- Resumen
- Introducción
- Fundamentos
teóricos básicos para la comprensión de
la Pedagogía no directiva - La
concepción de la enseñanza y el aprendizaje en
la Pedagogía no directiva - Aportes de la
Pedagogía Autogestionaria a la Pedagogía no
directiva - Conclusiones
- Bibliografía
Resumen
El presente trabajo constituye un acercamiento
teórico a la pedagogía no directiva desde la
influencia que ejercen en su configuración la
pedagogía autogestionaria y el enfoque personalista de la
Psicología. Se tienen en cuenta diferentes referentes que
muestran consideraciones importantes en torno los aspectos que
sustentan el desarrollo de la Pedagogía no directiva desde
los aportes de las tendencias mencionadas, se abordan
fundamentalmente aspectos relacionados a la concepción del
proceso enseñanza – aprendizaje, el rol del educador
y del educando.
Introducción
Las continuas transformaciones económico-sociales
y el desarrollo científico-técnico que matiza los
diferentes procesos sociales ponen de manifiesto la creciente
necesidad de reconocer y explicar el papel, cada vez más
protagónico del factor subjetivo en el desarrollo de la
humanidad. Ello implica un reto a las Ciencias Sociales,
particularmente para la Psicología y la Pedagogía
en lo que se refiere al esclarecimiento de la actuación
eficiente, responsable y creadora del hombre y su
educación desde una perspectiva
científica.
La Pedagogía tradicional no es capaz de
satisfacer esta demanda toda vez que considera al estudiante como
un receptor pasivo del conocimiento, que acepta
acríticamente la información transmitida por el
profesor y asume una actitud de sumisión ante su autoridad
ya que su función esencial es la reproducción del
conocimiento.
De esta forma la Pedagogía tradicional centra su
atención en el conocimiento como contenido de la
enseñanza y las posibilidades intelectuales del estudiante
para su reproducción al margen de sus necesidades e
intereses, ello implica desconocer al estudiante como persona que
aprende.
El carácter absolutamente directivo de la
Pedagogía tradicional resulta evidente, en tanto el
profesor es el "dueño del conocimiento", quien impone la
autoridad en el aula, norma las condiciones y el contenido de la
enseñanza. En esta concepción el estudiante
está muy lejos de ser sujeto de su aprendizaje, lo que
atenta contra la formación de un hombre crítico,
reflexivo, capaz de actuar con independencia, creatividad y
responsabilidad en las tareas sociales. En este sentido es
importante considerar el papel de algunas tendencias
pedagógicas contemporáneas que se postulan
radicalmente contra la pedagogía tradicional, ubicando al
estudiante en el centro del proceso, otorgándole de esta
forma un rol protagónico a sus vivencias y experiencias.
Destacan en este orden la Pedagogía no directiva, que
está fuertemente condicionada por el enfoque personalista
y la Pedagogía Autogestionaria, tendencias que
serán abordadas a continuación tomando como
referente sus relaciones y aportes a la concepción del
proceso enseñanza – aprendizaje.
Desarrollo
Fundamentos
teóricos básicos para la comprensión de la
Pedagogía no directiva
La Pedagogía no directiva resulta una alternativa
que aporta elementos valiosos a la comprensión
científica de las situaciones y condiciones de aprendizaje
que posibilitan la formación de estudiantes responsables y
creadores, defendiendo el precepto de la enseñanza
centrada en el estudiante.
Está sustentada en la Psicología
Humanista, que constituye su principal base psicológica.
La influencia de esta teoría en general y, en particular
la aplicación del enfoque personalizado de C. Rogers al
ámbito educacional en los años 60 dio lugar al
surgimiento de esta tendencia pedagógica
contemporánea, la que constituyó una alternativa de
respuesta de la Pedagogía a la demanda social relativa a
la necesidad de explicar sobre bases científicas la
actuación del ser humano y su educación.
La Psicología Humanista surge como una
alternativa teórico-metodológica en la Ciencia
psicológica que pretende explicar la naturaleza del
desarrollo humano, valorando a las personas no como objetos de
las circunstancias sociales a partir de lo planteado por el
Conductismo ni la expresión ciega de los instintos como
diría el Psicoanálisis, sino una persona portadora
de tendencias al desarrollo que le permiten decidir de manera
responsable el curso de su vida. El ser humano es por tanto, una
persona íntegra, total, irrepetible, por naturaleza
creadora, en la que se manifiesta la unidad del intelecto y las
emociones, y en la que las fuerzas internas que promueven su
desarrollo le conducen hacia las formas más plenas de
funcionamiento humano. Esta concepción implica una
visión optimista del hombre capaz de conducir
responsablemente su propio desarrollo, a diferencia de la
visión pesimista de las teorías conductistas y
psicoanalíticas en las que el hombre es un ser pasivo,
irresponsable que vive preso de sus instintos o de
estímulos externos que determinan de manera absoluta su
conducta.
En la corriente de la Psicología Humanista se
inscriben las teorías de la autorregulación y la
autonomía funcional de los motivos de G. Allport, la
auto-actualización de A. Maslow, y el enfoque
personalizado de C. Rogers, que sustenta, en gran medida, el
desarrollo de la Pedagogía no Directiva.
Las ideas esenciales abordadas por Rogers respecto a los
mecanismos que explican el desarrollo humano y que constituyen la
fuente de la Pedagogía no directiva giran en torno a la
categoría tendencia a la actualización,
también denominada tendencia a la realización que
es, a decir de Rogers, una tendencia biológica inmanente
al ser humano que constituye la fuente motivacional de su
conducta y que le permite el mantenimiento de la vida y el
progresivo ascenso a niveles cualitativos superiores de
existencia.
En la interacción del hombre con su medio tiene
lugar un proceso de valoración de la experiencia que le
permite clasificar las mismas como satisfactorias cuando
favorecen la tendencia a la actualización o
insatisfactorias cuando la entorpecen. Estas experiencias
vivenciadas como positivas o negativas son representadas en la
conciencia como "experiencias del Yo", que se expresan en un
contexto social dando lugar a la "necesidad de
consideración positiva". La satisfacción de esta
necesidad se logra en las relaciones sociales que el hombre
establece en el medio en el que vive e implica que las personas
con las cuales se relaciona lo comprenden y aceptan tal como es.
Cuando se satisface la necesidad de consideración
positiva, es decir cuando las personas con las cuales el sujeto
se relaciona lo aceptan y lo comprenden, se propicia un clima de
"libertad de experiencia".
La libertad de experiencia implica que el sujeto se
siente libre de expresar sus vivencias y actuar como considere
necesario en la búsqueda de su
realización.
Por tanto para Rogers la lógica del
desarrollo humano se explica de la siguiente forma: Si la
tendencia innata a realizar las potencialidades humanas se
manifiesta en un clima social de aceptación y respeto, la
persona encontrará las posibilidades de expresarse
libremente y logrará encontrar el camino hacia el
funcionamiento pleno del ser humano: la
autodeterminación.
Estas ideas de Rogers aplicadas a la educación
marcan un viraje significativo en la Pedagogía que
desplaza entonces su centro de atención de la
enseñanza al aprendizaje, del estudiante como objeto de
enseñanza al estudiante como sujeto del aprendizaje, de la
directividad absoluta del profesor en el proceso de
enseñanza a la no directividad.
La
concepción de la enseñanza y el aprendizaje en la
Pedagogía no directiva
Se defiende la no directividad de la enseñanza en
tanto considera que el estudiante posee en potencia la
competencia necesaria para lograr su desarrollo y que por tanto,
la función esencial del profesor ha de ser la de propiciar
el camino del desarrollo del estudiante al crear las condiciones
para la expresión de sus potencialidades.
Por tanto la no directividad en la enseñanza se
expresa: en el reconocimiento de la capacidad de
autodeterminación del estudiante y en la concepción
del profesor como facilitador del aprendizaje.
Enseñar significa en la Pedagogía
no directiva permitir que el estudiante aprenda, es decir,
propiciar las condiciones para que exprese libremente sus
necesidades en un clima afectivo favorable, de
comprensión, aceptación y respeto.
Aprender es atribuirle significación a la
experiencia que posibilita la satisfacción de las
necesidades.
En esta concepción el aprendizaje en tanto
experiencial y significativo tiene un carácter personal
toda vez que la persona se implica totalmente en él con
sus sentimientos y con su intelecto.
La esencia no directiva del aprendizaje es resumida por
Rogers cuando expresa:
"Los individuos tienen dentro de sí vastos
recursos de autocomprensión, actitudes básicas y
conducta autodirigida. Estos recursos son susceptibles de ser
alcanzados, si se logra crear un clima definible de actitudes
psicológicas facilitadoras"
Condiciones para la facilitación del
aprendizaje.
Para lograr un clima afectivo en las relaciones
interpersonales que propicie el desarrollo del estudiante, el
facilitador del aprendizaje debe manifestar 3 actitudes o
cualidades básicas:
* Autenticidad.
Ser auténtico en la relación con el
estudiante significa mostrarse tal y como es, sin máscaras
o disfraces, con naturalidad y transparencia. Cuando el
facilitador muestra autenticidad propicia que el estudiante
confíe en él y pueda expresarse con mayor
libertad.
* Aceptación, aprecio, "visión
incondicionalmente positiva".
La aceptación incondicional del estudiante es
otra cualidad del facilitador que propicia el aprendizaje
significativo. No basta que el facilitador sea auténtico,
debe además mostrar su aprecio y aceptación al
estudiante. Al decir de Rogers: "… es la aceptación
del individuo como una persona independiente con derecho
propio… "
La visión incondicionalmente positiva del
estudiante implica que el facilitador lo acepta con sus virtudes
y defectos, al mismo tiempo que constituye una
manifestación de su confianza en la capacidad de
autodeterminación del estudiante.
* Comprensión empática.
La comprensión empática se
refiere a la posibilidad del facilitador de ponerse en lugar del
estudiante de pensar "como si fuera" el estudiante, de analizar
los problemas desde sus puntos de vista.
En la medida que el facilitador manifiesta
estas 3 cualidades en las relaciones con sus estudiantes
estará en mejores condiciones de propiciar el
aprendizaje.
Recursos para la facilitación
del aprendizaje.
Entre los recursos más utilizados en
la Pedagogía no directiva para facilitar el aprendizaje,
señalados por Rogers, se encuentran:
* El Contrato.
El contrato es un recurso muy flexible que
da seguridad y responsabilidad al estudiante dentro de una
atmósfera de libertad", asumiendo una participación
activa en la toma de decisiones acerca de qué aprender,
cómo aprender, cuándo y para qué aprender,
al mismo tiempo que asume la responsabilidad en el proceso de su
aprendizaje al comprometerse con el logro de determinados
resultados.
* La vinculación con la
comunidad.
Un recurso valioso que posibilita al
estudiante vivenciar experiencias que pueden resultar
significativas para su desarrollo lo constituye el vínculo
con la comunidad en la medida que el estudiante puede participar
en la solución de problemas que en el aula sólo
puede abordar de forma teórica.
* La enseñanza tutorial.
La enseñanza tutorial implica el establecimiento
de pares, tutor-alumno, en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Garantiza la atención
individualizada al estudiante en el proceso
de aprendizaje, en este sentido el tutor facilita el
aprendizaje cuando crea las condiciones necesarias para que el
estudiante exprese sus potencialidades en la realización
de tareas que promueven su desarrollo. El estudiante asume una
posición activa en su aprendizaje cuando desempeña
con responsabilidad las tareas planteadas por el tutor, analiza y
discute con él su planificación, ejecución y
evaluación.
La participación del estudiante en la
investigación científica propicia un aprendizaje
vivencial significativo relacionado con la búsqueda y
enriquecimiento del conocimiento. La investigación
científica como recurso de aprendizaje posibilita la
expresión de las potencialidades creativas del estudiante
en el planteamiento de hipótesis y estrategias para la
búsqueda de solución científica a los
problemas, al mismo tiempo que promueve el desarrollo del
interés cognoscitivo y la responsabilidad en la
actuación.
* Los grupos de encuentro.
Estos grupos se constituyen con el fin de vivenciar
experiencias que propician el conocimiento personal, la
aceptación incondicional del otro, la autenticidad, la
comprensión empática, suelen comenzar con objetivos
ambiguos o indefinidos en tanto son los miembros del grupo los
que deben precisarlos. El facilitador propicia las condiciones
para la expresión de las vivencias de los miembros del
grupo en sus intentos por hacer de ésta una experiencia
significativa.
* La autoevaluación.
La posibilidad que el estudiante asuma el control de su
propio aprendizaje constituye un recurso importante para el
desarrollo de su responsabilidad.
Indiscutiblemente la Pedagogía no Directiva
defiende el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje
centrado en el estudiante, de lo que se derivan importantes
conceptos que dan cuenta de la influencia de otras tendencias
pedagógicas, estableciéndose nexos
prácticamente inseparables entre ellas. Resaltar el rol
protagónico del estudiante supone también el
desarrollo de su capacidad de autogestión en
relación al conocimiento, por lo que resulta
imprescindible develar los aportes de la Pedagogía
Autogestionaria en este sentido.
Aportes de la
Pedagogía Autogestionaria a la Pedagogía no
directiva
La Pedagogía Autogestionaria designa
toda una serie de variadas experiencias y movimientos
pedagógicos de distinto alcance, que pretenden la
transformación de la educación a un nivel social, a
partir de la participación directa de los interesados:
profesores, alumnos y padres, en la organización de todas
las esferas de la vida del escolar.
Se apoya en la autogestión, que se
utiliza como un medio y un fin en la educación: un medio
en la medida en que se crea un espacio que le permite
diferenciarse del sistema oficial de educación, para
experimentar innovaciones; y un fin ya que la autogestión
implica el desarrollo de la responsabilidad de los estudiantes
por su propio aprendizaje, la formación de valores
sociales orientados hacia el colectivismo y la
participación social.
Esta corriente pedagógica debe ser
analizada como proyecto de cambio social que se sustenta en
experiencias de carácter político y social. Como
antecedentes teóricos de la pedagogía
autogestionaria se consideran diversas concepciones acerca de las
relaciones entre el individuo y el Estado, como la teoría
del "contrato social" de J. J. Rousseau (1712-1778); las obras de
los socialistas utópicos Fourier (1772-1837), Proudhon
(1809-1865) y el "socialismo libertario" (anarquismo) de Bakunin
(1814-1876).
Los actuales movimientos autogestionarios
se fundamentan en aportes de las ciencias psicológicas
como la "teoría de los grupos" y la "psicoterapia
institucional". La Teoría de los grupos guarda estrecha
relación con uno de los recursos para la
facilitación del aprendizaje que propone Rogers. La
dinámica de grupos proporciona instrumentos para el
análisis y la intervención en este contexto que
permiten enfrentar con mayor claridad los conflictos grupales y
aprovechar la energía grupal. La Psicoterapia
institucional supone la participación del propio paciente
en la "gestión" de su
curación y el establecimiento de
cambios en las instituciones médicas.
Estos aportes de la psicología y la
psicoterapia estimularon considerablemente la reflexión
pedagógica y propiciaron un replanteamiento de los
objetivos, funciones y estructura de la educación que fue
asumido por la pedagogía autogestionaria.
Tomando como referente los elementos expuestos se puede
hacer alusión a las características que distinguen
a la autogestión pedagógica.
Los alumnos son considerados como sujetos
con responsabilidad de aprender y perfeccionarse participando
activamente en la gestión y tareas escolares. La
responsabilización progresiva de los alumnos se logra con
el ejercicio de iniciativas y tareas de diversa complejidad, las
que son asumidas gradualmente.
El profesor se caracteriza entonces por su
no-directividad, renuncia a ser exclusivo poseedor del poder y lo
comparte con el grupo; se sitúa a disposición de
los alumnos, ofrece sus conocimientos y ayuda para que el grupo
logre sus objetivos, supedita su actuación a la
petición de los alumnos. En su rol de "animador" del grupo
no debe intervenir para ordenar, tomar decisiones, aconsejar o
evaluar; su participación debe consistir más en
plantear preguntas, suscitar problemas, estimular, mostrar
soluciones y alternativas posibles.
Mediante la "comprensión
empática" el docente enriquece sus relaciones con el
grupo, reformulando sus planteamientos, revelando su
preocupación por comprender lo que el grupo expresa, sus
sentimientos. De esta forma, el grupo puede aclarar sus problemas
y progresar hacia soluciones autónomas.
Las intervenciones del docente deben
regirse por el "principio de la demanda": que implica responder a
las demandas de todo el grupo. A este principio de la demanda se
le atribuye una gran significación psicológica, en
tanto implica una modificación radical de la
relación de poder maestro-alumno. Es ésta una
genuina expresión de la actitud no-directiva, de la
centración en los deseos del grupo y en su iniciativa en
relación con las tareas y su
organización.
En el contexto escolar la
autogestión se valora no sólo como modelo de
relación pedagógica, sino también como
modelo de relación social, en tanto los grupos de
autogestión permiten a los participantes una experiencia
de comunicación, un tipo de relación en la que se
descubre el placer de actuar con el otro y de vincularse a
él.
La autogestión es una alternativa de
transformaciones que obliga a la escuela a redefinir su papel en
la educación y su modo de funcionamiento y requiere
cambios de actitudes y preparación psicopedagógica
en docentes, y autoridades, así como la
modificación de los hábitos desarrollados por los
estudiantes a lo largo de su formación.
Conclusiones
Resultan indiscutibles los valores de la
Pedagogía no directiva, en relación a la
búsqueda de explicaciones científicas acerca de la
educación y desarrollo de la personalidad del estudiante.
Entre sus principales aportes pueden ser
señalados:
Considerar al estudiante como sujeto, como persona
que se implica integralmente en el proceso de su aprendizaje
y que asume, por tanto, una posición activa y
responsable en el mismo.Reconocer la necesaria unidad de lo cognitivo y lo
afectivo en el proceso de aprendizaje.Destacar el papel de la autoconciencia y la
autovaloración del estudiante como recursos personales
necesarios para la autodirección del
aprendizaje.Reconocer la autodeterminación del estudiante
en el proceso de aprendizaje como expresión de un
nivel superior de desarrollo de su personalidad.Destacar la importancia de la comunicación en
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La Pedagogía Autogestionaria por su parte, se
sustenta en el desarrollo de la Pedagogía no directiva,
realizando a su vez importantes aportes a su concepción,
por lo que podemos decir que se establece entre ellas una
relación dialéctica. Resultan aportes en esta
tendencia el papel asignado al grupo y a su propia gestión
en la formación y desarrollo de la personalidad, y el
reconocimiento de las necesidades e intereses individuales y
grupales como base del aprendizaje, así como la
estimulación de la autonomía y la posición
activa en el proceso educativo
Bibliografía
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Consultado en soporte digitalRamos Serpa G. Los fundamentos filosóficos de
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crítica de la filosofía de la
educaciónColectivo de autores. Tendencias pedagógicas
en la realidad educativa actual. Editorial Universitaria,
Universidad "Juan Misael Saracho", Tarija-Bolivia, 2000.
Consultado en soporte digital.
Autor:
Lic. Laritza Vázquez Mojena
Lic. Mercedes Anache García