La determinacion del proceso salud-enfermedad en el pensamiento medico social (página 2)
Tomando precisamente como centro de nuestro
análisis el problema de la reconceptualización del
proceso salud-enfermedad, si revisamos el contenido de los
fundamentales textos de los principales representantes de la
epidemiología social podemos encontrar aparentes
contradicciones en la consideración de la esencia del
proceso salud-enfermedad. San Martín señala en su
obra Salud y Enfermedad que "la Epidemiología es un
fenómeno biológico, como lo es la
enfermedad."
Sin embargo, en Salud, Sociedad y Enfermedad expresa que
"la observación del proceso salud-enfermedad desde el
ángulo de la Epidemiología, no se reduce a la
constatación de trastornos biológicos o
psíquicos en una serie de individuos, sino que busca
integrar unidades de observación que expresen las
interrelaciones de los procesos determinantes estructurales y
particulares del grupo socio-económico al que pertenece
esa unidad de observación… ;" y en esa misma obra
señala también: "El objeto de estudio de la
Epidemiología es, evidentemente, el proceso de
"salud-enfermedad" como proceso particular de las formaciones
sociales humanas en cuanto a su origen social y en cuanto a su
distribución social… ."
Posiblemente este hecho no muestre en sí mismo
una contradicción, sino más bien el resultado del
proceso de desarrollo de tal reconceptualización, si nos
atenemos a la diferencia en el tiempo entre una
publicación y la otra, y sobre todo si tenemos en cuenta
que la primera corresponde a su cuarta edición. De manera
que en el centro de este proceso de reconceptualización se
encuentra el problema de la relación entre lo
biológico y lo social y su relación con el proceso
salud-enfermedad.
Este problema (la relación entre lo
biológico y lo social) alcanza tal valor, que la
epidemiología social lo señala como una de las
más importantes necesidades del aspecto conceptual
epidemiológico para entender el proceso salud-enfermedad
en la sociedad; al mismo tiempo destaca que en esta
relación el lugar central lo ocupa el proceso productivo
del hombre (la vida biológica de la especie sólo
resulta posible a raíz del proceso de vida social). La
consideración del problema de la determinación
social del proceso salud-enfermedad ha tomado tal alcance que el
propio Mac Mahon considera a los factores socioeconómicos
como un concepto teórico que todavía está en
espera de una clara definición, aceptando no obstante, la
existencia de categorías socioeconómicas en el
condicionamiento del proceso salud-enfermedad desde el punto de
vista científico.
En este aspecto, la epidemiología social
sitúa en el centro de la cuestión el problema de la
concatenación de los hechos sociales con los
biológicos, y señala el error de la
epidemiología tradicional que extrapolando los datos
obtenidos de la clínica bajo un paradigma reduccionista
interpreta lo social como la agregación estadística
de datos individuales, yuxtaponiendo así los
índices de morbimortalidad con los llamados factores
socioeconómicos. Es importante aquí destacar, que
en este sentido la epidemiología social sigue las palabras
de Marx cuando señala que "la historia de la sociedad
humana" tiene ante sí una naturaleza histórica y
una historia natural, considerando así en sentido unitario
y globalizador que existe una sola ciencia: la ciencia de la
historia.
En el esclarecimiento del problema de la relación
entre lo biológico y lo social, de su concatenación
interna, los representantes de la epidemiología social
consideran que el proceso salud-enfermedad constituye una
expresión particular del proceso general del desarrollo
social, lo cual incluye formas inferiores de movimiento de tipo
inorgánico, orgánico y social, sujetos a un
ordenamiento jerarquizado. Esto constituye una de las
proposiciones más importantes de esta
corriente.
Al tratar de encontrar una quinta esencia que explique
la unidad esencial del proceso salud-enfermedad como proceso
complejo, estiman que la categoría más abstracta,
aquélla que concentra en embrión todas las
contradicciones del proceso epidemiológico, es la
categoría de producción. A nosotros nos
parece mucho más precisa en el análisis de la
concatenación entre lo biológico y lo social, entre
lo natural y lo social, por su carácter globalizador de un
fenómeno complejo, la categoría de
corepidema acuñada por Breihl y Granda
(CEAS) la cual "expresa una síntesis de la historia
natural o modelo social donde se distinguen formas de desarrollo
de la estructura económica implantada en el territorio, se
acumulan ciertos patrones de vida social preponderantes y
características con perfiles de salud-enfermedad
típicos (incluidas formas fenotípicas y
genotípicas), todo lo cual ocurre en formas de vida
específicas principalmente determinadas por condiciones de
fertilidad, pluviosidad, humedad y temperatura promedio,
producidas históricamente y que participan en la
determinación (codeterminación) del proceso
salud-enfermedad".
La profundización y precisión de esta
categoría a través de su operacionalización
en el trabajo teórico-práctico pudiera llegar a ser
de gran valor (no solo teórico, sino también
práctico) para la epidemiología como
ciencia.
En general, no se trata de discutir en sentido
teórico acerca de la preponderancia o relevancia de lo
biológico o lo social, sino de profundizar en las
relaciones causales primarias que alteran la homeostasis del
individuo o de una población determinada, y que producen
por tanto la enfermedad.
Queremos destacar además, por su importancia, que
en el análisis de las categorías básicas de
la epidemiología, Breihl destaca, entre otras,
categorías tales como necesidad, mediación y
producción. Otro aspecto tratado en el intento de
operacionalización de las categorías que reflejan
los procesos epidemiológicos es el relacionado con el
vínculo existente entre las leyes generales y los procesos
particulares, considerando que las leyes generales condicionan el
desarrollo y el comportamiento de los procesos particulares y
establecen los límites y posibilidades de las leyes de lo
particular.
A partir de lo antes planteado se clasifican a los
indicadores sociales de salud en indicadores de procesos
estructurales, indicadores de procesos particulares e indicadores
individuales, de este modo critican el carácter limitado
de la epidemiología tradicional, que restringe su
análisis al campo de los indicadores individuales y a
algunos aspectos aislados del proceso reproductivo social. "Tan
es así, que cuando se contrastan los más recientes
materiales latinoamericanos sobre métodos
epidemiológicos y teorías sobre causalidad, por
ejemplo, con aquéllos publicados estos días por
poderosas entidades sajonas que capitaneaban la
epidemiología positivista y se enrolan en la nueva
práctica lucrativa y empresarial en que va
sumergiéndose crecientemente el quehacer
epidemiológico en dichos contextos, no puede dejar de
reconocerse una oposición diametral entre el enfoque
integrador y dinámico de las investigaciones
latinoamericanas y el avance unilateral y formalista con que las
teorías de la orilla dominante profundizan en un refinado
positivismo…."
En este sentido, el punto de partida
teórico-conceptual de la epidemiología social, es
mucho más efectivo y científicamente preciso
(referido a su carácter más integrador y abarcador
de la realidad de los procesos epidemiológicos) que el de
la epidemiología tradicional. Resumiendo todo lo planteado
hasta aquí, queremos realizar ahora algunas
consideraciones teóricas importantes.
LA DETERMINACIÓN DEL PROCESO SALUD-ENFERMEDAD:
ANÁLISIS CRÍTICO PARA SU
EVALUACIÓN
El sistema de métodos aplicados en el
método epidemiológico por la epidemiología
tradicional, ha servido considerablemente para la
indagación empírica y para la investigación
epidemiológica concreta, para solucionar así
múltiples problemas del proceso salud-enfermedad a
través del análisis de la interacción entre
los diferentes factores de riesgo. No obstante, el
carácter positivista y funcionalista, de sus puntos de
vista, dirigido fundamentalmente al estudio de las relaciones
causales específicas, a través del análisis
de asociaciones estadísticas adquieren un carácter
naturalista, así consideran a lo social como un factor
externo más, aspecto éste que tiene, por supuesto,
orígenes, en unos casos e implicaciones en otros, de
carácter ideológico.
La epidemiología social critica el
carácter naturalista de la epidemiología
tradicional, dirigiendo su atención en forma
explícita a su enfoque positivista de análisis, por
tanto plantea la necesidad de una reconceptualización para
una nueva epidemiología. La epidemiología
tradicional en el análisis del proceso salud-enfermedad
parte de un concepto poco preciso de ambiente, en el cual se
incluye lo físico, lo químico, lo biológico
y lo social. Aquí, lo social aparece como un elemento
más al lado del otro, cuando en la realidad lo que existe
son relaciones de jerarquización entre estos
niveles.
Por otra parte, la higiene social no posee
métodos empíricos propios para la solución
de los problemas de salud, tarea ésta que deja,
fundamentalmente, a la epidemiología de orientación
positivista y se dedica en especial al análisis
teórico general. Sin embargo, la higiene social plantea
realizar una conceptualización general del proceso
salud-enfermedad desde una óptica marxista –al menos
así lo afirma-, pero al analizar los llamados
determinantes del ESP, como puede verse en varios de sus
principales textos, lo hace poniendo lo social, lo
biológico, etc., uno al lado del otro al igual que la
epidemiología tradicional de corte positivista. En ambos
casos no se rebasa el enfoque metafísico de
evaluación de tal problemática
teórica.
La epidemiología social latinoamericana parte del
punto de vista de que las regularidades de los procesos
epidemiológicos se subordinan a las leyes estructurales
generales, es decir, las leyes objeto de estudio del Materialismo
Histórico, en este sentido se plantea la necesidad de la
reconceptualización del proceso salud-enfermedad, lo que
significa en el plano metodológico la ampliación
del objeto de la epidemiología. En este aspecto
consideramos necesario hacer algunas valoraciones teóricas
generales. Para iniciar el análisis, profundizaremos en el
problema de la relación entre lo biológico y lo
social.
El problema de la relación entre lo
biológico y lo social había sido planteado ya de
forma implícita por la epidemiología tradicional.
En el análisis de la relación entre el hombre y su
ambiente, al precisar las características de las personas
se señalan factores demográficos,
biológicos, socioeconómicos, hábitos
personales, así como factores de carácter
genético, todos los cuales forman parte de los factores
biológicos o sociales que determinan el proceso
salud-enfermedad. Lo mismo sucede con el concepto de
ambiente, que por su carácter impreciso, incluye dentro de
sí una multiplicidad de factores de orden biológico
o social.
En el análisis de tal problemática por
parte de la epidemiología tradicional lo más
interesante, a nuestro modo de ver, es la consideración
según la cual los factores genéticos están
determinados en última instancia por la historia de las
generaciones anteriores en su relación con el ambiente. De
gran importancia es tener en cuenta aquí el hecho de que
ese ambiente en el hombre es esencialmente social, de modo que lo
social se convierte en un elemento de última instancia en
la determinación del proceso salud-enfermedad.
La consideración en el análisis de la
relación entre lo biológico y lo social acerca de
la existencia de una sola historia, de modo que los procesos
sociales que tienen lugar en el proceso salud-enfermedad tienen
antecedentes biológicos que incluyen al mismo tiempo
dentro de sí procesos orgánicos e
inorgánicos, ayuda a comprender que el proceso
salud-enfermedad se presenta como una estructura jerarquizada de
procesos determinados esencialmente por lo social.
Siguiendo esta lógica planteada, una de las
vertientes fundamentales de la epidemiología social
considera a la producción como la categoría
más abstracta que concentra en embrión todas las
contradicciones del proceso epidemiológico.
Consideramos que tal proposición es cuestionable,
al menos en sentido absoluto. Es verdad que Marx señala
que "…el trabajo es, en primer término, un proceso entre
la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza,
regula y controla mediante su propia acción su intercambio
de materia (…) Y a la par que de ese modo actúa sobre la
naturaleza…". De este modo, la producción es esencial
para el sistema de relaciones sociales en su
determinación, pero el proceso salud-enfermedad abarca
esencialmente también procesos biológicos que
están mediados, entre otros factores, por la
producción, pero esta última no lo
agota.
El proceso salud-enfermedad existe antes que el hombre,
con un carácter biológico o natural, sólo
que en el hombre éste alcanza un carácter social.
En este sentido lo social mediatiza la biología humana, es
decir, que lo social constituye una mediación (aunque
esencial) en el sentido de Hegel que concibe la mediación
como "principio y paso a un segundo término", o sea, paso
a "algo que es otro respecto de él".
Es decir, concebimos la mediación como
"eslabón de engarce", como punto de continuidad que
condiciona un modo de existir, y en el hombre su actividad
biológica está mediada, eslabonada por su actividad
social; y esto es precisamente aquello que hace que el proceso
salud-enfermedad humano sea cualitativamente diferente al animal.
Aquí nuestro concepto de mediación es concebido en
un sentido más amplio que como lo expone Breihl que
considera que "las mediaciones son procesos necesarios para que
se especifique la determinación", es decir, que para
él ésta es concebida sólo como un modo de
especificación de niveles más altos.
En tal relación entre lo biológico y lo
social, lo social incluye lo biológico, pero si bien hay
entre ellos relaciones de subordinación, lo social no
sustituye (ni puede hacerlo) a lo biológico, y el proceso
salud-enfermedad tiene como uno de sus elementos esenciales la
biología humana, aunque esta última esté
socialmente determinada. Aquí no es válida la
representación simplificada de que no existe
determinación natural en la existencia del hombre, y por
tanto, de su proceso salud-enfermedad.
De manera que los procesos biológicos no pueden
quedar fuera de la consideración de la esencia de dicho
proceso. Sería ingenuo pensar que los hombres han superado
por completo todo lo natural, en tanto el organismo humano nace,
se forma y desarrolla a partir de las leyes biológicas
socialmente mediatizadas. La esencia social del hombre
sólo puede funcionar en presencia del sustrato
biológico del hombre.
¿Cuál es la relación que existe
entonces entre lo biológico y lo social? En primer lugar
es evidente que entre ambos niveles de organización existe
una relación de especificidad, es decir, de no identidad o
de diferencia; pero al mismo tiempo existe una relación de
unidad, sucesión e interacción entre lo
biológico y lo social. Esta relación, que en la
filogenia tuvo un carácter de sucesión, aparece en
la ontogenia humana como interacción de niveles, pero no
de forma pura, sino mediada esencialmente por el Sistema Nervioso
Central. El Sistema Nervioso es el aparato más importante
en la mediatización social de lo biológico en los
procesos morbosos del hombre. Llama tremendamente la
atención el hecho de que no existe un vínculo
directo estructural-material entre lo biológico y lo
social, como ocurre entre los niveles biológico,
químico y físico; sino que es a través de la
actividad psíquica humana que tiene lugar este
vínculo.
De todo lo hasta aquí expuesto se deduce que es
necesario encontrar un eslabón de engarce entre los
procesos salud-enfermedad animal y humano que nos permita
explicar con mayor precisión la esencia de tal proceso en
el hombre con toda la multiplicidad de interacciones que lo
conforman. A nuestro modo de ver, la categoría central que
eslabona la relación entre los procesos salud-enfermedad
animal y humano es la categoría de actividad, donde
el proceso salud-enfermedad humano encuentra su prehistoria. Es
cierto que Marx y Engels hablan del papel determinante del modo
en que los hombres producen sus modos de vida (modo de vida) en
el sistema de las relaciones sociales. Al hablar de él, se
refieren fundamentalmente a su influencia sobre todo el sistema
de relaciones socioeconómicas y culturales del hombre en
la sociedad, pero, en última instancia, el modo de vida no
es más que una forma específica e importante de la
actividad humana.
Profundizando precisamente en la prehistoria de la
actividad humana, E. S. Markarian considera la actividad como
"activismo dirigido de los sistemas vivos, surgido sobre la base
de sus relaciones con el medio circundante con el fin de
autoconservación."25 En este sentido, existe una actividad
de los sistemas vivos emanada de su relación con el medio
circundante en su proceso de mantención de la homeostasis
con él, en medio de la cual tiene lugar el proceso
salud-enfermedad animal. Sin embargo, la actividad humana tiene
características esencialmente diferentes. A este respecto
M. D. Kagan señala: "…teniendo en
cuenta este activismo humano, la actividad abarca: la
actividad biológica del hombre y su actividad
específicamente humana, sociocultural."
Es precisamente la actividad humana el proceso donde
tiene lugar el proceso salud-enfermedad del hombre, en el cual
están inmersas las relaciones entre los procesos
biológicos y sociales.
Por otro lado, la actividad humana desempeña un
importante papel en el desarrollo de la actividad psíquica
humana, tan es así, que los procesos y facultades
psíquicas se forman en la actividad el trabajo, el
estudio, la comunicación, etc., (principio de la unidad de
la psiquis y la actividad de S. L. Rubinstein) de manera que la
actividad como proceso de intercambio e interacción del
hombre con el medio social y natural, abarca los procesos
biológicos, psíquicos y socioeconómicos del
hombre, que por estar presididos por su acción consciente
adquiere un carácter eminentemente social.
En la actividad humana el hombre posee no sólo un
grupo de necesidades biológicas, sino que también
en ella tienen lugar un conjunto de necesidades sociales
fundamentales, tales como la necesidad de la seguridad, la
necesidad del contacto y la comunicación, la necesidad de
ocupación y de trabajo, etc., teniendo todas ellas un alto
componente psicológico. De manera que en la actividad del
hombre los procesos biológicos, psíquicos y
sociales se entremezclan e interactúan entre
sí.
De este modo, la actividad laboral, conjuntamente con la
familiar, la escolar, la del grupo social, así como la
actividad biológica y psíquica del hombre, forman
parte de la actividad humana en la cual tiene lugar el proceso
salud-enfermedad.
La actividad laboral puede ser considerada como una
relación de última instancia o de
determinación en la vida social, pero ella no abarca ni
agota todo el conjunto de interacciones (biológicas y
sociales) en las cuales tiene lugar dicho proceso. La
multiplicidad y el carácter complejo de las interacciones
que tienen lugar en la actividad humana como base de la
producción del proceso salud-enfermedad en el hombre, nos
obliga a pensar en una tipología de la actividad que nos
caracterice los diferentes niveles de interacción
existentes entre lo biológico, lo psíquico y lo
social. En este sentido sería necesario pensar en la
interacción entre los niveles biológico y social,
mediados por la actividad psíquica, y en los cuales tienen
lugar procesos morbosos algunos más determinados por los
factores biológicos, otros por los psíquicos y
otros por los sociales.
Podríamos encontrar entonces:
1. Procesos morbosos con predominio de los factores
psicosociales pero donde los factores biológicos ejercen
su influencia (enfermedades cardiovasculares).
2. Procesos morbosos con predominio de los factores
biológicos pero donde los factores psicosociales ejercen
su influencia (neoplasias).
3. Procesos morbosos genéticamente determinados,
en los cuales los factores psicosociales están más
alejados de su determinación (enfermedades
genéticas).
4. Lesiones físicas determinadas
psicosocialmente, en las cuales los factores biológicos
están más alejados de su determinación
(accidentes y lesiones autoinflingidas).
Esta clasificación contiene dentro de sí
cierto esquema que no sólo puede ser susceptible de
cambio, sino que encierra en sí misma el esquematismo
inherente a toda clasificación teórica. Lo
importante que queremos resaltar con esto es la necesidad de
encontrar ciertas subdivisiones que nos permitan precisar las
diferencias esenciales en la determinación de las
diferentes manifestaciones del proceso salud-enfermedad, en
correspondencia con las peculiaridades del sistema de
determinantes que en él tienen lugar, para poder entonces
influir sobre ellas.
En el análisis de la relación entre
factores biológicos y sociales, mediados por la actividad
psíquica humana, ocupa un importante papel la
consideración de A. Leontiev sobre los sistemas
órgano-funcionales, quien al analizar los mecanismos por
los cuales se produce el proceso de apropiación de la
cultura, expresa y demuestra el surgimiento y desarrollo de
los
"sistemas órgano-funcionales".
¿Qué son los órganos funcionales
del cerebro? Son órganos que funcionan de la misma manera
que los habituales morfológicamente permanentes, pero que
a diferencia de aquéllos son neoformaciones aparecidas
durante el desarrollo individual.
Múltiples investigaciones empíricas
confirman estos criterios. Basta señalar la realizada para
discriminar distintas frecuencias sonoras agudas entre
vietnamitas y rusos, en la cual los vietnamitas discriminaron un
conjunto de frecuencias agudas mucho mayor que los rusos, de
acuerdo a los sistemas órgano-funcionales que los
primeros han desarrollado en la apropiación de su lenguaje
eminentemente agudo (tonal). Leontiev concibe los sistemas
órgano-funcionales del cerebro como el substrato
morfofisiológico que por medio de "conexiones temporales",
transitorio o definitivo, garantiza la mediatización
permanente y estable de las influencias sociales a través
del Sistema Nervioso con su consiguiente repercusión
eminentemente biológica sobre el organismo del individuo;
repercusión que puede ser etiopatogínica de
diversas enfermedades.
El proceso salud-enfermedad humano es por tanto un
proceso complejo que integra sistemas de procesos
biológicos, psíquicos y sociales, y sus
interacciones, que forman parte de la actividad humana y que
garantizan la estabilidad o inestabilidad, la existencia o muerte
del hombre y su sistema de relaciones, y donde los procesos
sociales desempeñan un papel de determinación pero
no agotan ni sustituyen a los procesos psíquicos o
biológicos.
Precisamente, teniendo en cuenta este carácter
sistémico y complejo del proceso salud-enfermedad en el
hombre es que consideramos importante la profundización en
la investigación, en el concepto corepidema
expuesto por Breihl y Granda.
Cuando señalamos el papel de determinación
de lo social en el proceso salud-enfermedad no nos referimos a lo
social en el sentido de las relaciones económicas,
políticas, etc., en sentido estrecho, sino que hablamos de
lo social en un sentido amplio considerado como toda
relación consciente del hombre con su medio externo
natural o social que mediatiza de forma directa o indirecta la
actividad biológica y psíquica humana. En resumen,
que lo social no es más que toda actividad humana que se
manifieste como resultado de la existencia comunitaria del hombre
a diferencia de su existencia orgánica y
física.
Por supuesto que es necesario tener en cuenta
aquí que los procesos psíquicos y biológicos
tienen al mismo tiempo una influencia importante sobre la
actividad social humana, y su propia independencia relativa en
tanto a sistemas autoregulados. En el análisis del
problema de la determinación social del proceso
salud-enfermedad uno de los problemas más complejos es el
referido a la determinación genética de una
determinada enfermedad o a cierta predisposición a
enfermar.
En el plano de la determinación genética
directa de una determinada enfermedad (como es el caso de la
fenilcetonuria, por ejemplo) es importante, aquí de nuevo,
destacar la consideración referida a la
determinación del genotipo por la historia de la
relación con el medio de los antepasados del individuo, es
decir, de las circunstancias que produjeron la mutación.
En este sentido, y a partir de un concepto de lo social en
sentido amplio, el genotipo también está
socialmente determinado.
En la medida en que se pueda influir sobre esas
condiciones que produjeron mutación se podrá actuar
sobre la verdadera causa primaria de la enfermedad, y esto
adquiere, por tanto, una enorme importancia
epidemiológica, al menos para las generaciones
posteriores. Todo esto sin considerar, por supuesto, las
múltiples acciones del hombre que pueden influir para
alcanzar un desarrollo normal del niño enfermo.
Desde el punto de vista inmunológico, se puede
señalar ya hoy, que la exposición repetida a
determinadas sustancias o acciones externas pueden inducir
cambios en el genoma y, por tanto, cambios en la
predisposición o no a enfermar. De modo que la estructura
genética no es una estructura cerrada y puede modificarse
a través de la influencia del organismo con su medio
exterior. En este sentido, y comprendido también en
sentido amplio, lo biológico está socialmente
determinado.
Es necesario a este respecto, realizar exploraciones de
los sistemas biológicos que sean indecibles a corto o a
largo plazo (en sentido inmunológico o genético
respectivamente) como modelos para poder desentrañar estos
niveles de subordinación. En la medida en que esto pueda
ser hecho, adquirirá una mayor fuerza su significado
preventivo y por ende, epidemiológico.
Este es el valor teórico fundamental (y por
supuesto, también práctico) de la
consideración de lo social en sentido amplio en la
determinación del proceso salud-enfermedad. Si lo social,
en este sentido comprendido, no se reduce a la actividad
socioeconómica, sociopolítica, etc., humana, sino
que incluye dentro de sí todo vínculo del hombre
con su medio natural y social, será mucho mayor el rango
de elementos determinantes del proceso salud-enfermedad sobre el
cual se podrá actuar como medidas de intervención
con el objetivo de modificar en sentido positivo el desarrollo de
dicho proceso.
La ampliación de la conceptualización de
lo social permite visualizar en forma integral, y no a
través de ejemplos aislados, toda la multiplicidad de
determinaciones esenciales del proceso salud-enfermedad,
ampliando entonces así nuestras posibilidades de
acción sobre éste, sin reducir su
determinación a simples procesos
etiológico-biológicos.
Además, tal consideración planteada
permite influir sobre las causas de primer orden y no sobre
aparentes causas que son en última instancia consecuencias
de la acción de relaciones precedentes. Es en este sentido
que consideramos importante desde el punto de vista
epidemiológico el problema de la determinación
social del proceso salud-enfermedad.
La importancia de lo social es tal, que el proceso
morboso humano se ha modificado con creces en relación al
de sus antepasados animales. La modificación de la
enfermedad humana no es un simple proceso biológico, sino
que por el contrario, la humanidad se libera de la influencia de
los mecanismos de la selección natural a costa de la
acción de las relaciones sociales. El hombre al liberarse
de la selección natural produce un cambio en el fondo
genético de la humanidad, de modo que complica y
diversifica así el proceso patológico.
La tendencia a la modificación del patrón
patológico humano de un cuadro epidémico hacia uno
crónico degenerativo como resultado de la multiplicidad de
acciones del hombre sobre su vida social, constituye un elemento
demostrativo más acerca del determinante papel de lo
social en el desarrollo del proceso salud-enfermedad humano. Pero
por su puesto, que el cambio en el desarrollo del proceso
salud-enfermedad del hombre como resultado de su propia
acción sobre la vida social, no puede ser reducido a
acciones de tipo económicas, políticas o
jurídicas, entre otras, sino a ellas y a toda una
multiplicidad de acciones socioculturales que mediatizan e
inducen la actividad biológica y psíquica del
hombre.
Sobre esa multiplicidad de acciones y sus relaciones con
la biología y la psiquis humana, es que es necesario
influir para contribuir a modificar el proceso salud-enfermedad
humano.
Reflexiones
teórico-metodológicas acerca de lo clínico y
lo epidemiológico
La dialéctica materialista interviene como
método y metodología universal de la
investigación científica, ella nos señala la
manera adecuada y correcta de abordar cualquier objeto, proceso o
fenómeno de la realidad que intervenga como objeto de
conocimiento. Ella nos enseña que la fuente del
método se encuentra en la realidad objetiva y en las leyes
que rigen sus procesos, se conforma como tal en la medida que el
científico lo incorpora a su quehacer y en los resultados
que se obtengan y las veces que se apliquen, se va estableciendo
como método de investigación en la medida que el
producto obtenido (conceptos, leyes, procedimientos,
ordenamientos, etc.) reflejen acertadamente las interacciones de
la realidad objetiva.
En dependencia del nivel de aplicación de los
métodos, éstos se clasifican en:
1. Universal: Dialéctica Materialista.
2. Generales:
a) Observación.
b) Experimentación.
c) Ascensión de lo abstracto a lo
concreto.
d) La unidad de lo histórico y lo
lógico.
e) Análisis y síntesis.
g) Otros.
3. Particulares:
a) Clínico.
b) Epidemiológico.
c) Modelación.
d) Otros.
El método y metodología dialéctico
materialista nos muestra los principios científicos en los
que cualquier método de investigación debe
fundamentarse, a la vez que nos señala los pasos
lógicos de la investigación. Así vemos que
entre el método dialéctico, el clínico y el
epidemiológico no existen diferencias de concepciones ni
de principios, sino en su esfera de aplicación, en su
grado de generalización de las leyes sobre la que se
estructura el método, en la amplitud de la esfera de la
realidad en que sea viable aplicarlo, en la extensión de
las leyes que descubre, como las categorías y conceptos
que corresponden a su objeto de estudio, es en realidad el
método clínico y epidemiológico, el
método dialéctico que adopta una forma peculiar en
una ciencia particular.
Es importante que el profesional de la esfera de la
salud preste atención a las leyes, categorías y
principios de la dialéctica materialista, pero a su vez
debe dominar conceptos de su rama de actividad, como son: salud,
enfermedad, diagnóstico, medicamentos terapéuticos,
control, erradicación, cuarentena, endemia, epidemia, etc.
No es que la filosofía marxista leninista sustituya o se
inmiscuya en el objeto de la ciencia particular, pero sí
la pertrecha del arsenal gnoseológico, de un método
y una metodología para encontrar solución a los
problemas de la ciencia en cuestión, debemos evitar la
espontaneidad y las casualidades en el trabajo
científico.
Así podemos decir, que el método
clínico y el método epidemiológico son
métodos de "lo particular". Atendiendo a las
peculiaridades de estos métodos encontramos entre ellos
más unidad que diferencias al referirnos a la
dialéctica del problema salud enfermedad y la
correlación de lo biológico y lo social en el
hombre, como principios metodológicos de la
integración de las ciencias en la esfera de la salud
humana.
Por otro lado, es importante conocer que el proceso de
formación y establecimiento de la teoría
científica sólo es posible si para abordar el
problema científico se utiliza el método y la
metodología correcta, es así que la Teoría
del Conocimiento del marxismo leninismo elaboró las etapas
necesarias para llegar a una nueva teoría, concepto, ley,
etc., o enriquecer el campo donde ella actúa.
Es significativo reconocer cómo el camino hacia
una nueva teoría sigue el curso del conocimiento, como
señalara Lenin en sus Cuadernos Filosóficos, "de la
contemplación viva al pensamiento abstracto, y de
éste a la práctica: tal es el camino
dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento
de la realidad objetiva."
En cada uno de estos pasos se utilizan diferentes
métodos que corresponden al nivel del conocimiento en que
abordamos al objeto que investigamos. Podemos entonces reconocer
cómo en el caso de los métodos clínico y
epidemiológico, se sigue ese camino y se descubren los
principios dialécticos para llegar a la verdad
objetiva.
Todo profesional de la salud que aborda a un enfermo
para descubrir su padecimiento, diagnosticarlo y de allí
elaborar el plan a seguir para la cura, restablecimiento y
devolución de la salud al hombre, utiliza su arsenal
cognoscitivo.
El método clínico comienza su
intervención al reconocer el orden lógico de
atención del paciente, de su exploración:
interrogatorio (investigación de antecedentes),
inspección (primero somática y luego local,
palpación, percusión, auscultación, examen
físico general y examen por aparatos y
sistemas).
La práctica médica inicial, aunque de un
fuerte contenido empírico, requiere de elaboración
racional, lógica y sistemática, negar esto
sería asumir posiciones metafísicas y absolutistas,
o someternos al sentido común que puede llevarnos a
premisas falsas.
En esta etapa deben recogerse todos los datos aportados
por el paciente, pues en ocasiones cuestiones que parecen
insignificantes son importantes para el análisis,
presentación y fundamentación de la
hipótesis, así es recomendable que el médico
debe ser abierto y comprensible, pues puede frenar el flujo de
información del paciente o de la familia. De igual forma
el examen físico debe ser completo, independientemente de
que nos detengamos más en el aparato, sistema u
órgano hacia el cual subjetivamente nos orientamos. Es
conocido que sólo por el interrogatorio se puede llegar al
60-70 % de los diagnósticos y si se suma el examen
físico se ha comprobado que la aproximación llega
al 80 %. Aquí se pone de manifiesto el llamado
diagnóstico intuitivo, producto de captar la realidad por
ella misma.
En estos momentos el investigador debe a través
de los diferentes síntomas, características,
rasgos, etc., ir obteniendo y develando los aspectos esenciales,
fundamentales, que lo conduzcan al diagnóstico de la
enfermedad que afecta al paciente. Hay aquí un
acercamiento a la verdad, la acumulación de
información permite al especialista formular la
hipótesis, es decir, el diagnóstico clínico
presuntivo, que además impone tomar medidas generales
inmediatas para un tratamiento inicial paleativo, que lleve al
alivio, sedación, protección del individuo,
etc.
En el planteamiento de la hipótesis se conjugan
la información aportada por el paciente y/o sus familiares
con la obtenida en el examen físico y como colofón
los conocimientos y experiencia del profesional para hacerla
explicativa del problema. No obstante, es conveniente aclarar que
no existe método que no tenga márgenes de errores,
que no tenga límites de sensibilidad, y en estos casos
sucede, por lo que no debemos confiarnos de manera absoluta de
los resultados obtenidos de la aplicación de la
técnica y sus múltiples aparatos, aunque sea real
que la aplicación de las diversas técnicas lleven a
la confirmación de los diagnósticos hasta el 95
%.
Pero ninguna técnica o tecnología puede
sustituir la capacidad de análisis, de creatividad del
hombre, por lo que el investigador no debe olvidar jamás
la información obtenida de la fuente, pues en ocasiones
hay datos clínicos más importantes que lo que puede
aportar cualquier equipo técnico automatizado.
Este diagnóstico nos permite indicar la
terapéutica (tratamiento medicamentoso, quirúrgico,
higiénico dietético, etc.), la educación al
paciente sobre su enfermedad, como también se pueden
describir nuevos problemas en el paciente motivo de otras
investigaciones, o la necesidad de profundizar aún
más. En el peor de los casos, y son los menos, se puede
negar la hipótesis elegida, por lo que se tendrán
que plantear nuevas y nuevos diagnósticos y programas de
investigaciones.
Con el tratamiento o terapéutica a aplicar
llegamos a la praxis, las conclusiones a que se han llegado a
través del seguimiento que se efectuó con el
paciente. También debemos significar que el método
clínico, su aplicación completa en el tiempo oscila
en dependencia del caso de atención o problema que se
investiga, del riesgo para la vida del paciente, si se atiende
por consulta externa, en el consultorio o en la casa, de los
exámenes, etc. De igual forma, si las condiciones de
gravedad del paciente así lo exigen, la aplicación
del método clínico para llegar al
diagnóstico final debe ser automático. En todos
esos casos, queda por exponer y evaluar los resultados finales
obtenidos con la aplicación certera o no del método
clínico.
Con el método clínico se investiga
además de una afección, de una enfermedad, se
estudia a la persona, al ser humano que las padece, miembro de
una familia, un colectivo, de una comunidad, el médico
puede conocer a partir del mismo qué incidencia puede o no
tener en el colectivo en que se desarrolla o la comunidad en que
vive, es por esta razón esencial y a la vez social que
hace que el especialista en salud de cualquier rama, tenga
conocimientos claros y seguros de
epidemiología.
De igual forma, hemos chocado con la realidad de que los
conocimientos en la esfera de la epidemiología se han
abordado de manera cuantitativa y fríamente, sin abordar
al hombre concreto como expresión de las relaciones
sociales.
El método epidemiológico como
procedimiento que nos permite aprehendernos de los nexos y
regularidades de la realidad objetiva, sigue en su
aplicación, los mismos momentos del conocimiento
señalados para el método clínico.
Este método se aplica en el estudio de la
colectividad enferma y parte de las premisas concretas, a
través de la observación que tiene una estrecha
relación con el método clínico, pues se basa
en el diagnóstico dado, al analizar la
sintomatología y característica, si se trata de una
enfermedad conocida o no y la similitud de los casos, en este
momento se apoya también en las pruebas de los medios
auxiliares (rayos X, anatomía patológica, etc.) y
llega a la confección de la historia
epidemiológica.
En esta etapa se valora la frecuencia, incidencia y
prevalencia de los casos, es necesario comprobar si se han dado
casos anteriores o no, la frecuencia de los mismos, esto lleva al
especialista a la investigación de las historias
clínicas en los hospitales, a realizar entrevistas a los
médicos de la zona, etc.
Todo nos hace llegar a la conclusión de si se
trata de una endemia o epidemia, de igual forma debemos valorar
la situación actual del problema que lleva varios aspectos
como son:
Casos en el tiempo.
Casos en el espacio.
Casos en las personas.
Otro elemento a valorar son las características
del medio que incluye la información demográfica
del área climática, sistema de abastecimiento de
agua, disposición de escretas y residuales,
recolección y disposición de basura, abastecimiento
de alimentos, transporte, estado higiénico sanitario de
las viviendas, escuelas, centros de trabajo, círculos
infantiles, etc., así como también la convivencia
con animales.
Por último, en este momento del proceso
cognoscitivo queda el ordenamiento y elaboración de la
información para llegar a plantearse la hipótesis,
por las características de esta ciencia, pueden aparecer
diferentes hipótesis, incide en ello la capacidad humana
de razonamiento.
Ante esta situación, los especialistas pueden y
deben tomar medidas generales inmediatas de carácter
preventivo (cuarentenas, aislamiento, vacunación,
etc.).
Llegamos a la etapa de verificación, es decir,
llevar a la práctica la hipótesis y lo que se
deriva de ella para confirmar el diagnóstico
epidemiológico definitivo, como son exámenes de
laboratorio, de higiene y epidemiología a especimenes del
medio, investigaciones de comprobación con grupos de
control, etc.
Comprobada así la hipótesis, verificado el
diagnóstico epidemiológico, puede definirse la
enfermedad, sus causas, el camino para su control y
eliminación, podemos entonces aplicar las medidas
definitivas, como son el control de focos, medidas preventivas y
permanentes, erradicación y educación al pueblo
sobre la situación dada.
El método epidemiológico tiene su
aplicación por primera vez en Inglaterra en el siglo XIX
por el médico John Snow, que además fue un
clínico destacado. Este método nos permite obtener
y ampliar los conocimientos sobre enfermedades y otros problemas
que afectan la salud y su relación con la
población, programar los momentos de la evolución y
tendencia de las enfermedades, evaluar los diferentes programas
de salud y su incidencia en la población, así como
la utilidad de los servicios médicos que se brindan,
también nos permite a partir de los problemas de salud
plantear las soluciones y el nivel de acción que
requieren.
En nuestra opinión, para el trabajo con la
comunidad, para el equipo de atención primaria, el
método epidemiológico en su unidad con el
clínico permite valorar la necesidad y profundidad con que
se aplique uno u otro programa de salud, permite dirigir
correctamente la acción de estos profesionales en
correspondencia con las necesidades objetivas y subjetivas que
motivarán la acción de los colectivos y grupos
sociales.
El análisis exhaustivo, tanto del método
clínico como epidemiológico, en su bregar hacia el
conocimiento acertado de la enfermedad, nos devela la propia
dialéctica de la realidad objetiva, que en el proceso de
aprehensión de la misma nos da la lógica subjetiva
del conocimiento humano.
Ambos métodos (clínico y
epidemiológico) no tendrían resultados confiables
sino accionan con la observación, la medición y la
experimentación científica al acumular datos y
hechos, que permitan fundamentar una posición u otra. La
propia aplicación de estos métodos
científicos generales y que actúan en el nivel
empírico del proceso cognoscitivo, le permiten al
especialista ascender en el conocimiento, a través de la
abstracción pueden eliminar aspectos circunstanciales,
fortuitos, etc., y acercarse a lo esencial, a lo fundamental,
para formular la hipótesis como posible solución
del problema, es el interactuar con él, es el llevar a
través de imágenes lógico abstractas el
problema a nuestra cabeza y transformarlo en ella.
En estos momentos no sería posible el
planteamiento de la hipótesis sino recurrimos a los
métodos del nivel teórico del conocimiento, es
decir, el análisis-síntesis, la
inducción-deducción, la unidad de lo lógico
y lo histórico, etc. La propia definición y
comprobación de la hipótesis (posible enfermedad,
epidemia, etc.) exige a su vez de su comprobación en la
práctica, como grado o nivel de confiabilidad, es el
propio camino del conocimiento humano, es el paso del pensamiento
abstracto a la práctica, es el acercamiento a una nueva
teoría, ley, concepto, etc., es lo concreto pensado a
partir de lo más avanzado de la praxis
historicosocial.
Pero seríamos injustos, si no reconocemos las
capacidades de abstracción, creatividad, la pericia, el
nivel de análisis, etc. del especialista, del
investigador, del hombre. Este hombre, no como ser aislado, no
como individuo solo, sino como parte de una sociedad, como
expresión de determinadas relaciones sociales, que se
esfuerza, que lucha por cumplir con el encargo social que se le
ha hecho, pues, esta misma sociedad lo ha formado como
profesional y ha puesto en sus manos recursos materiales y
técnica y tecnología de avanzada para que vele y
contribuya al bienestar de la humanidad.
Tendencia actual
de la epidemiología
Escribir o hablar de epidemiología no es algo
nuevo, la historia de esta ciencia y a la vez método
científico de investigación se remonta a los
propios orígenes de la sociedad y se dio junto a la lucha
entre el materialismo y el idealismo, entre la dialéctica
y la metafísica, entre los explotados y los explotadores,
entre los científicos y los
seudocientíficos.
El desarrollo de la epidemiología ha estado
ligado armónicamente al movimiento histórico de la
sociedad, al desarrollo de las fuerzas productivas y las
relaciones de producción y al desarrollo de la cultura
universal. Sin embargo, por su relevancia y dimensión
científica es considerada una ciencia joven (alrededor del
año 1854 con el doctor John Snow y seguido, en 1868 con
los trabajos del doctor Finlay con la epidemia del cólera
en La Habana).
Así se define la epidemiología como una
ciencia básica del campo de la salud pública, que
se encarga de los problemas médicos relacionados con la
población en su conjunto, es decir, como fenómeno
de masas, de grupos humanos.
Los basamentos metodológicos que en realidad han
hecho variar el significado, importancia e incluso el objeto de
estudio de esta ciencia, lo podemos señalar en la
noción de una pluralidad causal vinculada al medio
físico, químico, biológico y social, a la
interacción entre la comunidad o grupo humano y su medio
ambiente, de igual forma todo esto descansa en la
interpretación y desarrollo que ha tenido la
relación salud-enfermedad y la correlación de lo
biológico y lo social, en la explicación y
argumentación de la misma, lo que ha motivado
que
el campo de acción de la epidemiología
haya ido cambiando.
Además de todo lo señalado, debemos
agregar la idea marxista leninista, de que en una sociedad
dividida en clases, las ciencias no están al margen de
éstas, de hecho la epidemiología es parte de la
superestructura y responde a la base económica que
determina la formación socioeconómica
específica de que se trate.
Así el desarrollo de esta ciencia ha estado y
está en dependencia de las necesidades que enfrentan los
investigadores en cada sociedad. Podemos decir entonces que para
llegar al conocimiento actual y hablar de epidemiología
social se transitó por la llamada epidemiología
tradicional y en otros casos llamada convencional.
El pensamiento epidemiológico en su decursar
histórico ha estado matizado por diferentes posiciones
ideológicas, unas por las posiciones positivistas, otras
por las posiciones marxistas y en la práctica se ha visto
enrolada en la actividad lucrativa y mercantil. Se ve la
contraposición entre un pensamiento epidemiológico
con un enfoque integrador y dinámico, y uno unilateral y
formalista con que los teóricos serviles a la clase
dominante incursionan, y reducen la investigación
epidemiológica, en la mayoría de los casos, a un
refinado análisis de los fenómenos o expresiones
formales cuantificables.
Sin embargo, es reconocido las diferencias que existen
en las investigaciones epidemiológicas en dependencia de
la diferencia estructural, que no sólo se manifiestan en
las necesidades que enfrentan los investigadores que trabajan en
países con sistemas socioeconómicos diferentes, con
uno u otro grado de dependencia económica o no, entre las
formas de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones
de producción, entre el crecimiento diferencial de sus
clases organizadas y entre la distinta evolución de su
"sistema de necesidades".
Todo lo anteriormente dicho, condiciona el desarrollo
teórico de la epidemiología como ciencia y de su
método científico de investigación, tal es
así, que en un contexto determinado el desarrollo del
conocimiento epidemiológico se proyecta hacia el
enriquecimiento de todos los instrumentos y consignas del
enfrentamiento social, hacia la denuncia, organización y
transformación en dependencia del grado de desarrollo de
la conciencia de clase.
Por otro lado, en las sociedades como la nuestra, el
énfasis mayor está dirigido a la resolución
directa y práctica de los problemas técnicos y
emergentes de una sociedad que hereda las penurias del
capitalismo. Esto nos lleva a correr el peligro de adoptar
posiciones utilitaristas en el uso de la ciencia y perder la
visión de reformulación teórico
metodológica (y es lo que ha pasado).
Así es, que el desarrollo de la
epidemiología crítica o social, debe asimilar lo
positivo de su antecesora, la epidemiología tradicional,
fundamentada en el neopositivismo y con interpretaciones de datos
empíricos, que no es capaz de diferenciar entre el
fenómeno y la esencia epidemiológica y que no
distingue entre la práctica funcional y utilitaria y la
tarea orgánica de crítica y transformación.
Así se retoman conceptos como son: cadena
epidemiológica, historia natural enfermedad, procesos de
control, etc., pero hay que ir a procesos de abstracción,
a buscar el proceso esencial sobre el que se desarrolla el
aparato de categorías de la ciencia, a su fundamento
social, a su razón de existencia.
Otro aspecto de suma importancia es la función
metodológica y social de la epidemiología, que
cumple a través de su carácter de
diagnóstico de la medicina social, puesto que contribuye a
establecer un orden de prioridades respecto al estudio del
problema salud-enfermedad y su impacto en el orden social
imperante.
Si bien el desarrollo de la epidemiología hacia
peldaños científicos está indisolublemente
ligado al principio metodológico de la correlación
de lo biológico y lo social en el hombre y el proceso
salud-enfermedad, hay que reconocer que la misión de la
epidemiología como ciencia es la producción de
conocimientos que permitan abordar esta problemática y
viabilice la toma de decisiones a nivel de formulación de
políticas de salud, la organización del sistema y
acciones concretas encaminadas a solucionar problemas
específicos.
Un aspecto central es la investigación
epidemiológica, fundamento de la práctica social en
la esfera de la salud, que debe estar orientada a la
identificación, descripción e interpretación
que determinan la frecuencia y distribución de los
problemas de salud a través de la dialéctica de lo
individual y lo colectivo.
Esto nos hace llegar a la conclusión de que la
epidemiología nos da un diagnóstico de la
situación de la salud, nos permite establecer un orden de
prioridades en cuanto a grupos poblacionales y sus problemas de
salud y activar las acciones, a seleccionar la estrategia de
intervención y la evaluación del
impacto.
La correcta valoración de la situación de
salud se debe hacer a través del análisis de sus
indicadores, los procesos de identificación y
explicación de problemas prioritarios en función de
su transformación, y no limitarla a la enumeración
de los indicadores de morbilidad y mortalidad. La sociedad es un
organismo social íntegro, en constante movimiento y
desarrollo, la población de hecho no es homogénea,
por lo que los problemas de salud varían constante y
considerablemente de un grupo a otro, en dependencia de las
condiciones objetivas de su existencia, de los procesos
biológicos, ecológicos, psicológicos,
culturales y socioeconómicos en lo individual, familiar y
social.
Es así, que en la determinación de la
situación de salud incide una serie de pasos esenciales,
que engloban factores determinantes en la vida de la
sociedad:
1. Determinación de los perfiles de salud de
grupos de población (se proyectan a la
determinación de leyes y principios generales y del
conjunto de procesos mediadores entre las condiciones objetivas
existentes y los problemas de salud.
2. Decisiones (está enfilada a la
utilización de dichos conocimientos para la
transformación de la situación de salud, lo que
implica acciones políticas).
3. Acciones (son las propias acciones políticas
que están condicionadas no sólo por el
conocimiento, sino también por la gobernabilidad del
sistema, la capacidad de administrar y los recursos de que se
disponen).
4. Intereses (éstos determinan en última
instancia los dos anteriores, pues está en dependencia de
los diversos actores sociales).
Así podemos inferir que la epidemiología
como ciencia y como investigación juega un papel esencial
en la determinación de la política de salud, que
debe estar en relación dialéctica con las
necesidades que en este campo tiene la población, que debe
convertirse en fuerza movilizadora en la medida en que perciba y
aprehenda el problema. Por lo que no basta con la acción
del personal médico y paramédico, sino que
además hacen falta métodos y técnicas que
promuevan la participación de los diferentes grupos
sociales.
En las concepciones modernas sobre los servicios y
reorientación de la salud colectiva, la
epidemiología se proyecta como una ciencia imprescindible.
Sin embargo, por la proyección social de la misma, existe
una serie de limitaciones, tanto en el plano metodológico
como político que frena su desarrollo: en la vigilancia
epidemiológica, las técnicas y métodos
utilizados que no producen respuestas satisfactorias, atentan
contra la propia vigilancia, por lo que las técnicas
empleadas deben ser adecuadas a las características
epidemiológicas del problema y a las condiciones,
necesidades y capacidades de respuesta de cada región y
sistema de salud.
De igual forma, esta acción debe ampliarse a otra
gama de problemas que requiere de los servicios de salud una
mejor y mayor preparación por su complejidad, como son las
enfermedades crónicas, los accidentes, la violencia, el
uso indebido de las drogas, etc., estos nuevos elementos hacen
que se alerten sobre la necesidad de evaluación
periódica, la magnitud y la tendencia de estos problemas,
la efectividad de las medidas de control con el objetivo de
variar, reformar, las acciones con más
eficiencia.
Otro aspecto significativo lo constituye la
investigación epidemiológica, que en otras palabras
podemos decir, que la epidemiología es
investigación, que es ante todo la aplicación del
propio método científico, es decir, la
dialéctica materialista en toda su amplitud.
Referencias
bibliográficas
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Pública 1. Edit. Pueblo y Educación, La Habana,
2004.
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Editores.
S.A., Barcelona 1988: 86.
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Habana, 1985.
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la Atención Primaria y Eficiencia de Salud", Educ. Med.,
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5.-Rodríguez Rivera, L: Comprensión de la
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problemas de salud. Filosofía y Medicina, Ed. Ciencias
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6.- Epidemiología. Colect. de Autores, Edit.
Pueblo y Educación, La Habana, 1984: 11.
7.- Colect. de Autores. Epidemiología. Edit.
Pueblo y Educación. La Habana, 1984: 17.
8.- Ilizastigui F. y Rodríguez Rivera L.
Método Clínico. En: Filosofía y Salud. Tomo
II: 549.
9.- Cuadernos Filosóficos. Lenin.VI. Edit.
Política, La Habana, 1964: 161.
10.- Lecturas de Filosofía, Salud y
Sociedad.
11.- Filosofía y Salud (texto
básico).
CIENCIA
Es una forma de la conciencia social; constituye un
sistema históricamente formado de conocimientos ordenados
cuya veracidad se comprueba y se puntualiza constantemente en el
curso de la práctica social. La fuerza del conocimiento
científico radica en el carácter general,
universal, necesario y objetivo de su veracidad. La fuerza motriz
de la ciencia estriba en las necesidades del desarrollo de la
producción material, en las necesidades del avance de la
sociedad. El
Progreso de la ciencia consiste en pasar del
descubrimiento de nexos de causa-efecto y de conexiones
esenciales relativamente simples, a la formulación de
leyes del ser y del pensar más profunda y básicas.
La ciencia se haya íntimamente vinculada a la
concepción filosófica del mundo, que la pertrecha
con el conocimiento de las leyes más generales del
desenvolvimiento del mundo objetivo, con la teoría del
conocimiento, con el método de investigación. El
idealismo conduce a la ciencia al callejón sin
salida del agnosticismo, la subordina a la religión.
La ciencia surge de las necesidades de la producción
material y la vida social y experimenta sin cesar el influjo
estimulante de la producción e influye poderosamente en el
desarrollo de la sociedad. La ciencia se aproxima a la
producción en la creación de la base material y
técnica y se convierte en una fuerza productiva
directa.
TÉCNICA
Conjunto de mecanismos y de máquinas así
como también de sistemas y medios de dirigir, recolectar,
conservar y transmitir energía y datos todo ello credo con
vistas a la producción, a la investigación, a la
guerra, etc. Por las necesidades de la técnica se
determina el desarrollo de la ciencia natural.
SOCIEDAD CIVIL.
Término con que en la filosofía
premarxista se designaba, a partir del siglo XVIII, las
relaciones sociales y, en sentido estricto, las de propiedad. La
teoría de la sociedad civil tal y como era concebida por
los materialistas ingleses y franceses adolecía de un
defecto esenciadísimo, que consistía en no
comprender la dependencia en que la sociedad civil se halla
respecto a los modos de producción, en explicar la
formación de la misma por las propiedades naturales del
hombre, los objetivos políticos, las formas de gobierno y
la legislación, la moralidad, etc. Marx entiende por
sociedad civil, la organización de la familia, de los
estamentos y de las clases, las relaciones de propiedad, las
formas y procedimientos de distribución, en general las
condiciones que hacen posible la existencia y el funcionamiento
de la sociedad, las condiciones de la vida real y de la actividad
del hombre, y subraya el carácter objetivo y la base
económica de tales condiciones. Mas tarde, sustituye el
término de sociedad civil, poco preciso, por conceptos
científicos tales como estructura económica de la
sociedad, base económica, modo de producción, etc.
En la actualidad, se entiende por Sociedad Civil al conjunto de
organizaciones y grupos sociales que no forman parte del gobierno
pero que participan de una u otra forma en las actividades para
la toma de decisiones del gobierno
Autor:
Lic. Laigne Conde Acosta
Máster en Atención Integral
al niño
Profesor Instructor
Dra. Nelys Pérez
Martínez
Especialista de 1er Grado MGI
Profesor instructor
Dra. Yamilia Reyes
Zorrilla
Especialista de 1er Grado MGI
Máster en Atención Integral
al niño
Profesor instructor
Dr. José Armando Hernández
Montano
Especialista en 1er Grado en
Pediatría
Máster en Atención Integral
al niño
Profesor Instructor
Dr. Norberto Socarras
Martínez
Especialista en 1er Grado en Medicina
Intensiva
Profesor Instructor
FACULTAD DE CIENCIAS
MÉDICAS
ARTEMISA
2012
AÑO 54 DE LA
REVOLUCIÓN
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