El factor Bernanke: otro Maestro que se cae del tabernáculo (página 5)
El programa de la Fed, anunciado el 3 de
noviembre (2010), ha sido atacado en el extranjero como un
intento de depreciar el dólar para aumentar las
exportaciones de EEUU y criticado en el país por el riesgo
de que provoque una mayor inflación de la que el banco
central desea.
En su primera entrevista desde que fue
confirmada por el Senado en septiembre (2010), Yellen, de 64
años, ex presidenta del Banco de la Reserva Federal de San
Francisco y una aliada clave del presidente Ben Bernanke,
consideró justificado el relajamiento cuantitativo en
marcha debido a que la inflación es tan baja y el
desempleo, en 9,6%, tan alto.
"La Reserva Federal de Estados Unidos
necesitará que los 19 bancos que se sometieron a pruebas
de estrés durante el punto más álgido de la
crisis financiera se sometan a una nueva evaluación de su
capital y capacidad para absorber pérdidas en un escenario
económico "adverso"… La Fed exigirá un
plan de revisión de capital a los bancos (The Wall Street
Journal – 17/11/10)
La Fed indicó que los 19 bancos
deberán presentar planes de capital a principios del
próximo año (2011) que muestren su capacidad para
absorber pérdidas bajo una serie de condiciones que
determinará el banco central. La solicitud forma parte de
los esfuerzos de la Fed para incrementar el nivel de
supervisión de las firmas financieras más grandes
del país.
La Fed también dio a conocer una
guía para los bancos que quieran elevar sus dividendos o
recomprar acciones. Las autoridades reguladoras señalan
que las firmas deben mostrar que cuentan con un capital adecuado
para absorber pérdidas, así como la capacidad de
satisfacer mayores requerimientos de capital.
– Nice Ben: finales de 2010, arranca el
Quantitative Easing 2 (QE 2)
Bernanke – Los inversores privados
desaparecen del mercado de deuda estadounidense (Libertad Digital
– 21/3/11) Lectura recomendada
Los bancos centrales, en
teoría, no pueden comprar deuda pública
directamente al gobierno -lo que se conoce como monetizar deuda-.
Por ello, en la actualidad, los gobiernos venden sus bonos a una
serie limitada de entidades privadas que actúan como
intermediarios entre el resto del mercado, los bancos centrales y
el propio gobierno. Para convertirse en uno de estos agentes se
necesita una licencia especial del poder
político.
La justificación
teórica de este oligopolio es que, de este modo, se evita
que el banco central compre directamente deuda pública,
simulando así un proceso de "mercado" que, en realidad, es
ficticio. Así, a través de estos intermediarios se
pretende evitar que la banca central financie a los gobiernos, un
proceso que, más tarde o más temprano, siempre ha
acabado en hiperinflación.
Sin embargo, la crisis está poniendo
de manifiesto que una buena parte de la teoría
económica estándar no se sostiene si se observa la
realidad. El caso más evidente ahora mismo es,
quizás, el de Estados Unidos y las acciones de su banco
central, la Reserva Federal (FED).
La gráfica siguiente muestra los
compradores de deuda pública estadounidense en el
"mercado" en cada trimestre del año. Como se puede
observar, en el último trimestre de 2010 la Reserva
Federal (amarillo) se ha convertido en el principal comprador de
deuda del Gobierno, seguido de inversores extranjeros (en rojo).
En cambio, los compradores domésticos (azul) se han
reducido drásticamente, dejando prácticamente solos
a la Reserva Federal y a los foráneos. Pero teniendo en
cuenta, además, que la mayoría de los inversores
extranjeros son otros bancos centrales que compran deuda
estadounidense para mantener su balanza de pagos y sus monedas
estables, la conclusión es que los inversores privados han
desaparecido.
En concreto, la Reserva
Federal se ha convertido en el comprador de más del 60%
del mercado de los bonos estadounidenses. Y es que, resulta algo
ingenuo pensar que las entidades con licencia para comprar
directamente deuda pública, los llamados "Primary
Dealers", podrían o querrían comprar esa enorme
cantidad de bonos de escasa rentabilidad si la FED no estuviera a
su vez dispuesta a adquirir casi todo el papel que el Tesoro
emite al "mercado".
De hecho, los "Primary Dealers"
están vendiendo a la Reserva Federal deuda que compraron
al Gobierno de Washington apenas una o dos semanas antes. Aunque
el presidente de la FED, Ben Bernanke, ha reiterado que no
está monetizando deuda pública, los números
son contundentes. Es más, el hecho de que los "Primary
Dealers", los únicos capaces de comprar deuda
gubernamental, sean una serie de entidades autorizadas por el
propio Gobierno está volviendo a levantar muchas sospechas
acerca de su independencia real.
La situación actual
se debe al Quantitative Easing 2 (QE2), el segundo programa de
compra de deuda pública puesta en marcha por la FED, que
empezó a finales de 2010. Sus efectos han sido más
dramáticos que los del Quantitative Easing 1 (QE1), el
primer programa que se realizó en respuesta a la
crisis.
QE1 tuvo lugar durante finales de 2008 y
principios de 2009. En la anterior gráfica se puede
observar que el repunte de las compras de la Reserva Federal
(amarillo) en esa época aumentaron, y acabaron expulsando
a una buena parte de los inversores privados (azul) del mercado
de bonos.
Estos inversores privados, sin embargo,
volvieron a finales de 2009 conforme las presiones deflacionarias
volvían a aflorar, convirtiendo al dólar en una
inversión interesante de nuevo, al tiempo que la
previsión de un segundo plan de compras (QE2) por parte de
la Reserva Federal dotaba a tales inversores de garantías
adicionales ya que, al fin y al cabo, siempre le podrían
colocar los bonos.
Pese a ello, durante el QE1 nunca se
produjo una huida como la que está provocando ahora el
QE2, en donde los inversores privados prácticamente han
desaparecido. Así pues, la pregunta que ronda ahora mismo
en los mercados es la siguiente: ¿qué pasará
cuando finalice el QE2 a finales del segundo trimestre de 2011
(en apenas tres meses)?
La cuestión es que los inversores
parecen dispuestos a comprar más deuda, pero sólo a
intereses más altos, lo cual encarecería en gran
medida la financiación del Gobierno estadounidense en uno
de los momentos fiscales más delicados de las
últimas décadas -elevado déficit y deuda
pública-.
El problema de la Reserva Federal y del
resto de bancos centrales del mundo es que conforme monetizan
más deuda aumentan las presiones inflacionarias, y todo
apunta a que está empezando a llegar el momento en el que
si dejan de monetizar los tipos de interés de los bonos
subirán debido a la gran cantidad de papel emitido. Por
otro lado, Si deciden seguir monetizando la prima por
inflación seguirá subiendo, lo cual hará que
los tipos de interés también suban. Es decir, la
política monetaria parece haber llegado a una especie de
callejón sin salida.
Ante tal situación,
los economistas barajan básicamente dos posibles
vías: la primera consistiría en seguir el mismo
camino, con sucesivas inyecciones monetarias que produzcan una
subida de precios, hagan bajar el valor real de los salarios y
devalúen la deuda hasta que llegue a niveles manejables;
la segunda opción, por el contrario, sería que el
Gobierno empezase a adoptar políticas fiscales
responsables y no realizar más inyecciones
monetarias.
Dada la historia de la
Reserva Federal y de los bancos centrales en general, la
mayoría de analistas coincide en que la primera
opción es la más probable y el futuro traiga
subidas de precios y tipos de interés más
altos.
"Ni el Gobierno chino, ni el
japonés. El mayor tenedor de deuda pública
estadounidense ya no es ninguna de las economías
emergentes sino la Reserva Federal de Estados Unidos. Una primera
posición que para muchas voces no es suficiente y ya
presionan para que la institución que preside Ben Bernanke
continúe invirtiendo en los títulos de su propio
país". (Cinco Días – 2/2/11)
En los últimos
años China (con 896.000 millones de dólares) y
Japón (con 877.000 millones) lideraban la
clasificación de tenedores de deuda pública del
país norteamericano. Hoy esto ya no es así.
Actualmente es la Reserva Federal la cabeza visible de este
ranking, con un montante en su cartera de 1.100.000 millones de
dólares, según revelan el diario Financial Times.
Una cifra que podría elevarse a los 1,6 billones para el
mes junio (2011).
"Hay momentos en que se debe pensar y
actuar de forma original y después hay momentos en que se
vuelve a la normalidad. Los más importantes bancos
centrales de Occidente -el Banco de Inglaterra, el Banco Central
Europeo y la Reserva Federal de los Estados Unidos- deben
tomárselo en serio. Como dijo el ex Presidente de la
Reserva Federal William McChesney Martin: "La misión del
banco central es la de retirar el ponche cuando la fiesta
aún no ha acabado". Sin embargo, recientemente la Reserva
Federal decidió no sólo mantener la fuente del
ponche, sino también volver a llenarlo". (Sylvester
Eijffinger and Edin Mujagic – Project Syndicate –
1/3/11)
Así, pues, ha
llegado el momento de que los bancos centrales de Occidente
vuelvan a ser "normales". Ello es aplicable en particular a la
Reserva Federal y al Banco de Inglaterra y, en menor medida, al
BCE.
"La Reserva Federal se ha convertido en
el comprador de más del 60% del mercado de los bonos
estadounidenses. Y es que, resulta algo ingenuo pensar que las
entidades con licencia para comprar directamente deuda
pública, los llamados "Primary Dealers", podrían o
querrían comprar esa enorme cantidad de bonos de escasa
rentabilidad si la FED no estuviera a su vez dispuesta a adquirir
casi todo el papel que el Tesoro emite al
"mercado".
De hecho, los "Primary Dealers"
están vendiendo a la Reserva Federal deuda que compraron
al Gobierno de Washington apenas una o dos semanas antes. Aunque
el presidente de la FED, Ben Bernanke, ha reiterado que no
está monetizando deuda pública, los números
son contundentes. Es más, el hecho de que los "Primary
Dealers", los únicos capaces de comprar deuda
gubernamental, sean una serie de entidades autorizadas por el
propio Gobierno está volviendo a levantar muchas sospechas
acerca de su independencia real". (Libertad Digital –
21/3/11)
El problema de la
Reserva Federal y del resto de bancos centrales del mundo es que
conforme monetizan más deuda aumentan las presiones
inflacionarias, y todo apunta a que está empezando a
llegar el momento en el que si dejan de monetizar los tipos de
interés de los bonos subirán debido a la gran
cantidad de papel emitido. Por otro lado, Si deciden seguir
monetizando la prima por inflación seguirá
subiendo, lo cual hará que los tipos de interés
también suban. Es decir, la política monetaria
parece haber llegado a una especie de callejón sin
salida.
Ante tal situación, los economistas
barajan básicamente dos posibles vías: la primera
consistiría en seguir el mismo camino, con sucesivas
inyecciones monetarias que produzcan una subida de precios, hagan
bajar el valor real de los salarios y devalúen la deuda
hasta que llegue a niveles manejables; la segunda opción,
por el contrario, sería que el Gobierno empezase a adoptar
políticas fiscales responsables y no realizar más
inyecciones monetarias.
Dada la historia de la Reserva Federal y de
los bancos centrales en general, la mayoría de analistas
coincide en que la primera opción es la más
probable y el futuro traiga subidas de precios y tipos de
interés más altos.
"Tras la quiebra de Lehman, la FED
prestó billones de dólares a entidades de medio
planeta. Las cifras y nombres… Gadafi entre ellos".
(Libertad Digital – 11/4/11)
El pasado diciembre (2010) la Reserva
Federal (FED) hizo públicos una gran cantidad de
documentos sobre sus préstamos a las entidades financieras
en 2008 tras el colapso de Lehman Brothers Holdings
Inc..
Ahora, el Tribunal Supremo le ha obligado a
desclasificar 29.346 páginas adicionales referentes a la
ventanilla de descuento (créditos de emergencia a cambio
de activos que sirven de garantía). Como la Reserva
Federal no estaba muy por la labor de facilitar la
divulgación de esta información la ha entregado
mediante 894 archivos en pdf contenidos en disquetes.
De hecho, desde que la Reserva Federal
empezó a prestar dinero a los bancos mediante la
ventanilla de descuento en 1914, jamás había
revelado la identidad de los prestatarios. Esta práctica
consiste en prestar a los bancos a unos tipos más
reducidos que los de mercado, dándoles así
facilidades para que, a su vez, distribuyan -en teoría-
ese dinero al público. Pero la idea inicial consiste en
limitarse a bancos solventes con problemas puntuales.
En septiembre de 2008,
la FED prestó mediante la ventanilla de descuento y
diversos programas de emergencia hasta un total de 1,5 billones
de dólares (mucho más que todo el PIB anual de
España). En concreto, 1.574.142.741.934
dólares.
Los préstamos concedidos a los
principales agentes mediante el programa de facilidades de
crédito de la FED implicaron un riesgo mayor que el valor
de sus garantías. De hecho, el banco central llegó
a aceptar cualquier tipo de garantía que fuese aceptada en
un préstamo con intermediario.
Una de las sorpresas más sonadas de
esta desclasificación ha sido que la mayoría de
prestatarios no fueron bancos americanos sino extranjeros. Puesto
que los préstamos se concedieron a filiales americanas de
bancos extranjeros no se ha incumplido la ley a este respecto.
Pero los críticos observan que, actuando así, la
Reserva Federal se erige de facto en "el prestamista de
última instancia" del mundo y no de Estados Unidos, es
decir, en el banco central mundial.
Otro dato, cuanto menos sorprendente, es
que el Arab Banking Corp. (ABC), con sede en Bahréin, se
sirvió de una filial en Nueva York para hacerse con 73
préstamos de la FED por un total de 5.000 millones de
dólares entre 2008 y 2009, momento en que un 29% de su
capital estaba controlado por el Banco Central de Libia, en manos
del dictador Gadafi, al que ahora la ONU (y por tanto EEUU) ha
declarado la guerra.
Al conocerse este dato,
Ron Paul, conocido por su incansable crítica a la Reserva
Federal, expresó: "¡Qué erráticos
deben parecer los Estados Unidos cuando cubrimos a un dictador
alternativamente con dólares y bombas!".
"Debemos considerar la
posibilidad de que esos préstamos estén financiando
casualmente armas (que Gadafi) está usando contra su
propio pueblo y contra los ejércitos occidentales",
añadió. "No sería la primera vez que las
actividades encubiertas de la FED han socavado no sólo
nuestra economía y el valor del dólar sino
también nuestra política exterior".
– (Abril de 2011) El QE2 se "completa"
(agota)… ¿y ahora qué?… ¿más
madera?
Resumen (parcial) del informe sobre la
situación macroeconómica, y la política
monetaria de la Fed, del 11 de abril de 2011, de John P. Hussman,
el gestor norteamericano de los fondos de inversión
Hussman Funds:
Hussman empieza resaltando cómo los
tipos de interés a 3 meses en los Estados Unidos
prácticamente se situaron en el 0%, lógica
consecuencia, del Quantitative Easing 2 (QE2) por el que la Fed
americana decidió, después del verano de 2010,
inyectar unos 600.000 millones de dólares adicionales al
sistema mediante la impresión de dinero y posterior compra
de deuda pública USA.
Según Hussman, históricamente
hay una robusta relación entre los tipos de interés
a corto plazo y la cantidad de cash y reservas bancarias (base
monetaria).
La base monetaria (monetary base) ya ha
superado los 2,4 trillones de dólares. En efecto, desde el
13 de abril (2011), la base monetaria de EEUU alcanzó los
2,49 billones de dólares. Y con el QE2, en realidad, la
base monetaria alcanzará o superará los más
de 2,6 trillones.
A raíz de los pobres avances
conseguidos en términos de empleo y estabilidad de
precios, en su reunión de noviembre de 2010 la
mayoría de miembros de la Fed decidieron aumentar
aún más la cartera de bonos en la cartera llamada
SOMA, en 600.000 millones de dólares adicionales, hasta
los 2,6 trillones previstos para junio 2011.
Esta cifra adicional se realizaría
mediante más compras de bonos del tesoro a largo plazo,
así como de la reinversión de todos los flujos de
su cartera en papel de agencias del gobierno y bonos hipotecarios
(MBS).
La Fed debe ser muy cuidadosa. Los Estados
Unidos tienen un Producto Nacional Bruto total de unos 15
trillones de dólares por lo que, según Hussman,
para evitar tensiones inflacionistas debe mantener sus tipos de
interés a muy corto plazo, cercanos a 0, hasta que la Fed
cambie su política actual y retire dinero del
mercado.
¿Qué ocurrirá con el
Quantitative Easing (QE2)?
Según el comunicado oficial de la
Fed, esta política tan agresiva de masivas inyecciones de
dinero, compras de bonos al mercado y tipos de interés
casi "0" finalizaría a finales del segundo trimestre de
2011. Pero según Hussman, las magnitudes monetarias nos
mostrarían que no necesariamente la Fed esperaría
hasta finales de junio de 2011.
¿Cuántas compras de bonos
(QE2) ya se han realizado hasta hoy? Hussman realiza dos
cálculos para llegar al mismo dato final:
* La Monetary Base o base monetaria a 3 de
noviembre de 2010 era de 1.985,1 billones de
dólares.
* La Monetary Base o base monetaria a 6 de
abril de 2011 era de 2.490,3 billones de
dólares.
QE2 completado en términos de base
monetaria: 505,200 millones de dólares
Una segunda forma de calcularlo
sería mediante los números del POMO "permanent open
market operations" llevada a cabo por la Federal Reserve Bank of
New York. Según estos números, el importe de bonos
comprados pertenecientes al QE2 por la FED sería de $
523.200 millones.
Por tanto, según una forma de
cálculo o de la otra, e incluyendo la reinversión
de la cartera y otros elementos, la QE2 estaría ya
prácticamente cumplida.
La Fed ya habría alcanzado un
importe de entre el 70% y el 90% de los 600.000 millones
previstos. Faltaría únicamente comprar bonos por un
importe de 94.800 millones o bien de 179.000 millones de
dólares, en cualquier caso muy cercanos al objetivo fijado
en su QE2 por la Fed.
Hussman estima que la Fed desde febrero
2011 ha ido comprando diariamente un promedio de 5.500 millones
en bonos, añadiendo unos 4.700 millones a la base
monetaria como media (el resto es reinversión del
principal de los bonos). Estos números reflejarían
que el QE2 estaría a tan solo de 20 a 38 días de
completarse y por tanto finalizar.
En el debate de la próxima
reunión de la Fed sobre el QE2 ya se habrá
completado al menos un 85% del importe total.
Hace apenas dos semanas, Charles Plosser,
el gobernador de la Fed de Filadelfia -recordad que la Fed es una
institución o banco central suma de las reservas federales
regionales- declaró que antes que tarde debían
subir los tipos de interés hasta los 2,5% y
preferiblemente en 2011.
Pues bien, John Hussman, en base a un
modelo econométrico, nos explica como una subida de tipos
tan brusca debería acompañarse de una retirada
enorme, de hasta unos 1,4 trillones, de la base monetaria, desde
los 2,5 trillones hasta los 1,1 trillones.
De no hacerlo, es decir si solo se subiesen
los tipos de interés pero no se retirase parte del QE1 y
del QE2, el riesgo de alzas bruscas de la inflación serian
enormes.
Según el modelo de Charles Plosser,
por cada 0,25% de alza en los tipos de interés se
deberían drenar del sistema 125.000 millones, con lo que
un alza de tipos hasta el 2,5%, supondría disminuir la
base monetaria artificialmente hinchada en casi un
50%.
El problema, según John P. Hussman,
se debe a que la relación entre subidas de tipos y
reducción de la base monetaria no es ni mucho menos
lineal, con lo que es, al principio, con las primeras alzas de
tipos cuando mayor importe hay que drenar del sistema, lo que
eleva el impacto de la liquidez en el sistema.
Según Hussman, este es el principal
riesgo y el problema que tiene que decidir la Fed por haber
llevado a su política monetaria a unos límites
inestables. Según Hussman, Ben Bernanke ha llevado a la
Fed a una situación cuya resolución sin impacto en
la economía y en el Sistema Financiero es
imposible.
Es más, según cálculos
de Hussman, analizando la Fed, el Banco Central USA, como una
Entidad Financiera su apalancamiento es de 50 a 1, nivel
equivalente a la quiebra de Bear Stearns o de Fannie
Mae…
"Si algo tiene de bueno Internet es el
acceso que ha dado a cualquier inversor particular a una ingente
cantidad de información que hace años era coto
privado de las grandes corporaciones, siendo estas las
únicas que tenían el personal y los recursos
necesarios para recopilarla. Hoy en día cualquiera puede
entrar en la web del Banco Central de un país, del
Ministerio de turno o de la mismísima Reserva Federal y
tener acceso a la documentación que estos organismos y
muchos otros publican de manera periódica". (Cinco
Días – 17/6/11)
Con los últimos datos publicados,
destaca como los activos en su balance ascienden a 2,85 billones
(europeos) de dólares, con una subida de más del
300 % respecto al que tenía a cierre de 2007, antes de que
estallara la crisis. A finales de junio, cuando terminen con el
QE2, esa cifra estará aún más cerca de los 3
billones, casi nada.
Pero el dato más
llamativo de todos es el capital, que asciende a 52.689 millones
de dólares, lo cual quiere decir que a 8 de junio de 2011
el apalancamiento de la FED es de 54 veces, lo que
equivaldría a un core capital inferior al 2%. Si en vez de
Reserva Federal se llamara Caja de Ahorros y Monte de Piedad de
Ben Bernanke estoy seguro de que no obtendría una Triple A
de las agencias de calificación anglosajonas, pero es la
ventaja que tiene el poder darle a la maquinita e imprimir
billetes.
La Fed tiene que lidiar con otro asunto de
calado: aligerar su balance, que se ha expandido de forma
colosal. Es de 2,84 billones de dólares, un aumento del
200% sobre los niveles anteriores a la quiebra de Lehman
Brothers, de los que 1,54 billones son bonos del Tesoro (equivale
al 110% del PIB español) y 917.856 millones, deuda
respaldada por hipotecas. En septiembre de 2008 tenía
479.000 millones en Treasuries y cero títulos
hipotecarios.
La entidad calcula que cada 200.000
millones de estímulo equivalen a un recorte de tipos de
0,25 puntos. Todo el esfuerzo realizado desde 2008 suma 2,2
billones. Es decir, en la práctica los tipos están
en tasas negativas (-2,5%). La Fed está deseando salir de
esa situación de emergencia. Pero no es un proceso
fácil.
"Funcionarios de la Reserva Federal han
advertido durante meses que el controvertido programa de compra
de bonos por US$ 600.000 millones que iniciaron el año
pasado no sería una panacea para la atribulada
economía de Estados Unidos. Parecen haber acertado en ese
pronóstico". (The Wall Street Journal –
22/6/11)
El programa -conocido como la segunda ronda
de relajación cuantitativa (QE2, por sus siglas en
inglés) del banco central- terminará en el mes de
junio (2011), tal como estaba previsto, con un legado mixto, sin
haber demostrado ser el elixir que la economía necesitaba
ni la calamidad que los detractores auguraban.
Lograron aplacar las
inquietudes deflacionarias. Sin embargo, el crecimiento
económico es más lento ahora que cuando se
implementó el programa, el mercado laboral ha perdido
ímpetu tras arrancar con fuerza, y el impacto en el
mercado financiero ha sido tanto bueno como malo. Las
cotizaciones de las acciones han subido y los rendimientos de
bonos corporativos han caído, lo cual ayudó al
crecimiento. Pero los precios del petróleo, los granos y
otras materias primas se han disparado, castigando a los
consumidores.
El programa QE2 desató reacciones
adversas tanto dentro de EEUU como en el exterior. Los
detractores dicen que el banco central hizo subir los precios de
las materias primas al inyectar demasiado dinero en el sistema
financiero y debilitar el dólar, atizando una mayor
inflación en todo el mundo.
Hay que tener en cuenta que la Reserva
Federal no abandona totalmente la compra de bonos. Si bien se
acaba el QE2, el programa QE-Lite seguirá activo. QE-Lite
consiste en reinvertir el dinero que obtiene de los activos
hipotecarios que compró la FED con el QE1. La diferencia
con el resto de programas es que deja el total del balance
neutro. De hecho, la rama local de Nueva York, la encargada de
ejecutar este programa, ya ha anunciado el calendario para el mes
de julio.
– ¿Para qué ha servido el
Quantitative Easing 2? (¿hicieron lo mejor que
podían?…)
"Funcionarios de la Reserva Federal han
advertido durante meses que el controvertido programa de compra
de bonos por US$ 600.000 millones que iniciaron el año
pasado no sería una panacea para la atribulada
economía de Estados Unidos. Parecen haber acertado en ese
pronóstico"… La relajación cuantitativa de
la Fed se acaba, pero no los problemas (The Wall Street Journal –
22/6/11)
El programa -conocido como la segunda ronda
de relajación cuantitativa (QE2, por sus siglas en
inglés) del banco central- terminará en el mes de
junio (2011), tal como estaba previsto, con un legado mixto, sin
haber demostrado ser el elixir que la economía necesitaba
ni la calamidad que los detractores auguraban.
Los funcionarios de la Fed, que el 22/6
concluyeron una reunión de política monetaria de
dos días, lanzaron el programa en noviembre (2010).
Tenían la esperanza de que impidiera que una
inflación muy baja diera pie a un brote de
deflación al estilo japonés, es decir, una
caída en el nivel general de precios al consumidor que
arrastra a la economía. También buscaron estimular
la economía manteniendo bajas las tasas de interés
de largo plazo, y de esta manera elevar los precios de las
acciones, los bonos corporativos y otros activos financieros.
Argumentaron que ello fomentaría el crecimiento del
empleo.
Lograron aplacar las inquietudes
deflacionarias. Sin embargo, el crecimiento económico es
más lento en junio de 2011 que cuando se implementó
el programa, el mercado laboral ha perdido ímpetu tras
arrancar con fuerza, y el impacto en el mercado financiero ha
sido tanto bueno como malo. Las cotizaciones de las acciones han
subido y los rendimientos de bonos corporativos han caído,
lo cual ayudó al crecimiento. Pero los precios del
petróleo, los granos y otras materias primas se han
disparado, castigando a los consumidores.
Pese a que los funcionarios de la Fed no se
lo propusieron como meta, otro resultado del programa fue
probablemente el continuo descenso del dólar, lo cual es a
la vez una bendición y una maldición para la
economía estadounidense. Un dólar más
débil abarata los productos fabricados en EEUU en los
mercados mundiales, aumentando las exportaciones, pero
también incrementa el costo de los bienes importados y
así alimenta la inflación. El dólar iba
cuesta abajo antes de que arrancara el estímulo monetario
de la Fed y ha continuado por esa senda hasta mediados del
año 2011.
En total, la economía parece haber
crecido a una tasa anual de 2% en el primer semestre del
año, el tramo de seis meses más lento de la
recuperación.
"Uno no quiere engañarse y creer que
la Fed tiene alguna clase de poder para resolver todos nuestros
problemas", señala James Hamilton, economista de la
Universidad de California en San Diego.
El programa QE2 desató reacciones
adversas tanto dentro de EEUU como en el exterior. Los
detractores dicen que el banco central hizo subir los precios de
las materias primas al inyectar demasiado dinero en el sistema
financiero y debilitar el dólar, atizando una mayor
inflación en todo el mundo.
Probablemente parte de la crítica
sea exagerada. Los precios del petróleo oscilaron en torno
a US$ 75 el barril durante un mes después de que el
presidente de la Fed, Ben Bernanke, dejara en claro sus
intenciones sobre la QE en un discurso en agosto de 2010. Los
precios se dispararon por encima de US$ 100 por barril
sólo después de que se desataran disturbios
políticos en Medio Oriente a comienzos del año
2011.
Los funcionarios de la Fed dicen que la
inflación de los precios de los commodities es impulsada
principalmente por la demanda global, en particular de
economías de rápido crecimiento como la de
China.
Bajo el programa de la Fed, ésta
habrá comprado US$ 600.000 millones en bonos del Tesoro de
EEUU entre noviembre (2010) y junio (2011). En el proceso, ha
inyectado dinero en el sistema financiero. Los funcionarios de la
Fed argumentan que al reducir la oferta de bonos a largo plazo en
manos de inversionistas privados, las compras ayudaron a mantener
bajas las tasas de interés, relajando las condiciones
financieras.
Los funcionarios de la Fed calculan que el
impacto de las compras es equivalente a una reducción de
0,75 puntos porcentuales en la tasa de fondos federales, una tasa
de interés de corto plazo que controlan y que influye en
los costos de préstamos a lo largo de la economía.
En épocas normales, tal recorte sería una medida
enérgica. Pero la Fed no puede reducir esa tasa de
interés porque ya la ha rebajado casi a cero.
Los funcionarios de la Fed se atribuyen el
mérito de haber detenido el avance hacia una
deflación. Cuando Bernanke dio su discurso, los
movimientos de precios en los mercados de opciones
sugerían que los inversionistas creían que
había una probabilidad de deflación de cerca de 40%
en el año venidero, según cálculos de
Barclays Capital. Hoy, la probabilidad es de alrededor de 10%.
"Había un riesgo deflacionario que quitamos de la mesa",
aseguró Charles Evans, presidente del Banco de la Reserva
Federal de Chicago, en una entrevista este mes.
El programa parece haber contribuido al
alza de los precios de las acciones. El día antes de que
Bernanke diera su discurso en agosto, el índice S&P
500 estaba en 1047,22. A la semana había subido 4% y al
mes, 10%. Pero las compañías de EEUU probablemente
merecen más reconocimiento: las ganancias empresariales
crecieron 29% en 2010 frente al año anterior, sin las
medidas de la Fed para impulsar las valuaciones de sus
acciones.
En tiempos normales, las estrategias de la
Fed surten efecto por medio de sectores sensibles a las tasas de
interés, como el mercado de la vivienda. Las
políticas ahora benefician menos al sector residencial
porque ya está muy agobiado por deudas. Desde agosto
(2010), el ritmo anual de inicios de obras en la
construcción de nuevas viviendas ha caído de
más 600.000 a 560.000 y los precios de las casas,
según la medida del índice de precios de viviendas
S&P/Case-Shiller, han caído otro 3%.
Louis Crandall, economista y analista del
mercado de bonos de Wrightson ICAP, dijo sobre el programa de la
Fed que "el veredicto final en esto era que en un período
en el que sentían gran ansiedad, hicieron lo mejor que
podían".
El programa aún tiene
escépticos. Dan Floorness, director financiero de Fastenal
Co., dice que el vendedor de pernos, tornillos y tuercas de
Winona, estado de Minnesota, no se benefició de la
flexibilización cuantitativa.
– Prueba del fracaso del QE2: Bernanke
dice que no saber por qué la economía no
crece
"Debe ser duro ser presidente del mayor
banco central del mundo, que todos busquen las respuestas en ti,
y tener que decir que desconoces por qué motivo la
economía sigue frenándose. La modestia y
discreción van en el sueldo supongo. Esto, aunque parezca
extraño, fue lo que sucedió ayer cuando Bernanke
contestó a una pregunta sobre el crecimiento diciendo que
"We don't have a precise read on why this slower pace of growth
is persisting". Frase del que numerosos medios estadounidense se
han hecho eco y que hoy les traigo". (El Confidencial –
23/6/11)
Aunque claro, si creemos en la
versión oficial sobre el estado de la economía, no
se entendería muy bien lo que está ocurriendo; en
su anterior discurso Bernanke aseguró que en los
últimos meses del año el PIB se aceleraría.
Es muy probable que me equivoque, quizá completamente,
pero en mi opinión esto responde a una estrategia para
justificar su política monetaria.
Más allá de intuiciones y
estimaciones, uno de los datos que más sirven para el
optimismo podría no ser duradero: los beneficios
empresariales podrían haber tocado techo en la bolsa
estadounidense. Lo cual no es extraño si nos paramos a
pensar que: A) Prácticamente la mitad de los beneficios
vienen del exterior y el crecimiento mundial también
parece haber tocado techo. B) En el mercado interno, más
allá de empresas energéticas y similares, el mayor
impulso ha venido por el ahorro de costes que es finito y no
parece ser substituido por el consumo. Y es que el
desapalancamiento amenaza con ser nuestro gran amigo en los
próximos años.
La gráfica es de
Richard Koo que afirma que a los hogares estadounidenses les
llevará una década volver a unos niveles de "deuda
sostenible". Aún cuando deseo que sea más
rápido porque eso querría decir que a nosotros nos
llevaría más, lo que está claro es que no es
un proceso de un día para otro, ni de un año para
el siguiente. En mi opinión eso puede suponer vivir una
época de altibajos continuos hasta que los balances
estén más saneados.
"Una suposición sobre lo que el
fallecido académico Milton Friedman, premio Nobel de
Economía, hubiese hecho en respuesta a la crisis
financiera global fue hecha por Edward Nelson, jefe de la
sección de estudios monetarios de la división de
estudios monetarios de la Reserva Federal de Estados Unidos
(Fed)". (The Wall Street Journal –
28/6/11)
Como muchos otros -y en contraste con la
colaboradora de Friedman, Anna Schwartz-, Nelson concluye que "en
importantes aspectos, la respuesta a la crisis de política
monetaria y financiera puede ser vista como sugerencias
económicas de Friedman puestas en
práctica".
"En particular,
-concluye Nelson,-, la respuesta de la Fed está en
línea con los consejos de Friedman en las áreas de
tasas de descuento, compras a gran escala de títulos
públicos a largo plazo por parte de la Fed, mantenimiento
del nivel de depósitos en los bancos comerciales,
recapitalización de los bancos comerciales e
interés en el nivel de reservas". Una excepción,
los préstamos a inversionistas en títulos
respaldados por activos, los denominados programas TALF, que se
desarrollaron entre marzo de 2009 y junio de 2010 claramente no
coincidían con el espíritu del marco con que se
manejaba Friedman para la política monetaria en respuesta
a una crisis financiera.
"El Quantitative Easing de la Reserva
Federal, que terminó ayer, ha conseguido algunos de sus
objetivos pero ha fracasado claramente en otros, aunque el legado
del programa de intervención gubernamental sin precedentes
está lejos de estar claro". (El Economista –
1/7/11)
Ben Bernanke lo lanzó con la
esperanza de que crearía un "efecto riqueza", es decir,
una subida de los precios de los activos que ayudaría a
convencer a los norteamericanos de que la crisis financiera
había pasado. Sin duda, una variedad de activos han subido
de forma notable, y los tenedores de los mismos han ganado
bastante en los ocho meses desde que se lanzó el QE2. Pero
aquellos atrapados en la caída del mercado inmobiliario y
la destrucción de empleo no lo han hecho tan
bien.
– Dónde ha funcionado:
1. La bolsa se ha disparado
2. Las materias primas han
subido
3. Un impulso a las
exportaciones
4. Ha evitado una crisis a la
japonesa
5. Ha creado un "efecto riqueza" para los
ricos
– Dónde ha fracasado:
1. La vivienda sigue hundida
2. El mercado laboral también
está destrozado
3. La inflación puede no ser
'temporal'
4. Destrucción del
dólar
5. Los tipos de interés realmente
han subido
– Fracaso total: ni la Fed, ni el BCE,
han podido evitar que la crisis cumpla 4
años
"El Banco Central Europeo (BCE) ha
asegurado que comprará deuda de España e Italia. Es
su última decisión para atajar los problemas por
los que atraviesa la zona euro. Han pasado ya cuatro años
desde que comenzara la actual crisis internacional y la
actuaciones tanto de la entidad europea como la de la Reserva
Federal de EEUU han estado siempre en el punto de mira. No
evitaron la crisis y parecen incapaces de ponerle
fin"… Las actuaciones del BCE y la Fed no evitaron
una crisis que dura ya 4 años (El Economista –
8/8/11)
Oficialmente, el inicio de la crisis tuvo
lugar el 9 de agosto de 2007, cuando el Banco Central Europeo
(BCE) y la Reserva Federal (Fed) intervinieron de urgencia para
reforzar la liquidez del mercado interbancario. Jean-Claude
Trichet, presidente del BCE, promovió una inyección
de 95.000 millones de euros en el sistema financiero europeo. Su
homólogo, Ben Bernanke, hizo lo propio en Estados Unidos,
incrementando la línea de crédito a los bancos en
casi 17.500 millones de euros. Aunque aquella actuación
confirió carácter oficial a la crisis, sólo
fue el primero de los muchos momentos históricos que se
sucedieron desde entonces.
El 16 de marzo de 2008, J.P. Morgan, con el
respaldo de la Fed, adquirió el banco de inversión
Bear Stearns para evitar su quiebra ante la degradación
del valor de sus activos. El 11 de julio de ese año, el
Congreso de los EEUU aprobó la intervención del
mercado hipotecario. Concretamente, la medida se aplicó
sobre las entidades de patrocinio público Fannie Mae y
Freddie Mac, que poseían casi la mitad de deuda
hipotecaria nacional. El respaldo fue insuficiente y el 6 de
septiembre el Tesoro norteamericano decretó su
nacionalización.
Pero el acontecimiento que otorgó
dimensiones absolutas a la crisis fue la caída de Lehman
Brothers, el cuarto banco de inversión más grande
de EEUU. El 14 de septiembre, el gigante financiero cayó
en bancarrota (la mayor en toda la historia de Estados Unidos).
Hito que se trasladó inmediatamente a la bolsa, con
caídas generalizadas en la mayoría de los
parqués. El miedo también planeó sobre el
banco Merrill Lynch, que se postulaba como el siguiente de la
lista, sin embargo la entidad fue adquirida por Bank of America
que evitó así su quiebra.
La huella de estos fatídicos
acontecimientos aún se deja notar sobre los principales
índices mundiales, que siguen sin mostrar signos de
recuperación.
El panorama en Wall Street no es demasiado
alentador. La mayor potencia del mundo ve como sus principales
índices acumulan fuertes caídas. Mientras que el
Dow Jones ha cedido a lo largo de estos cuatro años un
16,6%, el S&P 500 lo ha hecho un 19,8%.
El caso español no es más
halagüeño, y así lo muestra el Ibex 35, que
salda el periodo con una bajada del 42,10%, aun así se
comporta mejor que el índice de referencia de la eurozona,
el Eurostoxx, que ha sufrido una caída del 44,64 por
ciento. Pero sin duda el peor mazazo se lo lleva Emiratos
Árabes Unidos, cuyo selectivo, el DFM National, se apunta
un retroceso del 63,94%.
El rojo tiñe Europa, ya que la mayor
parte de los índices europeos ha cosechado pérdidas
siendo las más significativas las del Mib italiano, el OMX
Helsinki finlandés y el PSI General portugués con
bajadas del 60,32, 52,83 y 43,63% respectivamente.
Sin embargo no todos han sucumbido a las
cifras negativas. Algunos indicadores asiáticos y
latinoamericanos han aguantado el vendaval y pueden presumir de
mantenerse en positivo. Es el caso del Bse Sensex 30 (principal
selector indio) que ha logrado un alza del 15,58 por ciento.
Más sorprendente aún es el caso de Indonesia cuyo
principal índice, el Jakarta LQ-45, se suma al carro de
los pocos que han sobrevivido con una subida del
55,71%.
Por otro lado, los indicadores
latinoamericanos que llegan al aniversario de la crisis con
buenas cifras son el Merval argentino, que repunta un 46,07% y el
IPSA, el principal selectivo chileno, con un alza del 25,93 por
ciento.
Una crisis
camaleónica
Entre los factores que impulsaron esta
crisis figuran una política monetaria expansiva que
propició un aumento del endeudamiento, ya que los costes
de las obligaciones financieras eran muy reducidos y la abundante
liquidez hizo que los tipos de interés fueran inferiores a
la inflación, con lo que los incentivos para ahorrar en
vez de consumir eran menores. Una errónea
evaluación del riesgo por parte de las agencias de rating
y de una falta de regulación externa por parte de la Fed,
y sobre todo por un exceso de avaricia por parte de los
responsables de las entidades financieras.
El detonante fue la elevada morosidad de
las hipotecas subprime desarrolladas a raíz del boom
inmobiliario en EEUU y que se concedieron sin ningún
control a clientes apodados como ninjas, personas sin renta, sin
trabajo y sin activos (no income, no job, no assets). La pregunta
es: ¿por qué los bancos concedieron créditos
a gente que seguramente no podría pagar? Para seguir
alimentando la máquina del dinero. El fin no era la
concesión de créditos de vivienda en sí
mismos, sino el deseo de otorgarlos para posteriormente emitir
títulos respaldados por esos préstamos
hipotecarios. Cuantas más hipotecas daban, más
títulos podían emitir y mayor altura tomaban los
precios de la vivienda, con el consiguiente efecto riqueza sobre
la economía real. Sin embargo esto solo se podía
sostener si el boom inmobiliario duraba indefinidamente, pero
ninguna burbuja es eterna. Y ésta se desinfló el
primer trimestre de 2007, cuando por la saturación del
mercado cayeron los precios de la vivienda. Ante esta
situación, algunos propietarios con bajo nivel de renta,
al ver que el valor de la vivienda quedaba por debajo del valor
hipotecado empezaron a no pagar los préstamos y a
devolverles las llaves de las casas al banco. De este modo
nacieron los activos tóxicos, en el sentido de que el
valor subyacente de las titulizaciones de las hipotecas era mucho
menor al de los bonos emitidos.
Pero, el principal problema vino a la hora
de asumir e identificar el riesgo de los activos. Ya que, estas
hipotecas una vez concedidas en títulos transferibles, se
vendieron por todo el mundo. Quienes las contrataban en EEUU eran
agentes a comisión, que cobraban en función del
número de hipotecas colocadas. Los ejecutivos de estas
empresas no se veían afectados por el creciente riesgo que
el sistema financiero asumía. Su trabajo consistía
en vender hipotecas y solo de ello dependía su sueldo. Por
otra parte, los bancos a través de la titulización
-convertir activos, generalmente préstamos en valores
negociables en el mercado- tampoco fueron conscientes del riesgo
ya que diseñaron unos instrumentos financieros llamados
CDO (Collaterised Debt Obligations) con los que las entidades
sacaban de sus balances activos provenientes de su negocio
hipotecario, sustituyéndolos por dinero nuevo. En una
operación opaca que hacía difícil saber
quién era el tenedor final de ese título.
Así, cuando estalló la crisis los mercados de
capitales se secaron. Los bancos no sabían quiénes
estaban contaminados con estas emisiones, ni en qué
cuantía por lo que no prestaban dinero a nadie.
Como consecuencia de esta
restricción del crédito muchos proyectos de
inversión se cancelaron provocando pérdidas
empresariales, caída del crecimiento económico y
destrucción del empleo. Tenemos así cómo, en
un tiempo récord una crisis en el sector hipotecario
estadounidense se transforma en una crisis financiera y
posteriormente en una crisis económica global.
Ahora la deuda es el problema
Ante esta tesitura, los Estados
intervinieron a través de estímulos fiscales y
dando soporte de liquidez y apoyo a los bancos. Tanto en EEUU
como en Europa el riesgo de quiebra del sistema financiero
propició una rápida y desorganizada ayuda a los
bancos, mientras que las respuestas en política fiscal y
monetaria fueron más coordinadas. En Asia la respuesta fue
más tradicional y, prioritariamente, se centró en
expandir el crédito y dar estímulos en ciertos
sectores.
Este esfuerzo que tuvieron que realizar
algunas economías para evitar el colapso de su sistema
financiero -nacionalizando incluso entidades bancarias-, y
desatascar el estancamiento de su sector productivo hizo que los
niveles de endeudamiento de estos países se incrementaran
notablemente y en un breve periodo de tiempo. Todo ello, unido a
un crecimiento prácticamente nulo de su PIB, hizo que en
los mercados financieros comenzara a cuajar la idea de que
algunos países podrían no ser capaces de hacer
frente a su endeudamiento.
Un temor que cobró forma cuando, en
octubre de 2009, el nuevo gobierno griego indicó que se
había disimulado el verdadero tamaño de su deuda
desde hacía casi una década, los problemas se
dispararon en los meses posteriores, hasta que en abril de 2010
Atenas pidió el rescate y el 8 de mayo, se concedió
una línea de crédito de 110.000 millones de euros
para rescatar a Grecia (80.000 por parte de la UE y 30.000 del
FMI), quien ahora está pendiente de un segundo rescate. No
fue la única, el 22 de noviembre le siguió Irlanda,
que percibió una ayuda de 67.500 millones de euros; y el 6
de abril de este año Portugal claudicó y se le
destinó un fondo de ayuda por valor de 78.000 millones.
Ahora España e Italia están en el punto de mira al
ubicar su prima de riesgo por encima de los 400 puntos
básicos. Un nivel a partir del cual la intervención
se realizó los anteriores países.
También al otro lado del
Atlántico, han tenido su particular vía crucis con
la deuda. Demócratas y republicanos tras una ardua
negociación alcanzaron un acuerdo para elevar el techo de
endeudamiento de la economía estadounidense -que se
establecía como límite en los 14,29 billones de
dólares- , un acuerdo que se alcanzó in extremis el
pasado 2 de agosto (2011) para evitar que la primera potencia
económica entrara en quiebra.
Bajo los términos de lo pactado, la
autorización de endeudamiento subió de inmediato en
900.000 millones de dólares, y se añadirán
otros 1.5 billones para el próximo año. A cambio se
aplicarán de inmediato recortes de casi un billón
de dólares, mientras un comité bipartidista tiene
de plazo hasta fin de año para buscar una reducción
del déficit federal en otros… 2 billones de
dólares.
"Con Estados Unidos bombardeado por dos
frentes, el déficit interno y la crisis de deuda externa,
es poco lo que la Reserva Federal puede hacer por su
economía. Así lo ha asegurado uno de los pesos
pesados de la administración, el presidente del banco
central de Dallas, Richard Fischer". (El Confidencial –
13/9/11)
Los 600.000 millones de dólares del
programa de compra de bonos -el llamado quantitative
easing– que puso en marca la institución liderada por
Ben Bernanke hace casi un año, y que buscaba rebajar
indirectamente los tipos de interés, reactivar el consumo,
permitir el endeudamiento de las empresas e incentivar la
contratación, han caído en saco roto. En otras
palabras, los políticos no han sabido hacer su
trabajo.
Unas declaraciones que
podrían parecer anecdóticas y que en realidad
tienen mucho más calado. Fischer, una voz autorizada de la
Fed, ha venido a cuestionar el papel que ha jugado el banco
central en la crisis, en tanto que sus esfuerzos no han alcanzado
su objetivo por la inacción de Gobierno y legisladores, y
ha asegurado que ya no pueden hacer más.
– "Twist Again": Bernie supera al
"Maestro", consigue no dejar conforme a nadie
"El presidente de Reserva Federal Ben
Bernanke, mostrando una mayor vehemencia de la prevista,
lanzó un nuevo paquete de medidas no convencionales para
apuntalar la débil economía estadounidense. Estas
iniciativas se han convertido en la principal
característica de sus tumultuosos cinco años al
frente del banco central". (The Wall Street Journal –
21/9/11)
La última vuelta de tuerca del
titular de la Fed fue la decisión de reconfigurar
drásticamente su portafolio de valores de US$ 2,6 billones
(millones de millones) en un intento por reducir las tasas de
interés a largo plazo. La Fed planea modificar su cartera
para tener más bonos del Tesoro de largo plazo y
más deuda hipotecaria, con la esperanza de que las tasas
más bajas impulsen la inversión y el gasto e
inyecten un flujo de adrenalina al alicaído mercado
inmobiliario.
Aunque las medidas fueron un poco
más audaces de lo previsto, no fueron vistas como la clase
de programa innovador capaz de reactivar la economía
estadounidense, una conclusión que se reflejó en el
desempeño de los mercados.
Según el nuevo
programa, que se inspira en un plan de 1961 conocido como
Operación Twist en alusión al baile de moda en ese
momento, la Fed venderá US$ 400.000 millones en valores
del Tesoro que vencen dentro de tres años y
reinvertirá las ganancias en valores que vencen en entre
seis y 30 años. Esto altera significativamente su cartera
de activos en favor de valores a largo plazo. Además, el
banco central tomará los ingresos provenientes del
vencimiento de sus valores respaldados por hipotecas y los
reinvertirá en otros valores hipotecarios.
Los analistas, sin embargo, reaccionaron
con cautela. "Podría ayudar un poco", indicó James
Hamilton, profesor de la Universidad de California en San Diego
que estudia el impacto de las políticas de la Fed, pero
agregó que "nadie debería hacerse ilusiones de que
las políticas reanimarán la
economía".
A pesar del hundimiento de las bolsas,
Ben Bernanke, bajo el fuego tanto de los demócratas
como de los republicanos, logró un golpe maestro que lo
pone a la altura de Obama y de muy pocos políticos
más en la Historia moderna, al ejecutar un plan que no
contenta a nadie, según David Callaway, el director de
MarketWatch.
La decisión de la
Fed de twist la curva de tipos para mantener los intereses bajos
decepcionó a los mercados porque no la consideran un
estímulo suficiente para estimular la economía.
Irritó a los republicanos que habían demandado que
no hiciera nada para ayudar a la economía. Y probablemente
enfurecerá a los demócratas que tratan de controlar
el banco central.
"La última decisión de la
Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, ha sabido
demasiado a poco a los inversores. Concluir que esta
reacción se debe a la timidez de la medida sería
demasiado simplista. La razón viene de muy lejos. De los
vicios adquiridos en la relación entre los mercados y la
Fed desde los años 80". (El Economista –
22/9/11)
En su estreno como presidente de la Reserva
Federal en agosto de 1987, Alan Greenspan reprendió a sus
colegas del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC, el
órgano de la Fed que define la política monetaria
en EEUU) por la nula atención que prestaron a Wall Street
durante esa reunión. Dos meses después, con motivo
del crash sufrido el 19 de octubre (el Dow Jones se
desplomó un 22,6% en una única sesión),
Greenspan demostró que era sensible a las dificultades
financieras. Salió al paso de los problemas al anunciar
que velaría por salvaguardar la liquidez de los
mercados.
En ese momento no podía saberlo,
pero estaba instaurando una forma de proceder que, con el tiempo,
se convirtió en una tradición. Fue el nacimiento de
la denominada Greenspan put, es decir, una mecánica
consistente que en la Fed acudiría al rescate cuando los
mercados financiero lo requirieran -aunque, por el contrario,
haría la vista gorda cuando los precios de los activos
subieran en los supuestos buenos tiempos-.
Desde entonces, los inversores se han
acostumbrado a los mimos de la Fed. Y no es de extrañar.
Emulando al perro de Pavlov, los mercados llevan un cuarto de
siglo salivando al son del metrónomo que hace sonar el
banco central de EEUU en cuanto llegan los problemas. Y es desde
esta perspectiva desde la que hay que enfocar la decepción
que ha generado Bernanke con su última
decisión.
Como sostiene el
economista Raghuram Rajan, "la Greenspan put se está
convirtiendo rápidamente en la Bernanke put". O lo que es
lo mismo, Bernanke no sólo cogió el relevo de
Greenspan cuando le sustituyó en la presidencia de la Fed
en 2006, sino que después ha mantenido la costumbre de
transmitir al mercado la idea de que siempre estará
ahí cuando lo necesiten.
La interpretación de Rajan se ha
visto refrendada por los hechos, aunque es cierto que cuenta con
el corolario que supone la magnitud de la crisis desatada en
2007. Bajo la batuta de Bernanke, los tipos de interés
llevan en el 0-0,25% desde diciembre de 2008 -y en principio
seguirán en ese histórico nivel hasta mediados de
2013- y ha inyectado 2,3 billones de dólares en la
economía mediante la compra de deuda hipotecaria y
pública en el mercado en los denominados QE1 y QE2. Nunca
antes, desde la fundación de la Fed en 1913, se
había visto nada semejante.
El 21 de septiembre
(2011), el mercado estaba expectante. Bernanke venía
haciendo sonar el metrónomo desde finales de agosto. El
mensaje estaba claro: en septiembre enviaría nuevos
estímulos para intentar contrarrestar el enfriamiento de
la recuperación. Y así fue: la Fed
desempolvó la Operación Twist, el rimbombante
nombre de una estrategia que con anterioridad sólo se
empleó una vez, en 1961, y que consiste en modificar la
estructura de la cartera de la Fed para vender deuda a corto
plazo y comprar deuda a largo plazo.
Con esta maniobra, Bernanke ha querido
demostrar que sigue ahí. Que la Bernanke put no se ha
esfumado. Pero ha sabido poco al apetito insaciable de los
mercados, que siempre quieren más, que demandaban otra
descarga de dólares -bajo la forma de un QE3- para tener
dinerito fresco con el que lanzarse a comprar activos de riesgo
-renta variable y materias primas, principalmente-. Esta vez, las
expectativas no han sido satisfechas, y de ahí la
decepción.
Esta vez no ha habido
QE3. Pero eso no indica que no pueda haberlo en el futuro. El
metrónomo de Bernanke sigue activo y los mercados
volverán a salivar si lo hace sonar, porque
entenderán que se acerca la hora de comer. A eso vienen
jugando la Fed y los inversores en el último cuarto de
siglo.
– Papá: ¿los Reyes
Magos… vienen de la FED? Si hijo, pero que no se enteren
en Main Street
"La banca mundial recibió ayudas
por valor de más de la mitad del PIB de EEUU sin el
conocimiento del Congreso de EEUU, obteniendo con ellas un
beneficio de 13.000 millones de dólares. Este rescate
encubierto se organizó mediante préstamos secretos
a intereses prácticamente inexistentes. Y mientras, las
entidades mintieron públicamente sobre su salud
financiera, se dedicaron a crecer y a seguir pagando a sus
empleados salarios astronómicos"… La Fed
orquestó el rescate secreto de los bancos inyectando 7,7
billones de dólares (El Economista –
27/11/11)
Según recoge la revista Bloomberg
Markets, la Fed llegó comprometer 7,77 billones de
dólares entre 2007 y 2009, incluyendo garantías
además de préstamos, para salvar al sistema
financiero mundial. Entre los bancos que recibieron las ayudas se
encuentran los españoles Santander y BBVA, que obtuvieron
unos beneficios de 96,2 y 84,1 millones de dólares,
respectivamente, gracias a ello.
Aparte de esto estaba el rescate oficial
del TARP (Trouble Asset Relief Program), que ascendió a
700.000 millones de dólares.
El día más terrible fue el 5
de diciembre de 2008, cuando la banca necesitó 1,2
billones de dólares. Aquel día, Wall Street
cerró con subidas de más del 3% con una fuerte
remontada a última hora liderada por el sector financiero,
después de caer durante la mayor parte de la
sesión. También en esa jornada se nombró a
Ken Lewis, consejero delegado de Bank of America, banquero del
año: unos días antes, el 26 de noviembre, su banco
debía 86.000 millones encubiertos a la Fed y había
necesitado préstamos de emergencia para completar la
adquisición de Merrill Lynch.
Desde la Fed se asegura que
prácticamente todos los préstamos han sido
devueltos y no ha habido pérdidas para el contribuyente.
Sin embargo, su actuación siembra dudas porque
permitió mantener con vida a instituciones quebradas que
además aprovecharon ese dinero para crecer más y
seguir repartiendo salarios y bonus desorbitados entre sus
empleados.
Estas nuevas revelaciones llegan gracias a
que Bloomberg LP ganó un juicio contra la Fed y un grupo
de grandes bancos estadounidenses, lo que forzó a que se
hicieran públicos los detalles de las operaciones entre el
banco central y el sector financiero.
La Fed argumentaba que publicar estos datos
en su momento crearía un estigma que cerraría el
crédito a las entidades que utilizaran al banco como
prestamista de último recurso.
Préstamos sin intereses
La Fed ha realizado préstamos de
emergencia a través de la llamada ventanilla de descuentos
desde su fundación en 1913, pero a partir de agosto de
2007 creó numerosas herramientas para ayudar al sector
financiero, y a finales de 2008 ya había creado 11
facilidades de crédito distintas.
Normalmente, estos préstamos de
emergencia son más caros para que los bancos no abusen de
este privilegio. Sin embargo, durante la crisis, estos
préstamos de la Fed fueron los más baratos del
mercado, llegando a un mínimo del 0,01% en diciembre de
2008, como ya se publicó en primavera de este
año.
Estos programas de emergencia iban "mano a
mano" con el TARP, explica Sherrill Shaffer, profesor de la
Universidad de Wyoming y ex economista jefe de la Fed de Nueva
York. El TARP ayudó al banco central a aislarse de las
pérdidas, mientras que la decisión de la Fed de dar
financiación ilimitada a la banca permitió que
ésta no se colapsara, protegiendo a su vez el dinero que
el Tesoro puso para el TARP.
"Aunque el Tesoro estuviera en los
titulares, era la Fed quien realmente estaba
orquestándolo", añade Shaffer.
Por ejemplo, Bank of America y Citigroup
recibieron oficialmente 45.000 millones de dólares del
TARP. Sin embargo, al mismo tiempo estaban recibiendo
préstamos regalados de manera secreta por la Fed, llegando
tocar picos de cerca de 100.000 millones de dólares a
comienzos de 2009 en ambos casos.
Secretismo absoluto
El problema es que los congresistas no
sabían nada de que se estuviera organizando un rescate que
permitió que Morgan Stanley recibiera 107.000 millones de
dólares en septiembre de 2008, poco después de la
caída de Lehman Brothers. Incluso los miembros del
gobierno de George W. Bush que gestionaban el TARP
desconocían estas actividades.
Judd Greg, ex senador republicano de New
Hampshire y que encabezó las negociaciones sobre el TARP,
asegura que "no sabíamos los detalles". Gregg es ahora
asesor de Goldman Sachs.
"Teníamos conciencia de que se
estaban llevando a cabo esfuerzos de emergencia, pero no
sabíamos los detalles", añade Barney Frank,
congresista demócrata que presidía el Comité
de Servicios Financieros de la Cámara.
Frank fue también uno de los
impulsores de la reforma de Wall Street con la que se
pretendía acabar con los excesos de la industria
financiera. El Congreso debatió esa reforma en 2010 sin el
conocimiento completo del nivel de dependencia de la Fed que
tenían las entidades financieras, denuncia
Bloomberg.
Bancos demasiado grandes para
caer
Mientras, las grandes entidades
estadounidenses siguieron creciendo y siguieron pagando a sus
empleados tanto como en los momentos más álgidos de
la burbuja inmobiliaria.
En concreto, los activos de los seis
mayores bancos crecieron un 39% entre septiembre de 2006 y
septiembre de 2011, hasta alcanzar los 9,5 billones de
dólares. Los empleados de estas entidades vieron crecer
sus compensaciones un 20% en esos cinco años, siendo el
salario media el mismo en 2010 que en 2007, antes de la crisis y
los rescates.
Estas ayudas encubiertas de la Fed
permitieron, por ejemplo, que Wells Fargo comprara Wachovia, que
estaba recibiendo préstamos secretos por valor de 50.000
millones para evitar su colapso. Algo similar se hizo con Bear
Stearns, que recibió 30.000 millones para mantenerse a
flote y que JP Morgan pudiera finalizar su
adquisición.
"Cuando ves los dólares que
obtuvieron los bancos es difícil decir que eran
instituciones exitosas", asegura Sherrod Brown, senador de Ohio
que intentó introducir una ley en 2010 para limitar el
tamaño de las entidades. "Esto es un tema que puede unir
al Tea Party con Occupy Wall Street. Hay congresistas en ambos
partidos que cambiarían sus votos ahora".
Esta propuesta de Ley habría
obligado a las seis mayores entidades a reducir su tamaño,
pero la banca consiguió salirse con la suya argumentando
que sería "castigar el éxito", recuerda Brown. Pero
ahora que se sabe la cantidad de dinero que necesitó el
sector puede que los senadores y representantes pensaran
distinto.
Kauffman concluye: "No estamos en absoluto,
preparados para otra crisis financiera".
– El "espectáculo" debe
continuar: a la espera de la próxima ronda de la
Fed
"Societe Generale ha presentado su
informe "Paciencia, las malas noticias se convertirán en
buenas noticias", donde el banco francés se ha mostrado de
lo más alcista con el oro ya que aventura una nueva ronda
de estímulos por parte de la Reserva Federal. Según
aseguran los expertos de la entidad es difícil que la
economía mundial se enfrente a una crisis de liquidez ya
que "estamos en vísperas de nuevos estímulos por
parte del Banco Central de Inglaterra en Reino Unido, la Fed en
Estados Unidos y más tarde en la Eurozona""… La Fed
lanzará un QE3 en primavera que disparará al oro
entre los 1.900 y 8.500 dólares por onza (El Economista –
28/11/11)
"En EEUU, según explican los
especialistas del banco galo, la combinación de la
debilidad económica que se experimentará durante el
primer trimestre de 2012 junto con la inflación
acabarán por presionar a la Fed, que dará
vía libre a una nueva ronda de expansión monetaria.
Esta operación se llevará a cabo en dos fases. La
primera tendrá lugar en enero de 2012, cuando la Reserva
Federal anuncie que mantendrá las tasas en el cero por
ciento hasta que el desempleo se sitúe por debajo del
7,5%.
La segunda fase tendrá lugar en
marzo del año que viene, cuando se haga oficial el anuncio
de una nueva ronda de Quantitative Easing (QE). "Esperamos que la
próxima ronda de QE se concentre en la compras de Mortgage
Backed Securities (activos respaldados por hipotecas) por un
valor aproximado de 600.000 millones de dólares durante un
periodo comprendido entre seis y ocho meses", explica el informe.
Esto aumentaría la cartera de de activos de la Fed desde
2,65 billones de dólares actuales hasta los 3,25 billones
de dólares previsto para finales de 2012.
– Que fluya el crédito…
sí, pero hacia la banca (un" altra volta)
"Los bancos centrales de los
países desarrollados anunciaron el miércoles una
acción coordinada para impulsar el sistema financiero
global, en un momento en que la crisis de deuda de Europa sigue
afectando a los mercados"… Los principales bancos
centrales del mundo lanzan una acción coordinada para
apuntalar el sistema financiero (The Wall Street Journal –
30/11/11)
"El propósito de estas acciones es
relajar las tensiones de los mercados financieros y de este modo
mitigar los efectos de esas tensiones sobre la oferta de
crédito a los hogares y las empresas, y de este modo
ayudar a alimentar la actividad económica", dijo la
Reserva Federal de Estados Unidos en un comunicado.
La Fed, el Banco de Canadá, el Banco
de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo
y el Banco Nacional Suizo acordaron rebajar en 50 puntos
básicos el precio de los actuales acuerdos temporales de
canje de liquidez en dólares. Este recorte sitúa la
nueva tasa de canje en el índice de canje de
dólares a un día más 50 puntos
básicos, dijeron la Fed y el BCE en sendos
comunicados.
Este nuevo precio se aplicará a
todas las operaciones que se realicen a partir del 5 de
diciembre. La autorización para estos acuerdos de canje se
ha ampliado hasta el 1 de febrero de 2013.
Los bancos centrales han acordado
también el establecimiento de acuerdos bilaterales
temporales de canje para asegurar que hay liquidez en cualquiera
de esos mercados y en cualquiera de las monedas si las
condiciones del mercado lo justifican, dijo la Fed.
"En la actualidad, no hay necesidad de
ofrecer liquidez en monedas no nacionales aparte de en
dólares, pero los bancos centrales juzgan prudente hacer
los ajustes necesarios para que las operaciones de apoyo a la
liquidez puedan ponerse en marcha rápidamente si surge la
necesidad", dijo la Fed.
– Otra dosis de inyección
monetaria global (happy hour: continúa la barra
libre)
"Estamos aquí para lo que haga
falta. Este fue el mensaje que la Reserva Federal (Fed) de EEUU,
el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra, el Banco
de Japón, el Banco de Canadá y el Banco de Suecia
lanzaron ayer al unísono a las dos de la tarde. Una
actuación que prolonga la alianza que sellaron con los
primeros coletazos de la Gran Recesión en 2007 y que han
venido renovando posteriormente. Y como siempre, una
intervención con mucha miga en su interior"…
Bernanke, Draghi & Cía.: las 5 claves de la
última intervención de la banca central (El
Economista – 30/11/11)
La brigada global anticrisis acudió
al rescate el 29/11 en respuesta al agravamiento de la crisis de
la deuda soberana y su impacto en el sector financiero y la
economía mundial. Ya lo había hecho antes en los
primeros escarceos de la crisis en el verano de 2007 y, sobre
todo, con motivo de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre
de 2008.
Desde entonces, han seguido colaborando
para paliar las tensiones de financiación. En agosto, de
hecho, el BCE reforzó su intercambio de divisas con el
Banco de Inglaterra y un mes después se coordinó
con la Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el
Banco Nacional de Suiza para realizar más operaciones de
financiación en dólares. Ante la persistencia de
los problemas, el 29/11 fueron un paso más
allá.
La brigada anticrisis no ocultó que
su decisión pretende "suavizar las tensiones financieras".
¿De qué modo? Poniendo más dólares y
divisas del área de influencia del resto de los bancos
centrales -euros, libras, yenes, dólares canadienses y
francos suizos- a disposición de los bancos privados
mediante operaciones periódicas de financiación que
estarán vigentes hasta el 1 de febrero de 2013.
La medida, por tanto, persigue un objetivo
claro. "Al final, barra libre de liquidez para luchar contra el
riesgo de contracción de crédito", concluye
José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en
España.
Los bancos europeos quedan estigmatizados.
Con esta actuación, los bancos centrales demostraron
unidad… aunque también hubo espacios para las
fisuras.
"Las instituciones financieras
estadounidenses no afrontan dificultades actualmente para obtener
liquidez a corto plazo en los mercados de financiación",
matizó la Fed. "Las condiciones financieras han seguido
suavizándose en Japón y las entidades japonesas no
tienen dificultades para financiarse en divisas extranjeras",
precisó a su vez el Banco de Japón. "El Banco de
Canadá juzga que no necesita ofrecer ahora operaciones de
estas líneas de intercambio", apostilló la entidad
norteamericana.
Por el contrario, ni el BCE, ni el Banco de
Inglaterra ni el Banco de Suiza introdujeron comentarios
similares. Estos silencios y aquellas palabras fueron delatores.
Centraron el foco en el epicentro de las tensiones actuales:
Europa. Y más en concreto, en la zona euro, cuyos bancos
son los que tienen más problemas en estos momentos para
obtener financiación en dólares.
"Por supuesto, deja un cierto estigma para
los bancos que reciben préstamos del BCE, incluso aunque
las operaciones son anónimas, y esto podría limitar
la cuantía de las futuras de financiación en
dólares", certifican los expertos de Barclays.
Al margen de la actuación de los
principales bancos centrales del mundo, los países
emergentes también recurrieron ayer a las maniobras
monetarias para mitigar el impacto de la ralentización
económica y las restricciones financieras.
China redujo el coeficiente de reservas que
exige a los bancos por vez primera desde 2008 para conducirlo del
21,5 al 21%. Además, Tailandia bajó los tipos de
interés del 3,5 al 3,25% y el mercado esperaba que en la
madrugada del miércoles al jueves Brasil acometiera otro
recorte del precio del dinero, del 11,5 al 11%.
– El "casino" sigue abierto (Bernie y
Súper Mario reparten las cartas de Blackjack y
Póker)
"La Reserva Federal probablemente
lanzará una nueva ronda de estímulos valorada en un
billón de dólares este mismo mes, según un
creciente consenso de economistas que consideran que la reciente
recuperación económica es insostenible"… La
Fed puede resucitar el quantitative easing por un billón
de dólares (El Economista – 20/1/12)
"Qué principio de año
más espectacular para los mercados. Es impresionante ver
como las inyecciones de liquidez y las políticas
intervencionistas impactan en los mercados cada vez más
rápida y agresivamente, para luego desvanecerse
rápida y agresivamente también"… A
imprimir!: El BCE, la Fed y la ilusión monetaria de la
"patada para adelante" (El Confidencial –
21/1/12)
Los grandes beneficiarios, como siempre,
las materias primas, bolsas y activos endeudados. Ese es el gran
problema de las inyecciones de liquidez, que generan
inflación, incentivan el mantenimiento de sectores de baja
productividad e ineficientes y retrasan la limpieza del sistema,
posponiendo la liquidación de inventarios excedentarios y
manteniendo la sobrecapacidad. Si añadimos a esas
inyecciones de liquidez -y ya hemos visto desde 2007 que no se
trasladan a la economía real- el efecto de los planes de
austeridad necesarios, no es difícil llegar a las
estimaciones del Fondo Monetario Internacional de caída
del PIB para la Unión Europea.
Lo que mantiene a las bolsas vivas y a las
empresas en una situación mucho más sólida
es la esperanza de la tímida recuperación de
Estados Unidos mientras China busca desesperadamente compensar
con capital su desaceleración económica. Pero hay
cifras que merecen ser resaltadas:
– Más de un billón y medio de
euros inyectados a la economía en Europa desde 2007 para
generar crecimiento de PIB negativo.
– En Estados Unidos se ha pasado de una
deuda pública de 65% a un 100% del PIB en seis
años. En Europa, la aceleración del gasto, dos
veces superior, ha sido aún más rápida desde
2004, pero los planes de estímulo han ido casi enteramente
a sostener el gasto público.
– Los activos bancarios suponen un 85% del
PIB de Estados Unidos y 320% del PIB de Europa.
– Más de tres billones de
dólares inyectados en el sistema financiero para generar
una revalorización bursátil negativa o inferior a
la inflación.
El problema de este entorno de inyecciones
de liquidez es que viene acompañado de débiles
señales en la economía real. Solo en enero (2012)
el número de revisiones a la baja de estimaciones ("profit
warnings") de líderes globales expuestos al PIB mundial ha
sido realmente espectacular. Contemos: Alcoa, Philips, Siemens,
Tesoro, Chevron, Tiffany, Tesco, Vestas, Google, JP Morgan,
Johnson Control, etcétera.
Pues bien, uno de los debates más
escuchados en Estados Unidos (enero de 2012) es si vamos a ver
una tercera ronda de ajuste cuantitativo, "Quantitative Easing" o
QE3. Imprimir papelitos, recomprar bonos, intervenir.
Es difícil pensar que se va a llevar
a cabo en un año electoral, ya que se vería como
una intervención electoralista a favor de Obama. Un
año, además, en el que el presupuesto está
secuestrado por ley para cumplir con el déficit, con lo
cual el ajuste cuantitativo tendría un efecto, como mucho,
neutralizador del recorte de presupuesto. Y un año en el
que los republicanos ya han amenazado con investigar a la Fed si
se lleva a cabo. No olvidemos que ningún indicador
económico en Estados Unidos justifica un ajuste
cuantitativo hoy en día, desde el desempleo hasta la
producción industrial. La única razón para
llevar a cabo tal medida sería una subida espectacular del
dólar respecto al euro y otras monedas, pero de momento no
está justificada dado que la ventaja competitiva
más clara para EEUU hoy no es el dólar bajo, sino
el hecho de que:
1. La competitividad del país se ha
disparado gracias al "boom" del sector energético y
sanitario, y la caída de los costes industriales, que en
Estados Unidos se han desplomado gracias al gas pizarra, con el
precio del gas cayendo un 60%, y el de electricidad un 50%. En
Europa los impuestos siguen subiendo, a las empresas se les
imposibilita invertir por el proteccionismo y los costes
energéticos han aumentado en toda la eurozona a pesar del
desplome de la demanda.
2. EEUU está colocando sus bonos a
diez años a tipo real negativo (tipo 2% ajustado por
inflación, negativo) ya que, como decía Will
Rogers, los inversores "están más preocupados por
la probabilidad de recuperar su dinero que por la rentabilidad
del mismo" (I am not as concerned about the return on my money as
I am about the return of my money). Algún día
tendremos que plantearnos con sentido autocrítico por
qué hay $ 27.000 millones de demanda de inversor final de
bonos al 2% y ninguna de nuestros bonos al 4% o 6%.
3. Estados Unidos sabe que puede imprimir
moneda porque el dólar se utiliza en el 75% de las
transacciones mundiales, algo que no le ocurre al euro, que es
menos del 15%. Pero sabe que no puede imprimir si no hay un
proceso de recuperación global evidente porque entonces
genera hiperinflación y el efecto deseado se
pierde.
La guerra de deuda entre Estados Unidos y
Europa la tenemos perdida de antemano. Porque en Estados Unidos
cuentan con una moneda de uso mundial, el 75% del comercio
global, y el hecho de que las medidas de competitividad se
implementan a favor del sector privado, no para sostener al
público. El gasto publico por unidad de PIB es un 25% en
Estados Unidos, y eso incluye el desastre que es Medicare y el
gasto desorbitado en armamento, por eso el país entero se
queja de ello y están en proceso de cercenarlo por ley. En
Europa alcanza el 50%.
A pesar de lo que decía algún
periódico (enero 2012), el BCE lleva, sobre un total de
€ 220.000 millones comprados, una perdida estimada de entre
€ 35.000 y € 55.000 millones en sus compras de bonos
periféricos. Sí, hasta hace poco mantenía un
ligero beneficio en sus bonos españoles, pero la
ilusión desaparece mientras Grecia entra en "default" y
tiene que reestructurar su deuda a unos 32 céntimos por
euro, es decir casi un 70% de quita. Y una vez que se ha conocido
la noticia, Portugal ha ido detrás y su prima de riesgo se
disparaba, al igual que la española y la
italiana.
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