De Jesús. Al filo de la navaja. Adrenlinomania
Parte I – Monografias.com
De Jesús. Al filo de la navaja.
Adrenlinomania Parte I
De Jesús
No recordaba cuándo se dio el
principio. Se perdía en la memoria el inicio. De
Jesús ahora tenía tiempo para cavilar sino para
meditar, qué es lo que había pasado. Ahora su
universo se reducía a un simple espacio que a lo ancho
escasamente libraba el extender sus brazos en cruz, el techo,
sí se estiraba un poco y levantaba un poco los talones
apoyándose en la punta de las palmas de sus pies alcanzaba
a tocarlo, bueno en principio su estatura y la flexibilidad
propia de su ya ida juventud le permitían tocar lo que en
su inicio fue una superficie alba y lisa, sin embargo, el humo de
los cigarrillos consumidos la había tornado a un disparejo
pavonado impregnado del característico olor a tabaco y,
por qué no decirlo, otra hierbas. Que ahí la
identificaban como; "El Perejil del Diablo". La pared del fondo
tenía una ventana, bueno sí a esa abertura se le
podía designar pomposamente con ese nombre. La entrada,
bastante amplia y ventilada con una puerta de dos hojas de las
cuales sólo una de ellas se deslizaba lateralmente y al
cerrarla se dejaba escuchar un ruido seco, el ruido que produce
el choque de acero con acero, el ruido que marcaba el
último que escucharía posterior al largo toque de
la sirena que marcaba el total silencio, el supuesto retiro al
descanso, al reposo, a la meditación, a la
cavilación, al examen de conciencia, . . . a pensar en
nada, . . . a ver la oscuridad, . . . a ver lo que no se ve, . .
. a oír lo que no se oye.
Una noche al mes y más exactamente
cada cuatro semanas la opaca luz lunar se colaba por la
"ventana", que después de orientarse dedujo que daba al
oriente.
La puerta se abría,
automática e invariablemente se deslizaba lentamente por
espacio de quince segundos y aunque no contaba con despertador,
nunca le hizo falta, siempre se despertaba antes que el hiriente
chirrido que produce el deslizamiento de acero sobre acero. Al
segundo quince debería estar fuera de su celda. Esa rutina
había siso aplicada por primera vez en el Reclusorio
Oriente y fue el inicio de un largo peregrinar de permanencias y
más o menos largas estadías por un buen
número de reclusorios a lo largo y ancho de todo el
país.
No recordaba cuándo se dio el
principio. ¿Fue al tomar el lápiz de un
compañero de banca en el primer año de
instrucción primaria?¿O aquel día que
acompañó a su mamá al supermercado y sin que
alguien lo notara se embolsó unos dulces que
engulliría a solas, escondido bajo uno de tantos autos del
taller automotriz que a la postre se ubicaba al fondo de la casa
que habitaba su familia allá por el rumbo de los
panteones, cerca del obsoleto Toreo, vetusto coso taurino que fue
construido en los linderos de la frontera del Distrito Federal
con el Estado de México?¿O tal vez cuándo
tomó el fajo de billetes cuando acompañó a
su mamá a compra huevos para el consumo semanal que para
la cuantiosa familia se contaban cuando menos en tres docenas?
Por cierto, que si eran caros, él se encargó de
balancear la compraventa y con mucho, claro que a su favor y
además sin comentarle nada a nadie.
Donde realmente no hubo balance fue en la
atención paterna en cuanto al ingreso a la
instrucción secundaria ya que era costumbre de su padre el
dejarlos solos en el trámite que representa la
preinscripción, a presentación al examen de
admisión y en su caso el correspondiente trámite de
inscripción.
Realmente tenía razón aunque
él mismo se encargaba de endurecer el concepto con aquello
de que los dejaba solos para que se fueran curtiendo. Y De
Jesús se curtió demasiado o ya estaba demasiado
curtido.
No recordaba cuando se dio el principio,
cuándo se dio cuenta que no había necesidad en de
lo que tomaba o de lo que hacía pero la emoción que
sentía no se comparaba con nada, ni siquiera con la
ilusión que año con año se presentaba la
Noche de Reyes año con año cada día cinco de
enero.
La emoción de tener entre sus manos
algo prohibido, como la escuadra calibre 38 que le proporcionaron
los esbirros de un tal licenciado Lugo Cervantes Del Mar, en esa
época secretario de gobernación y que
competía encarnizadamente contra al menos media docena d4e
aspirantes a ser nominado candidato presidencial del partido
oficial lo que representaba automáticamente que el
próximo día primero de diciembre fuera investido
mediante la autentica pantomima de colocar una banda que cruzaba
el pecho del hasta ese momento llamado "Presidente Electo". La
lucha era de acuerdo alas reglas no establecidas por la
podredumbre que siempre a caracterizado a los políticos,
es decir, en pocas palabras, no había reglas, no se
trataba de rodearse o de confiar en los amigos y de cuidarse de
los enemigos. No, no había amigos ni enemigos, sólo
aliados que cual sanguijuelas se dedicaban, y se dedican, a
chupar sangre hasta que llega el turno de seguir chupando a
instancias del siguiente candidato, virtual presidente y real
semi-dios para el periodo que precedería al
actual.
Las secuelas que marcaron su infancia,
marcaron también el inicio de su interior y callada
rebeldía hacía todo lo que le rodeaba incluyendo su
propia familia. Aún no razonaba del todo cuando se vio
obligado a utilizar lentes oscuros pero de verás oscuros y
para colmo con laterales y eso en una época en la que los
de ya de por si y en una manera muy natural los niños de
la edad eran crueles a no decir más, algo también
por demás natural. Desde su ingreso a la primaria fue
motivo de burlas y blanco de un sin número de comentarios
y apodos. La herida que este episodio causó en su interior
se ve acrecentada con el accidente que le ocurre al encender una
fogata sobre la que él junto con sus vecinos empieza a
saltar. Después de tres ruedas de brincos entre gritos,
risas y algarabía, toca su turno con tan mala suerte que
al apoyar su pie derecho lo hace al filo de una charola en la que
habían depositado gasolina, saltándole y
empapándole el pantalón el que se incendió
tan rápido que no dio tiempo para tratar de apagarlo o de
quitárselo. Ambas acciones nunca cruzaron por las
incipientes mentes de sus compañeros de juego los que
literalmente huyeron con excepción de su hermano menor que
corrió a gritarles a sus papas que se encontraban
recibiendo visitas.
El reflejo de la mayoría fue normal
para esos casos en los que, precisamente, la mayoría sabe
qué hacer, cómo reaccionar pero que al presentarse
un evento, no hacen nada ni actúan de forma alguna a no
ser el empezar a lamentarse.
Sin embargo y como siempre sucede, la
reacción positiva emanó de su hermano que
aún siendo menor de edad tomó un frasco de tinta
para pluma de las llamadas "Fuente" y vertió todo el
contenido sobre la quemadura que abarcaba desde la rodilla hasta
casi el pie propiamente.
Su padre ordenó a uno de sus
hermanos mayores que corriera a la farmacia a comprar
los linimentos adecuados para el caso de
quemaduras. Después de dos viajes a la farmacia más
cercana pero que distaba un poco más de un
kilómetro y que efectuó mediante el servicio de
autos de alquiler o taxis como se les identificaba que
sustituyeron a los "Libres" y que en ese año y por su
apariencia y color se les denominaban "Cocodrilos". Por fin y con
auxilio de una vecina que ejercía enfermera le fueron
aplicados algunos paliativos que al tiempo resultaron adecuados,
tan adecuados como la reacción de su hermano de verter la
tinta. Al paso del tiempo no quedó cicatriz alguna, si
acaso en esa pierna se retrasó el crecimiento del
vello.
Sus genes rebeldes ya estaban alborotados y
sus inquietudes empezaron a aflorar lo mismo que sus
dudas.
Habiendo nacido y crecido en el seno de una
familia católica prácticamente aceptó
propiamente por dar gusto a sus padres, hacer la Primera
Comunión, rito que cumplió cabalmente sin que
aflorara sospecha alguna del más incipiente asomo de
alguna irregularidad, inclusive aceptó aparentemente y con
bastante gusto el asistir cada cuarto sábado de mes a un
rito conocido como "Adoración Nocturna" que es una especia
de Retiro Espiritual que transcurre desde las nueve de la noche
del sábado hasta las siete de la mañana siguiente
entre rezos, momentos de meditación y horas de
descanso.
En realidad llevaba una doble personalidad,
decía; "La iglesia quiere que estés en tu lugar,
chocó con las ordenes; arrodíllate, párate,
siéntate, arrodíllate y así hasta la
monotonía". Y continuaba; "Cuando te decides a ser algo,
puedes serlo, eso es lo que no te dicen en ningún lado, ya
sea la iglesia, la escuela o hasta en la misma familia. Puedes
estar en alguno de los dos bandos, puedes ser policía o
delincuente. Cuándo esta frente a una arma cargada,
¿Cuál es la diferencia?
Frente a su familia era el hijo que siempre
estaba dispuesto a cooperar en cualquier tarea que se presentara
pero en la escuela empezó a liderar algunos grupos de
condiscípulos que definieron zonas prohibidas y hasta
ciertas cuotas de protección a los vendedores ambulantes
que se apostaban en las afueras de la escuela pública a la
que asistía. Era ni más ni menos, una paradoja. Y
continuaba con su filosofía; "El hombre hace su destino,
nadie se lo regala, tienes que tomarlo".
Su comportamiento familiar no cambió
ni mostró modificación en su relación tanto
con sus padres como para con sus hermanos, inclusive
empezó a destacar por su actividad deportiva y en
particular acrecentó su gusto por el fútbol,
deporte en el que fue apoyado por uno de sus hermanos mayores.
Fue una grata experiencia para ambos y eso a pesar que su primer
temporada no tan sólo el triunfo brilló por su
ausencia sino porque ni siquiera su equipo tuvo la fortuna de
realizar por una vez, tan siquiera por una sola vez, un gol. Eso
no decrementó en lo mínimo su entusiasmo por ese
deporte aunque fue casi al final de su segundo torneo cuando por
primera vez le tocó la suerte, la fortuna de anotar el
primer gol de su equipo.
Todos sus compañeros así como
su hermano gritaron y brincaron por varios minutos y eso sin que
influyera en el marcador en su contra por siete tantos contra
uno, uno, uno solo pero con sabor a gloria. Esa tarde su hermano
tal y como lo había prometido los levó al cine, a
todos, pero cómo cumplir su promesa ya que eran
dieciséis chamacos y el costo de las entradas al cine
representaban unos buenos billetes de aquellos tiempos los cuales
por cierto no abundaban en los bolsillos de su hermano ya que los
clientes en el taller automotriz de su padre escaseaban y los
cobros por las reparaciones de los automóviles o camiones
ingresaban íntegros básicamente para la
alimentación familiar. Aún así la
situación no era tan precaria como para evitar que metiera
a los dieciséis chamacos en su Chevrolet modelo cuarenta y
uno, convertible aunque sin la capota, sin pintura y sin llanta
de refacción y con tan sólo medio tanque de
combustible o al menos aso indicaba el marcador del
tablero.
Subió el equipo al Chevrolito y
realizó una rápida escala en el Mercado de Tacuba
donde con envidiable estrategia adquirió ¡Veinte
pesos! De fruta con lo que llenó dos bolsas de mandado de
esa de malla plástica que tomó prestadas de su casa
y se dirigió rumbo a Ciudad Satélite. Pasaron a un
lado del Toreo, en ese tiempo descubierto, después la
Unidad Cuauhtemoc, el Palacio Municipal de Naucalpan, las Torres
de Satélite, la naciente Plaza Satélite y a la
derecha entraron al . . . Auto cinema. ¡Fabulosos!, Todos
se divirtieron y su hermano cumplió su promesa pero,
sucedió algo inesperado al llegar a la fila de
automóviles que esperaban cumplir con el trámite de
cubrir la cuota que daba derecho a ocupara un lugar que sin
importar cual fuere te garantizaba que tendrías una
excelente visión de la película
proyectándose en una enorme pantalla y que decir del
sonido, simple y se sucede e sin que alguien pudiera evitarlo, De
Jesús saltó del curioso y simpático, aunque
feo, convertible y animó a una buena parte de sus
compañeros de equipo a seguirlo y a burlar la vigilancia
que a decir verdad no era de esperar una eficiencia por arriba
del promedio ya que en descargo era una relativa vigilancia a un
lugar abierto donde era inesperado que alguien se atreviera a
entrar a pie. ¡Era un Auto-cinema!.
Ahí empezó a entender el real
sentido y la sensación del acelerar de la
generación y correr de la adrenalina aunque aún no
lo sabía. Atrás habían quedado los
pequeños hurtos en los supermercados o en las tienditas de
la esquina o el rápido asalto al camión repartidor,
primero de refrescos y posteriormente de cervezas.
En si la película ni fue algo digno
de ocupar un lugar en la memoria ya que el argumento era
intrascendente, la música de fondo nada fuera de lo
común y en algunos temas de moda y para colmo hablada en
un idioma distinto al propio y ¡Con subtítulos en
español!. Así que a media proyección cuando
acostumbraban intercalar una interrupción denominada
"Intermedio" que era un corte en que el "Proyectista" o "Cacaro"
como coloquialmente se refería el público en
general, cambiara y colocara aquellos enormes y pesados rollos de
celuloide en el proyector que por medio de una potente
bujía de carbón emitía un cegador rayo
luminoso y que al atravesar aquella serie de diapositivas,
lanzaba la imagen que materialmente capturaba la enorme pantalla.
Pero eso no era el único fin de esa interrupción
sino que esencialmente era una pausa que forzaba a los asistentes
a abastecerse de golosinas, refrescos, palomitas o hasta de "Hot
Dogs", claro que algunas personas aprovechaban para efectuar una
pausa técnica y satisfacer una de las de las más
esenciales necesidades humanas.
Nuevamente y sin que nadie lo notara,
volvió a salir y a entrar desafiando a los
vigilantes.
En realidad en ese evento descubrió
sus dotes como líder, cualidad que desafortunadamente
explotó hacía lo estaba fuera de las normas y
costumbres que regían el comportamiento de la sociedad en
todas y cada una de sus escalas
socio-económicas.
Apenas hubo de haber cumplido los quince
años, obtuvo el permiso paterno para utilizar el auto
familiar aunque en recorridos sumamente breves.
Un domingo que se había convertido
en familiar ya que sin proponérselo, pues sus tres
hermanos mayores llegaron a la comida dominical, sucedió
que en un momento dado se percataron de la falta del primordial
elemento que representaban las tortillas, imprescindibles para
degustar adecuadamente en los mexicanísimos tacos la
barbacoa que alguno de sus hermanos había comprado en el
puesto del compadre Vega en el cercano Mercado de Tacuba.
Él se ofreció a ir por las tortillas para lo que
pidió permiso para utilizar el automóvil con la
justificación de que así podría comprarlas
en un establecimiento o tortillería que se ubicaba a unos
cuantos metros adelante del edificio que ocupaba la Novena
Delegación de Policía.
La emoción de la trasmisión
del partido de fútbol que la selección nacional
disputaba en esa ocasión evitó que alguien se
percatara del tiempo que había transcurrido y por
consabido de la ausencia del encomendado para proveer las
tortillas.
El partido indicaba un marcador empatado a
dos tantos, el primer tiempo había estado cambiando de
emociones y el segundo tiempo amenazaba con subir de tono.
Escasamente había dado inicio la parte complementaria
cuando escasamente se dejó escuchar el repiqueteo del
timbre de llamada del teléfono.
El que contestó no articuló
palabra alguna por casi un par de minutos al cabo de los que se
limitó a decir; ¡Vamos para allá!". Sin decir
nada más y comunicándose sólo con la mirada
los tres hermanos mayores, salieron sin hacer mayor comentario.
El que cont4estó la llamada telefónica encabezaba
al reducido pero decidido grupo. En camino a la delegación
puso al tanto a los otros dos, de manera que cuando arribaron a
su forzado destino iban preparados y dispuestos a afrontar todas
las infracciones a las que pudo haberse hecho acreedor De
Jesús, sin embargo, se sintieron sorprendidos ya que se lo
imaginaban, sino detrás de las rejas si cuando menos
detrás del mostrador o al menos vigilado muy de cerca por
cuando menos un par de preventivos o de judiciales, perversos
judiciales o al menos por un par de "Madrinas" esperando
cualquier movimiento para descargar toda su impotencia, su
frustración y sus complejos contra la humanidad del
detenido con tanta saña como habilidad para no dejar
marcas o huellas visibles pero con una increíble y
destructora saña, heridas internas que ahí quedaban
por siempre y más que en la carne en la mente.
A la llegada de sus hermanos los
recibió con una amplia sonrisa desde la misma barandilla
de audiencias. Se le notaba tranquilo y hasta podía
haberse considerado que estaba gozando ese momento, esa
situación. Y en realidad que lo gozaba al igual que gozaba
el desarrollo de la partida de "Damas" que en encarnizada
estrategia enfrentaba en contra de un Agente del Ministerio
Público a quien cortésmente se dirigió y le
solicitó una tregua a fin de poner al tanto de lo sucedido
a sus hermanos. Por supuesto que el Agente del Ministerio Publico
no tuvo el menor asomo de negación, sobretodo considerando
que estaba recibiendo una autentica tunda ya que no había
saboreado la satisfacción en uno sólo de la docena
de partidas que habían tenido a lugar desde la llegada de
las personas involucradas en un incidente de tránsito que
había tenido lugar a escasas cuatro cuadras de las
instalaciones de la Novena Delegación.
Había pasado un semáforo en
el momento en que la luz ámbar se encendía, en el
sentido trasversal otro conductor accionó a fondo el pedal
del acelerador antes del encendido de la luz verde, con lo que
automáticamente violó la restricción de alto
total. En si el golpe no fue ni con mucho en proporción al
tremendo ruido que produjeron los neumáticos al
materialmente amarrarse dejando sus permanentes huellas en el
negro característico sobre la cinta
asfáltica.
El otro conductor involucrado era un adulto
que frisaba entre los treinta y pocos años y se
hacía acompañar por una dama de muy buen ver que
cambió su gesto de satisfacción por el de
preocupación. Parecían el clásico dueto
Ejecutivo-Secretaria que habían tenido un escape y que
seguramente salían de satisfacer el también
clásico intercambio Favor-Sueldo o
Satisfacción-reubicación, sexo que no-amor,
conveniencia pura, en fin eso era su asunto, su
satisfacción y ahora su preocupación.
Al percatarse de la apariencia del
conductor del vehículo al que en realidad Él
había embestido, maquiló mentalmente la manera de
tomar ventaja de la juventud de su contraparte.
En principio se mostró altanero y
prepotente y cometió su segundo, ¿O sería su
tercer error?. Se instauró en autoridad y le pidió
sus documentos oficiales, o sea lo básico, la Licencia
para Conducir y la Tarjeta de Circulación de lo que
recibió sólo lo segundo. En ese momento hizo acto
de presencia una patrulla que arribó con la tortea
encendida, la sirena a todo volumen y a exagerada velocidad
motivo por el que casi provoca otra colisión contra los
dos vehículos involucrados en el incidente.
Con la actitud distintiva que les permite
un vehículo oficial, el uniforme y sobretodo el arma al
cinto, casi les gritó;
¡A ver, sus
documentos!Es que Él me quitó la
Tarjeta de Circulación
Trató de aclarar mientras el otro
conductor aprovechaba y dejaba caer en el interior de la patrulla
el documento que le había arrebatado, acción que no
escapó al otro patrullero.
Inmediatamente fue sometido y
obligándosele a colocar ambas manos sobra el cofre de la
patrulla lo que por el calor emitido por el funcionamiento del
motor y aunado al calor propio de la temporada veraniega, debe de
haber estado muy caliente.
¿Qué te pasa?¿ Nos
quieres embarrar? No sabes en la que te has metido por tomar
documentos oficiales sin ser representante de la autoridad.
Ya te fregaste, ¿O me vas a salir con que eres de la
"Secreta"?
En ese instante su mundo se le vino debajo
de un solo golpe, en ese momento reaccionó y se
percató que su situación era por demás
problemática. En primera salía de una
relación nada conveniente tanto para su ámbito
profesional como para el familiar.
La dama en cuestión trató
sigilosamente de hacer discreto mutis de la escena pero fue
detenida inmediatamente y no con muy buenas palabras.
La falta pasó de ser
Civil-Administrativa a Penal ya que la usurpación de
funciones era Seguida de Oficio.
Ni modo mi chavo, vas a tener que
acompañarnos a la Delegación.Esta bien. Yo me llevo mi
auto.¿Tu auto?
Bueno es de mi papá.
Ah bueno. Pero no puedes manejar. Este
nos dijo que no tienes Licencia para Manejar.Pues no tengo Licencia pero si
Permiso¿De tu papá?
Aparte. Mire mi Permiso.
Ni modo mi chavo, ahora si que te
amolaste a este güey, ya veras que le sacamos hasta
pintura general para "Tu" auto.Bueno yo creo que no es para tanto,
mejor ahí muere.Como quieras pero de todos modos nos
acompañas para que rindas tu
declaración.
Lo que pudo haber sido un incidente con
repercusiones en su contra se convirtió en una
situación del todo favorable para Él. Aunque a la
larga la relación que nació ese día con el
Agente del Ministerio Público le valió salvar
problemas reales, totalmente en su contra y que fueron subsanados
con una simple sesión de "Damas".
Para esto recordemos su salida de la
Escuela Primaria que fue como un despertar, fue el dejar de ser
niño y transformarse en joven, sin pasar por adolescente,
fue el cambio violento que se acrecentó con las primeras
frustraciones al ser rechazado una y otra vez en su intento a
ingresar sobretodo a la escuela que ya representaba una especie
de tradición no establecida en la familia ya que sus tres
hermanos mayores habían cursado su instrucción
media, sin que llegaran a destacar precisamente como siquiera
buenos alumnos pero eso si, sin caer en la mediocridad, es decir,
fuero alumnos promedio que aún subsanando dos o tres
exámenes extraordinarios y aún más de las
que se les denomina como "Exámenes a Título de
Suficiencia" o "de Insuficiencia" como coloquialmente se
refería el profesor de matemáticas, el recordado
Profesor Naranjo, y también los mismos alumnos.
Tras el tercer intento con su consabido
fracaso o rechazo fue que solicitó el auxilio y la ayuda
de su padre lo que desde luego no le fue negado y así
comenzó un peregrinar de escuela en escuela hasta casi
agotar más las fuerzas que la intención.
Intentó mover sus escasas relaciones, invirtió
varios días desde que aún no asomaba la luz matinal
y hasta que el sol se había ocupado por completo en el
horizonte, es decir, que cuando se menciona "Días
completos" hay que hacer referencia a las actividades que
iniciaban entre las dos o tres de la madrugada, hora en que se
trasladaban a la escuela en turnos fin de tratar de ser de los
primeros en la fila, en la larga fila de padres que al igual de
desesperados se formaban con la idea de lograr una audiencia que
en muchas ocasiones llegaban a tener una duración de
cuando mucho un par de minutos y que la mayoría y que en
la mayoría de las ocasiones tenían como resultado
una irrevocable negativa que se reflejaba en el gesto con el que
salían desalentados tanto el padre o la madre como el
hijo.
El orgullo paterno se doblegó y por
una rara ocasión solicitó la ayuda a fin de que
intercediera con uno de sus compadres que casualmente
fungía como director de una Escuela Prevocacional. El
único inconveniente era que estaba ubicada en un de los
peores barrios de la Ciudad.
Al fin y al cabo, por fin lograron su
objetivo y en dos días inició sus estudios de
instrucción secundaria.
A pesar de su escondida personalidad se
desarrollaba como un estudiante modelo y tal vez sí se
hubiera decidido por una sola de sus personalidades hubiera
destacado y eso en el ámbito mundial ya que habría
resultado un magnifico profesional o igual un magnifico
delincuente ya que para el primer aspecto se hizo costumbre que
siempre destacara ubicándose en el primer lugar del Cuadro
de Honor y eso sin tener que recurrir a trampas o algún
otro tipo de fraude de los que acostumbran los estudiantes con el
fin de desatacar y de esa manera colocarse en alguna universidad
e prestigio sin tener que llegar al sacrificio real que
representan las Becas Deportivas. Para lo segundo siempre
mostró dotes de liderazgo nato de manera que siempre
dirigía sin llegar a ensuciarse las manos con alguno de
los trabajos que le eran encomendados. Así regenteó
un nutrido grupo de golpeadores que se encargó de
boicotear a base de extrema rudeza cualquier movimiento que
resultara en contra de las ambiciones del Secretario de
Gobernación en su afana desmedido por cambiar su despacho
en Bucareli, por cierto montado y decorado a todo lujo con muy
buen gusto, cómodo y elegante por el despacho en Palacio
Nacional y precisamente el correspondiente al Primer Mandatario
que se ubica en el segundo piso ala poniente con vista directa a
la plancha del Zócalo, a los portales de enfrente, al
edificio del Departamento del Distrito Federal, a la Ciudad misma
y al asta monumental en el centro de la misma Plaza. Y todo esto
simple y sencillamente a cualquier precio.
Se veía recibiendo a los acarreados
trabajador4es que siguiendo las ordenes de sus lideres, los que
recibían a la vez, mandos como títeres desde la
cúpula de la CTM. Ahí estarían cual gusanos
los trabajadores de PEMEX, de CFE, los de gobierno, los de todas
las dependencias de gobierno. Todo con el fin de seguir
conservando su tajada del presupuesto.
Se veía halando el cordón que
acciona la Campana de Dolores cada 15 de septiembre en la
Ceremonia del Grito por los siguientes seis
años.
Se veía acompañado por su
familia en el Palco Central en ocasión del Desfile del
siguiente día o el Día del Trabajo o el del
aniversario de la Revolución.
Y de toda esta ambición resultaban
extremos que como terminales recibían mandatos para
responder como autómatas y cumplir la estrategia que
dictaban las estrategias de la campaña a favor del
Licenciado Lugo Cervantes Del Mar.
Su error o uno de sus errores fue iniciar
actividades paralelas tanto escolares como las de golpeador. Para
esas fechas ya había pasado algún tiempo en los que
sentía el correr de la emoción, esa
sobreproducción de saliva, ese apretar los dientes, ese
movimiento un tanto cuanto involuntario similar a un tamborileo
de los dedos, ese aguzamiento tanto de oído como de la
visual y aún más hasta del olfato.
No había apuntes, no
fotografías. Todo estaba en su mente, todo calculado con
malévola y medida precisión. No podía
fallar.
Una semana antes se había reunido
con tres de sus conocidos a los que les tenía mucha
confianza; "El Fangio" designado como chofer y que
conduciría el auto en el cual huirían y que a
escasas ocho cuadras se encargaría de abandonar el primer
vehículo y lo cambiaría por un segundo auto que
estacionaría en la calle de Hamburgo. Por supuesto que
ambos vehículos serían robados horas antes, se les
cambiarían las placas y recibirían un rápido
cambio en el color de la pintura de la carrocería. "El
Steve", por aquella serie televisiva de "El Hombre
Biónico" y que tenía una agudeza visual y auditiva
muy por encima del promedio y que sería el encargado de
vigilar y detectar cualquier anomalía. "El Smith" porque
siempre andaba armado con una "Smith and Weson" la que operaba
con increíble precisión. Él se
encargaría de intimidar a la cajera una empleada que
aparentemente era la de mayor antigüedad en esa oficina y
que era conocida y apreciada por todo mundo y también al
guardia que en realidad, ambos parecían personajes sacados
de una escenografía de esas películas en blanco y
negro que ahora solo se pueden ver en la
televisión.
Toda esa cuidadosa planeación
tenía una pequeña gran falla y esta
consistía en que no estaba del lado correcto.
"El Fangio" tuvo la osadía o tal vez
ocurrencia de hacerse de una chamarra como las que usan los
encargados de estacionar los autos en los restaurantes elegantes
o no tan elegantes pero que con esa presencia pretende darle una
cierta categoría a la vez que se evitan aglomeraciones de
autos frente a la entrada del establecimiento. Esperó
pacientemente la llegada de un cliente al que había
observado por espacio de una semana y que estaba seguro que
tardaría cuando menos cuatro horas mismas que
invertiría en una comida-junta con su posible cliente y
otra junta para degustar un postre acompañado con una taza
de humeante café y que serviría para afinar la
presentación final de su próxima y final
propuesta.
Hábilmente se intercaló en la
fila de acomodadores y extremó sus atenciones al recibir
el BMW blanco en el que llegó su victima y hasta se
ofreció para encerarlo para lo cual tuvo el atrevimiento
de preguntar; Cuánto tiempo estimaba tardarse a lo que
recibió como respuesta que tardaría cuando menos de
cuatro a cinco horas ya que pensaba y esperaba cerrar un contrato
a lo que como respuesta le regresó la misma frase en el
sentido que no se preocupara que lo iba a dejar listo y
deslumbrante para que aguatara la estación de lluvias que
ya se avecinaba. Su plan era hacer uso del auto en la primera
etapa de la huida posterior al asalto y regresarlo sin que su
propietario notara nada extraño hasta que fuera detenido
por al menos una media docena de patrullas por conducir un
vehículo que estaba involucrado en un asalto y mientras
corrían las aclaraciones y entre que son peras o son
manzanas pasaría un muy mal rato. Claro que finalmente
saldría bien librado una vez que hubiera aclarado su
permanencia en el restaurante donde era ampliamente conocido como
cliente frecuente, aunque tendría que alargar su mal rato
pasando cuando menos toda la noche en los Separos de la
delegación más cercana o adonde se les antojara a
los patrulleros remitirlo para someterlo a largos e interminables
interrogatorios mientras que "El Fangio" se desternillaría
una y otra vez recordando su travesura al tiempo que empinar el
codo con su caballito de tequila, tras otro y tras otro
así hasta agarrar una borrachera de pupila
fija.
"El Steve" mantuvo un exhaustivo
entrenamiento y pasaba horas enteras escuchando con sus
audífonos música clásica interpretada por
orquestas sinfónicas y se daba a la tarea de separar
sonidos e identificar todos y cada uno de los instrumentos que
intervenían en la ejecución. También aguzaba
la vista leyendo el periódico a una distancia de cinco
metros retirándolo paulatinamente de medio metro cada vez
hasta llegar a tener a una distancia de ocho metros y medio. Su
agudo sentido del olfato consideró que no lo
requeriría por lo que no le prestó mucha
atención.
"El Smith" hizo gala de sus contactos en el
Pentágono de Tiro del Estado Mayor Presidencial y
consiguió asistir a cuando menos una sesión diaria
de práctica. Era ampliamente reconocido y admirado por su
habilidad en obtener las más altas puntuaciones tanto en
blancos fijos como en móviles inclusive en repetidas
ocasiones fue invitado a formar parte del Cuerpo Adjunto como
responsable directo de la seguridad personal del mismo Presidente
de la República, pero "El Smith" pertenecía a otro
mundo, al mundo de los adrenalinomanos.
Los cuatro estaban en la cima de la
emoción, se reunieron la noche anterior en e "Penthouse"
que ocupaban muy discretamente en un edificio de cuatro pisos
ubicado al lado del vetusto puente de la Avenida Insurgentes, la
Avenida más larga del Distrito Federal y tal vez de toda
la América Latina. En realidad era un cuartito de azotea
que por una módica cuota mensual le servía a De
Jesús, aparentemente como estudio ya que ahí
atestaba los libros que adquiría de acuerdo a la lista que
invariablemente le eran recomendados como libros de texto al
inicio de cada ciclo escolar.
Realmente era su refugio personal que
además aprovechaba para sus esporádicas y bien
espaciadas reuniones normalmente la noche anterior,
víspera de alguna acción delictiva.
Esa noche no se hablaba de las actividades
que les esperaban, aunque su plan era repasado por cada uno de
los convocados y mentalmente sincronizaban con precisión
cronométrica todas y cada una de las responsabilidades que
de acuerdo a sus muy personales habilidades les daba oportunidad
de tener acción en el ilícito que se había
maquinado en la mente del que actuaba y reconocían como
líder.
Su costumbre, como resultado de las
indicaciones establecidas por el que comandaba al grupo, era no
beber otro líquido que fuera diferente al café o
té ya que el alcohol estaba estrictamente prohibido al
igual que cualquier tipo de droga a no ser cigarrillos de venta
libre, es decir, de esas marcas que se pueden adquirir a la vista
de cualquier persona y que cuando mucho repercutirán en su
organismo como el terrible cáncer pero que de ninguna
manera los harán sentir como héroes; -Nada de
"Heroína"-. Anticipaba De Jesús y todos lo acataban
como orden militar aunque fumaban como por contrato y solo las
máquinas de vapor lanzaban más humo en cada Chuku,
chuku. Esos "taquitos de Cáncer" eran consumidos al igual
por todos y cada uno de los ahí reunidos. Tampoco se hacia
referencia al próximo evento y solo se entretenían
platicando y comentando algún evento deportivo ya que
también los temas religiosos al igual que los
políticos quedaban relegados de sus tertulias.
De Jesús decía que cada cual
sus rollos y lo mejor era no "Meterse en Camisa de Once Varas"
tratando de entender todas esa cosa que los católicos
aceptaban por dogma. ¿Dogma?, ¡La manga! Y ni que
decir de la política sí es que la vivían muy
de cerca y sabían de sobra las cochinadas que en nombre de
ella se hacían igual de cochinas que lo que se
hacía tomando como pretexto la religión y eso,
pensaba y sostenía, no tan solo con el catolicismo sino
con cualquier religión. Cada cual tenía su concepto
muy personal de su Ser Superior y así lo aceptaban
calladamente. Aceptaba la existencia de un Ser Superior pero no
la de alguien que se creía superior y por ese simple hecho
quisiera mangonear a su antojo o al antojo de un sistema,
político o religioso a sus congeneres.
En ocasiones hizo gala de su destreza para
pulsar una guitarra, regalo de una de sus sobrinas y que siempre
lo acompañaba en alguna larga noche en las que la
melancolía lo invadía y pasaba largas y solitarias
noches bohemias arrancando nostálgicas notas al sonoro
instrumento. Se instalaba justo en el quicio de la puerta, la
única, que estaba orientada hacía el oriente de
manera que en ocasiones alcanzaba a distinguir perfectamente la
silueta de los imponentes volcanes justo a la aparición de
la Luna y después de algunas horas con la salida del astro
rey. También apreciaba el contorno de los edificios de la
Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, el edificio de
Relaciones Exteriores, las torres del templo de Santiago sito a
un lado de la Plaza de las Tres Culturas, donde varios
años adelante tendrían lugar los tan tristes y
violentos eventos del dos de octubre del sesenta y
ocho.
Y aunque su pericia para pulsar
adecuadamente las cuerdas de su guitarra no se comparaba con su
escasa o casi nula gracia en cuanto a su voz lo que le
permitía acompañar las melodías arrancando a
tan sólo seis cuerdas, únicamente en su mente y
como Él mismo comentaba aún pensando la letra de
tal o cual canción, la llegaba a desafinar.
En ese año ya se había
graduado en la Escuela Superior de Comercio y
Administración como Licenciado en Comercio Exterior y lo
había logrado obteniendo el primer lugar de su
generación que la componían ochenta y seis
condiscípulos.
Bien y sin mucho esfuerzo habría
logrado ubicarse en un muy buen puesto ejecutivo ya fuera en el
Sector Privado tanto como en el Sector Público. No bien
hubo de haber terminado la ceremonia de graduación ya
había sido abordado por dos "Caza Talentos" de empresas
privadas, de esas que formaban a su vez parte de poderosos
consorcios
trasnacionales, inclusive se le
acercó el mismo Sub-Secretario de Comercio, por cierto que
era quien había fungido como Padrino de esa
generación de pasantes.
Fue objeto de un especial saludo y de la
entrega personal de su tarjeta de presentación
acompañada de un simple comentario;
Felicidades, lo espero en mi oficina
para tomarnos una buena taza de café de Coatepec, del
que le gusta.
De Jesús solo sonrió, se
guardó la tarjeta sin siquiera mirarla a pesar de la
distinción que representaba el haberla recibido
directamente del Sub-Secretario.
A su lado esperaban turno sus padres para
felicitarlo y cumplir con el protocolo no establecido para esos
casos. A su derecha y estrechando su antebrazo con una muestra de
auténtico orgullo y algo más que amistad, su
compañera por cuando menos los cuatro años durante
los que había cursado sus estudios de
licenciatura.
Había entre los asistentes una
persona que le era totalmente desconocida tanto al cuadro docente
como a los miembros de la generación.
En un momento dado aprovechó que se
acercó a la mesa que a un lado del salón
habían instalado por cortesía de una firma
refresquera, una empresa vitivinícola y un afamado
restaurante, donde por cierto, por la noche tendría
verificativo el consabido y tradicional Baile de
Graduación. Era un buscador de afamada y reconocida
universidad de Estados Unidos que en un par de días y a la
mesa del Restaurante del Lago, le ofrecería una jugosa
beca para cursar estudios de Maestría en Comercio
Internacional, nada menos que se trataba de la afamada y
mundialmente solicitada Universidad de Taft de donde
habían egresado los negociadores más afamados en la
historia moderna.
Los ofrecimientos fueron escuchados y las
felicitaciones archivadas en el expediente del olvido. A la
única persona que le prestó algo más que
atención fue a la que sería su pareja por varios
años e inclusive con la que llegaría a procrear un
varón y su pareja, una agraciada nena cuya gracia era su
dulce mirada y su angelical sonrisa.
Por fin todo había terminado, bueno
en esa etapa. ¡No más libros, no más
lápices, no mas trabajos por entregar!
Años atrás conoció a
quien solo identificaría como "El Smith" sobrenombre que
adquirió cuando reemplazó su Veretta por la Smith
and Weson que lo acompañó hasta agotar los
proyectiles y el parque de su propia existencia.
"El Smith" era hijo de familia, la que
poseía entre otras, una mansión en el mismo
Pedregal de San Ángel, una zona muy exclusiva al sur de la
Ciudad.
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