Ideas para articular el pensamiento martiano y marxista-leninista: Una visión en el Siglo XXI
Resumen
La Revolución Cubana tiene como fundamento
ideológico el pensamiento martiano y el
marxismo-leninismo. Para nosotros, revolucionarios cubanos
convencidos, esto puede parecer una "verdad de Perogrullo" sin
embargo la experiencia docente y el contacto social con otros
estratos –ya no solo alumnos y docentes– nos da la medida
que en ocasiones son insuficientes los argumentos para articular
de manera razonada y convincente esta relación
dialéctica entre el pensamiento martiano y el
marxismo-leninismo.
Este tema ha sido abordado ampliamente –desde
diferentes ópticas- por prestigiosos investigadores
cubanos y extranjeros, en lo fundamental luego del Triunfo
revolucionario el 1ro de enero de 1959, pero soy del criterio que
en la medida que se refuerza el orden económico
internacional caracterizado por la globalización y la
barbarie capitalista, se hace necesario –digo más,
imprescindible- la revitalización del debate
teórico y práctico de las teorías
políticas más avanzadas de su tiempo en Europa y
Latinoamérica.
No basta con decir que en nuestro proceso revolucionario
se funden el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo, es
preciso dotar a los hombres y mujeres sujetos de ese proceso de
herramientas que les permitan demostrar esta interrelación
dialéctica. Esta necesidad se intensifica en el contexto
de la Batalla de Ideas donde nuestros adversarios
ideológicos, entre otras estratagemas, utilizan la
contraposición de Martí y Marx, de Martí y
el socialismo, ya con la tergiversación de las fuentes o
con el análisis simplista y malintencionado fuera de las
circunstancias históricas.
De tal manera en este artículo el autor pretende
un análisis contemporáneo de la problemática
a partir de referencias bibliográficas de autores
especializados, que conduzcan a alcanzar esa
fundamentación ideológica de nuestro proceso
revolucionario.
En ese sentido se plantean a través del
artículo una serie de interrogantes que van conduciendo al
lector a tener una idea sobre la conformación
ideológica martiana y luego sus imbricaciones manifestadas
y presumidas conceptualmente y en principios con el ideal
socialista. Nuestro ánimo no es sugestionar a quien aborde
el trabajo para que crea de facto en esta articulación
ideológica, por el contrario, damos razones para
persuadir.
PALABRAS CLAVES:
Martí, Marx, ideología, revolucionario,
socialismo, martiano, marxista, obreros,
política.
Introducción
El tema de la relación entre el pensamiento
martiano y el marxismo-leninismo ha sido abordado ampliamente
–desde diferentes ópticas- por prestigiosos
investigadores cubanos y extranjeros, en lo fundamental luego del
Triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959, pero soy del
criterio que en la medida que se refuerza el orden
económico internacional caracterizado por la
globalización y la barbarie capitalista, se hace necesario
–digo más, imprescindible- la revitalización
del debate teórico y práctico de las teorías
políticas más avanzadas de su tiempo en Europa y
Latinoamérica.
La Revolución Cubana tiene como fundamento
ideológico el pensamiento martiano y el
marxismo-leninismo. Para nosotros, revolucionarios cubanos
convencidos, esto puede parecer una "verdad de Perogrullo" sin
embargo la experiencia docente y el contacto social con otros
estratos –ya no solo alumnos y docentes- nos da la medida
que en ocasiones son insuficientes los argumentos para articular
de manera razonada y convincente esta relación
dialéctica entre el pensamiento martiano y el
marxismo-leninismo.
De tal manera en este artículo el autor pretende
un análisis contemporáneo de la problemática
a partir de referencias bibliográficas de autores
especializados, que conduzcan a alcanzar esa
fundamentación ideológica de nuestro proceso
revolucionario.
No basta con decir que en nuestro proceso revolucionario
se funden el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo, es
preciso dotar a los hombres y mujeres sujetos de ese proceso de
herramientas que les permitan demostrar esta interrelación
dialéctica. Esta necesidad se intensifica en el contexto
de la Batalla de Ideas donde nuestros adversarios
ideológicos, entre otras estratagemas, utilizan la
contraposición de Martí y Marx, de Martí y
el socialismo, ya con la tergiversación de las fuentes o
con el análisis simplista y malintencionado fuera de las
circunstancias históricas.
Por eso deseamos aportar un grano de arena al intenso
debate que ha generado siempre la definición del
pensamiento político e ideológico de Martí
con sus naturales interpretaciones a conveniencia. Ofrecer una
panorámica, desde mi perspectiva personal, de cómo
se funden en la actualidad latinoamericana los pensamientos
marxista-leninista y el martiano con el resurgir de la izquierda
y la concepción del Socialismo en el siglo XXI.
Los revolucionarios de hoy sabemos que se debe buscar
una alternativa al orden actual, pero tenemos el deber de pensar
y repensar esta alternativa y ofrecerles a nuestros hijos y
nietos un camino que conduzca al verdadero bienestar
humano.
En esa búsqueda creo que el pensamiento martiano
ofrece un paralelismo oportuno y enriquecedor al pensamiento
socialista y viceversa, pueden ser como dos mitades que se
juntan; sin caer en estrecheces, dogmatismos o esquemas de ideas,
simplemente, tomando de cada cual lo necesario.
Quedarán lagunas que sólo podrán
ser llenadas por el caudal de las reflexiones de cada uno de
nosotros, nuestra intención no es ser concluyente, nuestra
meta es invitar al estudio, generar el indispensable debate que
motiva Martí y la construcción de un mejor
socialismo, más justo y humano, que emancipe en la Tierra
a los pobres del mundo.
Desarrollo
Aún cuando no podemos definir a Martí como
un filósofo, su ideario filosófico es vasto y
nutrido con el devenir científico más exquisito de
la época que le tocó vivir. Hombre estudioso y
acucioso por el saber, supo interpretar lo más avanzado en
teoría y práctica filosófica creando una
armazón de ideas, que no por inacabada, le faltó
solidez.
¿Cómo podemos periodizar o estructurar la
conformación ideológica del pensamiento
martiano?
-Según la periodización asumida por la
Doctora Olivia Miranda en su libro "Historia, cultura y
política en el pensamiento revolucionario martiano"
podemos señalar dos grandes etapas en la vida y obra de
José Martí, delimitadas por un lapso comprendido
entre 1886 y 1887 momento en que culmina el devenir formativo y
se produce un tránsito hacia la madurez ideológica
al alejarse en lo fundamental del liberalismo y asumir el
democratismo profundamente revolucionario.
El arribo en 1880 a Estados Unidos marca dos
períodos en la primera de estas dos etapas.
El que se inicia con la adolescencia presenta momentos
de especial importancia, como el que transcurre desde su
encuentro con Rafael María Mendive y su marcha como
desterrado político a España luego de su estancia
en presidio. Desde su condición de estudiante pobre,
gracias a la relación con su maestro, Martí
entró en contacto con la vida política no
sólo en los medios académicos, sino sobre todo en
las tertulias con su mentor, en las que se reunían
intelectuales de diverso credo político, incluidos los
reformistas.
La experiencia vivida en el presidio le muestra en toda
su abyección los horrores de la dominación colonial
que se graban para siempre en su fina sensibilidad.
España le proporciona una considerable
ampliación del horizonte cultural e ideológico. Se
trata del segundo momento de este período inicial de su
etapa formativa, que transcurre desde 1871 hasta su salida de la
península luego de la derrota de la débil y
vacilante República. Es en este momento que escribe "El
presidio político en Cuba" y la "República
Española ante la Revolución Cubana".
Un tercer momento de este período inicial
formador del pensamiento martiano es el que se enmarca entre
1874, cuando llega a México procedente de España
–exactamente de Francia– y 1878, en que regresa a Cuba por
breve tiempo, México y Guatemala primero, y luego
Venezuela y Costa Rica, ponen a Martí en contacto directo
con la realidad de las repúblicas latinoamericanas tanto
en lo que concierne a la situación político-social,
como en lo referido al movimiento intelectual y
artístico.
Entre 1871 y 1879, Martí se familiariza con
corrientes de pensamiento de cierta relevancia en el
ámbito iberoamericano, como el krausismo,
por medio del cual tal vez entra en contacto con la
filosofía clásica alemana, conoce las obras de
Balmes, considerado como el punto de
tránsito entre la Ilustración y el
espiritualismo cousiniano en España; con
el positivismo y el liberalismo
político y económico ibérico, además
las tendencias actuales en el movimiento obrero español,
latinoamericano y cubano.
Una vez radicado en Estados Unidos (1880) y hasta 1886,
transcurre el segundo período de esta primera etapa
formativa de su pensamiento.
El rasgo más significativo de la evolución
de sus ideas por estos años es el abandono progresivo de
la primigenia imagen idealizada de la sociedad norteamericana
como país libre y democrático por excelencia, que
acompañó su admiración por el impetuoso
desarrollo científico-técnico que allí
tenía por entonces. Las "Escenas norteamericanas" de estos
años son muestra fehaciente de ello. Ya las "Escenas
norteamericanas" entre 1886 y 1887, entre ellas ¨Nueva York
en junio¨, ¨El cisma de los católicos en Nueva
York¨, ¨La excomunión del padre McGlynn¨ y
¨Un drama terrible¨, muestran claramente el abandono por
Martí de esta inicial idealización de la realidad
norteamericana.
Por entonces llega Martí a la conclusión
de la inevitabilidad del choque violento entre el trabajo y el
capital, diciendo lo siguiente y cito: "Estamos en plena lucha de
capitalistas y obreros. Para los primeros son el crédito
en los bancos, las esperas de los acreedores, los plazos de los
vendedores, las cuentas de fin de año. Para el obrero es
la cuenta diaria, la necesidad urgente e inaplazable, la mujer y
el hijo que comen por la tarde lo que el pobre trabajó
para ellos por la mañana. Y el capitalista holgado
constriñe al pobre obrero a trabajar a precio ruin"
–y agrega- "El trabajador que es aquí el Atlas, se
está cansando de llevar a cuestas el mundo, y parece
decidido a sacudírselo de los hombros, y buscar modo de
andar sin tantos sudores por la vida".
Como se nota, ya Martí siente la necesidad que
existe de cambios profundos que subvirtieran el sistema y los
nexos entre la explotación obrera y la política
expansionista hacia Nuestra América.
La cotidiana labor periodística contribuye a
ponerlo en contacto con el movimiento cultural norteamericano,
latinoamericano y europeo y ampliar sus conocimientos sobre las
corrientes científicas en boga por entonces en Estados
Unidos: el darwinismo, el populismo y las versiones
estadounidenses del socialismo utópico, el anarquismo, el
reformismo, al tiempo que recibe las primeras noticias de las
concepciones marxistas en las que –al parecer- no
llegó a profundizar.
Todo ello influye decisivamente en la ruptura con el
liberalismo y en la conformación de su ideario
demócrata, antiimperialista, profundo y radicalmente
revolucionario.
En 1889 y 1891, durante la celebración de las
conferencias Internacional Americana y Monetaria Internacional,
el pensamiento antiimperialista de Martí se muestra en su
plena madurez. Las crónicas sobre estos eventos así
lo demuestran, en "Nuestra América" desarrolla todo un
programa encaminado a impedir la consumación del dominio
económico –político al que aspiran los
Estados Unidos sobre los pueblos al sur del Río
Bravo.
Creado en 1892 el Partido revolucionario Cubano, luego
de la fundación del periódico ¨Patria¨,
Martí se dedica de lleno a organizar la guerra y a
divulgar y esclarecer sus objetivos y fines, una vez que ha
logrado la unidad entre el país y la emigración
entre los nuevos y los viejos combatientes.
-Luego de esta propuesta de conformación
ideológica de Martí, es menester
preguntarnos:
¿Hasta qué punto conoció
Martí la teoría marxista y los enunciados del
socialismo en sentido general?
El 14 de marzo de 1883 fallece Carlos Marx. En la ciudad
de Nueva York –donde radicaba Martí- se produjeron
actos en su honor, donde trabajadores de todos los partidos y
tendencias se juntaron en un acto multitudinario que fue
reseñado por Martí en crónica fechada el 29
de ese mismo mes y publicada en dos partes, en el
periódico La Nación de Buenos Aires, el 13 y el 16
de mayo de ese año 1883. El relato constituye un homenaje
al luchador caído y un testimonio excelente de su
posición ante la lucha social. Llamo la atención en
este fragmento: "Ved esta gran sala, Karl Marx ha muerto. Como se
puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace
bien el que señala el daño, y arde en ansias
generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio
blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres
sobre los hombres".
En este fragmento como en el resto de la crónica
se nota la admiración pero también el
enjuiciamiento. Este es un primer elemento para comenzar a dudar
de algunos autores que manifiestan categóricamente que
Martí no profundizó en la teoría marxista.
Pero vale la pena preguntarse: ¿Alguien como Martí,
con su avezado olfato periodístico y poder de
análisis, sería capaz de enjuiciar a una
personalidad mundialmente conocida como Marx sin conocer, al
menos medianamente, sus ideas?
Mi respuesta es negativa. Martí debió
estudiar en alguna medida la teoría marxista para poder
realizar de manera madura sus interpretaciones sobre los
métodos del marxismo.
Arroja luces a nuestro criterio un elemento que
manifiesta Roberto Fernández Retamar en su
artículo: "Martí, Lenin y la Revolución
Anticolonial". Refiere Retamar que entre las razones que pueda
haber para que el periodista Carlos Anderson Dana sea recordado,
hay una singular. El haber sido editor en los Estados Unidos,
sucesivamente de sus contemporáneos Carlos Marx y
José Martí, con quienes además mantuvo
relaciones de amistad.
Durante diez años (1851-1861) en su calidad de
editor-jefe del periódico New York Daily Tribune,
publicó decenas de artículos de Marx y
Engels.
En 1880, aún en vida de Marx, Martí
empieza a publicar en el New York Sun, el nuevo diario del cual
Dana es director, y seguirá colaborando con él
hasta sus últimos días.
Aunque Martí no mencione en sus crónicas
textos concretos de Marx –señala Retamar- parece
improbable que Martí, voraz lector, en especial de
periódicos, no hubiera leído, al menos, los
trabajos que su propio editor y amigo Dana, había
publicado sólo unos años antes, en su
periódico. Incluso algunos de estos trabajos de Marx
abordaban problemas de la colonia, incluso problemas
latinoamericanos, de los que el cubano llegó a tener una
caudalosa información y que constituyeron su
preocupación histórica cardinal.
Pero se impone una cuestión:
¿Por qué Martí no comparte los
métodos de lucha de Marx al punto de
enjuiciarlos?
-Parece seguro que Martí no distinguió la
especificidad del pensamiento de Marx, aquello que lo
diferenció radicalmente de otros socialistas con los que
Martí dejó mezclado su nombre: Saint
Simon, Fourier, Karl Marlo y
Bakunin.
Como reconoce Retamar en el artículo citado
anteriormente, la problemática de Martí no era la
de un país capitalista avanzado, con un proletariado
desarrollado; su problemática –y su práctica
y teoría correspondientes- eran las de un país
colonial, que contaba con un escaso proletariado que incluso
conoció oficialmente la esclavitud hasta 1886, y que
tenía por delante la tarea inmediata de su
liberación política, para lo cual le era menester
no avivar aún la lucha de clases en el interior de su
país.
Influye también en Martí su profundo
sentido humanista –en ocasiones casi utópico- y el
concepto de crear un frente de lucha común "Con todos y
para el bien de todos".
Según el análisis que realiza el
historiador cubano José Cantón Navarro en su libro:
"Algunas ideas de José Martí en relación con
la clase obrera y el socialismo". El socialismo que Martí
conoció en los Estados Unidos era una teoría
confusa, preñada de interpretaciones erróneas de
las ideas marxistas – Engels criticó esto en varias
ocasiones- y marcada además por elementos de anarquismo,
hacia los cuales Martí sentía un profundo
desprecio, pues elementos anarquistas dentro de Cuba
hacían una intensa labor de zapa y oposición a la
Guerra Necesaria que incluso llegó hasta la
emigración, y tuvo en Martí un firme
denunciante.
Pero: ¿Negar la forma, es negar el contenido, no
compartir métodos es diferir en esencia?
Será casual su entusiasmo por las ideas del
economista Henry George, que entre otras cosas planteaba la
necesidad de nacionalizar la tierra. Para Martí hay que
resolver el problema de la tierra. En 1877 ve la solución
del mismo en la distribución de la tierra en
pequeñas parcelas, y plantea que cada campesino debe
poseer un pedazo de tierra. Diez años más tarde
(1887) analizando el fenómeno de la apropiación de
la tierra americana por propietarios extranjeros, se vuelve
contra eso y plantea: "que los bienes de uso común
(derechos, vías, tierras, propiedades) no deben ser
propiedad privada.
Será casual que como demuestra el estudioso
mexicano Paul Estrade en su trabajo "Un socialista mexicano,
José Martí" fuera designado delegado al primer
Congreso Obrero en México en 1876 representando a una
sociedad llamada Esperanza de Empleados. Que colaboró
activamente como redactor del periódico El Socialista y
también en la Revista Universal en la que se había
expresado en términos que se aproximan mucho a una
concepción materialista del problema social. Al describir
la agitación de los trabajadores, con motivo de una huelga
de meseros, dice lo siguiente: "Así nuestros obreros se
levantan de masa guiada a clase consciente. Saben ahora lo que
son, y de ellos mismos les viene la influencia salvadora". Esto
es, ni más ni menos, el concepto de clase en sí y
para sí del materialismo formulado en otras
palabras.
En la propia Revista Universal ha dicho Martí:
"El artesano que comienza a tener conciencia de su propio valer,
se rebela contra el capitalista dominante". Lo que demuestra su
clara visión acerca de la lucha de clases, y su
solidaridad con los trabajadores.
Desde esta perspectiva veamos brevemente su
análisis del texto de Herbert Spencer, y lo que sobre el
autor, nos dice el Maestro. Después de poner en manos del
lector varias opiniones de Spencer respecto a los peligros que
acarrearía para Inglaterra aquel tipo de socialismo, y
comentar algunas de ellas, Martí lo emplaza al final del
artículo de esta manera, cuya parte esencial
señalo:
Y en todo este estudio apunta Herbert Spencer
las consecuencias posibles de la acumulación de funciones
en el Estado, que vendrían a dar en esa dolorosa y
menguada esclavitud; pero no señala con igual
energía, al echar en cara a los páuperos su
abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la
riqueza pública dividida con tal inhumanidad en
Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y
desesperación a seres humanos que se roen los puños
de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y erguidos
otros seres humanos que con las rentas de un año de sus
propiedades pueden cubrir a toda Inglaterra de
guineas.
Y termina lapidario Martí:
Nosotros diríamos a la política:
¡Yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca
yerra.
Es decir, para él, que había echado su
suerte "con los pobres de la tierra", era aún preferible
aquel socialismo con imperfecciones, que el estado de cosas que
prevalecían en aquella sociedad en ese
momento.
En una carta respuesta a su amigo Fermín
Valdés Domínguez, quien había asumido, este
le señalaba: "Por lo noble se ha de juzgar una
aspiración y no por esta o aquella verruga que le ponga la
pasión humana". Y continúa: "Dos
peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las
lecturas extranjerizas, confusas e incompletas; y el de la
soberbia y rabia disimulada de ambiciosos que para ir
levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener
hombros en alzarse, frenéticos defensores de los
desamparados…pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo,
como en las sociedades mas iracundas y de menos claridad natural:
explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tu lo
sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa
justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla. Y
siempre con la justicia, tu y yo, porque los errores de su forma
no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa.
Muy bueno, pues lo del 1ro de Mayo". (T.3, p.
168)
No sería casual tampoco su relación
revolucionaria y de amistad con Carlos Baliño y Diego
Vicente Tejera; el primero fundador junto a él del Partido
Revolucionario Cubano y 33 años después junto a
Mella del Partido Comunista de Cuba y el segundo creador en 1899
del Partido Socialista Obrero, primer ente político de
orientación marxista organizado en Cuba –aunque de
vida efímera-.
No por gusto -o por error- las ideas de Martí
fueron ampliamente opacadas o tergiversadas por los
apóstatas de la República Neocolonial que
veían en el pensamiento martiano una amenaza a sus ansias
de ver a Cuba bajo las botas yanquis.
Y tampoco por error lo tomaron como guía
espiritual y de acción Julio Antonio Mella, Rubén
Martínez Villena, Antonio Guiteras y luego la
Generación del Centenario dirigida por Fidel. Como
referencia pueden servir: "Glosas al pensamiento de José
Martí" escrito por Mella y la Historia me
Absolverá, el alegato de defensa de Fidel por los sucesos
del Moncada. Las ideas centrales de la República Moral
Martiana coinciden en unicidad y coherencia con los principios
éticos, teóricos y prácticos de la
Revolución Cubana.
¿Cómo se complementan el pensamiento
martiano y las ideas del socialismo a la luz del siglo
XXI?
Hay que partir del hecho que las ideas –el ideal-
socialista fue durante muchos años vapuleado,
esquematizado y estigmatizado al punto de involucionar
significativamente, herido de muerte quedó con el derrumbe
del ¨modelo¨ casi divino impuesto en Europa.
Afortunadamente ya hace varios años que el fantasma de
Marx vuelve a recorrer el mundo pero para bien de la Humanidad el
ideal socialista resurge revitalizado, los dogmas al estilo
staliniano o maoísta han quedado detrás.
El socialismo en el siglo XXI se apega decididamente a
la filosofía de la praxis del genial Gramsci; al marxismo
autóctono, indígena del peruano José Carlos
Mariátegui; se funde con el bolivarismo y pone al hombre
como el centro de los procesos y principal protagonista de su
destino, que no niega la existencia de un ser divino, que respeta
creencias y acepta diferencias de criterios, pero que al decir de
Martí: "Hay un Dios: el hombre, hay una fuerza divina:
todo. El hombre es un pedazo de cuerpo infinito, que la
creación ha enviado a la Tierra vendado y atado en busca
de su padre, cuerpo propio".
En la escala de valores martiana, el hombre es el mismo
Hombre Nuevo que mencionaba el Che y es ése el que
construirá el socialismo en el siglo XXI, según las
características, condiciones e idiosincrasia de cada
país y su pueblo.
Dicho esto definamos una cuestión:
¿Pudo ser marxista Martí?
Definitivamente no. En las colonias de su época
no había –ni podía haber- un solo marxista
real, porque no había todavía la
problemática y la práctica a que se refería
Marx, porque no había todavía una acción de
la que aquel "marxismo" pudiera ser guía.
¿Qué relación concreta tienen
entonces Martí y el socialismo?
Siguiendo la línea de pensamiento del profesor
Jorge Ibarra en su estudio: "José Martí: dirigente
político e ideólogo". La relación del
pensamiento martiano con el pensamiento marxista debe analizarse
de manera prudente y rigurosa. La crítica martiana de la
realidad social partía, de posiciones teóricas
distintas a las del marxismo. De acuerdo con los conceptos que
usa el filósofo húngaro Andras Gedo para definir la
relación de algunos sistemas teóricos modernos con
el pensamiento de Marx, el sistema ideológico martiano se
encontraría dentro de una tendencia a la
aproximación al marxismo, que aún no es el
tránsito al marxismo.
El pensamiento martiano pudo plantearse correctamente la
solución de una serie de contradicciones sociales. A pesar
de los límites de su época pudo describir y
explicar los mecanismos psicológicos que movían a
los portadores de las relaciones sociales capitalistas, la
tendencia a la dominación continental del imperialismo.
Sin llegar a integrar una síntesis filosófica o una
teoría social coherente, Martí pudo prever el
desarrollo histórico del capitalismo estadounidense y su
enfrentamiento inevitable con los países de Nuestra
América.
Su crítica social a los móviles
mercantiles de la clase burguesa y al poder de los monopolios,
desde las posiciones de vanguardia del movimiento de
liberación nacional cubano y de su sistema de valores
éticos, fue una de las más avanzadas y profundas de
la época, por no decir la de mayor calado histórico
en América.
Las coincidencias y confluencias, los avances y retrasos
de Martí en relación con el pensamiento marxista en
nuestro continente, constituye una demostración
dialéctica que se puede acceder a la interpretación
de la realidad desde posiciones teóricas distintas,
siempre que éstas converjan, en términos generales,
en la negación y superación de los
obstáculos que se oponen al desarrollo
histórico.
Conclusiones
La temática referida a la articulación del
pensamiento martiano y marxista, medular para analizar la
ideología de la Revolución Cubana, se debe ser
profundo y convincente para no generar distorsiones o imponer
criterios. En ocasiones hemos escuchado manejar criterios
absolutistas calificando a Martí de materialista o
idealista, de liberal o socialista indistintamente. Las
condiciones histórico-concretas que vivimos nos obligan a
desarrollar una educación con una perspectiva
científica, con posturas razonadas en análisis
desde el conocimiento.
Una correcta comprensión de la esencia de la
praxis y la teoría martiana y su relación con el
socialismo permitirá a nuestros docentes, educandos y
pueblo en general, articular ambos elementos. No hacerlo o
hacerlo indebidamente crea un vacío informativo,
más bien-gnoseológico- que permite asumir posturas
tergiversadas de nuestra ideología.
Por tanto, recomendamos ser más
específicos en el abordaje de estos temas; sin pretender
ser academicistas, posibilitar suficientes elementos para el
necesario debate ideo-político que se plantea la sociedad
moderna en la cual nos desarrollamos y la construcción del
sistema socio-económico al cual aspiramos.
Somos del criterio que el presente estudio (que
continuará desarrollándose con el apoyo de la
experiencia y la investigación de colegas y educandos)
pudiera extenderse como material de apoyo en el proceso de
enseñanza–aprendizaje en nuestras escuelas y para cubanos
y extranjeros interesados en tener argumentos sobre la
fundamentación ideológica de la Revolución
Cubana.
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Autor:
Lic. Maikel Pons Giralt.
Profesor Instructor de Filosofía
Marxista-Leninista en la Universidad de Ciencias
Pedagógicas "José Martí" de la provincia
Camaguey.
Calle 1ra # 9 entre Ay B. Reparto Alturas del Cerro
Municipio Camaguey.
Provincia Camaguey.
Cuba. CP 70700.