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El Pastor de Hermas (página 2)




Enviado por Agustin Fabra



Partes: 1, 2, 3, 4

[14] VI. "Pero, ¿quisieras saber acerca de
los que son hechos pedazos y lanzados fuera de la torre? Estos
son los hijos del libertinaje. Estos recibieron la fe
hipócritamente y no hubo maldad que no se hallara en
ellos. Por tanto, no tienen salvación porque no son
útiles para edificar, por razón de su maldad. Por
tanto son desmenuzados y tirados por causa de la ira del
Señor, porque le provocaron a ira. En cuanto al resto de
las piedras que tú has visto echadas en gran número
y que no entran en el edificio, de ellas, las que son mohosas son
las que conocieron la verdad, pero no permanecieron en ella ni se
mantuvieron adheridos a los santos. Por lo tanto, son
inservibles
".

"Pero las que están resquebrajadas,
¿quiénes son?". "Estos son los que tienen discordia
en su corazón el uno respecto al otro, y no hay paz entre
ellos; tienen una apariencia de paz, pero cuando se separan el
uno del otro, los malos pensamientos permanecen en sus corazones.
Éstas son las rajas que tienen las piedras. Pero las que
están cortadas y son más pequeñas,
éstos han creído, y tienen su mayor parte en
justicia, pero hay en ellos partes de iniquidad; por tanto, son
demasiado pequeñas, y no son perfectas
".

"Pero, ¿quiénes son, señora,
las piedras blancas y redondas que no encajaron en el
edificio
?". Ella me contestó: "¿Hasta
cuándo vas a seguir siendo necio y obtuso y lo
preguntarás todo y no entenderás nada? Éstos
son los que tienen fe, pero también tienen las riquezas de
este mundo. Cuando viene la tribulación, niegan a su
Señor por razón de sus riquezas y sus
negocios".
Y yo contesté y le dije:
"¿Cuándo serán, pues, útiles en
el edificio
?". Ella me contestó: "Cuando les sean
quitadas las riquezas que hacen descarriar sus almas, entonces
serán útiles a Dios. Porque tal como la piedra
redonda, a menos que sea cortada y pierda alguna parte de
sí misma, no puede ser cuadrada, del mismo modo los que
son ricos en este mundo, a menos que sus riquezas les sean
quitadas, no pueden ser útiles al Señor. Aprende
primero de ti mismo. Cuando tenías riquezas no eras
útil; pero ahora eres útil y provechoso para vida.
Sé útil a Dios, porque tú mismo
también eres sacado de las mismas
piedras
".

[15] VII. "Pero las otras piedras que viste echadas
lejos de la torre y que caen en el camino y van a parar fuera del
camino a las regiones en que no hay camino, éstos son los
que han creído, pero por razón de su corazón
indeciso han abandonado el verdadero camino. De esta manera,
ellos, pensando que pueden hallar un camino mejor, se
extravían y son gravemente afligidos cuando andan por las
regiones en que no hay camino. Pero los que caen en el fuego y
son quemados, éstos son los que finalmente se rebelaron
contra el Dios vivo, y ya no entró más en sus
corazones el arrepentirse, por causa de sus deseos atrevidos y de
las maldades que han obrado. Pero los otros, que caen cerca de
las aguas y, con todo, no pueden rodar al agua, ¿quieres
saber cuáles son? Estos son los que han oído la
palabra y quisieran ser bautizados en el nombre del Señor.
Luego, cuando recapacitan sobre la pureza requerida por la
verdad, cambian de opinión y vuelven a sus malos
deseos
". Así terminó ella la
explicación de la torre. Siendo yo inoportuno
todavía, le pregunté aún si para todas
aquellas piedras que fueron rechazadas y no encajaban en el
edificio de la torre había arrepentimiento y un lugar en
esta torre. "Pueden arrepentirse", me dijo, "pero no
pueden encajar en esta torre. Serán encajados en otro
lugar mucho más humilde, pero no hasta que hayan sufrido
tormentos por esta razón y hayan cumplido los días
de sus pecados. Y serán sacados por esta razón,
porque participaron en la Palabra justa; y entonces serán
aliviados de sus tormentos si se arrepienten de los actos malos
que han cometido; pero si éstos no les llegan al
corazón, no son salvos a causa de la dureza de sus
corazones
".

[16] VIII. Cuando cesé de preguntarle sobre todas
estas cosas, ella me dijo: "¿Quisieras ver otra
cosa
?". Teniendo deseos de contemplarla, me gocé en
gran manera de poder verla. Ella me miró, y sonrió,
y me dijo: "¿Ves a siete mujeres alrededor de la
torre?". "Las veo, señora
", le dije. "Esta torre
es sostenida por ellas, según orden del Señor. Oye
ahora sus ocupaciones. La primera, la mujer de las manos fuertes,
se llama Fe, por medio de la cual son salvados los elegidos de
Dios. Y la segunda, la que está ceñida y tiene el
aspecto enérgico de un hombre, se llama Continencia; es la
hija de la Fe. Todo el que la sigue será feliz en su vida,
porque se abstendrá de todo acto malo, creyendo que si se
abstiene de todo mal deseo, heredará la vida eterna". "Y
las otras, señora, ¿quiénes son?". "Son
hijas la una de la otra. El nombre de la primera es Sencillez; el
de la siguiente, Conocimiento; la próxima es Inocencia; la
otra, Reverencia; la siguiente, Amor. Cuando tú, pues,
hagas todas las obras de su madre, podrás vivir". "Me
gustaría saber, señora
", le dije,
"qué poder tiene cada una de ellas". "Escucha,
pues
", dijo ella, "los poderes que tienen. Sus poderes
son dominados cada una por la otra, y se siguen una a otra en el
orden en que nacieron. De Fe nace Continencia; de Continencia,
Simplicidad; de Simplicidad, Inocencia; de Inocencia, Reverencia;
de Reverencia, Conocimiento; de Conocimiento, Amor. Sus obras,
pues, son puras, reverentes y divinas. Todo aquel que sirva a
estas mujeres y tenga poder para dominar sus obras, tendrá
su morada en la torre con los santos de Dios
". Entonces le
pregunté con respecto a las razones, si la
consumación es ya ahora. Pero ella gritó en alta
voz: "Necio, ¿no ves que la torre va siendo
construida? Cuando la torre haya sido edificada, habrá
llegado el fin; pero será edificada rápidamente. No
me hagas más preguntas: este recordatorio es suficiente
para ti y para los santos, y es la renovación de vuestros
espíritus. Pero no te fue revelado sólo a ti, sino
para que puedas mostrar estas cosas a todos. Después de
tres días, porque tú has de entender primero, y te
encargo, Hermas, con las palabras que voy a decirte: di todas
estas cosas a los oídos de los santos, para que las oigan
y las hagan, y puedan ser purificados de sus maldades, y
tú mismo con ellos".

[17] IX. "Oídme, hijos míos. Os
crié con mucha simplicidad, inocencia y reverencia, por
medio de la misericordia del Señor, que infundió
justicia en vosotros para que pudierais ser justificados y
santificados de toda maldad y perversidad. Ahora pues,
oídme y haya paz entre vosotros, y tened
consideración el uno al otro; ayudaos el uno al otro y no
participéis de lo creado por Dios a solas en la
abundancia, sino también compartid con los que
están en necesidad. Porque algunos, a causa de sus excesos
en la comida, acarrean debilidad a la carne y dañan su
carne, mientras que la carne de los que no tienen nada que comer
es dañada por no tener suficiente nutrición, y su
cuerpo es echado a perder. Este exclusivismo, es perjudicial para
vosotros los que tenéis y no compartís con los que
tienen necesidad. Prevenid el juicio que viene. Así pues,
los que tenéis más que suficiente, buscad a los
hambrientos en tanto que la torre no está terminada;
porque una vez que la torre haya sido terminada, desearéis
hacer bien y no hallaréis oportunidad de hacerlo. Mirad,
pues, los que os alegráis en vuestra riqueza, que los que
están en necesidad no giman y su gemido se eleve al
Señor, y vosotros con vuestra abundancia de cosas buenas
halléis cerrada la puerta de la torre. Ahora, pues, os
digo a vosotros los que gobernáis la Iglesia y que
ocupáis sus asientos principales, no seáis como los
charlatanes. Los charlatanes verdaderamente llevan sus drogas en
cajas, pero vosotros lleváis vuestra droga y vuestro
veneno en el corazón. Estáis endurecidos, y no
queréis limpiar vuestros corazones y mezclar vuestra
sabiduría en un corazón limpio, para que
podáis conseguir misericordia del Gran Rey. Mirad, pues,
hijos, que estas divisiones no os priven de vuestra vida.
¿Cómo es posible que queráis instruir a los
elegidos del Señor, en tanto que vosotros no tenéis
instrucción? Instruíos unos a otros, pues, y tened
paz entre vosotros, que yo también pueda estar contento
delante del Padre y dar cuenta de todos vosotros a vuestro
Señor
".

[18] X. Así pues, cuando ella hubo cesado de
hablarme, los seis jóvenes que edificaban vinieron y se la
llevaron a la torre, y otros cuatro levantaron el sofá y
se lo llevaron también a la torre. No les vi la cara a
éstos, porque la tenían vuelta al otro lado. Y
cuando ella se iba yo le pedí que me revelara qué
significaban las tres formas en que ella se me habían
aparecido. Ella me contestó y dijo: "Con respecto a
estas cosas has de preguntar a otro para que puedan serte
reveladas
". Pues yo la vi, hermanos, en mi primera
visión del año pasado, como una mujer muy anciana y
sentada en una silla. En la segunda visión su rostro era
juvenil, pero su carne y su cabello eran añosos, y me
hablaba estando de pie; y ella estaba más contenta que
antes. Pero en la tercera visión era del todo joven y de
extraordinaria hermosura, y sólo su cabello se veía
de edad; y estaba contenta en gran manera y sentada sobre un
sofá. Y yo estaba muy deseoso de saber la
revelación de estas cosas. Y veo a la anciana en una
visión en la noche, diciéndome: "Toda pregunta
requiere humildad. Ayuna, pues, y recibirás del
Señor lo que has pedido
". Así que ayuné
un día; y aquella noche se me apareció un joven y
me dijo: "Siendo así que insistes pidiendo
revelaciones, vigila que con tu mucho preguntar no dañes
tu carne. Bástate estas revelaciones. ¿No puedes
ver otras revelaciones más poderosas que las que has
visto?"
Y yo le dije en respuesta: "Señor,
sólo pregunto una cosa con respecto a las tres formas de
la anciana: que me sea concedida una revelación
completa
". El me dijo como respuesta: "¿Hasta
cuándo serás sin entendimiento? Es tu ánimo
indeciso lo que hace que no tengas entendimiento y que tu
corazón no esté puesto hacia el Señor
".
Yo le contesté y le dije de nuevo: "De ti,
Señor, sabré las cosas con más
precisión
".

[19] XI. "Escucha", me dijo, "con
referencia a las tres formas sobre las cuales preguntas. En la
primera visión, ¿por qué no se te
apareció como una anciana sentada en una silla? Porque tu
espíritu era añoso y ya decaído, y no
tenía poder por razón de tus debilidades y actos de
indecisión. Porque como un anciano, no teniendo ya
esperanza de renovar su juventud, no espera nada sino caer
dormido. Así vosotros también, siendo debilitados
con las cosas de este mundo, os entregáis a lamentaciones
y no echáis vuestros cuidados sobre el Señor, sino
que vuestro espíritu está quebrantado y sois
achacosos con vuestras aflicciones". "¿Por qué,
pues, estaba sentada en una silla, quisiera saber,
Señor?". "Porque toda persona débil se sienta en
una silla por causa de su debilidad, para que sea sostenida la
debilidad de su cuerpo. Así que tú ya tienes el
simbolismo de la primera visión".

[20] XII. "Pero en la segunda visión la viste
de pie y con el rostro más juvenil y más alegre que
antes; pero su carne y su cabello eran añosos. Escucha
esta parábola también
", me dijo.
"Imagínate a un anciano que ha perdido toda esperanza
en sí mismo por razón de su debilidad y su pobreza,
y no espera nada más que su último día en la
vida. De repente le dejan una herencia. Oye las noticias, se
levanta y, lleno de gozo, se viste con energía y ya no
está echado, sino de pie, y su espíritu, que estaba
quebrantado hace un momento por razón de sus
circunstancias anteriores, es renovado otra vez y ya no
está sentado, sino que se siente animoso; así
también era contigo cuando oíste la
revelación que el Señor te reveló. Porque
Él tuvo compasión de ti y renovó tus
ánimos y puso a un lado tus dolencias, y te vino fuerza y
fuiste hecho poderoso en la fe, y el Señor se
regocijó en verte fortalecido. Y, por tanto, El te
mostró la edificación de la torre; si, y
también otras cosas te mostrará si de todo
corazón tenéis paz entre vosotros".

[21] XIII. "Pero en la tercera visión la
viste más joven y hermosa y alegre, y su forma hermosa.
Porque tal como uno que está lamentándose, al
recibir buenas noticias inmediatamente olvida sus penas
anteriores y no admite nada sino las noticias que ha oído,
y es fortalecido por ellas en lo que es bueno, y su
espíritu es renovado por razón del gozo que ha
recibido. Del mismo modo también vosotros habéis
recibido una renovación de vuestros espíritus al
ver estas cosas buenas. Y si la viste sentada en un sofá,
la posición es firme; porque el sofá tiene cuatro
patas y se mantiene firme; porque el mundo también es
sostenido por medio de cuatro elementos. Así pues, los que
se han arrepentido plenamente serán jóvenes de
nuevo y afianzados firmemente, siendo así que se han
arrepentido de todo su corazón. Ahí tienes la
revelación entera y completa. No pidas más
revelaciones; pero si aún te falta algo, te será
revelado
".

Visión Cuarta

[22] I. La cuarta visión la vi, hermanos, veinte
días después de la anterior que había
tenido, y era un tipo de la tribulación inminente. Yo
andaba por la Vía de la Campania, hacia el campo. Desde la
carretera al lugar adonde iba hay unos diez estadios; el terreno
es fácil de andar. Iba solo, y rogaba al Señor que
completara las revelaciones y las visiones que me había
mostrado por medio de su santa Iglesia, para que Él me
fortaleciera a mí mismo y diera arrepentimiento a sus
siervos que han tropezado, para que su Nombre grande y glorioso
pueda ser glorificado, pues me había considerado digno de
mostrarme sus maravillas. Y mientras le daba gloria y
acción de gracias, me contestó como si fuera el
sonido de una voz: "No dudes en tu mente, Hermas".
Empecé a preguntarme y a decirme: "¿Cómo
puedo dudar en mi mente siendo así que he sido tan
firmemente afianzado por el Señor y he visto cosas
gloriosas
?". Y seguí un poco adelante, hermanos, y he
aquí que vi una nube de polvo que se levantaba hacia el
cielo, y empecé a decirme: "¿Es posible que sea
ganado que se acerca y levante una nube de polvo
?", porque
estaba a un estadio de distancia. Cuando la nube de polvo se fue
haciendo cada vez mayor, sospeché que se trataba de algo
sobrenatural. Entonces el sol brilló un poco, y he
aquí que vi una gran bestia, como un monstruo marino, y de
su boca salían langostas de fuego. Y la bestia
tenía unos cien pies de longitud, y su cabeza era como si
fuera de arcilla. Y empecé a llorar y a rogar al
Señor que me rescatara de ella. Y recordé la
palabra que había oído: "No tengas dudas en tu
mente, Hermas
". Así que, hermanos, habiéndome
revestido de la fe del Señor y recordado las obras
poderosas que Él me había enseñado,
cobré ánimos y me dirigí hacia la bestia.
Ahora bien, la bestia se acercaba con tal furia que podría
haber dejado en ruinas una ciudad. Llegué cerca de ella, y
aunque el monstruo era enorme, se tendió en el suelo,
sacó la lengua y no se movió en lo más
mínimo hasta que yo hube pasado por su lado. Y la bestia
tenía en su cabeza cuatro colores: negro, luego color de
fuego y sangre, luego oro, luego blanco.

[23] II. Así pues, una vez hube pasado la bestia
y avanzado unos treinta pasos, vino hacia mí una virgen
ataviada como si saliera de la cámara nupcial; toda blanca
y con sandalias blancas, velada hasta la frente, y la cobertura
de su cabeza era un turbante y su cabello era blanco.
Sabía por visiones anteriores que era la Iglesia y me
alegré algo. Ella me saludó y me dijo: "Buenos
días, buen hombre
"; yo la saludé a mi vez:
"Buenos días, señora". Ella me
contestó y me dijo: "¿No has encontrado
nada
?". Yo le dije: "Señora, una bestia enorme
que podría haber destruido pueblos enteros; pero, por el
poder del Señor y por su gran misericordia, escapé
de ella". "Tú escapaste de ella, cierto
", dijo ella,
"porque pusiste en Dios todos tus preocupaciones y abriste tu
corazón al Señor, creyendo que puedes ser salvado
sólo por medio de su Nombre grande y glorioso. Por tanto,
el Señor envió a su ángel, que está
sobre las bestias, cuyo nombre es Segri, y le cerró la
boca para que no pudiera causarte daño. Tú has
escapado de una gran tribulación por causa de tu fe, y
porque, aunque viste una bestia tan inmensa, no dudaste en tu
mente. Ve, pues, y declara a los elegidos del Señor sus
obras poderosas, y diles que esta bestia es un tipo de la gran
tribulación que ha de venir". "Por tanto, si os
preparáis de antemano, os arrepentís y os
volvéis al Señor de todo corazón,
podréis escapar de ella si vuestro corazón es hecho
puro y sin mácula y si durante el resto de los días
de vuestra vida servís al Señor de modo intachable.
Echa tus preocupaciones sobre el Señor y Él se
hará cargo de ellas. Confiad en el Señor, hombres
de poco ánimo, porque El puede hacer todas las cosas;
sí, puede aplacar su ira de vosotros, y también
enviar sus plagas sobre vosotros los que sois de ánimo
indeciso. Ay de aquellos que oyen estas palabras y son
desobedientes; sería mejor para ellos que no hubieran
nacido
".

[24] III. Le pregunté con respecto a los cuatro
colores que la bestia tenía sobre la cabeza. Entonces ella
me contestó y me dijo: "Otra vez eres curioso sobre
estas cosas". "Sí, señora
", le dije,
"hazme saber qué son estas cosas". "Escucha", me
dijo; "el negro es este mundo en el cual vivís; y el
fuego y el color del fuego y la sangre muestran que este mundo
perecerá a sangre y fuego; y el dorado son los que han
escapado de este mundo. Porque así como el oro es probado
por el fuego y es hecho útil, así también
vosotros, que habitáis en él, sois probados. Los
que permanecen y pasan por el fuego serán purificados por
él. Porque como el oro pierde su escoria, así
vosotros también vais a desprenderos de toda
aflicción y tribulación y seréis
purificados, y seréis útiles para la
edificación de la torre. Pero la parte blanca es la edad
venidera, en la cual residirán los elegidos de Dios;
porque los elegidos de Dios serán sin mancha y puros para
la vida eterna. Por lo tanto, no ceses de hablar a los
oídos de los santos. Ahora tenéis el simbolismo
también de la tribulación que se avecina potente.
Pero si estáis dispuestos, no será nada. Recordad
las cosas que han sido escritas de antemano
". Con estas
palabras partió, y no vi en qué dirección
había partido porque se hizo un ruido, y me volví
atemorizado pensando que la bestia venía hacia
mí.

Visión Quinta

[25] Mientras oraba en la casa y estaba sentado en el
sofá, entró un hombre de rostro glorioso, vestido
como un pastor, envuelto en una piel blanca, y con su
zurrón al hombro y un cayado en la mano. Me saludó,
y yo le devolví el saludo. E inmediatamente se
sentó a mi lado y me dijo: "Me ha enviado el
ángel más santo, para que viva contigo el resto de
los días de tu vida
". Yo pensé que
había venido a tentarme y le dije: "¿Por
qué?, ¿quién eres? Porque sé a
quién he sido confiado
", le dije. Él me dijo:
"¿No me reconoces?". "No", le contesté. Me
dijo, "yo soy el pastor a quien has sido confiado". En
tanto que me estaba hablando, su forma cambió y le
reconocí como el mismo a quien había sido confiado;
e inmediatamente quedé confundido y el temor se
apoderó de mí, y quedé anonadado por la
aflicción de haberle contestado de modo tan malvado e
insensato. Pero él me contestó y dijo: "No te
quedes azorado, sino sé confirmado en los mandamientos que
estoy a punto de darte. Porque yo he sido enviado para mostrarte
de nuevo las cosas que viste antes, en especial las que sean
convenientes para ti. Ante todo, escribe mis mandamientos y mis
parábolas; y las otras cosas las escribirás
según te mostraré
". Y me dijo: "La
razón por la que te mando que escribas primero los
mandamientos y las parábolas es para que puedas leerlas
sobre la marcha, y así puedas guardarlas
". Así
que escribí los mandamientos y las parábolas, tal
como me mandó. Por tanto, si cuando las oís las
guardáis y andáis en ellas, y lo hacéis con
el corazón puro, recibiréis del Señor todas
las cosas que Él ha prometido; pero si, cuando las
oís no os arrepentís, sino que añadís
todavía a vuestros pecados, recibiréis del
Señor lo opuesto. Todas estas cosas me mandó que
escribiera el pastor, el ángel del
arrepentimiento.

Primer Mandato

[26] "Ante todo, cree que Dios es Uno y que Él
creó todas las cosas y las puso en orden, y trajo todas
las cosas de la no existencia al ser, que comprende todas las
cosas siendo Él solo incomprensible. Cree en Él,
pues, y témele, y en este temor ejerce dominio sobre ti
mismo. Guarda estas cosas y te verás libre de toda maldad,
y serás revestido de toda excelencia y justicia, y
vivirás para Dios si guardas este mandamiento".

Segundo Mandato

[27] Y me dijo: "Mantén la simplicidad y la
inocencia y serás como un niño pequeño, que
no conoce la maldad que destruye la vida de los hombres. Ante
todo, no digas mal de ningún hombre, ni tengas placer en
escuchar a un calumniador. De otro modo, tú que escuchas
serás también responsable del pecado de aquel que
habla mal, si crees la calumnia que oyes; porque, al creerla,
tú también tendrás algo que decir contra tu
hermano. Así que serás responsable del pecado del
que dice el mal. La calumnia es mala; es un demonio inquieto, que
nunca está en paz, sino que siempre se halla entre
divisiones. Abstente, pues, de ella, y tendrás paz en todo
tiempo con todos los hombres. Pero revístete de
reverencia, en la cual no hay tropiezo, sino que todas las cosas
son suaves y alegres. Haz lo que es bueno, y de todas tus labores
que Dios te da, da a todos los que están en necesidad
generosamente, sin hacer preguntas sobre a quién has de
dar y a quién no has de dar. Da a todos, porque Dios desea
que todos reciban de su abundancia. Los que reciben, pues,
tendrán que dar cuenta a Dios de por qué lo han
recibido y a qué fin; porque los que reciben en necesidad
no serán juzgados, pero los que reciben con pretextos
simulados recibirán el castigo. Así pues, el que da
es inocente; porque como recibe del Señor el servicio a
ejecutar, lo ha ejecutado en sinceridad, sin hacer
distinción entre a quién da y a quién no da.
Este acto, cuando es ejecutado sinceramente, pasa a ser glorioso
a la vista de Dios. El que obra así sinceramente
vivirá para Dios. Por tanto, guarda este mandamiento que
te he dado: que tu propio arrepentimiento y el de tu casa puedan
ser hallados sinceros, y tu corazón puro y sin
mancha
".

Tercer Mandato

[28] De nuevo dijo: "Ama la verdad, y que no salga
de tu boca otra cosa que la verdad. Que el espíritu que
Dios hizo residir en esta tu carne pueda ser hallado veraz a la
vista de todos los hombres; y así el Señor, que
reside en ti, será glorificado porque el Señor es
fiel en toda palabra, y en Él no hay falsedad. Por tanto,
los que dicen mentiras niegan al Señor y pasan a ser
ladrones del Señor, porque no le entregan a Él el
depósito que han recibido. Porque ellos recibieron de
Él un espíritu libre de mentiras. Si devuelven un
espíritu mentiroso, han faltado al mandamiento del
Señor y han pasado a ser ladrones
". Cuando oí
estas cosas lloré amargamente. Pero, viéndome
llorar, dijo: "¿Por qué lloras?".
"Señor
", le contesté, "porque no sé
si puedo ser salvo". "¿Por qué
?", me dijo.
"Señor", contesté, "porque nunca en mi
vida he dicho una palabra de verdad, sino que siempre he vivido
engañosamente con todos los hombres y he cubierto mi
falsedad como verdad delante de todos los hombres; y nadie me ha
contradicho nunca, sino que se ha puesto confianza en mi palabra.
Señor, ¿cómo, pues, puedo vivir siendo
así que he hecho estas cosas?"
Él me
contestó: "Tu suposición es cierta y verdadera,
porque te corresponde como siervo de Dios andar en la verdad, y
el Espíritu de verdad no puede tener complicidad con el
mal, ni afligir al Espíritu que es santo y
verdadero
". Y le dije: "Nunca, Señor, oí
claramente palabras semejantes
". Y me contestó:
"Ahora, pues, las oyes. Guárdalas, para que las
falsedades anteriores que dijiste en tus asuntos y negocios
puedan por sí mismas pasar a ser creíbles, ahora
que éstas son halladas verdaderas; porque también
pueden pasar aquéllas a ser dignas de confianza. Si
guardas estas cosas y, en adelante, no dices otra cosa que la
verdad, podrás alcanzar la vida para ti mismo. Y todo el
que oiga este mandamiento y se abstenga de falsedad, este
hábito tan pernicioso, vivirá para
Dios
".

Cuarto Mandato

[29] I. "Te encargo", me dijo, "que guardes
la pureza y no permitas que entre en tu corazón
ningún pensamiento con referencia a la mujer de otro, o
referente a fornicación, u otros actos malos semejantes;
porque al hacerlo cometes un gran pecado. Pero recuerda siempre a
tu propia esposa, y no irás descaminado nunca. Porque si
este deseo entra en tu corazón, irás descaminado, y
si entra otro alguno tan malo como éste, cometes pecado.
Porque este deseo en un siervo de Dios es un gran pecado; y si un
hombre hace esta maldad, obra muerte para sí mismo. Mira
bien, pues. Abstente de este deseo; porque allí donde
reside la santidad, la licencia no debe entrar en el
corazón de un hombre justo
". Y le dije:
"Señor, ¿me permites hacer algunas preguntas
más?". "Pregunta
", me contestó. Y yo le dije:
"Señor, si un hombre que tiene una esposa que
confía en el Señor la descubre en adulterio,
¿comete pecado el marido que vive con ella?". "En tanto
que esté en la ignorancia
", me dijo, "no peca;
pero si el marido sabe que ella peca, y la esposa no se
arrepiente sino que continúa en la fornicación, y
el marido vive con ella, él se hace responsable del pecado
de ella y es un cómplice en su adulterio
". Y le dije:
"¿Qué es, pues, lo que ha de hacer el marido si
la esposa sigue en este caso?". "Que se divorcie de ella
",
dijo él, "y que el marido viva solo; pero si
después de divorciarse de su esposa se casa con otra,
él también comete adulterio". "Así pues,
Señor
", le dije, "si después que la esposa
es divorciada se arrepiente y desea regresar a su propio marido,
¿no ha de ser recibida?" "Sin duda ha de serlo
", me
dijo; "si el marido no la recibe, peca y acarrea gran pecado
sobre sí; es más, el que ha pecado y se arrepiente
debe ser recibido, pero no varias veces, porque sólo hay
un arrepentimiento para los siervos de Dios. Por amor a su
arrepentimiento, pues, el marido no debe casarse con otra. Esta
es la manera de obrar que se manda al esposo y a la esposa. No
sólo
", dijo él, "es adulterio si un hombre
contamina su carne, sino que todo el que hace cosas como los
paganos comete adulterio. Por consiguiente, si hechos así
los sigue haciendo un hombre y no se arrepiente, mantente aparte
de él y no vivas con él. De otro modo, tú
también eres partícipe de su pecado. Por esta causa
se os manda que permanezcáis solos, sea el marido o la
esposa; porque en estos casos es posible el arrepentimiento. Yo
no doy oportunidad para que la cosa se quede así, sino con
miras a que el pecador no peque más. Pero con respecto al
pecado anterior, hay Uno que puede dar curación: El es el
que tiene autoridad sobre todas las cosas"
me
dijo.

[30] II. Y le pregunté de nuevo, y dije:
"Siendo así que el Señor me tuvo por digno de
que permanecieras siempre conmigo, permíteme
todavía decir unas pocas palabras, puesto que no entiendo
nada, y mi corazón se ha vuelto más denso por mis
actos anteriores. Hazme entender, porque soy muy necio y no capto
absolutamente nada
". El me contestó
diciéndome: "Yo presido sobre el arrepentimiento y doy
comprensión a todos los que se arrepienten. Es más,
¿no crees que este mismo acto es comprensión? El
arrepentirse es una gran comprensión
", dijo
él, "porque el hombre que ha pecado comprende que ha
hecho lo malo delante del Señor, y el hecho que ha
cometido entra en su corazón y se arrepiente y ya no obra
mal, sino que hace bien en abundancia, y humilla su propia alma,
y la atormenta porque ha pecado. Ves, pues, que el
arrepentimiento es una gran comprensión". "Es por esto,
pues, Señor
", le dije, "que lo pregunto todo
minuciosamente de ti; primero, porque soy un pecador; segundo,
porque no sé qué obras he de hacer para poder
vivir, porque mis pecados son muchos y varios". "Tú
vivirás
", me dijo, "si guardas mis mandamientos y
andas en ellos; y todo el que oye estos mandamientos y los
guarda, vivirá ante Dios
".

[31] III. Y le dije: "Todavía voy a hacer
otra pregunta, Señor". "Di
", me contestó.
"He oído, Señor", le dije, "de ciertos
maestros, que no hay otro arrepentimiento aparte del que tuvo
lugar cuando descendimos al agua y obtuvimos remisión de
nuestros pecados anteriores
". Él me contestó:
"Has oído bien; porque es así. Porque el que ha
recibido remisión de pecados ya no debe pecar más,
sino vivir en pureza. Pero como tú inquieres sobre todas
las cosas con exactitud, te declararé esto también,
para que no tengan excusa los que crean, a partir de ahora, en el
Señor, o los que ya hayan creído. Pues los que ya
han creído, o van a creer en adelante, no tienen
arrepentimiento para los pecados, sino que tienen sólo
remisión de sus pecados anteriores. A los que Dios
llamó, pues, antes de estos días, el Señor
les designó arrepentimiento. Porque el Señor,
discerniendo los corazones y sabiendo de antemano todas las
cosas, conoció la debilidad de los hombres y las
múltiples añagazas del diablo, en qué forma
él procurará engañar a los siervos de Dios,
y se portará con ellos perversamente. El Señor,
pues, siendo compasivo, tuvo piedad de la obra de sus manos y
designó esta oportunidad para arrepentirse, y a mí
me dio la autoridad sobre este arrepentimiento. Pero te
digo
", me añadió, "si después de
este llamamiento grande y santo, alguno, siendo tentado por el
diablo, comete pecado, sólo tiene una oportunidad de
arrepentirse. Pero si peca nuevamente y se arrepiente, el
arrepentimiento no le aprovechará para nada; porque
vivirá con dificultad
". Yo le dije: "He sido
vivificado cuando he oído estas cosas de modo tan preciso.
Porque sé que, si no añado a mis pecados,
seré salvo". "Serás salvo
", me dijo,
"tú y todos cuantos hagan todas estas
cosas".

[32] IV. Y le pregunté de nuevo, diciendo:
"Señor, como has tenido paciencia conmigo hasta
aquí, declárame esta otra cuestión
también". "Di
", me contestó. "Si una
esposa
", le dije, "o supongamos un marido, muere, y el
otro se casa, ¿comete pecado el que se casa?" "No
peca
", me dijo; "pero si se queda sin casar, se reviste
de un honor mucho mayor y de gran gloria delante del
Señor; con todo, si se casa, no peca. Preserva, pues, la
pureza y la santidad, y vivirás ante Dios. Todas estas
cosas, pues, que te digo ahora y te diré después,
guárdalas desde ahora en adelante, desde el día en
que me fuiste encomendado, y yo viviré en tu casa. Pero,
para tus transgresiones anteriores habrá remisión
si guardas mis mandamientos. Sí, y todos tendrán
remisión si guardan estos mandamientos y andan en esta
pureza
".

Quinto Mandato

[33] I. "Sé paciente y entendido", dijo,
"y tendrás dominio sobre todo lo malo, y
obrarás toda justicia. Porque si eres sufrido, el
Espíritu Santo que habita en ti será puro, no
siendo oscurecido por ningún espíritu malo, sino
que residiendo en un gran aposento se regocijará y
alegrará con el vaso en que reside, y servirá a
Dios con mucha alegría, teniendo prosperidad. Pero si
sobreviene irascibilidad, al punto el Espíritu Santo,
siendo delicado, es puesto en estrechez, no teniendo el lugar
despejado, y procura retirarse del lugar porque es ahogado por el
mal espíritu, y no tiene espacio para obrar para el
Señor como desea, ya que es contaminado por el
temperamento irascible. Porque el Señor mora en la
longanimidad, pero el diablo en la irascibilidad. Así
pues, que los dos espíritus habiten juntos es
inconveniente, y malo para el hombre en el cual residen. Porque
si tomas un poco de ajenjo y lo viertes en un tarro de miel,
¿no se echa a perder toda la miel, y esto por una cantidad
muy pequeña de ajenjo? Porque destruye la dulzura de la
miel, y ya no tiene el mismo atractivo para el que lo posee
porque se ha vuelto amarga y ya es inservible. Pero si no se pone
el ajenjo en la miel, la miel es dulce y es útil para su
dueño. Ves pues que la longanimidad es muy dulce,
más aún que la dulzura de la miel, y es útil
al Señor, y El reside en ella. Pero la irascibilidad es
amarga e inútil. Si el temperamento irascible se mezcla,
pues, con la paciencia, la paciencia es contaminada y la
intercesión del hombre ya no es útil a Dios".
"Quisiera conocer, Señor
", le dije, "la obra del
temperamento irascible, para que pueda guardarme de él".
"Sí, verdaderamente
", me contestó; "si
tú no te guardas de él, tanto tú como tu
familia habéis perdido toda esperanza. Pero
guárdate de él, porque yo estoy contigo. Sí,
y todos los hombres deben mantenerse alejados de él, todos
los que de todo corazón se han arrepentido. Porque yo
estoy con ellos y los preservaré; porque todos fueron
justificados por el ángel
santísimo".

[34] II. "Oye ahora", me dijo, "cuán
mala es la obra de la irascibilidad, y en qué forma
subvierte a los siervos de Dios por sí misma, y
cómo les lleva a extraviarse de la justicia. Pero no
descarría a aquellos que están plenamente en la fe,
ni puede obrar sobre ellos, porque el poder del Señor
está con ellos; pero a los que están vacíos
y son de ánimo indeciso les hace descarriar. Porque cuando
ve a estos hombres en prosperidad se insinúa en el
corazón del hombre, y sin ningún otro motivo, el
hombre o la mujer es agraviada a causa de las cosas seculares,
sea sobre comidas o alguna cosa trivial, o algún amigo, o
sobre dar o recibir, o sobre cuestiones de este estilo. Porque
todas estas cosas son necias y vanas y sin sentido e
inconvenientes para los siervos de Dios. Pero la paciencia es
grande y fuerte, y tiene un poder vigoroso y grande, y es
próspera en gran crecimiento, alegre, gozosa y libre de
cuidado, glorificando al Señor en toda sazón, no
teniendo amargura en sí, permaneciendo siempre tranquila y
dulce. Esta paciencia, pues, reside en aquellos cuya fe es
perfecta. Pero el temperamento irascible es en primer lugar
necio, voluble e insensato; luego, de la necedad se engendra
rencor; del rencor, enojo; del enojo, ira; de la ira, despecho;
entonces el despecho es un compuesto de todos estos elementos
viles y pasa a ser un pecado grande e incurable. Porque cuando
todos estos espíritus residen en un vaso en que reside
también el Espíritu Santo, este vaso no puede
contenerlos, sino que rebosa. El espíritu delicado, pues,
no estando acostumbrado a residir con un espíritu malo ni
con aspereza, se aparta del hombre de esta clase, y procura
residir en tranquilidad y calma. Entonces, cuando se ha apartado
de aquel hombre en el cual reside, este hombre se queda
vacío del espíritu justo, y a partir de entonces,
siendo lleno de malos espíritus, es inestable en todas sus
acciones, siendo arrastrado de acá para allá por
los espíritus malos, y se ve del todo cegado y privado de
sus buenas intenciones. Esto, pues, ha sucedido a todas las
personas de temperamento irascible. Abstente, así, del
temperamento irascible, el peor de los espíritus malos.
Pero revístete de paciencia, y resiste la irascibilidad y
la aspereza, y te hallarás en compañía de la
santidad que es amada por el Señor. Procura, por tanto, no
descuidar nunca este mandamiento; porque si dominas este
mandamiento, podrás asimismo guardar los restantes
mandamientos que estoy a punto de darte. Mantente firme en ellos
dotado de poder; y que todos estén dotados de poder; todos
cuantos deseen andar en ellos
".

Sexto Mandato

[35] I. "Te encargué", me dijo, "en
mi primer mandato que guardes la fe y el temor y la templanza".
"Sí, señor
", le dije. "Pero ahora",
insistió, "quiero mostrarte sus poderes
también, para que puedas comprender cuál es el
poder y efecto de cada una de ellas. Porque sus efectos son
dobles y hacen referencia tanto a lo justo como a lo injusto. Por
consiguiente, tú confía en la justicia, pero no
confíes en la injusticia; porque el camino de la justicia
es estrecho, pero el camino de la injusticia es torcido. Pero
anda en el camino estrecho y llano y deja el torcido. Porque el
camino torcido no tiene veredas claras, sino lugares sin camino
marcado; tiene piedras en que tropezar, y es áspero y
lleno de espinos. Así pues, es perjudicial para los que
andan en él. Pero los que andan en el camino recto, andan
en terreno llano y sin tropezar: porque no es ni áspero ni
tiene espinos. Ves, pues, que es más conveniente andar en
este camino". "Estoy contento, señor
", le dije,
"de andar en este camino". "Tú andarás,
", dijo, "y todo el que se vuelva al
Señor de todo corazón andará en
él
".

[36] II. "Oye ahora", me dijo, "con
respecto a la fe. Hay dos ángeles en cada hombre: uno de
justicia y otro de maldad". "Señor
", le dije,
"¿cómo voy, pues, a conocer sus actividades si
los ángeles moran en mí?". "Escucha
", me
contestó, "y entiende sus obras. El ángel de
justicia es delicado y tímido, manso y sosegado. Por lo
tanto, cuando éste entra en tu corazón,
inmediatamente habla contigo de justicia, de pureza, santidad,
contento, de todo acto justo y toda virtud gloriosa. Cuando todas
estas cosas entran en tu corazón, sabe que el ángel
de justicia está contigo. Estas, pues, son las obras del
ángel de justicia. Confía en él, pues, y en
sus obras. Ahora, ve las obras del ángel de maldad
también. Ante todo, es iracundo y rencoroso e insensato, y
sus obras son malas y nocivas para los siervos de Dios. Siempre
que éste entra en tu corazón, conócele por
las palabras". "No sé cómo voy a discernirle,
Señor
", le contesté. "Escucha", dijo
él. "Cuando te viene un acceso de irascibilidad o
rencor, sabe que él está en ti. Luego, cuando te
acucia el deseo de muchos negocios y el de muchas y costosas
comilonas y borracheras y de varias lujurias que son impropias, y
el deseo de mujeres, y la codicia y la altanería y la
jactancia, y de todas las cosas semejantes a éstas; cuando
estas cosas, pues, entran en tu corazón, sabe que el
ángel de maldad está contigo. Tú, pues,
reconociendo sus obras, mantente apartado de él, y no
confíes en él en nada, porque sus obras son malas e
impropias de los siervos de Dios. Aquí, pues, tienes las
obras de los dos ángeles. Entiéndelas, y
confía en el ángel de justicia. Pero del
ángel de maldad mantente apartado, porque su
enseñanza es mala en todo sentido; porque aunque uno sea
un hombre de fe, si el deseo de este ángel entra en su
corazón, este hombre o esta mujer, ha de cometer
algún pecado. Y si además un hombre o una mujer es
en extremo malo, y las obras del ángel de justicia entran
en el corazón de este hombre, por necesidad ha de hacer
algo bueno. Ve, pues
", dijo, "que es bueno seguir al
ángel de justicia y despedirse del ángel de maldad.
Este mandamiento declara lo que hace referencia a la fe, para que
puedas confiar en las obras del ángel de justicia y,
haciéndolas, puedas vivir para Dios. Pero cree que las
obras del ángel de maldad son difíciles; así
que, al no hacerlas, vivirás ante Dios
".

Séptimo Mandato

[37] "Teme al Señor", me dijo, "y
guarda sus mandamientos. Así que guardando los
mandamientos de Dios serás poderoso en toda obra, y tus
actos serán incomparables. Porque en tanto que temas al
Señor, harás todas las cosas bien. Este es el temor
con el cual deberías temer y ser salvo. Pero no temas al
diablo; pues si temes al Señor, te
enseñorearás del diablo, porque no hay poder en
él. Porque de aquel en quien no hay poder, tampoco hay
temor; pero a aquel cuyo poder es glorioso, a éste hay que
temer. Porque todo aquel que tiene poder es temido, en tanto que
el que no tiene poder es despreciado por todos. Pero teme las
obras del diablo, porque son malas. Cuando tú temas al
Señor, temerás las obras del diablo y no las
harás, sino que te abstendrás de ellas. El temor
es, pues, de dos clases. Si deseas hacer lo malo, teme al
Señor, y no lo hagas. Pero si deseas hacer lo bueno, teme
al Señor y hazlo. Por tanto, el temor del Señor es
poderoso y grande y glorioso. Teme al Señor, pues, y
vivirás para El; sí, y todos los que guardan sus
mandamientos y le temen, vivirán para Dios". "¿Por
qué, Señor
", le pregunté, "has
dicho con respecto a los que guardan sus mandamientos:
Vivirán para Dios
". "Porque", me dijo,
"toda criatura teme al Señor, pero no todos guardan
sus mandamientos. Así pues, los que le temen y guardan sus
mandamientos, tienen vida ante Dios; pero los que no guardan sus
mandamientos no tienen vida en sí".

Octavo Mandato

[38] "Te dije", prosiguió, "que las
criaturas de Dios tienen dos aspectos; porque la templanza
también los tiene. Porque en algunas cosas es justo ser
templado, pero en otras no lo es". "Dame a conocer,
señor
", le dije, "en qué cosas es recto
ser templado y en qué cosas no lo es". "Escucha
", me
dijo: "Sé templado respecto a lo que es malo, y no lo
hagas; pero no seas templado respecto a lo que es bueno, sino
hazlo. Porque si eres templado para lo que es bueno, de modo que
no lo haces, cometes un gran pecado; pero si eres templado
respecto a lo que es malo, de modo que no lo ejecutas, haces una
gran justicia. Sé templado, por consiguiente,
absteniéndote de toda maldad, y haz lo que es bueno".
"¿Qué clases de maldad, Señor
", le
dije, "son aquellas de que hemos de abstenernos siendo
templados?" "Oye
", me dijo; "del adulterio y la
fornicación, del libertinaje y la embriaguez, de la
lujuria perversa, de las muchas viandas y lujos de los ricos, del
jactarse y la altivez y el orgullo, de la falsedad y hablar mal y
la hipocresía, la malicia y toda blasfemia. Estas obras
son las más perversas de todas en la vida de los hombres.
De estas obras, pues, el siervo de Dios debe abstenerse, siendo
templado; porque el que no es templado de modo que no se abstiene
de ellas, tampoco vive para Dios. Escucha, pues, lo que ocurre a
éstos". "¡Cómo
!", dije, "¿hay
otros actos malos todavía, Señor?".
"Sí
", me dijo, "hay muchos ante los cuales el
siervo de Dios ha de ser templado y abstenerse: hurtos,
falsedades, privaciones, falsos testimonios, avaricia, malos
deseos, engaño, vanagloria, jactancia, y todas las cosas
que son semejantes. ¿No crees que estas cosas son malas,
sí, muy malas para los siervos de Dios? En todas estas
cosas el que sirve a Dios debe ejercer templanza y abstenerse de
ellas. Sé, pues, templado, y abstente de todas estas
cosas, para que puedas vivir para Dios y ser contado entre los
que ejercen dominio propio en ellas. Estas son, por tanto, las
cosas de las cuales debes abstenerte. Ahora escucha
", dijo,
"las cosas en que no deberías ejercer
abstención, sino hacerlas. No ejerzas abstención en
lo que es bueno, sino hazlo". "Señor
", le dije,
"muéstrame el poder de las cosas buenas
también, para que pueda andar en ellas, y servirlas, para
que haciéndolas me sea posible ser salvo". "Oye
también
", me dijo, "las cosas buenas que debes
hacer, de las cuales no tienes que abstenerte. Primero
están la fe, el temor del Señor, el amor, la
concordia, las palabras de justicia, verdad, paciencia; no hay
nada mejor que estas cosas en la vida de los hombres. Si un
hombre las guarda, y no se abstiene de ellas, es bienaventurado
en esta vida. Oye ahora las otras que se sigue de ellas: ayudar a
las viudas, visitar a los huérfanos y necesitados,
rescatar a los siervos de Dios en sus aflicciones, ser
hospitalario, porque en la hospitalidad se ejerce la benevolencia
una y otra vez, no resistir a otros, ser tranquilo, mostrarse
más sumiso que todos los demás, reverenciar a los
ancianos, practicar la justicia, observar el sentimiento
fraternal, soportar las ofensas, ser paciente, no guardar rencor,
exhortar a los que están enfermos del alma, no echar a los
que han tropezado en la fe, sino convertirlos y darles
ánimo, reprender a los pecadores, no oprimir a los
deudores e indigentes, y otras acciones semejantes. ¿Te
parecen buenas
?", me preguntó.
"¿Cómo, Señor! ¿Puede haberlas
mejores
?", le contesté. "Entonces anda con
ellas
", me dijo, "y no te abstengas de ellas, y
vivirás para Dios. Guarda este mandamiento, pues. Si obras
bien y no te abstienes de hacerlo, vivirás para Dios;
sí, y todos los que obren así vivirán para
Dios. Y de nuevo, si no obras mal, sino que te abstienes de
él, vivirás para Dios; sí, y vivirán
para Dios todos los que guardan estos mandamientos y andan en
ellos
".

Noveno Mandato

[39] Y él me dijo: "Aparta de ti todo
ánimo indeciso y no dudes en absoluto de si has de hacer
suplicar a Dios, diciéndote a ti mismo:
¿Cómo puedo pedir una cosa del Señor y
recibirla siendo así que he cometido tantos pecados contra
Él? No razones de esta manera, sino vuélvete al
Señor de todo corazón, y no le pidas nada
vacilando, y conocerás su gran compasión, pues
Él, sin duda, no te abandonará, sino que
cumplirá la petición de tu alma. Porque Dios no es
como los hombres que guardan rencores, sino que El mismo es sin
malicia y tiene compasión de sus criaturas. Limpia, pues,
tu corazón de todas las vanidades de esta vida, y de las
cosas mencionadas antes; y pide al Señor, para que recibas
todas las cosas, y no se te negará ninguna de todas tus
peticiones si no pides al Señor las cosas vacilando. Pero
si fluctúas en tu corazón no recibirás
ninguna de tus peticiones. Porque los que vacilan respecto a Dios
son los de ánimo indeciso, y éstos nunca obtienen
sus peticiones. Pero los que están llenos en la fe, hacen
todas sus peticiones confiando en el Señor, y reciben
porque piden sin vacilación, sin dudar; porque todo hombre
de ánimo indeciso, si no se arrepiente,
difícilmente se salvará. Purifica, pues, tu
corazón de toda duda en tu ánimo, y ten fe, porque
es fuerte, y confía en Dios para que recibas todas las
peticiones que haces; y si después de pedir algo al
Señor recibes tu petición con alguna demora, no
vaciles en tu ánimo porque no has recibido la
petición de tu alma al instante. Porque es por
razón de alguna tentación o alguna
transgresión de la que tú no sabes nada que no
recibes la petición sino con demora. Por tanto, no ceses
en hacer la petición de tu alma, y la recibirás.
Pero si te cansas, y dudas cuando pides, cúlpate a ti
mismo y no a Aquel que te lo da. Resuelve esta indecisión;
porque es mala y sin sentido, y desarraiga a muchos de la fe,
sí, incluso a hombres fieles y fuertes. Porque
verdaderamente esta duda en el ánimo es hija del diablo y
causa gran daño a los siervos de Dios. Por tanto,
desprecia estas dudas del ánimo y domínalas en
todo, revistiéndote de fe, que es fuerte y poderosa.
Puesto que la fe promete todas las cosas, realiza todas las
cosas; pero el ánimo indeciso, que no tiene confianza en
sí mismo, falla en todas las obras que hace. Ves,
pues
", dijo, "que la fe viene de arriba, del
Señor, y tiene gran poder; pero el ánimo vacilante
es un espíritu terreno del diablo, y no tiene poder. Por
tanto, sirve a la fe que tiene poder, y mantente lejos del
ánimo vacilante, y vivirás para Dios; sí, y
todos los que piensan igual vivirán para
Dios
".

Décimo Mandato

[40] I. "Ahuyenta de ti la tristeza", me dijo,
"porque es la hermana del ánimo indeciso y el
temperamento irascible". "¿Cómo, Señor, es
hermana de éstos
?", le dije. "Porque el
temperamento irascible me parece ser una cosa; el ánimo
vacilante, otra; la pena, otra". "Eres un necio
", me
contestó, "y no te das cuenta que la tristeza es peor
que todos los espíritus, y muy fatal para los siervos de
Dios, y más que todos los espíritus destruye al
hombre, y apaga al Espíritu Santo, y por otro lado lo
salva". "Yo, Señor
", le dije, "no tengo
entendimiento, y no comprendo estas parábolas. Porque
¿cómo puede destruir y salvar?, esto no lo
comprendo". "Escucha
", me dijo: "Los que nunca han
investigado respecto a la verdad, ni inquirido respecto a la
divinidad, sino meramente creído, y se han mezclado en
negocios y riquezas y amigos paganos y muchas otras cosas de este
mundo; cuantos, digo, se dedican a estas cosas, no comprenden las
parábolas de la deidad; porque han sido entenebrecidos por
sus acciones, y se han corrompido y hecho infructuosos. Como las
viñas buenas, que cuando se las abandona y descuida se
vuelven infructuosas por las zarzas y hierbas de todas clases, lo
mismo los hombres que, después de haber creído,
caen en estas muchas ocupaciones que hemos mencionado antes,
pierden su entendimiento y no comprenden nada en absoluto con
respecto a la justicia; porque si oyen acerca de la deidad y la
verdad, su mente está absorta en sus ocupaciones, y no
perciben nada en absoluto. Pero si tienen el temor de Dios, e
investigan con respecto a la deidad y a la verdad, y dirigen su
corazón hacia el Señor, perciben y entienden todo
lo que se les dice más rápidamente, porque el temor
del Señor está en ellos; porque donde reside el
Señor, allí también hay gran entendimiento.
Adhiérete, pues, al Señor, y comprenderás y
advertirás todas las cosas
".

[41] II. "Escucha ahora, hombre sin sentido",
me dijo, "en qué forma la tristeza oprime al
Espíritu Santo y le apaga, y en qué forma salva.
Cuando el hombre de ánimo indeciso emprende alguna
acción, y fracasa en ella debido a su ánimo
indeciso, la tristeza entra en el hombre, y entristece al
Espíritu Santo y lo apaga. Luego, cuando el temple
irascible se adhiere al hombre con respecto a algún
asunto, y está muy contrariado, de nuevo la tristeza entra
en el corazón del hombre que estaba contrariado y es
compungido por el acto que ha cometido, y se arrepiente de haber
obrado mal. Esta tristeza, pues, parece traer salvación,
porque se arrepiente de haber hecho el mal. Así pues, las
operaciones entristecen al Espíritu, primero, el
ánimo indeciso entristece al Espíritu, porque no
consigue el asunto que quiere, y el temple irascible
también, puesto que hizo algo malo. Por consiguiente, los
dos entristecen al Espíritu: el ánimo indeciso y el
temple irascible. Ahuyenta de ti, pues, tu tristeza, y no aflijas
al Espíritu Santo que mora en ti, para que no suceda que
interceda a Dios contra ti y se aparte de ti. Porque el
Espíritu de Dios, que fue dado a esta carne, no soporta la
tristeza ni el ser constreñido
".

[42] III. "Por tanto, revístete de
alegría y de buen ánimo, que siempre tiene favor
delante de Dios y le es aceptable, y regocíjate en ellos.
Porque todo hombre animoso obra bien, y piensa bien, y desprecia
la tristeza; pero el hombre triste está siempre cometiendo
pecado. En primer lugar comete pecado porque entristece al
Espíritu Santo, que fue dado al hombre siendo un
espíritu animoso; y en segundo lugar, al entristecer al
Espíritu Santo, pone por obra iniquidad, ya que ni
intercede ante Dios ni le confiesa. Porque la intercesión
de un hombre triste nunca tiene poder para ascender al altar de
Dios". "¿Por qué
", pregunté yo, "la
intercesión del que está triste no asciende al
altar?"
Me contestó: "Porque la tristeza
está situada en su corazón. Por ello, la tristeza
mezclada con la intercesión no permite que la
intercesión ascienda pura al altar. Porque como el vinagre
cuando se mezcla con vino en el mismo vaso no tiene el mismo
sabor agradable; del mismo modo la tristeza mezclada con el
Espíritu Santo no produce la misma intercesión que
produciría el Espíritu Santo solo. Por
consiguiente, purifícate de tu malvada tristeza, y
vivirás para Dios; si, los que echan de sí la
tristeza y se revisten de buen ánimo y alegría,
viven para Dios
".

Undécimo Mandato

[43] Y me mostró a unos hombres sentados en un
sofá, y a otro hombre sentado en una silla. Y me dijo:
"¿Ves a éstos que están sentados en el
sofá?" "Los veo, Señor
", le dije.
"Estos", me contestó, "dan fruto, pero el que
está sentado en la silla es un falso profeta que destruye
la mente de los siervos de Dios —es decir, los de
ánimo vacilante, no de los fieles—. Estos de
ánimo indeciso, por tanto, van a él como un
adivinador e inquieren de él lo que les sucederá. Y
él, el falso profeta, no teniendo poder de un
Espíritu divino en sí, habla con ellos en
concordancia con sus preguntas y en concordancia con las
concupiscencias de su maldad, y llena sus almas según
ellos desean que sean llenadas. Porque, siendo vacío
él mismo, da respuestas vacías a los inquiridores
vacíos; porque a toda pregunta que se le haga, responde en
conformidad con lo vacío del hombre. Pero dice
también algunas palabras de verdad; porque el diablo le
llena de su propio espíritu, por si acaso le es posible
abatir a algunos de los justos. Así pues, todos los que
son fuertes en la fe del Señor, revestidos de la verdad,
no se unen a estos espíritus, sino que se mantienen a
distancia de ellos; pero cuantos son de ánimo vacilante y
cambian su opinión con frecuencia, practican la
adivinación como los gentiles y acarrean sobre sí
mismos mayor pecado con sus idolatrías. Porque el que
consulta a un profeta falso sobre algunas cosas, es un
idólatra y está exento de la verdad y de sentido.
Porque a ningún Espíritu dado por Dios hay
necesidad de consultarle, sino que, teniendo el poder de la
deidad, dice todas las cosas de sí mismo, porque es de
arriba, a saber, del poder del Espíritu divino. Pero el
espíritu que es consultado, y habla en conformidad con los
deseos de los hombres, es terreno y voluble, no teniendo poder; y
no habla en absoluto, a menos que sea consultado".
"¿Cómo, pues, señor
", le dije,
"sabrá un hombre quién es un profeta y
quién es un profeta falso?". "Escucha
", me
contestó, "respecto a estos dos profetas, así
pondrás a prueba al profeta y al falso profeta. Por medio
de su vida pon a prueba al hombre que tiene el Espíritu
divino. En primer lugar, el que tiene el Espíritu divino,
que es de arriba, es manso y tranquilo y humilde, y se abstiene
de toda maldad y vano deseo de este mundo presente, y se
considera inferior a todos los hombres, y no da respuesta a
ningún hombre cuando inquiere de él, ni habla en
secreto, porque tampoco habla el Espíritu Santo cuando un
hombre quiere que lo haga, sino que este hombre habla cuando Dios
quiere que lo haga. Así pues, cuando el hombre que tiene
el Espíritu divino acude a una asamblea de hombres justos,
que tienen fe en el Espíritu divino, y se hace
intercesión a Dios en favor de la congregación de
estos hombres, entonces el ángel del espíritu
profético que está con el hombre llena al hombre, y
éste, siendo lleno del Espíritu Santo, habla a la
multitud, según quiere el Señor. De esta manera,
pues, el Espíritu de la deidad será manifestado.
Esta, por tanto, es la grandeza del poder que corresponde al
Espíritu de la divinidad que es del Señor". "Oye
ahora
", me dijo, "respecto al espíritu terreno y
vano, que no tiene poder, sino que es necio. En primer lugar,
este hombre que parece tener un espíritu, se exalta a
sí mismo, y desea ocupar un lugar principal, e
inmediatamente es imprudente y desvergonzado y charlatán y
habla familiarizado en muchas cosas lujuriosas y muchos otros
engaños, y recibe dinero por su actividad
profética, y si no lo recibe, no profetiza. Ahora bien,
¿puede un Espíritu divino recibir dinero y
profetizar? No es posible que un profeta de Dios haga esto, sino
que el espíritu de estos profetas es terreno. En segundo
lugar, nunca se acerca a una asamblea de justos; sino que los
evita, y se junta con los de ánimo indeciso y
vacíos, y profetiza para ellos en los rincones, y los
engaña, diciéndoles toda clase de cosas en
vaciedad, para gratificar sus deseos; porque también son
vacíos aquellos a los que contesta. Porque el vaso
vacío es colocado junto con el vacío, y no se
rompe, sino que están de acuerdo el uno con el otro. Pero
cuando este hombre entra en una asamblea llena de justos, que
tienen un Espíritu de la divinidad, y ellos hacen
intercesión, este hombre es vacío, y el
espíritu terreno huye de él con temor, y el hombre
se queda mudo y se queda desconcertado, sin poder decir una sola
palabra. Porque si colocas vino o aceite en una alacena, y pones
una vasija vacía entre ellos, y luego deseas vaciar la
alacena, la vasija que habías colocado allí
vacía la vas a sacar vacía. Del mismo modo
también, los profetas vacíos, siempre que se ponen
en contacto con los espíritus de los justos,
después quedan igual que antes. Te he mostrado la vida de
las dos clases de profetas. Por lo tanto, pon a prueba, por su
vida y sus obras, al hombre que dice que es movido por el
Espíritu. Así pues, confía en el
Espíritu que viene de Dios y tiene poder; pero en el
espíritu terreno y vacío no pongas confianza
alguna; porque en él no hay poder, puesto que viene del
diablo. Escucha pues la parábola que te diré. Toma
una piedra y échala hacia arriba al cielo, ve si puedes
alcanzarlo; o también, lanza un chorro de agua hacia el
cielo, y mira si puedes penetrar en el cielo
". Y le dije:
"Señor, ¿cómo pueden hacerse estas
cosas? Porque las dos cosas que has mencionado están
más allá de nuestro poder". "Bien, pues
", me
dijo, "del mismo modo que estas cosas están más
allá de nuestro poder, igualmente los espíritus
terrenos no tienen poder y son débiles. Ahora toma el
poder que viene de arriba. El granizo es una piedrecita
pequeña y, con todo, cuando cae sobre la cabeza de un
hombre, ¡cuánto dolor causa! O, también, toma
una gota que cae del tejado al suelo y hace un hueco en la
piedra. Ves, por consiguiente, que las cosas pequeñas de
arriba caen sobre la tierra con gran poder. De la misma manera,
el Espíritu divino, viniendo de arriba, es poderoso.
Confía, pues, en este Espíritu, pero mantente lejos
del otro
".

Duodécimo Mandato

[44] I. Y me dijo: "Aparta de ti todo mal deseo, y
revístete del deseo que es bueno y santo; porque revestido
de este deseo podrás aborrecer el mal deseo, y le
pondrás brida y lo dirigirás según quieras.
Porque el mal deseo es salvaje, y sólo se domestica con
dificultad; porque es terrible, y por su tosquedad es muy costoso
a los hombres; más especialmente, si un siervo de Dios se
enmaraña en él y no tiene entendimiento, le es en
extremo costoso. Además, es costoso a los hombres que no
están revestidos del buen deseo, sino que están
enzarzados en esta vida. A estos hombres, por tanto, los entrega
a la muerte". "Oh Señor
", dije yo, "¿y de
qué clase son las obras del mal deseo, que entrega al
hombre a la muerte? Dame a conocer estas obras para que pueda
mantenerme alejado de ellas". "Escucha
", dijo él,
"a través de qué obras el mal deseo acarrea
muerte a los siervos de Dios
".

[45] II. "Ante todo, el deseo de la esposa o marido
de otro, y de los extremos de riqueza, y de muchos lujos
innecesarios, y de bebidas y otros excesos, muchos y necios.
Porque todo lujo es necio y vano para los siervos de Dios. Estos
deseos, pues, son malos, y causan la muerte a los siervos de
Dios. Porque este mal deseo es un hijo del diablo. Por lo tanto,
tenéis que absteneros de los malos deseos, para que,
absteniéndoos, podáis vivir para Dios. Pero todos
los que son dominados por ellos y no los resisten, son puestos a
muerte del todo; porque estos deseos son mortales. Pero tú
revístete del deseo de justicia, y habiéndote
armado con el temor del Señor, resístelos. Porque
el temor de Dios reside en el buen deseo. Si el mal deseo te ve
armado con el temor de Dios y resistiéndole, se irá
lejos de ti y no le verás más, pues teme tus armas.
Por tanto, tú, cuando seas recompensado con la corona de
victoria sobre él, ven al deseo de justicia, y
entrégale el premio del vencedor que has recibido, y
sírvele, según ha deseado. Si tú sirves al
buen deseo, y estás sometido a él, tendrás
poder para dominar al mal deseo, y someterle, según
quieras
".

[46] III. "Me gustaría saber,
Señor",
le dije, "en qué formas
debería servir al buen deseo
". "Escucha", me
dijo; "practica la justicia y la virtud, la verdad y el temor
del Señor, la fe y la mansedumbre, y otros actos buenos
así. Practicándolos, serás agradable como
siervo de Dios, y vivirás para El; sí, y todo el
que sirve al buen deseo vivirá para Dios
".

Así completó él los doce
mandamientos, y me dijo: "Tú tienes estos
mandamientos; anda en ellos, y exhorta a los que te escuchan a
que se arrepientan y sean puros durante el resto de los
días de su vida. Cumple este ministerio que te encargo,
con toda diligencia, hasta el fin, y habrás hecho mucho.
Porque hallarás favor entre aquellos que están a
punto de arrepentirse, y obedecerán tus palabras. Porque
estaré contigo, y yo les constreñiré a que
te obedezcan
".

Y yo le dije: "Señor, estos mandamientos son
grandes y hermosos y gloriosos, y pueden alegrar el
corazón del hombre que es capaz de observarlos. Pero no
sé si estos mandamientos pueden ser guardados por un
hombre, porque son muy difíciles
". El me
contestó y me dijo: "Si te propones guardarlos, los
guardarás fácilmente y no serán
difíciles; pero si entran alguna vez en tu corazón
los que no pueden ser guardados por el hombre, no los
guardarás. Pero ahora te digo: si no los guardas, sino que
los descuidas, no tendrás salvación, ni tus hijos
ni tu casa, puesto que ya has pronunciado juicio contra ti que
estos mandamientos no pueden ser guardados por el
hombre
.".

[47] IV. Y me dijo estas cosas muy enojado, de modo que
yo estaba consternado y en extremo espantado; porque su aspecto
cambió, de modo que un hombre no podía soportar su
ira. Y cuando vio que yo estaba perturbado y confundido,
empezó a hablar de modo más amable y jovial, y me
dijo: "Necio, vacío de entendimiento y de ánimo
indeciso, ¿no te das cuenta de la gloria de Dios, lo
grande y poderosa y maravillosa que es, que ha creado el mundo
por amor al hombre, y le ha sometido su creación, y le ha
dado toda autoridad para que se enseñoree de todas las
cosas debajo del cielo? Si, pues
", dijo, "el hombre es
señor de todas las criaturas de Dios y domina todas las
cosas, ¿no puede también dominar estos
mandamientos? Sí
", dijo él, "el hombre que
tiene al Señor en su corazón puede dominar todas
las cosas y todos estos mandamientos. Pero los que tienen al
Señor en sus labios, en tanto que su corazón
está endurecido y lejos del Señor, para ellos estos
mandamientos son duros e inaccesibles. Por tanto, vosotros los
que sois vacíos y volubles en la fe, poned a vuestro
Señor en vuestro corazón y os daréis cuenta
que no hay nada más fácil que estos mandamientos,
ni más dulce ni más agradable. Convertíos
los que andáis según los mandamientos del diablo,
los mandamientos del cual son difíciles y amargos y
extremosos y disolutos; y no temáis al diablo, porque no
hay poder en él contra vosotros. Porque yo estaré
con vosotros; yo, el ángel del arrepentimiento, que tiene
dominio sobre él. El diablo sólo tiene temor, pero
este temor no es fuerza. No le temáis, pues, y
huirá de vosotros
".

[48] V. Y yo le dije: "Señor,
escúchame unas pocas palabras". "Di lo que quieras
",
me contestó. "Señor", le dije, "el
hombre está ansioso de guardar los mandamientos de Dios, y
no hay uno solo que no pida al Señor que le corrobore en
sus mandamientos y sea sometido a ellos; pero el diablo es duro y
se enseñorea de ellos". "No puede enseñorearse de
los siervos de Dios
", dijo él, "cuando ponen su
esperanza en El de todo corazón. El diablo puede luchar
con ellos, pero no puede vencerlos. Así pues, si le
resistís, será vencido, y huirá de vosotros
avergonzado. Pero todos cuantos sean por completo
vacíos
", dijo él, "que teman al diablo
como si tuviera poder. Cuando un hombre ha llenado suficiente
número de jarras de buen vino, y entre estas jarras hay
unas pocas que han quedado vacías, él se llega a
las jarras, y no examina las llenas, porque sabe que están
llenas; sino que examina las vacías, temiendo que se hayan
vuelto agrias. Porque las jarras vacías pronto se vuelven
agrias, y echan a perder el sabor del vino. Así
también el diablo viene a todos los siervos de Dios para
tentarles. Todos los que tienen una fe completa, se le oponen con
poder, y él los deja, no teniendo punto por el cual pueda
entrar en ellos. Así que va a los otros que están
vacíos y, hallando un lugar, entra en ellos, y
además hace lo que quiere en ellos, y pasan a ser sus
esclavos sumisos
".

[49] VI. "Pero yo, el ángel del
arrepentimiento, os digo: No temáis al diablo; porque yo
fui enviado para estar con vosotros los que os arrepentís
de todo corazón, y para confirmaros en la fe. Creed, pues,
en Dios, vosotros los que por razón de vuestros pecados
habéis desesperado de vuestra vida, y estáis
añadiendo a vuestros pecados y haciendo que se hunda
vuestra vida; porque si os volvéis al Señor de todo
corazón, y obráis justicia los días que os
quedan de vida, y le servís rectamente según su
voluntad, Él os sanará de vuestros pecados
anteriores y tendréis poder para dominar las obras del
diablo. Pero no hagáis ningún caso de las amenazas
del diablo; porque sus tendones son impotentes, como los de un
muerto. Oídme, pues, y temed a Aquel que puede hacer todas
las cosas para salvar y para destruir, y observad estos
mandamientos y viviréis para Dios
". Y yo le dije:
"Señor, ahora me siento fortalecido en todas las
ordenanzas del Señor, porque tú estás
conmigo, y sé que tú vas a aplastar todo el poder
del diablo, y nos enseñorearemos de él y
prevaleceremos sobre todas sus obras. Y espero, Señor, que
ahora seré capaz de guardar estos mandamientos que
tú has mandado, capacitado por el Señor". "Los
guardarás
", me dijo, "si tu corazón es
puro ante el Señor, y los guardarán todos cuantos
purifiquen sus corazones de los deseos vanos de este mundo y
vivan para Dios
".

Parábolas que me
explicó

[Parábola primera]

[50] Me dijo: "Sabéis que vosotros, los
siervos de Dios, estáis viviendo en un país
extranjero porque vuestra ciudad está muy lejos de esta
ciudad. Así pues, si conocéis vuestra ciudad, en la
cual viviréis, ¿por qué os procuráis
campos aquí y hacéis costosas reparaciones, y
acumuláis edificios y habitaciones que son superfluos? Por
tanto, el que prepara estas cosas para esta ciudad no tiene
intención de regresar a su propia ciudad. ¡Oh hombre
necio de ánimo indeciso y desgraciado!, ¿no ves que
todas estas cosas son extrañas y están bajo el
poder de otro? Porque el señor de esta ciudad dirá:
"No quiero que éste resida en mi ciudad; vete de esta
ciudad, porque no te conformas a mis leyes". Tú, pues, que
tienes campos y moradas y muchas otras posesiones, cuando
serás echado por él, ¿qué
harás con tu campo y tu casa y todas las otras cosas que
has preparado para ti? Porque el señor de este país
te dice con justicia: "O bien te conformas a mis leyes, o
abandonas mi país". ¿Qué harás, pues,
tú que estás bajo la ley de tu propia ciudad?
¿Por amor a tus campos y el resto de tus posesiones
repudiarás tu ley y andarás conforme a la de esta
ciudad? Vigila que no te sea inconveniente el repudiar tu ley;
porque si quieres regresar de nuevo a tu propia ciudad, con toda
seguridad no serás recibido porque has repudiado la ley de
tu ciudad, y se te excluirá de ella. Vigila, pues; como
residente en una tierra extraña no prepares más
para ti, como no sea lo estrictamente necesario y suficiente, y
está preparado para que, cuando el señor de esta
ciudad desee echarte por tu oposición a su ley, puedas
partir de esta ciudad e ir a tu propia ciudad, y usar tu propia
ley gozosamente, libre de toda ofensa. Procura, pues, que sirvas
a Dios y le tengas en tu corazón; haz las obras de Dios
teniendo en cuenta sus mandamientos y las promesas que Él
ha hecho, y cree en Él que Él las realizará
si guardas sus mandamientos. Por tanto, en vez de campos, compra
almas que estén en tribulación, como puede cada
cual, y visita a las viudas y los huérfanos y no los
descuides; y gasta tus riquezas y todos tus recursos, que has
recibido de Dios, en campos y casas de esta clase. Porque para
este fin os ha enriquecido el Señor, para que
podáis ejecutar estos servicios suyos. Es mucho mejor
comprar campos y posesiones, y casas de esta clase que
hallarás en tu propia ciudad cuando vayas a residir a
ella. Este dispendio abundante es hermoso y gozoso y no trae
tristeza ni temor, sino gozo. El gasto del pagano, pues, no lo
practiques; porque no es conveniente para los siervos de Dios.
Sino practica tu propio dispendio en el cual puedes gozarte; y no
corrompas, ni toques lo que es de otro, ni lo desees; porque es
malo desear las posesiones de otro. Pero ejecuta tu propia tarea
y serás salvo
".

Otra Parábola
[segunda]

[51] Mientras andaba por el campo noté un olmo y
una vid, y estando distinguiéndolos a los dos y a sus
frutos, el pastor se me apareció y me dijo:
"¿Qué estás meditando dentro de ti?".
"Estoy pensando, señor
", le dije, "sobre el olmo
y la vid, que son en extremo apropiados el uno al otro". "Estos
dos árboles
", me dijo, "son designados como un
ejemplo para los siervos de Dios". "Quisiera saber
señor
", le dije, "el ejemplo contenido en estos
árboles de los cuales estás hablando". "Mira
",
me dijo, "el olmo y la vid". "Los veo, señor", le
dije. "Esta vid", dijo él, "da fruto, pero el
olmo es de un tronco que no produce fruto. Con todo, esta vid, a
menos que se encarame por el olmo, no puede llevar mucho fruto
cuando se arrastra por el suelo; y el fruto que produce entonces
es malo, porque no está suspendida del olmo. Cuando la vid
se adhiere al olmo, pues, da fruto de sí y desde el olmo.
Ves, pues, que el olmo también da mucho fruto, no menos
que la vid, sino más aún". "¿Cuánto
más, señor
?", pregunté yo.
"Porque", dijo él, "la vid, cuando cuelga del
olmo, da fruto en abundancia y en buena condición; pero
cuando se arrastra por el suelo, da poco fruto y éste se
pudre. Esta parábola, por lo tanto, es aplicable a los
siervos de Dios, a los pobres y a los ricos por un igual".
"¿Cómo?, señor
", le pregunté;
"dímelo". "Escucha", contestó; "el
rico tiene mucha riqueza pero en las cosas del Señor es
pobre, pues las riquezas le distraen y su confesión e
intercesión al Señor es muy escasa; y aún
cuando da, es poco y débil, y no tiene poder de arriba.
Así pues, cuando el rico va al pobre y le ayuda en sus
necesidades, creyendo que por lo que hace al pobre
recibirá recompensa de Dios porque el pobre es rico en
intercesión y confesión, y su intercesión
tiene gran poder con Dios, el rico, pues, suple todas las cosas
al pobre sin titubear. Pero el pobre, siendo provisto por el
rico, hace intercesión por él, dando gracias a Dios
por el rico que le ha dado a él. Y el otro es
todavía más celoso de ayudar al pobre, para que
pueda seguir viviendo; porque sabe que la intercesión del
pobre es aceptable y rica delante de Dios. Los dos, pues, cumplen
su obra; el pobre haciendo intercesión, en que es rico y
que él recibe del Señor; y la devuelve, otra vez,
al Señor que se la proporciona. El rico, también,
de igual manera provee al pobre, sin vacilar, las riquezas que ha
recibido del Señor. Y esta obra es grande y aceptable a
Dios, porque el rico entiende el objeto de sus riquezas, y provee
para el pobre de los tesoros del Señor, y realiza el
servicio del Señor rectamente. A la vista de los hombres,
pues, el olmo parece no llevar fruto, y no saben ni perciben que
si viene una sequía, el olmo, teniendo agua,
nutrirá a la vid, y la vid, teniendo provisión
constante de agua, dará doble cantidad de fruto, tanto
para sí como para el olmo. De la misma manera el pobre, al
interceder ante el Señor por el rico, afianza sus
riquezas, y también el rico, supliendo las necesidades del
pobre, afianza su alma. Así pues, los dos participan en la
obra justa. Por tanto, el que hace estas cosas no será
abandonado por Dios, sino que será inscrito en los libros
de los vivos. Bienaventurados son los ricos que entienden
también que son enriquecidos por el Señor. Porque
los que piensan así podrán hacer una buena
obra
".

Otra Parábola
[tercera]

[52] Y me mostró muchos árboles que no
tenían hojas, sino que me parecía a mí como
si estuvieran secos porque todos parecían lo mismo. Y
él me dijo: "¿Ves estos árboles?" "Los
veo, señor
", le dije; "todos son iguales, y
están secos
". Él me contestó y me dijo:
"Estos árboles que ves son los que residen en este
mundo". "¿Por qué es así,
señor
", le pregunté, "que es como si
estuvieran secos, y todos igual?" "Porque en este mundo, ni el
justo es distinguible ni el pecador; todos son iguales. Porque
este mundo es invierno para el justo, y no son distinguibles,
pues residen con los pecadores. Porque así como en el
invierno los árboles, habiendo perdido sus hojas, son
semejantes, y no se puede distinguir cuáles están
secos y cuáles están vivos; así
también en este mundo, ni el justo ni los pecadores son
distinguibles, sino que todos son iguales
".

Otra Parábola [cuarta]

[53] Y me volvió a mostrar muchos árboles,
algunos que estaban brotando, otros secos, y me dijo:
"¿Ves estos árboles?" "Los veo,
señor
", le contesté, "algunos están
brotando y otros están secos". "Estos
árboles
", me contestó, "que están
brotando son los justos, que residirán en el mundo
venidero; porque el mundo venidero es verano para los justos,
pero invierno para los pecadores. Así, cuando la
misericordia del Señor resplandezca, entonces los que
sirven a Dios serán manifestados; sí, y todos los
hombres serán manifestados. Porque como en verano los
frutos de cada árbol son manifestados, y son reconocidos y
se distingue de qué clase son, así también
los frutos de los justos serán manifestados, y todos,
incluso el más pequeño, se verá que florecen
en el otro mundo. Pero los gentiles y los pecadores, tal como
viste los árboles que estaban secos, así se
hallarán también, secos y sin fruto en el otro
mundo, y serán quemados como combustible y serán
puestos de manifiesto, porque su conducta cuando vivían
había sido mala. Porque los pecadores serán
quemados, porque pecaron y no se arrepintieron; y los gentiles
serán quemados, porque no conocieron al que les
había creado. Da, pues, fruto, para que en el verano pueda
ser conocido tu fruto. Pero abstente del exceso de negocios, y
nunca caerás en pecado alguno. Porque los que están
ocupados en exceso, pecan mucho también, siendo
distraídos de sus ocupaciones, y en modo alguno sirven a
su propio Señor. ¿Cómo es posible
",
preguntó él, "que un hombre tal pueda pedir
algo del Señor y recibirlo, siendo así que no sirve
al Señor? Porque los que le sirven, éstos
recibirán sus peticiones, pero los que no sirven al
Señor, éstos no recibirán nada. Pero si
alguno se ocupa de una sola acción, es capaz de servir al
Señor, porque su mente no es desviada de seguir al
Señor, sino que le sirve porque guarda su mente pura. Por
consiguiente, si haces estas cosas, podrás dar fruto para
el mundo venidero; sí, y todo el que hace estas cosas
dará fruto
".

Otra Parábola [quinta]

Partes: 1, 2, 3, 4
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