Reino Unido era
el país que más mejor crecía de la
Unión Europea, miraba a los demás por encima del
hombro y se permitía hacer hasta desagradables chistecitos
con los países del sur.
Las cosas han cambiado. En plena crisis de la deuda, con
todos mirando fijamente a Atenas y de reojo a Madrid y Lisboa, ha
pasado desapercibida la otra crisis, la del Reino Unido, que, tal
vez por no estar en la eurozona, ha escamoteado sus propios
problemas detrás del canal de la Mancha. Informaba la
semana pasada The Independent que los británicos ven cada
vez más la televisión, más que nunca antes,
al menos desde que se realizan mediciones al respecto.
Los británicos disfrutan de una amplia oferta
televisiva, de mucho fútbol, de las mismas series que
aquí y de buenas pantallas planas compradas durante la
burbuja. Se quedan en casa por todo eso, sí, pero
también porque muchos no pueden ir a ningún otro
lado, ya que el ocio más barato es aplastarse en el
sofá delante de la tele.
Eso de quedarse en casa es sólo
un indicador, y ni mucho menos el peor. El Reino Unido arrastra
el mayor de los déficits públicos del G-20, del
orden de un 13%, superior al de España, al de Grecia, al
de Irlanda y al de cualquiera de los países con las
cuentas seriamente comprometidas. La deuda soberana, por su
parte, ronda el 100% del PIB, el doble que nuestro país.
Si no se ha visto en las mismas que Grecia se ha debido a una
cuestión puramente temporal.
Atenas ha tenido que refinanciar 20.000 millones de
euros de un golpe mientras que a Londres los principales
vencimientos le quedan aún lejos, a 14 años vista.
La economía británica, bueno es recordarlo, es
inmensa, una de las más grandes, completamente imposible
de rescatar. Si llegase a suspender pagos su Gobierno el mundo
entero se sumiría en una crisis sin precedentes. Eso en lo
que toca al sector público.
En endeudamiento privado es altísimo. De
promedio, cada británico debe a los bancos un 170% de su
ingreso anual. Los hogares ingleses están incluso
más endeudados que los norteamericanos. Los
artificialmente bajos tipos de interés que ha fijado el
Banco de Inglaterra no hacen más que intentar, en vano,
reinflar la burbuja crediticia.
Una de las más urgentes tareas que tiene por
delante el nuevo inquilino del 10 de Downing Street es
reinventarse la política monetaria desde cero. En cuanto
suban los tipos, que más tarde o más temprano lo
harán, el dinero volverá a estar a un precio
más acorde con el del mercado, pero se llevarán por
delante a multitud de empresas y familias hipotecadas.
Más de 6 millones de funcionarios
Por de pronto, el Estado tiene que seguir pidiendo
prestado fuera porque gasta tanto que no le llega. En el Reino
Unido hay 6,1 millones de funcionarios, lo que no está
nada mal para un país de 62 millones de habitantes, 15
más que España, y una población activa de
unos 30 millones. Durante el periodo laborista el funcionariado
ha crecido de un modo exponencial. Casi un millón en poco
más de una década.
Unos funcionarios que ganan buenos salarios, mejores
incluso que en la empresa que, para colmo, suben más
rápidamente. Los números: los británicos que
trabajan para el Estado ganan un promedio de 462 libras
esterlinas semanales frente a las 451 de los que lo hacen para el
sector privado.
Los primeros han experimentado una subida del 3,7% el
último año frente a los segundos, que lo han hecho
sólo un 1,8%. En resumen, por cada cuatro asalariados
privados hay un funcionario. El Gobierno de Gordon Brown, por su
parte, se ha conformado con presentar un proyecto de recorte de
empleos públicos que afectaría a unas 350.000
personas, una cantidad inapreciable que, además,
podría tener un coste político considerable en la
calle.
Como en España, el sector privado se está
ajustando el cinturón mientras el Estado gasta más.
El desempleo se acerca al 8% y tiene ya en la cola del paro a 2,5
millones de personas. Una cifra ridícula en
comparación con la nuestra, pero alarmante en un
país en el que el desempleo había virtualmente
desaparecido durante la última década.
A cambio, el Estado ha de gastar una suma
altísima todos los meses en los subsidios a la
población no activa, mayormente estudiantes, que suma la
impresionante cifra de 8 millones de personas. El equivalente a
toda Andalucía. Si cada vez trabajan menos, hay más
funcionarios y crece la nómina de subsidiados el panorama
es desesperanzador para el que venga.
La libra devaluada
Según muchos, una de las ventajas de no estar en
la zona euro es que el Gobierno británico podría
jugar con la moneda a placer dejándola flotar en los
mercados o devaluándola directamente para recuperar la
competitividad perdida por los altos salarios y la anterior
fortaleza de la divisa británica. Y así ha sido, la
libra se ha devaluado un promedio del 30% con respecto al euro en
los dos últimos años.
Las consecuencias de la depreciación han sido
también inmediatas. Se han drenado las reservas del
país y sus ciudadanos son más pobres,
especialmente, los que residen fuera. De España han tenido
que salir ya varios miles de expatriados y jubilados que no
podían soportar el alto coste de la vida. Una
pensión británica, que daba para mucho en la Costa
del Sol en 2007, hoy da para bastante menos.
Y si bien hace dos años esa devaluación
pudo hacerle algún bien a la recalentada economía
británica, hoy lo que muestra son sus puntos
débiles. Nadie se fía de la libra porque el
Gobierno gasta sin medida y porque el Banco de Inglaterra ha
comprado cantidades ingentes de deuda soberana, es decir, ha
monetizado esa deuda, la ha convertido en libras esterlinas de
nueva creación que han ido directas a costear los
programas gubernamentales, tal y como pretende hacer ahora el
Banco Central Europea (BCE).
Esas libras se han extendido rápidamente por el
resto del tejido productivo llamando a la puerta del verdadero
coco de toda crisis económica: la inflación y su
corolario de subida de precios. Mientras que en la zona euro la
inflación se ha mantenido a raya gracias a la
atonía de la demanda y a que el BCE no ha cometido ninguna
locura, en el Reino Unido -ya sometido a presiones inflacionistas
en plena fase de euforia- la inflación sobrepasa con
holgura el 3% y llegó casi a tocar el 6% en
2008.
Si no ha subido más es porque el consumo se ha
contraído y ha aumentado el ahorro. De todo ese dinero que
el Banco de Inglaterra ha puesto en circulación parte se
ha quedado en los bolsillos de los ciudadanos. Evidentemente no
va a ser así eternamente.
La mayor reaseguradora del mundo está más
preocupada por EEUU que por Grecia
La mayor reaseguradora del mundo, Munich Re, está
más preocupada por la situación financiera de
Estados Unidos y del Reino Unido que por la que vive Grecia,
según el presidente del consorcio, Nikolaus von Bormhard.
(El Economista – 3/7/10)
En unas declaraciones que adelanta la revista Der
Spiegel de su edición de la próxima semana,
Bormhard hace hincapié en el riesgo que implican las altas
deudas privadas de los británicos y estadounidenses,
así como las deudas de sus respectivos
países.
"Me preocupan más Estados Unidos y el Reino
Unido, empezando por un problema de tamaño", dice Bormhard
al ser preguntado acerca de si le preocupa la situación
griega.
"La situación allí, con una deuda
pública creciente y altas deudas privadas y un
déficit implícito en los seguros sociales, es algo
que considero preocupante", agrega.
Bormhard se declara "decepcionado" de la reciente cumbre
del G-20 en lo relativo a la regulación de los mercados
financieros, y recomienda que se busquen primero soluciones
regionales y nacionales antes de pensar en una solución
global.
Paper – La era de la austeridad ("double" Keynes o
"full" Weber… ¿qué les apetece?) (II)
(Diciembre 2010)
Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y
mentiras… ¿A quién le interesa conocer la
realidad?
La prensa alemana contraataca: "EEUU puede ser la
próxima Grecia, a lo grande"
La prensa alemana se pregunta hoy si EEUU no será
la próxima Grecia "a lo grande", dado su elevado nivel de
endeudamiento (la suma de la deuda pública y privada
supone el 360% del PIB). (Expansión –
25/6/10)
El Gobierno alemán y la propia canciller Angela
Merkel defienden desde hace tiempo (segundo trimestre de 2010) la
cultura de estabilidad y los ajustes en Alemania y Europa porque
"la reducción del endeudamiento es imprescindible para
lograr un crecimiento sostenible". En su opinión "Alemania
hará mucho más que otros países por impulsar
el crecimiento europeo en 2011" pues dedicará el 2,1% del
PIB a medidas de estímulo al consumo, según Merkel.
El 25 de junio (2010) ha sido la prensa la que ha dedicado
grandes espacios a contraatacar los reproches procedentes del
otro lado del Atlántico, que sugieren que el mayor
país de la eurozona va a ahogar el crecimiento mundial con
sus medidas de ahorro.
Si el influyente Süddeutsche Zeitung (el de mayor
tirada entre la prensa considerada seria) rechaza las
críticas de Soros, pues parte de su fortuna la ha hecho
apostando contra el euro, Handelsblatt se pregunta si EEUU no
será "la próxima Grecia, a lo Grande". Porque la
suma de la deuda pública y privada en EEUU es del 360% del
PIB (sólo el endeudamiento público asciende a 13
billones de dólares). "El mundo no acepta ya a EEUU como
alumno modelo": el país de las posibilidades sin
límites es ya el del endeudamiento sin fronteras. "Ni
siquiera su mejor aliado, Reino Unido, sigue sus pasos, pues
acaba de aprobar un plan de ajuste sin precedentes".
El rotativo económico presenta a EEUU "sin
maquillaje": los bonos de sus estados federados, California,
entre otros, valen tanto como los de Kazajistán o
Bulgaria; uno de cada 8 estadounidenses, 40 millones en total,
subsisten con las cartillas públicas de comida; la brecha
entre ricos y pobres sigue ampliándose y el paro, aunque
oficialmente es del 9,7% (contra el 8% de Alemania) es en la
realidad del 18,4%, según Gallup. Según el National
Employment Law Projet, 33 de los 50 Estados federados no pueden
ya pagar subsidios de paro porque los fondos se han agotado y en
el primer trimestre de 2010 hubo 388.000 insolvencias privadas
(el mayor nivel desde que se aprobó la ley en
2005).
Südeutschezeitung se rebela en un editorial sobre
"la leyenda de los malos europeos", sobre la etiqueta colgada a
Alemania de que es la que frena, es tacaña y ahorradora.
"No se puede sostener que un ridículo paquete de 28.000
millones (lo que supone el recorte previsto por Berlín)
vaya a ahogar el crecimiento de la gigantesca economía
estadounidense". Tampoco "las economías del sur de Europa
van a mejorar su capacidad exportadora con ayuda alemana, sino
sólo con reformas incómodas". Y añade: "en
tiempos normales Alemania se ha hecho más pequeña,
ha pagado más o ha renunciado a votos en la
Eurocámara, en grandes crisis como esta no
funcionaría sin que Alemania sufriera grandes daños
y renunciara a sus principios económicos", dice el
rotativo.
(Este Apartado tiene "asuntos" (como la "culpabilidad"
de Bernanke o la reforma financiera de nunca acabar) que no hacen
al tema principal de la "crisis europea" y la batalla de la
triple A". Ver muy bien que se deja y que se quita)
Paper –
El dilema del
2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las
dos cosas?)
Parte I (Mayo 2012)
Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento
o centrarse en reducir el déficit público
(¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana
y… la "deuda" social?)
Análisis conspirativo de la historia: la batalla
de la triple A (los sospechosos habituales)
En el asunto de la "deuda" europea: más
allá de las culpas propias (que haberlas haylas), no puedo
dejar de observar una cierta "manipulación informativa"
(EEUU y UK).
Reseña de los últimos titulares del
periódico de cabecera del mundo de los negocios
– El presidente del BCE abre la puerta a una mayor
participación en la crisis (The Wall Street Journal –
1/12/11)
– El BCE debe reparar su escape de combustible (The Wall
Street Journal – 1/12/11)
– La acción de los bancos centrales es un alivio,
no una solución (The Wall Street Journal –
1/12/11)
– Merkel pide cambios urgentes para solucionar la crisis
de deuda (The Wall Street Journal – 2/12/11)
– Francia y Alemania, más distanciados que nunca
(The Wall Street Journal Europe – 5/12/11)
– El largo y arriesgado camino de Europa hacia la
integración fiscal (The Wall Street Journal –
5/12/11)
– S&P pone a 15 países de la zona euro en
observación para una posible rebaja de calificación
(The Wall Street Journal – 5/12/11)
– Estimados líderes de la UE: no metan la pata
(The Wall Street Journal – 6/12/11)
– Los bancos centrales se preparan para una (posible)
vida post euro (The Wall Street Journal –
7/12/11)
– Los bancos europeos ignoran el estigma y piden
prestado dólares al BCE (The Wall Street Journal –
7/12/11)
– El FMI podría necesitar US$ 120.000 millones
más para financiar una nueva línea de
crédito (The Wall Street Journal –
7/12/11)
– El BCE recorta las tasas, pero igual decepciona a los
mercados (The Wall Street Journal – 8/12/11)
– La UE ultima préstamo al FMI (The Wall Street
Journal – 8/12/11)
– Los líderes de la Unión Europea forjan
un nuevo pacto fiscal (The Wall Street Journal –
9/12/11)
– El desmarque de Cameron, celebrado en el Reino Unido y
criticado en la UE (The Wall Street Journal –
11/12/11)
– El euro deja de ser la meta soñada a la que
aspira Europa del Este (The Wall Street Journal –
11/12/11)
– Todo el oro de Europa no basta para resolver la crisis
de la deuda (The Wall Street Journal –
14/12/11)
– La telaraña que envuelve a los bancos europeos
(The Wall Street Journal – 14/12/11)
– La resistencia del euro acaba por desmoronarse (The
Wall Street Journal Europe – 14/12/11)
– Draghi rechaza una expansión cuantitativa para
revivir la economía (The Wall Street Journal –
15/12/11)
– Lecciones de la unión fiscal de EEUU para
Europa (The Wall Street Journal – 15/12/11)
– La disimulada ayuda de los gobiernos a los bancos
europeos (The Wall Street Journal – 19/12/11)
– La crisis revierte el proceso de integración
financiera de Europa (The Wall Street Journal –
19/12/11)
– El BCE quiere evitar una recesión ofreciendo
liquidez, dice Draghi (The Wall Street Journal –
19/12/11)
– ¿Cuál será el tamaño del
mini bazuca del BCE? (The Wall Street Journal Europe –
20/12/11)
– Las lecciones de hace 10 años de Argentina para
la zona euro (The Wall Street Journal –
29/12/11)
– Sin fronteras: en medio de temores, el capital huye de
la zona euro (The Wall Street Journal –
23/12/11)
– En Holanda, cuna del euro, crecen las dudas sobre la
unión monetaria (The Wall Street Journal –
25/12/11)
– Los bancos europeos preparan planes de contingencia en
caso de un retorno a las monedas nacionales (The Wall Street
Journal – 26/12/11)
– El 2012 debería ser un gran año para el
dólar (The Wall Street Journal –
26/12/11)
– La Fed acierta los pasos del Twist (The Wall Street
Journal – 27/12/11)
– Otro dolor de cabeza para la banca de Europa: la
escasez de colateral (The Wall Street Journal –
28/12/11)
– Una avalancha de noticias negativas derriba el euro
(The Wall Street Journal – 5/1/12)
– Los mercados de deuda europeos sufren su primer
revés de 2012 (The Wall Street Journal –
5/1/12)
– Los temores bancarios ponen nerviosos a los
inversionistas en renta fija (The Wall Street Journal –
5/1/12)
– Las decisiones recientes de la Fed son buenas para el
dólar (The Wall Street Journal – 5/1/12)
– La (des)Unión Europea: cómo se
globalizó la crisis (The Wall Street Journal –
6/1/12)
– El Banco Central Europeo interviene, pero no logra
frenar el alza de los rendimientos italianos (The Wall Street
Journal – 6/1/12)
– Italia representa la mayor amenaza para la eurozona,
afirma Fitch (The Wall Street Journal –
10/1/12)
– A pesar de la crisis, los bancos españoles
siguen construyendo (The Wall Street Journal –
11/1/12)
– La euro zona probablemente experimentará una
recesión corta, calculan los economistas (The Wall Street
Journal – 11/1/12)
– S&P aplica la tijera a la calificación de
deuda de ocho países de la euro zona (The Wall Street
Journal – 13/1/12)
– Las reformas estructurales siguen siendo clave para el
futuro del euro (The Wall Street Journal –
13/1/12)
– La libra pierde la carrera contra el dólar,
pero no contra el euro (The Wall Street Journal –
13/1/12)
– La tragedia griega no tiene fin (The Wall Street
Journal Europe – 13/1/12)
Nota: A principios de verano, cuando Estados Unidos
estaba embarrancado en el debate político sobre el techo
de gasto público, S&P optó por poner en
revisión y, finalmente, rebajar, la calificación de
la deuda pública. No sin antes cometer un error
aritmético de bulto, según WSJ.
Los vencimientos de deuda estadounidense durante 2012
será seis veces superiores a los de los cuatro grandes
emergentes, China-India–Brasil y Rusia. Casi tres billones de
dólares, si sumamos también los intereses a pagar.
Sin embargo, estas cuatro economías, imparables en pegar
mordiscos a su porcentaje del PIB global, sólo
acudirán al mercado para pedir 482.000 millones de
dólares.
Sólo Japón afrontará más
vencimientos y pagos que EEUU pero el interés será
mucho menor. Los bonos nipones a diez años ofrecen
intereses menores del 1%, los segundos más bajos del
planeta tras Suiza. Los estadounidenses entregaron de media un
2,18% según la agencia Bloomberg. Así que la
factura a pagar por Washington podría superar en este 2012
a la japonesa.
Así y todo, EEUU atrajo tres dólares por
cada uno colocado en notas y bonos durante 2011.
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