Resulta interesante resaltar las personalidades de una
nueva clase de hombres que desataron el proceso de la
revolución industrial. Si examinamos algunos de los
grandes inventores podemos observar que muy pocos de ellos
provenían de la nobleza, por ejemplo, Richard Arkwright
(bastidor de agua) era barbero, Henry Cort (pudelación y
laminado) era agente naviero, Peter Onions (inventor del proceso
de cimentación) era un simple capataz, y así muchos
inventores más, algunos de los cuales ni siquiera
trascendió su identidad. De ello se denota la flexibilidad
del sistema social inglés que permitió que estos
"aventureros" desempeñaran, al menos con libertad, su
papel trascendental. Es claro que también necesitaron de
la clase noble para obtener financiamiento para sus experimentos
como por ejemplo, el apoyo de Matthew Boulton a James Watt. En
general, los nuevos hombres de empresa desarrollaron estos
experimentos a través del método empírico de
prueba y error.
En contraste, si bien hemos resaltado los avances
técnicos conseguidos, en la agricultura se destacaron
personajes de linaje o de la alta sociedad como Sir Jethro Tull,
Lord Townshend y hasta el mismo Rey Jorge III.
De lo que no quedan dudas es que todos estos
"aventureros" estaban interesados en la expansión, el
crecimiento y la inversión por si misma. Se identificaban
con el progreso tecnológico y ninguno renegaba de trabajar
a la par de un obrero cualquiera en el afán de
perfeccionar y potenciar el desarrollo de su
industria.
El surgimiento de las fábricas y las condiciones
de trabajo.
La revolución industrial se caracterizó
por el surgimiento del sistema de fábricas (factory
sistem) que penetró y transformó lo que hasta
entonces era una sociedad agrícola y comercial.
La fábrica se convirtió en la
institución fundamental de la economía
británica, afectando no solo la estructura
económica sino que también las áreas
políticas, sociales y la vida cotidiana de miles de
personas. La industria modifico notablemente el paisaje y lo
transformó de tal manera que algunos lo consideraron
desagradable, asi lo describió Mantoux: "el ruido
penetrante de las poleas, el sonido continuo del martilleo, la
incesante energía de los hombres que mantienen en
funcionamiento toda esta maquinaria […]. la noche
esta tan llena de fuego y luz que no sabemos si estamos viendo un
volcán en erupción o si nos transportaron a la
cueva de Vulcano.[25]
El ambiente de la ciudad se completaba con casas
destartaladas donde se hacinaban las familias obreras,
alcantarillas desbordadas de basura que hasta se amontonaba en
las calles, instalaciones sanitarias inexistentes. Estas
condiciones fueron el resultado del vertiginoso desarrollo
industrial que no fue acompañado con la misma celeridad
por parte de los organismos encargados del control y la
planificación urbana. Sin duda se vieron soslayados los
avances conseguidos en el área de los niveles de la
esperanza de vida y se generaron situaciones que favorecieron el
desarrollo de enfermedades como el cólera.
En cuanto a las condiciones de trabajo del proletariado
el panorama no se presentaba mas alentador. Como hemos mencionado
gran parte del aumento de la mano de obra provenía de las
zonas rurales, de pequeños productores y campesinos que en
épocas del cercamiento de los pastizales se vieron
forzados a trasladarse a la ciudad, o también de los
trabajadores manuales y artesanos que realizaban el trabajo en
sus domicilios que fueron absorbidos por las fábricas o
que continuaron trabajando en sus hogares pero en distintas
condiciones. Todos estos obreros debieron modificar su forma de
trabajo irregular por un sistema mucho más estricto que
penaba rigurosamente la impuntualidad con largas jornadas
laborales que llegaban a ser de 19 horas, con descansos
mínimos para alimentarse o refrescarse.
El reclutamiento de los obreros para la nueva forma de
producción, sobre la base de la reunión de todos
los medios productivos en manos del empresario, se realizó
en ocasiones, utilizando medios coercitivos muy violentos. Entre
estos figuraban la ley de pobres y la ley de aprendices de la
Reina Isabel. Tales regulaciones se hicieron necesarias dado el
gran número de vagabundos que existía en todo el
país, gente a la que la revolución agraria
había convertido en relegados. Ningún desocupado
recibía ayuda sino mediante su ingreso a los talleres
colectivos. Por este procedimiento se reclutaron los primeros
obreros para la fábrica. Cuando nos referimos a obreros no
sólo hacemos referencia a trabajadores hombres, sino
también a mujeres y niños a quienes se les
conferían los trabajos menos calificados o aquellos que
precisaban de una mano especial como el hilado y la rueca. Los
niños siempre habían desarrollado tareas laborales
pero generalmente en la unidad doméstica. Con el
surgimiento de las fábricas, los pequeños obreros
comenzaron a trabajar masivamente en ellas, eran más
dóciles y se les pagaba un salario mucho menor, al igual
que las mujeres [26]
El rol del Estado no fue demasiado activo, aunque en
1802 el Parlamento había aprobado una ley para proteger a
los niños que trabajaban, rara vez se penalizó de
manera efectiva a los propietarios de las fábricas que
cometían abusos excesivos. Asi lo señala Max Weber:
" La omnipotencia de la clase acaudalada era absoluta, se apoyaba
en la administración, por medio de los jueces de paz,
quienes a falta de una ley obligatoria, administraban justicia
conforme a instrucciones de particulares; hasta la segunda mitad
del siglo XIX dispusieron a su antojo de la mano de obra,
embutiéndola en las nuevas
industrias".[27]
Con todo esto no es sorpresivo que un grupo de personas
dirigidas por el General Ludd se opusieran a la
mecanización y explotación. Los ludditas fueron
artífices de una serie de levantamientos, atacando,
quemando y asaltando fábricas hasta que en 1813 el
movimiento llegó a su fin después de una serie de
ahorcamientos y traslados.
A pesar de ello, algunos autores como Cameron sostienen
que la mayoría de los trabajadores, incluyendo los peores
pagos, mejoraron sus niveles de vida. El debate es largo y sin
resultados concretos. Si bien es cierto que los ingresos per
cápita se multiplicaron, también es igual de
verdadero que esta riqueza no se distribuyó de manera
equitativa dentro de la sociedad sino que se potenció la
desigualdad.
Algunas
conclusiones
La temática elegida es, posiblemente, uno de los
hechos más estudiados en la historia económica.
Como todo objeto de análisis, y con mayor razón si
la finalidad es llegar a conclusiones en el plano
económico-social, existe gran diversidad en las posturas,
las hipótesis y los puntos de vista que se encuentran
formulados a medida que indagamos en las fuentes de
datos.
En tal sentido se plantean debates acerca de:
la terminología utilizada para definirlo,
prevaleciendo por convención el término de
"revolución". Donde no se ha llegado a un consenso
general es acerca de quien fuera el autor, o los autores, de
dicho término.el período estimado que abarca el proceso:
dado que no existen pruebas categóricas es conveniente
flexibilizar el debate y ubicar como punto de partida
mediados del siglo XVIII (esto sin considerar el precedente
de Holanda) y establecer mediados del siglo XIX, a manera de
"cierre". Vale la pena aclarar que no es precisamente una
etapa que culmine terminantemente en esa época, lo que
se intenta manifestar es el transcurso de años donde
se presentan los efectos directos mas importantes de las
variaciones en las distintas estructuras, ya sean
económicas como sociales.las raíces (causas) que posibilitaron la
industrialización: se entretejen gran cantidad de
variables que permitieron que la isla británica se
destacara por encima de otros países. Se han
mencionado ventajas geográficas y de transporte, de
tipo intelectual (invenciones), empresariales
(espíritu emprendedor), relativas a la posesión
de recursos determinantes como el carbón y el mineral
de hierro, demográficas (incremento poblacional), con
relación a la explotación de las colonias
(fundamentalmente algodón y esclavos) y porqué
no también, de tipo religiosas. Consideramos que todas
ellas son válidas y nos abstenemos de establecer un
ranking de importancia justamente porque, como ya hemos
mencionado, conformaron un fascinante eslabonamiento en el
cual la prescindencia de una hubiera imposibilitado el
desarrollo de la otra. Creemos que en esa conjunción
de distintos factores se encuentra la respuesta al
porqué de la industrialización en estas
tierras.Formas de producción y los procesos
productivos: principalmente a través de métodos
empíricos de prueba-error y al ingenio de "nuevos
hombres" de ciencia (que en su mayoría eran artesanos,
trabajadores manuales, et) que se llegaron a construir una
larga lista de inventos que luego se transformarían
innovaciones (ya hemos señalado la diferencia que
estableció Schumpeter). Si se estableciera un
escalafón de méritos, el numero uno seria para
la máquina de vapor y el sinnúmero de
posibilidades que instauro en distintas ramas industriales,
tanto en la minería primero como en el transporte
más tarde, y la larga lista de bienes y servicios
intermedios que se demandaron permitiendo trascendentales
eslabonamientos productivos. Sin embargo la aplicación
de nuevas maquinarias iba a tener su reacción en
numerosas revueltas de trabajadores que veían como
eran reemplazados por las máquinas, que si bien no
lograron sus cometidos obligaron a una firme actuación
de las fuerzas de seguridad. Como resultado, algunas personas
perdieron su vida en los enfrentamientos y muchas más
fueron deportadas principalmente hacia Australia.
En la agricultura también se observaron
importantes variaciones relativas a formas de producción y
nuevas herramientas (favorecidas por la generalización del
hierro), el famoso sistema de Norfolk, una rotación de
cosechas en base a cuatro años (trigo, nabos, cebada y
trébol), las mejoras productivas en la cría de
ganado vacuno (el peso promedio raza Dishley creció 2,17
veces aproximadamente) y en la cría de ganado ovino (con
una nueva raza, la new Leicestershire que creció
en kilaje casi 3 veces) todo ello desemboca en un favorable
mejoramiento en la nutrición (mencionado como causa de
crecimiento demográfico). Nuevamente, se puede observar
como hechos que parecían aislados estuvieron
íntimamente ligados.
las condiciones laborales: es quizás, junto
con el punto siguiente, uno de los temas más
controvertidos que pudimos observar. Si bien durante el
periodo se observaron notorios incrementos en los niveles de
productividad, es preciso distinguir aquellos que se derivan
de las mejoras técnicas con la implementación
de nuevas máquinas y herramientas, como por ejemplo la
Jenny de Hargreaves o la mula de Crompton,
donde la producción de telas de algodón
creció 52 veces en menos de un siglo. Pero que a su
vez estuvieron acompañadas de la explotación de
la clase trabajadora y en diferentes escalas. Los esclavos de
las colonias que no poseían ningún derecho
fueron los grandes responsables del crecimiento de la
industria algodonera, su trabajo permitió que la
importación de algodón inglesa creciera
aproximadamente 54 veces en casi siete décadas. Los
antiguos campesinos que fueron empujados a abandonar las que
habían sido "sus" tierras (aunque no eran propietarios
antes de los cercados podían usufructuar los
common fields) y se trasladaron a la ciudad donde
rápidamente debieron adaptarse a nuevas formas de
organización de la producción, con jornadas
laborales estrictas, precarización laboral, y salarios
bajos, aunque para algunos autores como Cameron, en general
los trabajadores pudieron disfrutar de un mejor nivel de
vida. Los miles de niños y mujeres que recibían
pagos viles debido a su débil condición y el
raro auxilio del Estado. Apoyamos aquellos mecanismos que
favorecieron el crecimiento económico como fue la
curiosidad y el ímpetu de aquellos "aventureros" que
mostraron al mundo una nueva forma de producir, crear,
fabricar y en última instancia de vivir, pero
rechazamos fervientemente cualquier tipo de atropello a la
integridad de las personas. Ello nos lleva a otro punto de
conflicto.la distribución de la riqueza. El capitalismo
que se afianzaba en la sociedad británica iba a
posibilitar que los niveles de ingreso per cápita se
incrementen, que se diversifiquen los bienes y servicios
ofrecidos, que la división del trabajo potencie el
aumento de la productividad (como lo observó Adam
Smith), que los tiempos de viaje se acorten gracias a las
novedosas formas de transporte y la apertura de nuevas rutas
terrestres y fluviales. Pero no iba a ser igual de favorable
con aquellas personas que se encontraban en los niveles
más bajos de la sociedad. En general, aunque
efectivamente existió crecimiento económico, no
podemos decir que se haya observado desarrollo
económico, entendido este último, como el
crecimiento económico que se distribuye en toda la
sociedad.
Depende de la lente con que se miren los hechos, la
revolución industrial tendrá adeptos y
oponentes. Sin ánimo de tomar posturas tajantes resaltamos
que el período modificó estructuras sociales,
económicas, ideológicas, culturales,
políticas, científicas, y que sus consecuencias
llegan hasta nuestros días.
Bibliografía
básica
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Autor:
Routier, Gerardo Daniel
PROFESOR TITULAR: ASENSIO, MIGUEL
ÁNGEL
CÁTEDRA: HISTORIA ECONÓMICA Y
POLÍTICA
CARRERA: LICENCIATURA EN
ECONOMÍA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA
FE
2011
[1] E. J. Hobsbawm. En torno a los
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Editores. Trigésima Edición. México
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[2] A. Toynbee. Lectures on the Industrial
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[3] E. J. Hobsbawm: La era de la
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[4] Ashton, Thomas S. La Revolución
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[5] Robert Heilbroner y William Milberg. La
evolución de la sociedad económica. Prentice
Hall. México 1999. Décima Edición.
[6] Wallerstein, Immanuel. El moderno sistema
mundial.
[7] Vázquez de Prada, Valentín.
Historia económica mundial.
[8] Adam Smith observó el
funcionamiento de una fábrica de alfileres: “Un
hombre estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta
[…]. De este modo la tarea de hacer un alfiler se divide
en 18 operaciones distintas, ejecutadas por distintos obreros
[…]. He visto una pequeña fábrica donde 18
obreros fabrican 1.800 alfileres diarios. Pero si hubieran
trabajado independientemente seguro que no harían ni 20
alfileres al día”. Ensayo sobre la naturaleza y
las causas de las riquezas de las naciones. 1776
[9] E. J. Hobsbawm, ob. cit.
[10] Se denomina barbecho a la tierra que no
se siembra durante uno o varios ciclos vegetativos, con el
propósito de recuperar y almacenar materia
orgánica y humedad.
[11] La raza Dishley pasó de tener un
peso promedio de 185 kg a cerca de 400 kg.
[12] Las leyes de pobres de Inglaterra
derivan de las normas y prácticas con las que desde la
primera mitad del siglo XVI se había intentado suprimir
el vagabundeo. El sistema de caridad institucionalizada que
surge en estos momentos proporciona ayudas a los pobres pero
les prohíbe mendigar fuera de sus parroquias de origen:
los mendigos quedaban confinados dentro de áreas
específicas y el salirse de las mismas estaba
fuertemente penalizado. Todas estas normas fueron recopiladas
en el reinado de Isabel I y dieron origen a la primera ley
oficial de pobres conocida como Ley de Isabel del año
1601. Esta ley estableció los principios de un sistema
nacional de ayuda legal y obligatoria a los pobres y
constituyó la base de lo que más tarde se
conocería como antigua ley de pobres. La nueva ley de
pobres de 1834 transformó de manera importante el
sistema de ayuda legal vigente hasta entonces. Lo hizo
fundamentalmente a través de dos medidas: la primera, la
suspensión de la ayuda exterior a los necesitados y su
sustitución por un sistema de casas de trabajo
(workhouses) donde se ofrecía ayuda a cambio de la
realización de algún trabajo, aunque en
condiciones más desagradables que las existentes en
cualquier empleo; la segunda, el traspaso de la gestión
del sistema de ayuda desde las autoridades locales a un
órgano central de nivel nacional creado al efecto.
Durante el período que va desde Waterloo a 1834, se
gastó en beneficencia en Inglaterra y Gales
aproximadamente el 80% de los ingresos procedentes de los
impuestos locales. S. Gordon Historia y Filosofía de las
Ciencias Sociales, Ariel, Barcelona. 1995
[13] El nombre Swing parece derivar del palo
oscilante del desgranador en el alto de la siega.
[14] La producción se realizaba de
manera dispersa en cada uno de los domicilios de los
trabajadores, antiguos artesanos o campesinos con tiempo libre.
Luego sería reemplazado por el factory sistem (sistema
de fábrica).
[15] Según R. Cameron fue introducida
en Lacanshire en el S. XVII y favorecida por las Leyes de
Calico (o indianas) de principios de S. XVIII. La indiana era
el algodón indio que competía con el producto
original británico, el fustán mezcla de
algodón y lino. Las leyes de Calico prohibieron las
importaciones de este producto favoreciendo el desarrollo de la
industria algodonera británica.
[16] M. Mulhall. Dictionary of Statistics,
1892, p. 158
[17] E. Hobsbawm. Ob. cit., p 42.
[18] El coque es un combustible obtenido de
la destilación de la hulla calentada a altas
temperaturas en hornos cerrados. La hulla es una roca
sedimentaria orgánica, un tipo de carbón mineral
que contiene entre 45 y 85% de carbono. Es el tipo de
carbón más abundante.
[19] El llamado “sistema solar”
patentado en 1781. La máquina rotatoria de doble efecto
(1782). La máquina de movimiento paralelo (1784). El
regulador (1788). Ashton, T. S. ob. cit.
[20] Entre 1660 y 1689 se aprobaron 15 actas
privadas para mejoras en ríos y puertos. Entre 1690 y
1719 fueron 59 incluyendo algunas para la construcción
de carreteras y entre 1720 y 1749 se aprobaron 130. Rondo
Cameron. Historia económica mundial. Desde el
paleolítico hasta el presente. Alianza Editorial. Madrid
1992. Segunda edición.
[21] Deane Phyllis. La primera
Revolución Industrial. Cambridge University Press.
1979
[22] Fue el creador de una técnica de
construcción, que luego llevaría su nombre. El
macadam era un empedrado combinado con un sistema de drenaje
que modernizó notablemente los caminos. Barbero,
María Inés y otros. Historia económica y
social general. Ediciones Macchi. 2001. Segunda
Edición.
[23] En el año 1750 la
población mundial fluctuaba entre 650 y 850 millones de
personas; un siglo mas tarde estas cifras se sitúan
entre 1.100 y 1.300 millones; en 1900 alcanzó los 1.600
millones de habitantes. Cipolla, Carlo. Historia
económica de la población mundial. Editorial
Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires 1973.
[24] Silva Otero, A. y Mata de Grossi, M. La
llamada revolución industrial: siglos XVIII y XIX.
Editorial Texto CA. Caracas 2005.
[25] Paul Mantoux. “The industrial
revolution in the eighteenth century. An outline of beginnings
the modern factory system in England.”
[26] Hasta realizando trabajos calificados
una mujer que pintara flores en los talleres de Wedgwood ganaba
dos tercios de lo que percibía un hombre. Y la paga
diaria que se le realizaba a los niños no bastaba para
comprar un kilo de pan.
[27] Max Weber. Historia económica
general. Fondo de cultura económica. Octava
edición 2001. Pág. 261.
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