Las leyes de la naturaleza y el determinismo de la misma (página 3)
La plausibilidad inicial del determinismo
tecnológico debe ser puesta en contraste con un hecho que,
si bien no lo convierte en falso, sí que al menos
debería prevenirnos contra su aceptación pasiva: el
determinismo tecnológico es éticamente
insostenible. Al admitir que todo lo que pueda hacerse
técnicamente se hará tarde o temprano, sea cual sea
nuestro juicio moral sobre ello, lo que indirectamente se
sugiere, por lo general, es que hemos de estar preparados para
asumir cualquier resultado posible o incluso que la
calificación moral está aquí fuera de
lugar.
Pero además, el determinismo tecnológico
tampoco se justifica empíricamente, porque, como hemos
dicho antes, hay casos en los que la opinión
pública o factores económicos, ideológicos,
religiosos, culturales, etc., han sido capaces de reconducir e
incluso impedir la aplicación o el uso de ciertos avances
tecnológicos.
Así pues, el determinismo tecnológico,
además de injustificable desde un punto de vista moral, es
falso desde el punto de vista empírico; la
autonomía de la técnica no es tal que imposibilite
el control sobre ella. En la situación actual, como bien
ha visto Winner, no se trata de si la tecnología es o no
intrínsecamente incontrolable
– que no lo es-, sino de si vamos a realizar
políticas que abran ese control a capas más amplias
de la población o si vamos a dejar que sean élties
económicas,
militares o tecnocráticas las que ejerzan ese
control. Porque, en efecto, entre las fuerzas que
mueven el desarrollo tecnológico, que son muy variadas y
no todas ellas internas, están las de las diferentes
políticas sociales que se adoptan frente a
él.
Con ello el mensaje que se envía a la sociedad es
claro: cualquier intento de oposición a las nuevas
propuestas tecnológicas, no sólo es reaccionario,
por ir contra el progreso de la humanidad, si no que es
completamente inútil. La marcha de la tecnología se
hace así incontestable.
5.4.4. Reflexiones Finales Sobre el
Determinismo del Desarrollo Tecnológico
En tanto que producto de la dinámica de
relaciones sociales, fuerzas económicas y valores
culturales, la tecnología no puede ciertamente concebirse
como una entidad completamente autónoma y autodeterminada.
No existe, en suma, 'La' tecnología como proceso
autogenerado, aunque sí es preciso reconocer una cierta
autonomía parcial, un determinismo tecnológico
'atenuado' al menos en dos sentidos.
Por una parte, la tecnología es fruto de la
actitud moderna de autoafirmación mediante el dominio de
la naturaleza. De hecho, si es que se desea aceptar una
implicación más radical del enfoque heideggeriano,
el afán de voluntad de poder técnico es un impulso
subyacente en las orientaciones -en apariencia- más
teóricas o contemplativas del pensamiento occidental en
sus raíces greco-latinas.
La ambivalencia ingénita del desarrollo
tecnológico; la tecnología es el ejercicio de un
poder humano maximizado que, débil en su capacidad
autocrítica, no es capaz de discernir las semillas del mal
en medio de los frutos del éxito actual.
La tecnología ha vuelto obsoleta la
distinción entre la posesión de un recurso y su
ejercicio. La tecnología es poder humano en permanente
actividad. Apenas se vislumbra alguna posibilidad de
acción o producción tecnológica, casi
inmediatamente se procura su ejercicio o
realización.
La nueva dimensión espacial y temporal en que ha
irrumpido el progreso tecnológico. Se trata del contexto
no sólo global, presente, en que se da el desarrollo de la
tecnología, sino también su proyección al
futuro con implicaciones evidentes para las nuevas
generaciones.
La dimensión planetaria de los efectos de la
intervención tecnológica exige ampliar el estrecho
círculo antropocéntrico de la ética
tradicional. En vista del colosal poder
científicotecnológico, la biosfera toda debe ser
tomada en consideración y respetada en su valor
intrínseco (fisiocentrismo de Jonas).
Conclusiones
El estudio de la Naturaleza nos demuestra
que existe un orden natural regido por leyes, que el hombre va
descubriendo por el examen y comparación de los hechos.
Este orden natural se realiza por la armonía, que es la
adecuada relación entre las partes y el todo. Por esto a
la Naturaleza en su conjunto se la llama universo, o sea la
realización de lo uno en lo vario.
Cada una las leyes de la naturaleza es una
generalización de una colección de resultados de
observaciones recopiladas a partir del principio de que la
observación se ha hecho tan bien como para que se conforme
a las condiciones externas; pero son seleccionadas sin
consideración a lo que los resultados mismos terminaron
siendo: una cosecha o recopilación de la fruta de la
semilla conocida, no elegida ni seleccionada, pero
suficientemente representativa.
Una ley de la naturaleza no es ni una mera coincidencia
azarosa entre las observaciones en las que está basada, ni
una generalización subjetiva, si no que es de tal
naturaleza que de ella puede extraerse una serie interminable de
profecías, o predicciones, respecto a otras observaciones
que no están entre aquellas sobre las que se basó
la ley.
El origen de la ley es, entonces, natural puesto que la
naturaleza del hombre está hecha para vivir armoniosamente
con otros, en los límites de una comunidad, la ciudad. La
armonía de éstas relaciones es posible en virtud de
la obediencia a las leyes, que son la expresión fiel, en
la medida de lo posible, de las leyes que dan al universo su
orden, que reflejan la unidad primera de todo lo que, sin ellas,
se perdería en lo incomprensible de la heterogeneidad, la
multiplicidad y la contingencia.
En resumen, la noción de Epistemología y,
por tanto, la consideración de las diversas tendencias en
su desarrollo histórico, no pueden ser tratadas
unívocamente y ni siquiera descriptivamente, sino
sólo por relación con determinadas perspectivas de
fondo que generan diversidades en los modos de "hacer
epistemología" y de hablar de
epistemología.
Para una concepción "naturalizada" de la
Epistemología, se concibe esta disciplina como una
teoría fáctica (meta-teoría) cuyo correlato
empírico está en la historia de la ciencia y de las
investigaciones científicas y cuyos resultados
meta-teóricos tienden a ser insumos de una
Tecnología de la Ciencia, en una fase Aplicativa que busca
más eficientes controles operativo-instrumentales sobre
los procesos científicos. Una de las razones de esta toma
de posiciones que, así entendida, la Epistemología
resulta más provechosa para su aplicabilidad al terreno de
la investigación universitaria.
El determinismo tecnológico sería la
expresión más visible de un cierto tipo de
relación ser humano/ser in nuce desde hace más de
dos mil años. El malentendido reside en no considerar que
no es exactamente la tecnología misma la que es
autónoma, sino la 'postura 'original del hombre occidental
ante la realidad. Es esa postura o actitud extrovertida, dirigida
hacia el control y la manipulación, y materializada sobre
todo en objetos concretos, la que debe más propiamente ser
etiquetada de autodeterminada e incluso en muchos casos –un
ejemplo evidente es la crisis ecológica desatada o
exacerbada por la industria. Todo depende de cuán
pesimista se quiere ser -como carente al final de todo control
eficaz y definitivo. Es por lo anterior que en la primera parte
de este trabajo ya se explicitó la conexión entre
la creencia en el determinismo tecnológico, y la idea del
dominio y poder sobre la naturaleza. En todo caso,
aun están por explorarse las relaciones entre dicha
idea y aquella creencia con una tercera, la llamada
"voluntarista" respecto del cambio tecnológico.
En síntesis: algunas ideas deterministas acerca
de la tecnología pueden tener cabida en un enfoque
más crítico y diferenciador respecto del progreso
tecnológico. Puede que no exista algo así como una
esencia meta-física de la tecnología (Heidegger),
pero la acumulación histórica de avances
técnicos ciertamente configura una 'suma' de objetos y
capacidades difícilmente abarcable y previsible para el
individuo. Adicionalmente hay que tomar en cuenta un elemento
que, según el caso, puede servir de apoyo para puntos de
vista 'deterministas' o 'voluntaristas' de la tecnología:
la insistencia en una disposición hacia la técnica
en general como factor 'natural',
'biológico'-constitutivo del hombre, que lo
'obliga' al dominio sobre la naturaleza. Se podría pensar
que lo anterior tiende a desestimular la evaluación
tecnológica, descriptiva y prescriptiva, pero ello no
tiene por qué ser así necesariamente.
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Autor:
Chavez Riveros Victor
Ismael
Poggi Dávila
Johanna
Rosales Solorzano Emer
Ronald
AREA
INGENIERIA, ARQUITECTURA Y
CIENCIAS
BASICAS
DOCTORADO
MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO
SOSTENIBLE
CURSO
FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
PROFESOR
DR. MIGUEL ANGEL RAMOS FLORES
UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO
VILLARREAL
ESCUELA UNIVERSITARIA DE POST
GRADO
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